Blogs / Diarios 
Nos quedaban dos días reales de vacaciones en Mallorca, con lo que tristemente ya entrábamos en la recta final 
. Y este día iba a ser bastante cañero porque teníamos bastantes cosas previstas y nos íbamos hasta el otro extremo de la isla; si estábamos en el Suroeste, nos íbamos al Noreste de la isla, en la zona que nos quedaba por explorar.
Y la idea era comenzar en las cuevas de Artá, que están a más de cien kilómetros de Magalluf. No sabíamos el tiempo que nos iba a llevar, pero había que madrugar si queríamos luego ir de playas y calas, por lo que decidimante íbamos a intentar estar allí a las diez de la mañana, con lo que había que hacer un esfuerzo y levantarnos a las siete y media
La idea era estar en el comedor para cuando lo abriesen a las ocho, con mochilas incluídas y así ir directos para el coche.
VIAJE LARGO PARA LLEGAR A LAS CUEVAS DE ARTÁ...¡¡Y NO HABER NADIE!!
Cumplimos con el guion previsto y a la hora que abrían el comedor ya estábamos esperando para desayunar. No fuimos muy originale, más bien prácticos, ya que era un trámite antes de salir con nuestro coche. Así que unas tostadas con mantequilla y mermelada y, eso sí, unas tortitas con chocolate, aderezadas con unos trozos de sandía y piña.
Sobre las ocho y veinte, ya habíamos salido del hotel con nuestras mochilas y estábamos yendo hacia nuestro flamante Fíat Punto. Como comprobamos a lo largo de esa semana, las calles de Magalluf estaban vacías después que la legión de jóvenes británicos estuviesen dándolo todo por la noche.
En cualquier caso, emprendimos nuestro viaje por la ya habitual autovía Ma-1 en dirección a Palma y la circunvalación Ma-20 que ya estaban bastante concurridas de tráfico, pero que era algo a lo que ya estábamos acostumbrados después de varios días teniendo que pasar por allí.
Eso si los coches que te hacen "pirulas" y te cambian repentinamente de carril sin avisar ni señalizar seguía siendo algo que me molestaba mucho 
En cierta forma esa circunvalación era la "ley de la selva".
Como el día que fuimos a las cuevas del Drac, teníamos que pasar antes por Manacor, por lo que al final de esa ronda de Palma, ya encontramos la salida hacia la Ma-15, que recuerdo que viene señalizada en los mapas como autovía, pero que simplemente es una carretera de dos carriles por sentido, limitada a 100 km/h, que no se puede correr mucho más porque las curvas no permiten mucho más, y con numerosas glorietas.
Cincuenta kilómetros a lo largo de esta carretera (que de lo malo no estaba muy transitada) hasta que llegamos a la entrada de Manacor y su polígono industrial donde ya salen carreteras hacia distintos destinos. Recuerdo que allí mismo está la nave de "Majórica", las joyas que son emblema de la isla, pero no consideramos necesario visitarla para una semana que estábamos (cuestión de prioridades e intereses )
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Panorámica de Manacor (www.terra-mallorca.com)
Desde allí, cogimos la carretera hacia Artá y Capdepera, que seguía denominándose Ma-15, pero que era una secundaria por la que se iba bien por tener muy poco tráfico y además en esta ocasión (a diferencia de cuando fuimos a las cuevas del Drac), no tuvimos que pasar por el medio de Manacor.
Después de otros 20 kilómetros llegamos a Artá, típica población mallorquina que parece un tanto alejada del turismo y que vive de la agricultura (otra cosa es el municipio, que sí que tiene zonas más turísticas), con un pequeño casco histórico coqueto, aunque no destinado especialmente al turismo.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Artá
A la salida del pueblo, ya nos encontramos con la glorieta de la que sale la carretera a las cuevas de Artá... Curiosamente todavía hay unos 10-15 kilómetros hasta allá y pertenecen a otro término municipal, Capdepera. Ello da a confusión, pero la explicación está en que esa zona pertenecía al ayuntamiento de Artá hasta hace unos cien años que se segregó Capdepera (localidad de la que están bastante más cerca).
El caso es que después de paisajes de llanura y monte bajo, eminentemente agrícolas con olivos, naranjos, etc., llegamos a la costa y la zona de Canyamel con varios acantilados y calitas, y en esa zona estaban las cuevas de Artá.
Nos mosqueó un poco que casi no encontramos coches, pero cuando llegamos nos encontramos con el parking vacío por completo Habíamos llegado diez minutos antes de las diez, que en teoría era la hora de apertura, pero caminamos los apenas 200 metros que hay desde el parking hasta la entrada a las cuevas y lo mismo... Nadie de nadie, ni pinta de irse a abrir pronto. ¿Y si nos habíamos equivocado y esas cuevas son un fraude?
EL MADRUGÓN MERECIÓ LA PENA... UNAS CUEVAS CARAS PERO CON MUCHO ENCANTO
Las cuevas de Artá están justo incrustada en los acantilados que dan a la costa y lo cierto es que desde allí la panorámica del mar merece la pena para recrearse, contemplando que había ya veleros, gente haciendo surf, etc.
A cuentagotas llegó una pareja de turistas alemanes y poco a poco fueron llegando tres trabajadores contados con mucha calma y sin prisas, vamos que a las diez no se abría. Compramos nuestras entradas en la taquilla a 14 euros cada una Sigo pensando que son precios desorbitados y que abusan, quizás por eso no hay tanta gente porque las cuevas que tienen la fama son las del Drac, pero ya que estamos de vacaciones, si no las visitábamos no sabríamos si merecían la pena o no.
Nos dijeron que nos sentásemos tranquilamente y que en unos minutos nos llamarían para entrar. Allí estaban con mucha calma y al margen del de la taquilla y la chica del bar (con precios elevados para variar) estaba un chico joven que se sentó en una silla a charlar con otra persona tranquilamente.
Probablemente estaban haciendo tiempo a que llegase más gente, porque a las diez sólo estábamos cuatro personas y al final y a cuenta gotas nos juntamos diez, de las cuales los únicos españoles éramos nosotros y los otros ocho eran alemanes.
Sobre las diez y cuarto el chico que estaba sentado se presentó como el guía de la excursión, nos preguntó por las procedencias y nos explicó lo que íbamos a ver. La verdad es que fue una pasada porque el chico fue en todo momento muy amable, abierto a las preguntas que hiciésemos y el grupo era muy reducido.
Nos informó de que la visita duraría entre 30 y 40 minutos y siempre las explicaciones las daba primero en castellano, en referencia para nosotros, ante la paciencia del resto de la excursión para los que luego le explicaba lo mismo en alemán.
Entramos por un pasillo y llegamos a la cavidad central, "la gran bóveda", que era impresionante.
A diferencia de las del Drach, que son alargadas pero sin mucha altura, aquí el recorrido no es muy extenso pero son inmensas en altura. No recuerdo si nos dijo que la máxima era de unos 60 metros, siendo las más importantes de Europa en este aspecto.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Y otro de los atractivos es que se juega muchísimo con la iluminación, que va cambiando a medida que hacemos el recorrido. En "la gran bóveda" se suceden las estalacticas y estalagmitas de grandes dimensiones que se han formado a lo largo de los años, pero sin duda lo más destacado es una estalagmita de unos 22 metros de altura, que da la sensación de tocar el techo, pero no alcanza por unos centímetros. Está en lo que se conoce como "Sala de la reina", y el guía nos permitió sacarnos todas las fotos que quisiésemos, tocarla, golpearla para ver cómo sonaba, etc. Vamos una pasada, en comparación con las del Drach donde no podías hacer casi nada.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
La estructura de la visita era la de caminar un poco, que el guía nos explicaba dónde estábamos y nos dejaba tiempo de sobra para sacar las fotos que quisiésemos antes de seguir. Al poco de entrar nos metió en otra dependencia a la izquierda de la "gran bóveda" llamada "El infierno".
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Nosotros fuimos sin saberlo y por ello fue una sorpresa. Al principio entramos a oscuras en un mirador, y de repente nos ponían un espectáculo audiovisual de música y combinación de luces de diferentes colores (principalmente tonos rojos dando la sensación de infierno) sobre las estalagmitas y estalactitas. Al acabar, nos explicó las características de la sala y continuamos.
