![]() ![]() (XIV) La agradable Vitoria ✏️ Diarios de Viajes de España
Nos levantamos tempranito. Es 13 de agosto y quedan un par de horas de camino hasta el aeropuerto de Bilbao. Esta vez noto mucho menos tráfico, o será que ya conozco la carretera y no se me hace tan larga. Llegamos sin más novedad y mientras Olga...![]() Diario: Un verano en Navarra y sus alrededores⭐ Puntos: 5 (3 Votos) Etapas: 15 Localización:![]() Nos levantamos tempranito. Es 13 de agosto y quedan un par de horas de camino hasta el aeropuerto de Bilbao. Esta vez noto mucho menos tráfico, o será que ya conozco la carretera y no se me hace tan larga. Llegamos sin más novedad y mientras Olga pasa por el mostrador de Vueling nos llevamos a los peques a la zona infantil del aeropuerto. Llega la hora del embarque y Marcelo y Olga se van. Intentamos estar muy con Mariana para que no le dé pena, que la pobre es muy peque todavía. Bueno, pues nos quedamos otra vez los que salimos de Sevilla. Se ha hecho la calma porque el que más ruido y movimiento mete es Marcelo, y Mariana pasa de nuevo a ser una niña tranquilita y obediente. Con la penilla por la marcha de Olga y Marcelo, y con el inevitable sabor del final del viaje que ya es casi una realidad, ponemos rumbo a Vitoria, y es que hemos decidido no volver por el mismo camino, sino conocer la tercera capital vasca. Y es que por un lado mí madre quiere ver el santuario de la Virgen Blanca, patrona de la ciudad, y Blancuchi quiere comprar algo en una tienda de ropa de que al parecer tiene unas marcas que solo hay allí. Unos 70 kilómetros después llegamos a Vitoria, Gasteiz en euskera. Aparcamos al final de una larguísima avenida que te lleva al centro, y como son casi las tres decidimos comer. En esto que pasamos por la puerta de un Domino's (antiguos Pizza Hut) y no podemos resistirnos. Entramos y vemos que tienen además una oferta de paga 6 euros y come y bebe lo que quieras. Cosas de la crisis. Tomamos nuestras pizzas y seguimos camino. Nos llama la atención que no hay un alma por la calle, y es que, claro, aquí no hay playa ni es una ciudad turística, así que agosto impone su ley, sobre todo teniendo en cuenta que las fiestas de la ciudad han terminado hace solo cuatro días, con lo que es de imaginar que la gente no se va de vacaciones hasta que concluyen, y después salen todos a la vez. Hay parques por todos lados, todo es verde. Mariana alucina porque en cada esquina hay un parque infantil, además de los que tienen de todo. Llegamos a la plaza mayor de Vitoria, presidida en una de sus esquinas y en alto, muy en alto, por la iglesia de San Miguel y, en una hornacina de su fachada, por la imagen de la patrona de la ciudad, la Virgen Blanca. Desde aquí se hace cada año la tradicional bajada de Celedón, inicio de las fiestas de Vitoria, que acaban de terminar. Subimos a ver a la Virgen y, tras un rato, seguimos por detrás de San Miguel para conocer esa parte alta y antigua de la ciudad conocida por su forma como la almendra. Juntó a la fachada plateresca de un precioso edificio, hablo un rato por teléfono con Olga, que ya está en casa, y que lo ha encontrado todo en orden. Me cuenta que por allí rondan los 40 grados, que es un shock después de tantos días sin llegar a 30 en el norte. Eso es lo que nos espera. Después vamos de nuevo a la plaza mayor, donde ya ha abierto la tienda en la que Blanca quería ver ropa, pero se encuentra que la marca que ella buscaba no la tienen, así que nada de nada. La abuela se acerca a la tienda de recuerdos que hay bajo la iglesia de la Virgen Blanca y compra alguna cosilla, y después nos sentamos en la misma plaza a la sombrita a tomar un helado. A Mariana parece que le gusta mucho, porque de pronto va y dice: “ha sido una estupenda idea esto de tomarnos un helado aquí”, lo que provoca la carcajada de los demás. Caminamos hacia el coche, que está a unos diez minutos de aquí porque esta parte del centro es peatonal. Nos dirigimos hacia Aniz. Son unos 100 kilómetros, y me interesa conocer la carretera porque es la misma que tomaremos de madrugada en dirección opuesta cuando salgamos hacia Sevilla pasado mañana. En concreto, hay un tramo en el que hay que cambiar de dirección y de carretera en varias ocasiones, y eso, a las cinco de la mañana, que es la hora prevista de partida, no permite errores. Vamos hacia Baztán y mis temores se confirman. Hay unos 25 kilómetros de carretera estrecha, curvada, en zona boscosa, y no me gusta nada la idea de cruzar por aquí en plena madrugada, sobre todo porque si te encuentras con niebla, cosa más que habitual en la zona, podemos tener un número. Así que decido que volveremos, aunque sean 30 kilómetros más, regresando hasta Pamplona y de ahí hacia Vitoria. Al llegar al valle de Baztán, antes de entrar en Aniz, nos acordamos de los columpios que hay en Berroeta, el pueblito de al lado tan bonito que vimos ayer sin bajarnos del coche. Así que hacemos una paradita, y mientras la niña se divierte en sus toboganes y demás, yo lo hago disfrutando de la belleza de este agradable rincón de un pueblito recóndito de esta Navarra tan plagada de lugares bellos. Llegamos a casa y ya no es igual. Ni Marcelo corretea detrás de su amigo el gatito, ni se oye a Olga llamar a los niños para meterlos en la bañera. Empezamos a recoger cosas, sobre todo volviendo a poner en su sitio los cacharritos que quitamos al llegar porque podrían correr peligro con Marcelo cerca. Mientras cenamos hablamos de lo bien que hemos estado y decido escribir esta especie de diario del viaje, para que no se nos olviden, como en años anteriores, tantos detalles bonitos que la memoria no es capaz de guardar. Índice del Diario: Un verano en Navarra y sus alrededores
01: (I) Carretera y manta: de camino, Burgos.
02: (II) De Burgos a Navarra por la Rioja Alavesa
03: (III) Recogemos al resto de la tropa y, de camino, visitamos Getaria
04: (IV) De brujas por Zugarramurdi y el susto de Marcelo
05: (V) Santiago a ambos lados de los Pirineos:Roncesvalles, Saint Jean Pied de Port
06: (VI) Primero de vacas, quesos y leches.
07: (VII) Olite y los palacios
08: (VIII) Paseito por Pamplona
09: (IX) Monasterio de Iranzu, y Estella.
10: (X) Nos asomamos a la cosa francesa: Biarritz y San Juan de Luz
11: (XI) Palacio de Irurita
12: (XII) Realeza en Sos, espiritualidad en Leyre, y millones de estrellas
13: (XIII) San Sebastián en Semana Grande
14: (XIV) La agradable Vitoria
15: (XV) Cosas que comprar antes del regreso
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