Como he comentado, si haces el tour de Uyuni viniendo de Chile por Hito Cajón, te ahorras una gran cantidad de kilómetros, unos 450 kms. aproximadamente, que si lo haces desde Uyuni de ida y vuelta, haciendo el trayecto mucho más cómodo y relajado.
Desayunamos a las 7:30h y a las 8h. Linbert ponía en marcha el todoterreno hacia el primer destino, el desierto de Siloli con sus formaciones caprichosas, sobretodo la más famosa, el Árbol de piedra de 7 metros de alto, que cada vez está más erosionado, Siloli es considerado uno de los desiertos más áridos.
Como anécdota contaré, que mientras mi esposa me hacía una foto con el árbol de piedra de fondo, vi que se me acercaba como una especie de perro pequeño, venia directamente hacia mi y de golpe me mordió el zapato, el guía nos explico que era un zorro que acostumbra a estar por allí y cuando llegan los turistas es su manera de pedirles comida o mordiendo sus zapatos o tirándoles de los pantalones.
Después de un largo trayecto por pistas, hicimos una parada en unas formaciones rocosas donde viven unos simpáticos conejos peludos, por suerte pudimos ver varios de ellos, tras otro largo trayecto llegamos a la Laguna honda, otra preciosa laguna rodeada de varias montañas y volcanes, con familias de flamencos rosados alimentándose en su orilla.
Para almorzar lo hicimos en la laguna Edionda, que debe su nombre a que sus aguas contienen azufre con su olor característico, un lugar muy bucólico para comer, frente a la laguna con cientos de flamencos conversando entre ellos, las vistas eran fantásticas, con las montañas de fondo con sus picos aún un poco nevados.
Tras la comida y la visita a los aseos, previo pago claro, como es costumbre en Bolivia, salimos con el todoterreno dirección a la laguna Cañapa, también muy bonita, con flamencos y rodeada de montañas de distintos colores, por último nos detuvimos en el mirador del volcán Oyaue, situado en Chile pero con vistas desde Bolivia, enseñándonos una columna de vapor que salia de un lateral del volcán.
Cómo teníamos el alojamiento en San Juan, nos quedaban un par de horas de ruta a mitad de camino, en el salar de Chiguana, nos detuvimos para hacer unas fotos de la vía férrea que comunica Ollague con las minas.
Una vez en el alojamiento de San Juan, le pedimos a Limber que nos llevara a cambiar algo de moneda, hay un establecimiento en el pueblo que es tienda y oficina de cambio, no es al mejor precio, pero que quieres en mitad de estos desiertos.
El alojamiento era mucho mejor que el del día anterior y como solo estaba a 3600 metros de altitud no hacia apenas frío, menos mal, disponía de un salón comedor anexo muy bien decorado. Nos invitaron a un mate, como dicen ellos, que son infusiones variadas, incluida la de hoja de coca.
Para hacer tiempo hasta la hora de cenar, fuimos a pasear por los alrededores del hotel a ver la puesta de sol. Cenamos y como no había nada más que hacer, nos fuimos a dormir.