En el regreso a la "Gran Bóveda" seguimos el recorrido marcado parándonos cada poco y con el guía explicando todo tipo de detalles. Está bien porque por lo menos te enteras de lo que estás viendo y no se hace pesada la visita.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
A los cuarenta minutos estábamos fuera, bajando por las escaleras de salida y agradeciendo al guía la amabilidad mostrada en todo momento.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Si tuviese que dar mi opinión sobre las "Cuevas de Artá" diría que son bastante caras, pero merece la pena visitarlas. No se pueden comparar a las del Drach ya que son muy distintas, pero como puntos a su favor son que no están masificadas (por lo menos a primera hora) y tienes a un guía explicándote todo en grupos reducidos y que te permite parar para tomar las fotos que quieras y con flash.
CALA AGULLA, UN LUGAR PRECIOSO PERO INFESTADO DE MEDUSAS
La intención que llevaba al principio era la de ver el mayor número posible de calas y playas... A lo largo de esta etapa y a toro pasado ya os comentaré si la decisión era la mejor o no.
En cualquier caso, nuestra primera opción era acercarnos a Cala Agulla, calificada en diferentes guías como una de las mejores de la zona en la que estábamos y a donde había que acercarse... Y allí que nos fuimos.
Al poco de salir de las cuevas, nos encontramos el desvío hacia Capdepera, la cabecera municipal de toda esa zona y desde donde se "adminitraban" todas las carreteras que iban a las diferentes calas. Así llegamos a los pies de esta localidad situada en un alto y presidida por su muralla que parecía en principio digna de ser visitada...
Pero de momento había que ir a la playa y nos encontramos en la ronda de circunvalación de Capdepera la salida a la "Cala Agulla"por una carretera estrecha que recordaba a la de las calas menorquinas y que finalizaba en el gran parking de la cala, que costaba sus cuatro euros y medio La verdad es que se aprovechan, pero al menos teníamos sitio de sobra garantizado para aparcar.
El tema es que cuando accedimos a la playa, vimos que su extremo oriental conecta ya con las primeras casas de la turística "Cala Ratjada" y mucha gente dejaba el coche allí e iba andando. Aparte esa zona estaba llena de hoteles y restaurantes, con lo que igual había sido una buena opción comer allí tranquilamente... Pero eso ya es otra historia.
Es una cala grande pero protegida y cerrada por dos cabos, además de ser bonita por su entorno natural y arbolado. Nosotros llegamos justo a la mitad, donde hay una especie de rocas que divide la cala en dos y mucha gente alrededor.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Aprovechamos para sacar todo el "kit playero" que llevábamos a mano
y no tuvimos dificultades para plantar la sombrilla y la toalla sin tener a nadie alrededor agobiándonos. Además el entorno era muy bonito, demasiado para ser todo perfecto, cuando al poco de llegar pusieron la bandera de medusas
Nos dijeron que había un banco importante de esos bichos y yo que le tengo pavor sobre todo porque te puedan arruinar el día si te pican, no me atreví a meterme en el agua a pesar de que había mucho valiente entrando. Así que nos limitamos a meter los pies un poco, jugar con las palas y pasear.
Reconozco que fue un poco "corte de rollo" lo de las medusas, pero bueno, de lo contrario habría sido un lugar para pasar buena parte del día y acercarse a comer a Cala Rajada... Pero eso lo digo a toro pasado.
SA MESQUIDA... OTRA PLAYA PARADISIACA
La presencia en Cala Agulla se hizo corta, no estaríamos ni dos horas, ya que aparte del "bajón" de las medusas teníamos al mismo lado la playa de "Sa Mesquida" y había que conocerla... Realmente estábamos al lado, pero lógicamente por el entorno en el que estábamos, no existía ninguna carretera ni camino que fuese directo.
Así que regresamos al parking, nos cambiamos y emprendimos camino de vuelta a Capdepera, desde donde salía otra carretera hasta "Sa Mesquida". Al final otros 15-20 minutos aproximadamente de coche hasta que llegamos a la zona.
Hay que decir que donde llega la carretera es a una urbanización llamada "Cala Mesquida", con algún restaurante y un resort con apartahoteles. Allí no hay parking de pago, si no la ley es la de "aparca donde puedas" y eso a determinadas horas es desesperante.
Cuando llegamos sería ya casi la una y había numerosos coches dando vueltas para buscar sitio y montando tapones porque al haber coches aparcados en ambos lados de la carretera, no se podían cruzar dos coches y había que coordinarse para que uno diese marcha atrás, etc.
Aún así, nosotros tuvimos suerte porque encontramos sitio en una explanada en la que la gente aparcada, eso sí rezando para no rozar los bajos del coche.
Nos cambiamos y ya nos dirigimos por el paseo peatonal que da acceso a la playa, desde el que bastante antes de llegar al agua, ya empiezan a verse las dunas y sale el típico paseo sobre tablones de madera para que pases por allí pero sin meterte en medio de la arena.
Nosotros fuimos por allí, pero los tablones se acabaron y aún nos quedó un buen cacho de dunas por las que caminar un poco costosamente hasta llegar al agua. Eso sí la arena fina y blanca, de la que gusta caminar descalzos sobre ella . Y como casi ya era la hora de comer (por lo menos para los alemanes), no había mucha aglomeración de gente y pudimos tumbarnos en la arena en condiciones.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Algunos la llaman Playa Mesquida, pero más bien es una cala protegida y con poco oleaje, y me sorprendió que estando justo al lado de Cala Agulla, ahí había una flamante bandera verde y ni rastro de medusas. Por lo tanto pudimos disfrutar de un baño en condiciones y en unas aguas cristalinas.
Es de esos sitios que merece la pena visitar y contemplar el paisaje y disfrutar de la arena fina y sus aguas cristalinas. No es un sitio precisamente para hacer snorkel. El tema es que quizás sería de esos sitiso en los que habría que dedicar más tiempo, pero apenas estuvimos una hora porque también se acercaba el momento de comer.
No se si decir que esas dos calas en las que estuvimos son paradisiacas pero sí que son preciosas y merecen la pena ser visitadas, aunque estén alejadas de la mayoría de atractivos de la isla de Mallorca.
Eso sí, lo relajante que resulta caminar por arena fina, resulta incómodo cuando estás mojado porque se te pega en los pies y no hay quien se la quite En cualquier caso, decidimos irnos a comer a Capdepera (aparte tenía ganas de conocer ese pueblo amurallado) y emprendimos el camino de vuelta, aunque en este caso, en vez de ir por las dunas, nos incorporaríamos al camino peatonal de forma inmediata.
Había que subir una cuesta de arena y eso nos costó un poco, y fuimos a dar al restaurante que está a pie de la playa. Quisimos ver los precios y como no estaban puestos y había mucha elegancia dentro, ya nos imaginamos cómo sería el plan
así que lo descartamos (más cuando el chiringuito de la playa tenía unos precios desorbitados).
Al lado del restaurante había un grifo para quitarse la arena de los pies, que debía ser de uso exclusivo para los clientes. En cualquier caso, no se especificaba en ningún sitio y decidimos limpiarnos los pies un poco antes de seguir por el camino peatonal, subiendo hasta la carretera y dejando a nuestra derecha un resort de apartamentos que no recuerdo si tenía 4 o 5 estrellas.
Fue llegar al coche, y cambiarnos de ropa con las toallas mediante y antes de abrir el maletero ya un hombre nos preguntó si nos íbamos. Le contestamos que sí, pero que tranquilamente íbamos a tardar 5 o 10 minutos y le dio igual, ahí estuvo plantado todo ese tiempo hasta que arrancamos. También es comprensible porque intentar aparcar por allí era un suplicio.
LA DECEPCIÓN DE CAPDEPERA Y CAMBIO DE PLANES... A COMER UNOS BOCADILLOS A ARTÁ
Pensamos que podía ser una buena opción acercarnos a Capdepera porque parecía un buen pueblo situado en un alto, cuando lo bordeamos varias veces a lo largo de la mañana, así que aprovecharíamos para comer, más cuando ya era sobre las dos y cuarto.
