El título de esta etapa hace mención a una preciosa canción que he escuchado repetidamente durante mi estancia en esa ciudad. Fue compuesta por el cantautor bosnio Kemal Monteno en 1976 y se ha convertido en un homenaje permanente a Sarajevo.
Una vez que dejamos la zona de Srebrenia-Potocari, tenemos por delante 130 Kms. y 3 horas de carretera que continúa atravesando los Alpes Dináricos y sus maravillosos paisajes de montañas, valles, ríos y pequeños lagos. El camino se hace ameno aunque, dada la peligrosidad de la carretera, nos mantenemos atentos a ella.
Nos paramos a comer en una venta a cuyo lado discurre el río Miljacka. Una fuente muy generosa de asado de cordero crujiente, tres cervezas de medio litro, pan en cantidad y tres cafés, nos cuestan unos 15 Euros (31 Marcos Bosnios / 1 Euro = 2 BAM). (La cabeza de cordero asada que aparece en la carta, un plato muy popular entre ellos, preferimos "dejarla para otra ocasión").
Satisfechos y descansados, recorremos la hora y pico que nos queda hasta Sarajevo, "la Heróica", "la Valiente", "la Mártir" ... cualquier apelativo es adecuado para aquella ciudad que estuvo sitiada durante 4 años por las fuerzas serbobonias ... y que resistió.
Para entender esta ciudad en particular y Bosnia-Herzegovina como país, en general, es preciso tener claros algunos conceptos.
Para el país, imaginemos un rectángulo dividido verticalmente en tres partes. De ella, los dos extremos formarían el ente autónomo de la República Srpska, de etnia serbia y religión ortodoxa. Tiene dos capitales: Banja Luka y Sarajevo Oriental. La parte central de dicho rectángulo conformaría el otro ente autónomo del país la Federación de Bosnia y Herzegovina, en el que la parte Norte sería propiamente Bosnia (Bosna en idioma local) habitada mayoritariamente por Bosníacos (descendientes de los Otomanos) y religión musulmana, mientras que la parte Sur sería la región de Herzegovina, de etnia bosniocroata y religión católica. Su capital es Sarajevo Occidental.
Aunque todos viven en todos sitios, la concentración es mayoritaria según la etnia/religión de procedencia.
Pues bien, en Sarajevo ocurre algo parecido. La parte occidental, con sus barrios, bosníaca y bosniocroata, es la capital del país y de la Federación, mientras que la parte oriental, también con sus barrios, serbobosnia, es la "otra capital" (Rpbca. Srpska).
Por lo que yo he apreciado, dentro de lo que cabe apreciar en una ciudad plagada de turistas, la convivencia entre ellos es "buena", aunque la procesión la lleven por dentro. Lo mismo se encuentra por sus calles a una musulmana con nicab (casi un burka, excepto que no tiene rejilla para los ojos), que a una musulmana más moderna, con su túnica y su hiyab de colores o floreado, que a una serbobosnia o bosniocroata en short o minifalda. A mis ojos, nunca ví tanto contraste y tan acusado en tan poco espacio.
Nosotros nos quedamos en la Stari Grad (Ciudad Vieja), en un apartamento bien equipado, con internet y parking, 30 Euros la noche para 3 personas. Estábamos frente a Bascarsija, el corazón de Sarajevo, a 5 minutos a pié, pero ¡qué 5 minutos!: cuesta va y cuesta viene. Tremendo, pero buen ejercicio para el cuerpo, a pesar de que se acaba molido.
Trás instalarnos y sobre todo, dejar el coche en sitio seguro, empezamos nuestras visitas.
Esta parte occidental de Sarajevo, tiene a su vez, su propia historia, reflejada en sus edificios y monumentos.
Al igual que todo el país, sus orígenes son eslavos, pero conquistado por el Imperio Otomano en la segunda mitad del siglo XV y convertida al Islam, fue casi a finales del s. XIX cuando pasó a formar parte del Imperio Austro-Húngaro hasta 1918, cuando trás los Tratados del final de la I Guerra Mundial, pasó a formar parte de un nuevo país denominado Yugoslavia, en 1929. Así existió hasta 1992, fecha de su referéndum por la independencia y principio de la Guerra de Bosnia.
Pues bien, en Sarajevo, es posible tener un pié en la zona turca y el otro en la zona austro-húngara. Verdaderamente alucinante, todo cambia en un metro.
Esta etapa, la dedicaré al barrio turco, Bascarsija. La fisonomía urbana, con sus calles estrechas y laberínticas tan características del mundo árabe, no me sorprendió, pues yo provengo de una de esas ciudades del Sur de España, donde tenemos buena muestra de ella. Es un auténtico zoco: el bullicio, las tiendas, el ruído de los artesanos al golpear los metales, los olores y colores ... Todo aquí es un estímulo para los sentidos.
Por supuesto, degustamos un "bosanska kafa" (café turco) en uno de los múltiples cafés de la zona en los que, obviamente, no se sirve alcohol.
Tuve allí la oportunidad de hablar con un antiguo combatiente de la guerra. Fue duro. Me mostró las señales de los balazos que recibió y le pregunté, entre otras cosas, cómo se había vivido el sitio de Sarajevo. Me contó muchas cosas pero lo peor, me dijo, era la falta de agua, ni siquiera la comida les importaba, pero el agua ... Tenían que salir a buscarla como furtivos y muchos perdían la vida en el intento, acribillados por los francotiradores. En resúmen, todavía me martillea la cabeza lo que me dijo al final: "Tú eres igual que yo, ellos eran iguales que nosotros, ¿por qué? ¿por qué?". Evidentemente, no pude contestar, pero sí ser consciente de que el odio y el rencor siguen presentes. Pienso que la guerra no está terminada.
Esa noche fuimos a tomar un aperitivo a una terraza, tremendamente animada. El ambiente nocturno de Sarajevo es increíble. Y trás eso, la cena, un poco tarde, sobre las 11:30 hrs. Cenamos magníficamente y por un precio irrisorio, pero ... no pudimos tomar café ni ir al baño. Hay cortes de agua desde las 00:00 hasta la 6:00 hrs., así que es preciso cenar un poco antes.
Así pues, a la cama "castigados" y mañana seguimos las visitas.
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