Este día nos esperaba Bolivia. Como ya era habitual, nos tenían que recoger a las 6:30h. y al final nos recogieron a las 7:20h., como ya he comentado la puntualidad de Flamingo tours fue bastante mala en nuestra estancia en Atacama.
Cuando por fin nos pasaron a recoger, el conductor muy amablemente nos fue contado un poco de su vida, resulta que su familia era originaria de España. En aproximadamente unos quince minutos nos llevo hasta la barrera, que es donde inicia la carretera la subida a la frontera de Hito Cajón, curiosamente no abren la barrera hasta las ocho de la mañana, no entiendo que nos dijeran de recogernos a las 6:30h., cuando hasta las ocho no se puede pasar.

En el arcén de la carretera frente a la barrera los conductores nos montaron un picnic y desayunamos a pie de carretera, menos mal que me puse un forro bajo los tejanos, porque a esas horas hacía bastante frío.
Cuando por fin abrieron la barrera subimos de los primeros, gracias a la habilidad de nuestro conductor, para no pillar la caravana que se había montado.

Llegamos al paso fronterizo de Chile, que está situado a 4600 metros de altura, nos hicieron pasar dentro de la aduana, era un edificio muy similar al de las ITV, hicimos los trámites correspondientes, pasaporte, sellos y seguimos hasta la frontera de Bolivia, vaya diferencia parecía de los años 60, una oficina con un par de mesas vintage, los funcionarios nos pusieron los sellos pertinentes y rellenamos los formularios.

En Hito Cajón cambiamos de vehículo, nos despedimos del amable conductor de Chile y conocimos el que sería nuestro conductor boliviano, se llamaba Limber, nos llevamos una grata sorpresa pues en el vehículo lo acompañaban su hijita de pocos meses María y su esposa Tatiana, muy majos y simpáticos, resulta que como era el día Nacional de la independencia le había venido a visitar su familia, también es lógico, ya que estos conductores están todo el año dando vueltas por los desiertos de Uyuni y su familia apenas los ven.


El coche era un Lexus todoterreno de siete plazas, solo para nosotros tres y su familia, iniciamos las visitas con la laguna Blanca, solo entrar en Bolivia el paisaje es impresionante, quedamos totalmente extasiados de los paisajes, es imposible expresar con palabras la inmensidad y colores de lo que estábamos viendo, en aquel momento la laguna estaba helada, dando un color aún más blanco del que tiene originalmente, continuamos el recorrido hasta la laguna Verde, que tal como dice su nombre tiene el agua de tonos verdosos, la laguna esta situada a pie del volcán Lliancahur.



La siguiente visita fueron los géiser del Sol de Mañana, que son más fumarolas que géiseres, con el barro burbujeante de varios colores, estábamos a 4970 metros de altura, paseamos un poco por sus alrededores, parecía que ya no nos cansábamos tanto, pero teníamos un ligero dolor de cabeza, durante el recorrido paramos un rato en el desierto de Dalí, con caprichosas formas rocosas encima de la arena formando sombras al estilo de los cuadros del famoso pintor.



Paramos a comer en la zona de aguas termales de Polques, unas lagunas con flamencos y vicuñas corriendo por sus orillas, donde también nos podíamos bañar, pero con el resfriado que llevábamos no nos apeteció, hay una edificio con unos comedores comunes que los alquilan a los conductores, cuando nos disponíamos a comer, se mareo una chica de otro grupo, tuvieron que tenderla en el suelo y le pusieron una mascarilla de oxigeno, por suerte en pocos minutos se recuperó.



La última visita del día fue la laguna roja, un espectacular lago de un intenso color rojo, con una gran cantidad de flamencos paseando en su interior, ideal para finalizar este primer día en Bolivia, hicimos un pequeño recorrido y subimos a un mirador para poder empaparnos de las vistas desde todos sus ángulos, vaya paisajes más alucinantes tiene Bolivia.



Fuimos al albergue que estaba en una pequeña población muy cerca de la laguna roja, un sencillo edificio de adobe con habitaciones algunas compartidas, sin calefacción y con luz limitada a tres horas de 18 a 21h., a nosotros nos dieron una habitación triple privada con baño. Nos ofrecieron una infusión, pero como nos seguía doliendo la cabeza, fuimos a comprar hoja de coca en la única tienda que estaba abierta, solo aceptaban moneda boliviana o como favor extraordinario chilena, nada de dolares ni euros, nos entregaron la típica bolsa de color verde con la hoja de coca y mascamos una poca pero no notamos ningún efecto, después nos enteramos que no había que masticarla ni tragarla, pero cómo éramos novatos lo hicimos mal.

Para cenar en el comedor instalaron una estufa de butano de las que usan los bares en las terrazas, cosa que agradecimos mucho porque al caer la noche empezaba a hacer bastante frío, después de cenar salimos un momento a ver las estrellas, pero regresamos rápido a la habitación por el frío que hacia, en la habitación tampoco había calefacción, por lo que nos metimos en la cama rápidamente bajo un montón de mantas, esta noche si que nos dolió un poco la cabeza a causa de la altitud, a parte seguíamos todavía con el resfriado.