Así igual podíamos ver el recinto amurallado. Así que cogimos el coche y en cuando llegamos al vial de circunvalación, cogimos la primera salida hacia Capdepera. Era la típica población relativamente pequeña, con casas bajas y que siendo cabecera municipal ha mantenido su esencia de típico pueblo mallorquin.
Tiene algunos parkings gratuítos, y en cuanto llegamos al primero de ellos, nos bajamos y decidimos caminar a ver si encontrábamos algún sitio para comer. Sin embargo, ya nos empezó a pintar raro cuando comprobamos que no había absolutamente nadie por la calle. Vale que era la hora de comer, pero esperábamos un poco de movimiento.
Nos acercamos hacia la muralla y pasamos por la plaza del ayuntamiento, y lo único que nos encontramos fue un par de bares que como mucho serviría algún bocadillo, pero no comidas. Curiosamente también nos encontramos indicaciones hacia un restaurante que se llamaba "La muralla" (creo recordar), pero cuando llegamos nos lo encontramos cerrado. Allí estaba el comienzo de la muralla que habíamos visto también en diversas guías, pero la vimos a distancia, nada más.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Panorámica de Capdepera... No merece la pena pasar mucho tiempo allí
Lo cierto es que no nos apeteció seguir andando por el pueblo, que para nada está enfocado para el turismo, estábamos equivicados.
Así que, aunque ya había algo de hambre, descartamos quedarnos por allí... ¿Y que hacemos?
A tres kilómetros estaba Cala Ratjada, que sí debe ser la zona turística eminentemente del municipio de Capdepera. Seguro que allí habría restaurantes de sobra, pero nuestra intención era ir hacia el norte de la isla a la tarde. Decidimos que después de comer iríamos a Can Picafort y como nos habíamos quedado con ganas de más el segundo día, si teníamos tiempo, regresaríamos a Pollença.
Así que cogimos el coche y decidimos ir en dirección a Artá... Si encontrábamos algo de camino, bien. Y si no, pararíamos en Artá, que estaba a diez kilómetros y cuando pasamos a la mañana sí que parecía tener algo más de movimiento, así que malo sería.
Efectivamente, no encontramos nada hasta llegar a esa población, y en la misma travesía, nos encontramos con una cafetería, así que aparcamos y nos pusimos a comer en la terraza, siendo también de los pocos que por allí estábamos a esa hora (sobre las tres y cuarto o y media de la tarde). No, no parecía que Artá fuese tampoco muy turístico.
Eso sí, la chica de la cafetería muy maja y por seis euros nos comimos unos bocadillos de lomo con pimientos y atún con tomate, además de dos refrescos de medio litro, amén de unas aceitunas de pincho mientras se hacían los bocatas No era probablemente lo más glamuroso, pero cumplimos con el expediente de la comida y además barato.
CAN PICAFORT. LOCALIDAD TÍPICA DE TURISMO DE PLAYA EN LA BAHÍA DE ALCUDIA
Después de ir a la carrera a la mañana, nos planteamos no agobiarnos y relajarnos a la tarde y a tiro fijo. Can Picafort era de los destinos que se nos ofrecieron al reservar las vacaciones, así que por fuerza tenía que ser turística y de playa.
Así, a la salida de Artá ya nos encontramos la carretera a Alcudia, que era por la que teníamos que ir, suficientemente ancha y sin mucho tráfico aunque con algunas curvas al principio (y sin rastro de poblaciones ni casas) hasta que ya empezamos a bajar hacia la gran bahía de Alcudia, con lo que ya empezamos a notar que estábamos en otra zona de la isla (la norte).
Son unos 25 kilómetros de distancia y es precisamente en Can Picafort donde comienza el entramado de urbanizaciones, hoteles, etc. que se extiende hasta Alcudia y más allá hacia Port de Pollença. Sin embargo, en el caso que nos ocupa podemos decir que estamos ante el Salou del norte de Mallorca.
Me explico, Can Picafort no es un sitio con edificios altos ni con mucha fiesta, pero se nota que era el antiguo pueblo de pescadores expansionado en los 70 para el turismo y que no cuenta con un casco antiguo, ni nada en particular que ver. De hecho, el diseño de la localidad es el típico de los destinos de costa mediterráneos.
La carretera nos metió de lleno en la travesía de Can Picafort, y a la altura del Mercadona, a la derecha nos cogimos el desvío hacia la playa. Desde allí sucesión de calles paralelas y perpendiculares, con una sucesión de apartamentos al principio y hoteles cuanto más cerca estas del mar.
Nosotros dejamos el coche en el primer sitio que encontramos, ya que no había que caminar tanto (tal vez unos cinco minutos). Así que nos cambiamos en el coche y ¡a la playa!
Llegamos a la playa secundada por su paseo marítimo, donde había numerosos restaurantes y pubs destinados principalmente a los "guiris" con los carteles principalmente en inglés y alemán (se nota quiénes son los principales clientes de ese lugar).
Pero bueno, nosotros íbamos a lo que íbamos, así que extendimos las toallas y plantamos la sombrilla. En cuanto a la playa, estrecha y con el agua bastante cerca pero es larguísima y tienes kilómetros de sobra a la derecha y más aún a la izquierda donde la arena se extiende hasta Alcudia (por algo estamos en la bahía que lleva su nombre).
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Y al ser una bahía se encontraba muy protegida la costa y sin oleaje. ¡Ah! al ser tan larga, la gente estaba más repartida y tuvimos sitio de sobra para tender la toalla e incluso nos permitimos echar una siesta.
No era la mejor playa de Mallorca pero el propósito era meterse en el agua y estar muy relajados hasta que nos cansásemos. Era además el habitual sitio donde te metes y te metes en el agua y te cubre muy poco y con el agua caliente. Así que para el que le guste, perfecto.
Estaríamos cerca de dos horas por allí, lo que nos pareció más que suficiente. Y como al final nos sobraba tiempo, decidimos definitivamente acercarnos a Pollença, donde habíamos estado el jueves, nos había gustado y la visita nos había sabido a poco.
PASAMOS POR LA PLAYA DE MURO Y LA ALBUFERA EN NUESTRO CAMINO
En cuanto recogimos todo, regresamos al coche y nos cambiamos, ya nos dirigimos en dirección a Pollença, que estaría a otros 20 kilómetros de allí (o incluso menos), pero que tuvimos que hacer el recorrido con calma.
Hasta entonces, la jornada estaba siendo muy tranquila en tráfico, por carreteras secundarias anchas y sin muchas curvas ni tráfico, con poblaciones pequeñas. Sin embargo, estábamos en la bahía de Alcudia y ese es uno de los principales enclaves turísticos con todo el movimiento que implica.
Es salir de Can Picafort y continuar ya la travesía con la vecina Playa de Muro, que son lugares que están juntos pero no tienen en absoluto nada que ver e incluso parece cambiar el paisaje.
Playa de Muro está en una especie de "atolón", ya que a la derecha está la costa y a la izquierda la albufera, donde si vas con tiempo o estás alojado por allí puede ser interesante visitarla, pero no era ninguno de los dos supuestos en nuestro caso. No estamos hablando de una localidad propiamente dicha, si no que es un conglomerado de hoteles de bastante categoría y resorts, además de haber bastante vegetación en el entorno en comparación con Can Picafort. Vamos, que nos pareció bastante más bonito aunque también masificado. En cualquier caso, si os ofrecen ambos destinos en precios más o menos similares, yo me iría a Playa de Muro.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Playa de Muro... Entre Alcudia y Can Picafort, e integrado en la naturaleza.
Si siguiésemos hacia delante en paralelo a la costa llegaríamos a Port de Alcudia, sin embargo al pasar la albufera torcimos a la izquierda y luego cogimos otra carretera que iba en paralelo al mar pero evitando toda la travesía de hoteles, etc.Seguimos las indicaciones para llegar a Pollença... Sin embargo, los últimos siete kilómetros fueron los peores, ya que en ese tramo la carretera es muy estrecha, incluso con pequeños puentes donde tienes que esperar a que cruce el coche que viene de frente y, por supuesto, es muy difícil adelantar, así que si os toca alguien lento, armaros de paciencia. Finalmante ya nos encontramos las primeras calles de Pollença.
PASEO POR POLLENÇA Y DE VUELTA AL HOTEL
Sabíamos que debían estar de fiesta en Pollença por los estandartes que vimos en varias ventanas la anterior vez que fuimos, y además luego comprobaríamos que algunas calles estaban cortadas. Así que no nos complicamos y al poco de entrar, ya cerca de la carretera que va a Palma, dejamos el coche y decidimos ir andando, que serían unos diez o quince minutos hasta la zona más concurrida.
Nos acordábamos del camino así que no fue difícil caminar por el conglomerado de calles estrechas y en cuanto fuimos llegando, nos encontramos con un puesto de helados y no lo dudamos. ¡Había que comerse uno! No es que fuesen muy grandes pero estaban a buen precio (no sé si pagamos dos euros por cucurucho), que era algo que se agradece y mucho.
Así que continuamos el paseo y decidimos pasear por las dos calles adyacentes a la Plaza Mayor, la iglesia de "Nostra Senyora dels Àngels" y la plaza Seglars que era donde comenzada la subida de 256 peldaños a la iglesia del Calvario. Es decir, una zona muy acotada, pequeña y donde se congregaba la mayoría de la gente que paseaba por Pollença (más allá no te encontrabas a nadie).
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Panorámica de Pollença
Esperábamos encontrar alguna tienda para comprar algún recuerdo más allá de lo típico (imanes, tazas, etc.) pero poco más que alguna tienda de ropa, librería, etc. Recordamos que en la escalinata había alguna tienda de artesanía, con cosas interesantes, pero claro, artesanía de la buena y eso implica que tienes que desear comprarlo porque cuesta dinero.
Realmente pensábamos que la visita iba a dar para más pero en muy poco tiempo sentimos que ya habíamos recorrido todo lo teníamos que ver y como al final íbamos sobrados de tiempo, pues decidimos tomar algún refresco en una de las terrazas al lado de la iglesia. Bueno, el caso es que nos cobraron 2,5 euros por cada refresco de 330 cl. lo cual no es barato pero sí que era de lo más asequible que vimos por esa zona de la isla.
Así que tranquilamente volvimos para nuestro flamante Fiat Punto y ya nos dirigimos hacia el hotel, culminando una jornada que había sido la más extensa en cuanto a kilómetros en el coche se refiere. Así que la vuelta fue por una ruta ya conocida por nosotros, con los primeros diez kilómetros por una carretera convencional y posteriormente ya por la autovía Ma-13 que se dirige a Palma por Inca (la localidad del calzado donde no paramos ninguno de estos días de vacaciones).
Cuanto más nos íbamos acercando a la capital balear, más se incrementaba la densidad del tráfico, pero bueno, ya era algo a lo que nos habíamos acostumbrado , así como el jaleo de coches por la ronda de Palma y algunos que piensan que la autovía de Andratx es una pista de rallies.
Finalmente, antes de las ocho y media estábamos en Magalluf.
CENA CON SUFICIENTE TIEMPO Y PASEO POR PUNTA BALLENA ENCONTRANDO UNA TIENDA DE SOUVENIRS MÁS QUE COMPETENTE (APARTE DE INGLESES DÁNDOLO TODO POR LA CALLE )
La experiencia del día anterior nos hizo espabilar y no querer volver a tentar a la suerte de quedarnos casi sin cenar porque a las nueve y media recogiesen todas las bandejas.
Así que tras pasar por la ducha, tender bañadores, etc., decidimos bajar ya inmediatamente al comedor. Nos encontramos con que por primera vez (casi al final de nuestras vacaciones), nos ubicaron en el comedor de la derecha. Nos sentamos, esperamos a que nos tomasen nota de las bebidas, nos la sirviesen, y otra persona viniese a cobrarnos (no termino de entender ese particular sistema ), ya nos dispusimos a ir a por la comida.
Como íbamos con tiempo, decidimos ir a la "cocina en vivo" a que nos preparasen un poco de pasta, donde tú eliges los ingredientes y el cocinero te lo pasa todo por la sartén. Con eso, una ensalada y algo de carne ventilamos la cena.
Estuvimos muy tranquilos y relajados cenando, incluso para el postre nos pasamos de la "hora crítica" de las nueve y media pero en esta ocasión no retiraron todo y pudimos coger algo de fruta y tarta sin problemas ni estar agobiados por las prisas. Realmente no entendemos el por qué de lo ocurrido el día anterior.
¿Y qué hacemos por la noche? Bueno, pues la jornada había sido larga pero no nos encontrábamos especialmente cansados, la mañana había sido intensa, pero la tarde muy relajada. Así que decidimos salir a dar un paseo por Magalluf.
Antes de salir, en recepción nos encontramos con distintos tamaños de cajas de ensaimadas del "Horno de Santo Cristo" y sus precios. Luego nos enteraríamos que son de las más conocidas de la isla, pero en cualquier caso preguntamos con cuanta antelación había que encargarlas si las queríamos y nos dijeron que con hacerlo la noche anterior llegaba, y que a primera hora ya estaban en el hotel, porque iban a primera hora a por ellas a Palma. También preguntamos cuántas podíamos llevar en el avión como equipaje de mano y nos dijeron que tres por persona y que en Magalluf las ensaimadas que se vendían en los supermercados no eran artesanas.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
"Horno de Santo Cristo". Ensaimadas de las más típicas de Mallorca y que vendían en el hotel.
En cualquier caso, nos lo pensaríamos para el día siguiente, que iba a ser el último completo en la isla. De momento, saldríamos a dar una vuelta por Magalluf, y esta vez, en vez de ir por el paseo marítimo, decidimos ir más por el interior de la localidad, a ver lo que nos encontrábamos Nos encontramos algún supermercado 24 horas donde lo mismo te vendían tabaco y licores, que precisamente ensaimadas, pero ¿qué queréis que os diga? Tampoco me parece la mejor opción comprarlas allí.
Y así llegamos a Punta Ballena y nos volvimos a encontrar la avalancha de adolescentes y guiris en general británicos dándolo todo, pero sin grandes altercados... Había algún coche patrulla de la policía municipal de Calviá vigilando ya que, como dije en alguna etapa anterior, el ayuntamiento parece querer quitarse la fama ganada a pulso los años anteriores.
Había algún chaval con la bebida y las latas de cerveza por la calle, pero nada que no hayamos visto en otros sitios. Lo que sí que era un agobio era la cantidad de "Relaciones Públicas" que te paraban cada cinco metros para intentar que entrases en su pub, saltándote toda la charla en inglés, de promociones, alcohol barato etc... Y menos mal que iba con mi novia paseando, que si no me imagino que me dirían que se liga muy fácil y demás. Vamos, era gracioso, y en algun caso les dejaba hablar, pero en otros casos amablemente les cortaba diciendo que no nos interesaba.
Sin embargo, lo más interesante lo encontramos en la parte más alta de Punta Ballena, justo enfrente de las dos atracciones de feria permanentes que hay en verano. Estoy hablando de una tienda de souvenirs bastante grande con todo tipo de artículos para comprar. Efectivamente, había imanes, pero también jarrones, collares, minibarcos metidos en minibotellas... Es decir, era variado, no se si de gran calidad, pero al menos había mucha gama de cosas donde elegir.
Lo cierto es que nos sorprendió encontrarnos esa tienda en medio de la marabunta de pubs ingleses... Y lo cierto es que era un sitio bastante grande (estaríamos aún unos diez o quince minutos) y el resto de los que estaban allí eran en su mayoría españoles.
No compramos nada, pero nos guardamos esa opción como comodín para el día siguiente, donde ya tendríamos que comprar algún regalo.
Así pues, decidimos volver al hotel tranquilamente, de nuevo por el paseo marítimo, con los restaurantes que ya teníamos visualmente más que conocidos de las veces que habíamos pasado por delante y que lo mismo te preparaban un pulpo á feira que un fish and chips Subida por las escaleras que conectan la playa con los hoteles Sol Antillas y Barbados y acabamos la jornada tomando una copa tranquilamente en la terraza antes de subir a la habitación.
Ya sólo nos quedaba una jornada de nuestras vacaciones mallorquinas...
. Y este día iba a ser bastante cañero porque teníamos bastantes cosas previstas y nos íbamos hasta el otro extremo de la isla; si estábamos en el Suroeste, nos íbamos al Noreste de la isla, en la zona que nos quedaba por explorar.Y la idea era comenzar en las cuevas de Artá, que están a más de cien kilómetros de Magalluf. No sabíamos el tiempo que nos iba a llevar, pero había que madrugar si queríamos luego ir de playas y calas, por lo que decidimante íbamos a intentar estar allí a las diez de la mañana, con lo que había que hacer un esfuerzo y levantarnos a las siete y media
La idea era estar en el comedor para cuando lo abriesen a las ocho, con mochilas incluídas y así ir directos para el coche.VIAJE LARGO PARA LLEGAR A LAS CUEVAS DE ARTÁ...¡¡Y NO HABER NADIE!!
Cumplimos con el guion previsto y a la hora que abrían el comedor ya estábamos esperando para desayunar. No fuimos muy originale, más bien prácticos, ya que era un trámite antes de salir con nuestro coche. Así que unas tostadas con mantequilla y mermelada y, eso sí, unas tortitas con chocolate, aderezadas con unos trozos de sandía y piña.
Sobre las ocho y veinte, ya habíamos salido del hotel con nuestras mochilas y estábamos yendo hacia nuestro flamante Fíat Punto. Como comprobamos a lo largo de esa semana, las calles de Magalluf estaban vacías después que la legión de jóvenes británicos estuviesen dándolo todo por la noche.
En cualquier caso, emprendimos nuestro viaje por la ya habitual autovía Ma-1 en dirección a Palma y la circunvalación Ma-20 que ya estaban bastante concurridas de tráfico, pero que era algo a lo que ya estábamos acostumbrados después de varios días teniendo que pasar por allí.
Eso si los coches que te hacen "pirulas" y te cambian repentinamente de carril sin avisar ni señalizar seguía siendo algo que me molestaba mucho En cierta forma esa circunvalación era la "ley de la selva".Como el día que fuimos a las cuevas del Drac, teníamos que pasar antes por Manacor, por lo que al final de esa ronda de Palma, ya encontramos la salida hacia la Ma-15, que recuerdo que viene señalizada en los mapas como autovía, pero que simplemente es una carretera de dos carriles por sentido, limitada a 100 km/h, que no se puede correr mucho más porque las curvas no permiten mucho más, y con numerosas glorietas.
Cincuenta kilómetros a lo largo de esta carretera (que de lo malo no estaba muy transitada) hasta que llegamos a la entrada de Manacor y su polígono industrial donde ya salen carreteras hacia distintos destinos. Recuerdo que allí mismo está la nave de "Majórica", las joyas que son emblema de la isla, pero no consideramos necesario visitarla para una semana que estábamos (cuestión de prioridades e intereses
)*** Imagen borrada de Tinypic ***
Panorámica de Manacor (www.terra-mallorca.com)
Desde allí, cogimos la carretera hacia Artá y Capdepera, que seguía denominándose Ma-15, pero que era una secundaria por la que se iba bien por tener muy poco tráfico y además en esta ocasión (a diferencia de cuando fuimos a las cuevas del Drac), no tuvimos que pasar por el medio de Manacor.
Después de otros 20 kilómetros llegamos a Artá, típica población mallorquina que parece un tanto alejada del turismo y que vive de la agricultura (otra cosa es el municipio, que sí que tiene zonas más turísticas), con un pequeño casco histórico coqueto, aunque no destinado especialmente al turismo.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Artá
A la salida del pueblo, ya nos encontramos con la glorieta de la que sale la carretera a las cuevas de Artá... Curiosamente todavía hay unos 10-15 kilómetros hasta allá y pertenecen a otro término municipal, Capdepera. Ello da a confusión, pero la explicación está en que esa zona pertenecía al ayuntamiento de Artá hasta hace unos cien años que se segregó Capdepera (localidad de la que están bastante más cerca).
El caso es que después de paisajes de llanura y monte bajo, eminentemente agrícolas con olivos, naranjos, etc., llegamos a la costa y la zona de Canyamel con varios acantilados y calitas, y en esa zona estaban las cuevas de Artá.
Nos mosqueó un poco que casi no encontramos coches, pero cuando llegamos nos encontramos con el parking vacío por completo
Habíamos llegado diez minutos antes de las diez, que en teoría era la hora de apertura, pero caminamos los apenas 200 metros que hay desde el parking hasta la entrada a las cuevas y lo mismo... Nadie de nadie, ni pinta de irse a abrir pronto. ¿Y si nos habíamos equivocado y esas cuevas son un fraude?EL MADRUGÓN MERECIÓ LA PENA... UNAS CUEVAS CARAS PERO CON MUCHO ENCANTO
Las cuevas de Artá están justo incrustada en los acantilados que dan a la costa y lo cierto es que desde allí la panorámica del mar merece la pena para recrearse, contemplando que había ya veleros, gente haciendo surf, etc.
A cuentagotas llegó una pareja de turistas alemanes y poco a poco fueron llegando tres trabajadores contados con mucha calma y sin prisas, vamos que a las diez no se abría. Compramos nuestras entradas en la taquilla a 14 euros cada una
Sigo pensando que son precios desorbitados y que abusan, quizás por eso no hay tanta gente porque las cuevas que tienen la fama son las del Drac, pero ya que estamos de vacaciones, si no las visitábamos no sabríamos si merecían la pena o no.Nos dijeron que nos sentásemos tranquilamente y que en unos minutos nos llamarían para entrar. Allí estaban con mucha calma y al margen del de la taquilla y la chica del bar (con precios elevados para variar) estaba un chico joven que se sentó en una silla a charlar con otra persona tranquilamente.
Probablemente estaban haciendo tiempo a que llegase más gente, porque a las diez sólo estábamos cuatro personas y al final y a cuenta gotas nos juntamos diez, de las cuales los únicos españoles éramos nosotros y los otros ocho eran alemanes.
Sobre las diez y cuarto el chico que estaba sentado se presentó como el guía de la excursión, nos preguntó por las procedencias y nos explicó lo que íbamos a ver. La verdad es que fue una pasada porque el chico fue en todo momento muy amable, abierto a las preguntas que hiciésemos y el grupo era muy reducido.
Nos informó de que la visita duraría entre 30 y 40 minutos y siempre las explicaciones las daba primero en castellano, en referencia para nosotros, ante la paciencia del resto de la excursión para los que luego le explicaba lo mismo en alemán.
Entramos por un pasillo y llegamos a la cavidad central, "la gran bóveda", que era impresionante.
A diferencia de las del Drach, que son alargadas pero sin mucha altura, aquí el recorrido no es muy extenso pero son inmensas en altura. No recuerdo si nos dijo que la máxima era de unos 60 metros, siendo las más importantes de Europa en este aspecto.*** Imagen borrada de Tinypic ***
Y otro de los atractivos es que se juega muchísimo con la iluminación, que va cambiando a medida que hacemos el recorrido. En "la gran bóveda" se suceden las estalacticas y estalagmitas de grandes dimensiones que se han formado a lo largo de los años, pero sin duda lo más destacado es una estalagmita de unos 22 metros de altura, que da la sensación de tocar el techo, pero no alcanza por unos centímetros. Está en lo que se conoce como "Sala de la reina", y el guía nos permitió sacarnos todas las fotos que quisiésemos, tocarla, golpearla para ver cómo sonaba, etc. Vamos una pasada, en comparación con las del Drach donde no podías hacer casi nada.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
La estructura de la visita era la de caminar un poco, que el guía nos explicaba dónde estábamos y nos dejaba tiempo de sobra para sacar las fotos que quisiésemos antes de seguir. Al poco de entrar nos metió en otra dependencia a la izquierda de la "gran bóveda" llamada "El infierno".
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Nosotros fuimos sin saberlo y por ello fue una sorpresa. Al principio entramos a oscuras en un mirador, y de repente nos ponían un espectáculo audiovisual de música y combinación de luces de diferentes colores (principalmente tonos rojos dando la sensación de infierno) sobre las estalagmitas y estalactitas. Al acabar, nos explicó las características de la sala y continuamos.
En el regreso a la "Gran Bóveda" seguimos el recorrido marcado parándonos cada poco y con el guía explicando todo tipo de detalles. Está bien porque por lo menos te enteras de lo que estás viendo y no se hace pesada la visita.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
A los cuarenta minutos estábamos fuera, bajando por las escaleras de salida y agradeciendo al guía la amabilidad mostrada en todo momento.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Si tuviese que dar mi opinión sobre las "Cuevas de Artá" diría que son bastante caras, pero merece la pena visitarlas. No se pueden comparar a las del Drach ya que son muy distintas, pero como puntos a su favor son que no están masificadas (por lo menos a primera hora) y tienes a un guía explicándote todo en grupos reducidos y que te permite parar para tomar las fotos que quieras y con flash.
CALA AGULLA, UN LUGAR PRECIOSO PERO INFESTADO DE MEDUSAS
La intención que llevaba al principio era la de ver el mayor número posible de calas y playas... A lo largo de esta etapa y a toro pasado ya os comentaré si la decisión era la mejor o no.
En cualquier caso, nuestra primera opción era acercarnos a Cala Agulla, calificada en diferentes guías como una de las mejores de la zona en la que estábamos y a donde había que acercarse... Y allí que nos fuimos.
Al poco de salir de las cuevas, nos encontramos el desvío hacia Capdepera, la cabecera municipal de toda esa zona y desde donde se "adminitraban" todas las carreteras que iban a las diferentes calas. Así llegamos a los pies de esta localidad situada en un alto y presidida por su muralla que parecía en principio digna de ser visitada...
Pero de momento había que ir a la playa y nos encontramos en la ronda de circunvalación de Capdepera la salida a la "Cala Agulla"por una carretera estrecha que recordaba a la de las calas menorquinas y que finalizaba en el gran parking de la cala, que costaba sus cuatro euros y medio
La verdad es que se aprovechan, pero al menos teníamos sitio de sobra garantizado para aparcar.El tema es que cuando accedimos a la playa, vimos que su extremo oriental conecta ya con las primeras casas de la turística "Cala Ratjada" y mucha gente dejaba el coche allí e iba andando.
Aparte esa zona estaba llena de hoteles y restaurantes, con lo que igual había sido una buena opción comer allí tranquilamente... Pero eso ya es otra historia.Es una cala grande pero protegida y cerrada por dos cabos, además de ser bonita por su entorno natural y arbolado. Nosotros llegamos justo a la mitad, donde hay una especie de rocas que divide la cala en dos y mucha gente alrededor.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Aprovechamos para sacar todo el "kit playero" que llevábamos a mano
y no tuvimos dificultades para plantar la sombrilla y la toalla sin tener a nadie alrededor agobiándonos. Además el entorno era muy bonito, demasiado para ser todo perfecto, cuando al poco de llegar pusieron la bandera de medusas Nos dijeron que había un banco importante de esos bichos y yo que le tengo pavor sobre todo porque te puedan arruinar el día si te pican, no me atreví a meterme en el agua a pesar de que había mucho valiente entrando. Así que nos limitamos a meter los pies un poco, jugar con las palas y pasear.
Reconozco que fue un poco "corte de rollo" lo de las medusas, pero bueno, de lo contrario habría sido un lugar para pasar buena parte del día y acercarse a comer a Cala Rajada... Pero eso lo digo a toro pasado.
SA MESQUIDA... OTRA PLAYA PARADISIACA
La presencia en Cala Agulla se hizo corta, no estaríamos ni dos horas, ya que aparte del "bajón" de las medusas teníamos al mismo lado la playa de "Sa Mesquida" y había que conocerla... Realmente estábamos al lado, pero lógicamente por el entorno en el que estábamos, no existía ninguna carretera ni camino que fuese directo.
Así que regresamos al parking, nos cambiamos y emprendimos camino de vuelta a Capdepera, desde donde salía otra carretera hasta "Sa Mesquida". Al final otros 15-20 minutos aproximadamente de coche hasta que llegamos a la zona.
Hay que decir que donde llega la carretera es a una urbanización llamada "Cala Mesquida", con algún restaurante y un resort con apartahoteles. Allí no hay parking de pago, si no la ley es la de "aparca donde puedas"
y eso a determinadas horas es desesperante.Cuando llegamos sería ya casi la una y había numerosos coches dando vueltas para buscar sitio y montando tapones porque al haber coches aparcados en ambos lados de la carretera, no se podían cruzar dos coches y había que coordinarse para que uno diese marcha atrás, etc.
Aún así, nosotros tuvimos suerte porque encontramos sitio en una explanada en la que la gente aparcada, eso sí rezando para no rozar los bajos del coche.
Nos cambiamos y ya nos dirigimos por el paseo peatonal que da acceso a la playa, desde el que bastante antes de llegar al agua, ya empiezan a verse las dunas y sale el típico paseo sobre tablones de madera para que pases por allí pero sin meterte en medio de la arena.
Nosotros fuimos por allí, pero los tablones se acabaron y aún nos quedó un buen cacho de dunas por las que caminar un poco costosamente hasta llegar al agua.
Eso sí la arena fina y blanca, de la que gusta caminar descalzos sobre ella . Y como casi ya era la hora de comer (por lo menos para los alemanes), no había mucha aglomeración de gente y pudimos tumbarnos en la arena en condiciones.*** Imagen borrada de Tinypic ***
Algunos la llaman Playa Mesquida, pero más bien es una cala protegida y con poco oleaje, y me sorprendió que estando justo al lado de Cala Agulla, ahí había una flamante bandera verde y ni rastro de medusas. Por lo tanto pudimos disfrutar de un baño en condiciones y en unas aguas cristalinas.
Es de esos sitios que merece la pena visitar y contemplar el paisaje y disfrutar de la arena fina y sus aguas cristalinas. No es un sitio precisamente para hacer snorkel. El tema es que quizás sería de esos sitiso en los que habría que dedicar más tiempo, pero apenas estuvimos una hora porque también se acercaba el momento de comer.
No se si decir que esas dos calas en las que estuvimos son paradisiacas pero sí que son preciosas y merecen la pena ser visitadas, aunque estén alejadas de la mayoría de atractivos de la isla de Mallorca.
Eso sí, lo relajante que resulta caminar por arena fina, resulta incómodo cuando estás mojado porque se te pega en los pies y no hay quien se la quite
En cualquier caso, decidimos irnos a comer a Capdepera (aparte tenía ganas de conocer ese pueblo amurallado) y emprendimos el camino de vuelta, aunque en este caso, en vez de ir por las dunas, nos incorporaríamos al camino peatonal de forma inmediata.Había que subir una cuesta de arena y eso nos costó un poco, y fuimos a dar al restaurante que está a pie de la playa. Quisimos ver los precios y como no estaban puestos y había mucha elegancia dentro, ya nos imaginamos cómo sería el plan
así que lo descartamos (más cuando el chiringuito de la playa tenía unos precios desorbitados).Al lado del restaurante había un grifo para quitarse la arena de los pies, que debía ser de uso exclusivo para los clientes. En cualquier caso, no se especificaba en ningún sitio y decidimos limpiarnos los pies un poco antes de seguir por el camino peatonal, subiendo hasta la carretera y dejando a nuestra derecha un resort de apartamentos que no recuerdo si tenía 4 o 5 estrellas.
Fue llegar al coche, y cambiarnos de ropa con las toallas mediante y antes de abrir el maletero ya un hombre nos preguntó si nos íbamos. Le contestamos que sí, pero que tranquilamente íbamos a tardar 5 o 10 minutos y le dio igual, ahí estuvo plantado todo ese tiempo hasta que arrancamos.
También es comprensible porque intentar aparcar por allí era un suplicio.LA DECEPCIÓN DE CAPDEPERA Y CAMBIO DE PLANES... A COMER UNOS BOCADILLOS A ARTÁ
Pensamos que podía ser una buena opción acercarnos a Capdepera porque parecía un buen pueblo situado en un alto, cuando lo bordeamos varias veces a lo largo de la mañana, así que aprovecharíamos para comer, más cuando ya era sobre las dos y cuarto.
Así igual podíamos ver el recinto amurallado. Así que cogimos el coche y en cuando llegamos al vial de circunvalación, cogimos la primera salida hacia Capdepera. Era la típica población relativamente pequeña, con casas bajas y que siendo cabecera municipal ha mantenido su esencia de típico pueblo mallorquin.
Tiene algunos parkings gratuítos, y en cuanto llegamos al primero de ellos, nos bajamos y decidimos caminar a ver si encontrábamos algún sitio para comer. Sin embargo, ya nos empezó a pintar raro cuando comprobamos que no había absolutamente nadie por la calle. Vale que era la hora de comer, pero esperábamos un poco de movimiento.
Nos acercamos hacia la muralla y pasamos por la plaza del ayuntamiento, y lo único que nos encontramos fue un par de bares que como mucho serviría algún bocadillo, pero no comidas. Curiosamente también nos encontramos indicaciones hacia un restaurante que se llamaba "La muralla" (creo recordar), pero cuando llegamos nos lo encontramos cerrado. Allí estaba el comienzo de la muralla que habíamos visto también en diversas guías, pero la vimos a distancia, nada más.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Panorámica de Capdepera... No merece la pena pasar mucho tiempo allí
Lo cierto es que no nos apeteció seguir andando por el pueblo, que para nada está enfocado para el turismo, estábamos equivicados.
Así que, aunque ya había algo de hambre, descartamos quedarnos por allí... ¿Y que hacemos?A tres kilómetros estaba Cala Ratjada, que sí debe ser la zona turística eminentemente del municipio de Capdepera. Seguro que allí habría restaurantes de sobra, pero nuestra intención era ir hacia el norte de la isla a la tarde. Decidimos que después de comer iríamos a Can Picafort y como nos habíamos quedado con ganas de más el segundo día, si teníamos tiempo, regresaríamos a Pollença.
Así que cogimos el coche y decidimos ir en dirección a Artá... Si encontrábamos algo de camino, bien. Y si no, pararíamos en Artá, que estaba a diez kilómetros y cuando pasamos a la mañana sí que parecía tener algo más de movimiento, así que malo sería.
Efectivamente, no encontramos nada hasta llegar a esa población, y en la misma travesía, nos encontramos con una cafetería, así que aparcamos y nos pusimos a comer en la terraza, siendo también de los pocos que por allí estábamos a esa hora (sobre las tres y cuarto o y media de la tarde). No, no parecía que Artá fuese tampoco muy turístico.
Eso sí, la chica de la cafetería muy maja y por seis euros nos comimos unos bocadillos de lomo con pimientos y atún con tomate, además de dos refrescos de medio litro, amén de unas aceitunas de pincho mientras se hacían los bocatas
No era probablemente lo más glamuroso, pero cumplimos con el expediente de la comida y además barato.CAN PICAFORT. LOCALIDAD TÍPICA DE TURISMO DE PLAYA EN LA BAHÍA DE ALCUDIA
Después de ir a la carrera a la mañana, nos planteamos no agobiarnos y relajarnos a la tarde y a tiro fijo. Can Picafort era de los destinos que se nos ofrecieron al reservar las vacaciones, así que por fuerza tenía que ser turística y de playa.
Así, a la salida de Artá ya nos encontramos la carretera a Alcudia, que era por la que teníamos que ir, suficientemente ancha y sin mucho tráfico aunque con algunas curvas al principio (y sin rastro de poblaciones ni casas) hasta que ya empezamos a bajar hacia la gran bahía de Alcudia, con lo que ya empezamos a notar que estábamos en otra zona de la isla (la norte).
Son unos 25 kilómetros de distancia y es precisamente en Can Picafort donde comienza el entramado de urbanizaciones, hoteles, etc. que se extiende hasta Alcudia y más allá hacia Port de Pollença. Sin embargo, en el caso que nos ocupa podemos decir que estamos ante el Salou del norte de Mallorca.
Me explico, Can Picafort no es un sitio con edificios altos ni con mucha fiesta, pero se nota que era el antiguo pueblo de pescadores expansionado en los 70 para el turismo y que no cuenta con un casco antiguo, ni nada en particular que ver. De hecho, el diseño de la localidad es el típico de los destinos de costa mediterráneos.
La carretera nos metió de lleno en la travesía de Can Picafort, y a la altura del Mercadona, a la derecha nos cogimos el desvío hacia la playa. Desde allí sucesión de calles paralelas y perpendiculares, con una sucesión de apartamentos al principio y hoteles cuanto más cerca estas del mar.
Nosotros dejamos el coche en el primer sitio que encontramos, ya que no había que caminar tanto (tal vez unos cinco minutos). Así que nos cambiamos en el coche y ¡a la playa!
Llegamos a la playa secundada por su paseo marítimo, donde había numerosos restaurantes y pubs destinados principalmente a los "guiris" con los carteles principalmente en inglés y alemán (se nota quiénes son los principales clientes de ese lugar).
Pero bueno, nosotros íbamos a lo que íbamos, así que extendimos las toallas y plantamos la sombrilla.
En cuanto a la playa, estrecha y con el agua bastante cerca pero es larguísima y tienes kilómetros de sobra a la derecha y más aún a la izquierda donde la arena se extiende hasta Alcudia (por algo estamos en la bahía que lleva su nombre).*** Imagen borrada de Tinypic ***
Y al ser una bahía se encontraba muy protegida la costa y sin oleaje. ¡Ah! al ser tan larga, la gente estaba más repartida y tuvimos sitio de sobra para tender la toalla e incluso nos permitimos echar una siesta.
No era la mejor playa de Mallorca pero el propósito era meterse en el agua y estar muy relajados hasta que nos cansásemos. Era además el habitual sitio donde te metes y te metes en el agua y te cubre muy poco y con el agua caliente. Así que para el que le guste, perfecto.
Estaríamos cerca de dos horas por allí, lo que nos pareció más que suficiente. Y como al final nos sobraba tiempo, decidimos definitivamente acercarnos a Pollença, donde habíamos estado el jueves, nos había gustado y la visita nos había sabido a poco.
PASAMOS POR LA PLAYA DE MURO Y LA ALBUFERA EN NUESTRO CAMINO
En cuanto recogimos todo, regresamos al coche y nos cambiamos, ya nos dirigimos en dirección a Pollença, que estaría a otros 20 kilómetros de allí (o incluso menos), pero que tuvimos que hacer el recorrido con calma.
Hasta entonces, la jornada estaba siendo muy tranquila en tráfico, por carreteras secundarias anchas y sin muchas curvas ni tráfico, con poblaciones pequeñas. Sin embargo, estábamos en la bahía de Alcudia y ese es uno de los principales enclaves turísticos con todo el movimiento que implica.
Es salir de Can Picafort y continuar ya la travesía con la vecina Playa de Muro, que son lugares que están juntos pero no tienen en absoluto nada que ver e incluso parece cambiar el paisaje.
Playa de Muro está en una especie de "atolón", ya que a la derecha está la costa y a la izquierda la albufera, donde si vas con tiempo o estás alojado por allí puede ser interesante visitarla, pero no era ninguno de los dos supuestos en nuestro caso. No estamos hablando de una localidad propiamente dicha, si no que es un conglomerado de hoteles de bastante categoría y resorts, además de haber bastante vegetación en el entorno en comparación con Can Picafort. Vamos, que nos pareció bastante más bonito aunque también masificado. En cualquier caso, si os ofrecen ambos destinos en precios más o menos similares, yo me iría a Playa de Muro.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Playa de Muro... Entre Alcudia y Can Picafort, e integrado en la naturaleza.
Si siguiésemos hacia delante en paralelo a la costa llegaríamos a Port de Alcudia, sin embargo al pasar la albufera torcimos a la izquierda y luego cogimos otra carretera que iba en paralelo al mar pero evitando toda la travesía de hoteles, etc.Seguimos las indicaciones para llegar a Pollença... Sin embargo, los últimos siete kilómetros fueron los peores, ya que en ese tramo la carretera es muy estrecha, incluso con pequeños puentes donde tienes que esperar a que cruce el coche que viene de frente y, por supuesto, es muy difícil adelantar, así que si os toca alguien lento, armaros de paciencia.
Finalmante ya nos encontramos las primeras calles de Pollença.PASEO POR POLLENÇA Y DE VUELTA AL HOTEL
Sabíamos que debían estar de fiesta en Pollença por los estandartes que vimos en varias ventanas la anterior vez que fuimos, y además luego comprobaríamos que algunas calles estaban cortadas. Así que no nos complicamos y al poco de entrar, ya cerca de la carretera que va a Palma, dejamos el coche y decidimos ir andando, que serían unos diez o quince minutos hasta la zona más concurrida.
Nos acordábamos del camino así que no fue difícil caminar por el conglomerado de calles estrechas y en cuanto fuimos llegando, nos encontramos con un puesto de helados y no lo dudamos. ¡Había que comerse uno!
No es que fuesen muy grandes pero estaban a buen precio (no sé si pagamos dos euros por cucurucho), que era algo que se agradece y mucho.Así que continuamos el paseo y decidimos pasear por las dos calles adyacentes a la Plaza Mayor, la iglesia de "Nostra Senyora dels Àngels" y la plaza Seglars que era donde comenzada la subida de 256 peldaños a la iglesia del Calvario. Es decir, una zona muy acotada, pequeña y donde se congregaba la mayoría de la gente que paseaba por Pollença (más allá no te encontrabas a nadie).
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Panorámica de Pollença
Esperábamos encontrar alguna tienda para comprar algún recuerdo más allá de lo típico (imanes, tazas, etc.) pero poco más que alguna tienda de ropa, librería, etc. Recordamos que en la escalinata había alguna tienda de artesanía, con cosas interesantes, pero claro, artesanía de la buena y eso implica que tienes que desear comprarlo porque cuesta dinero.
Realmente pensábamos que la visita iba a dar para más pero en muy poco tiempo sentimos que ya habíamos recorrido todo lo teníamos que ver y como al final íbamos sobrados de tiempo, pues decidimos tomar algún refresco en una de las terrazas al lado de la iglesia. Bueno, el caso es que nos cobraron 2,5 euros por cada refresco de 330 cl. lo cual no es barato pero sí que era de lo más asequible que vimos por esa zona de la isla.
Así que tranquilamente volvimos para nuestro flamante Fiat Punto y ya nos dirigimos hacia el hotel, culminando una jornada que había sido la más extensa en cuanto a kilómetros en el coche se refiere. Así que la vuelta fue por una ruta ya conocida por nosotros, con los primeros diez kilómetros por una carretera convencional y posteriormente ya por la autovía Ma-13 que se dirige a Palma por Inca (la localidad del calzado donde no paramos ninguno de estos días de vacaciones).
Cuanto más nos íbamos acercando a la capital balear, más se incrementaba la densidad del tráfico, pero bueno, ya era algo a lo que nos habíamos acostumbrado
, así como el jaleo de coches por la ronda de Palma y algunos que piensan que la autovía de Andratx es una pista de rallies. Finalmente, antes de las ocho y media estábamos en Magalluf.
CENA CON SUFICIENTE TIEMPO Y PASEO POR PUNTA BALLENA ENCONTRANDO UNA TIENDA DE SOUVENIRS MÁS QUE COMPETENTE (APARTE DE INGLESES DÁNDOLO TODO POR LA CALLE
)La experiencia del día anterior nos hizo espabilar y no querer volver a tentar a la suerte de quedarnos casi sin cenar porque a las nueve y media recogiesen todas las bandejas.
Así que tras pasar por la ducha, tender bañadores, etc., decidimos bajar ya inmediatamente al comedor. Nos encontramos con que por primera vez (casi al final de nuestras vacaciones), nos ubicaron en el comedor de la derecha. Nos sentamos, esperamos a que nos tomasen nota de las bebidas, nos la sirviesen, y otra persona viniese a cobrarnos (no termino de entender ese particular sistema
), ya nos dispusimos a ir a por la comida.Como íbamos con tiempo, decidimos ir a la "cocina en vivo" a que nos preparasen un poco de pasta, donde tú eliges los ingredientes y el cocinero te lo pasa todo por la sartén. Con eso, una ensalada y algo de carne ventilamos la cena.
Estuvimos muy tranquilos y relajados cenando, incluso para el postre nos pasamos de la "hora crítica" de las nueve y media
pero en esta ocasión no retiraron todo y pudimos coger algo de fruta y tarta sin problemas ni estar agobiados por las prisas. Realmente no entendemos el por qué de lo ocurrido el día anterior.¿Y qué hacemos por la noche? Bueno, pues la jornada había sido larga pero no nos encontrábamos especialmente cansados, la mañana había sido intensa, pero la tarde muy relajada. Así que decidimos salir a dar un paseo por Magalluf.
Antes de salir, en recepción nos encontramos con distintos tamaños de cajas de ensaimadas del "Horno de Santo Cristo" y sus precios. Luego nos enteraríamos que son de las más conocidas de la isla, pero en cualquier caso preguntamos con cuanta antelación había que encargarlas si las queríamos y nos dijeron que con hacerlo la noche anterior llegaba, y que a primera hora ya estaban en el hotel, porque iban a primera hora a por ellas a Palma. También preguntamos cuántas podíamos llevar en el avión como equipaje de mano y nos dijeron que tres por persona y que en Magalluf las ensaimadas que se vendían en los supermercados no eran artesanas.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
"Horno de Santo Cristo". Ensaimadas de las más típicas de Mallorca y que vendían en el hotel.
En cualquier caso, nos lo pensaríamos para el día siguiente, que iba a ser el último completo en la isla. De momento, saldríamos a dar una vuelta por Magalluf, y esta vez, en vez de ir por el paseo marítimo, decidimos ir más por el interior de la localidad, a ver lo que nos encontrábamos
Nos encontramos algún supermercado 24 horas donde lo mismo te vendían tabaco y licores, que precisamente ensaimadas, pero ¿qué queréis que os diga? Tampoco me parece la mejor opción comprarlas allí. Y así llegamos a Punta Ballena y nos volvimos a encontrar la avalancha de adolescentes y guiris en general británicos dándolo todo, pero sin grandes altercados... Había algún coche patrulla de la policía municipal de Calviá vigilando ya que, como dije en alguna etapa anterior, el ayuntamiento parece querer quitarse la fama ganada a pulso los años anteriores.
Había algún chaval con la bebida y las latas de cerveza por la calle, pero nada que no hayamos visto en otros sitios. Lo que sí que era un agobio era la cantidad de "Relaciones Públicas" que te paraban cada cinco metros para intentar que entrases en su pub, saltándote toda la charla en inglés, de promociones, alcohol barato etc... Y menos mal que iba con mi novia paseando, que si no me imagino que me dirían que se liga muy fácil y demás.
Vamos, era gracioso, y en algun caso les dejaba hablar, pero en otros casos amablemente les cortaba diciendo que no nos interesaba.Sin embargo, lo más interesante lo encontramos en la parte más alta de Punta Ballena, justo enfrente de las dos atracciones de feria permanentes que hay en verano. Estoy hablando de una tienda de souvenirs bastante grande con todo tipo de artículos para comprar. Efectivamente, había imanes, pero también jarrones, collares, minibarcos metidos en minibotellas... Es decir, era variado, no se si de gran calidad, pero al menos había mucha gama de cosas donde elegir.
Lo cierto es que nos sorprendió encontrarnos esa tienda en medio de la marabunta de pubs ingleses... Y lo cierto es que era un sitio bastante grande (estaríamos aún unos diez o quince minutos) y el resto de los que estaban allí eran en su mayoría españoles.
No compramos nada, pero nos guardamos esa opción como comodín para el día siguiente, donde ya tendríamos que comprar algún regalo.
Así pues, decidimos volver al hotel tranquilamente, de nuevo por el paseo marítimo, con los restaurantes que ya teníamos visualmente más que conocidos de las veces que habíamos pasado por delante y que lo mismo te preparaban un pulpo á feira que un fish and chips
Subida por las escaleras que conectan la playa con los hoteles Sol Antillas y Barbados y acabamos la jornada tomando una copa tranquilamente en la terraza antes de subir a la habitación.Ya sólo nos quedaba una jornada de nuestras vacaciones mallorquinas...
Etapa anterior
Últimos comentarios al diario: 
Tema: 
Ir a tema del foro
