Es la capital del municipio del Alto Aran (Naut Aran). Era la entrada natural al valle por el Puerto de la Bonaigua y eso hizo que tuviera que amurallarse en la Edad media.

El edificio más representativo y que vemos en alto (de hecho tenemos que subir por una calle con un poco de cuesta) es la iglesia parroquial de Sant Andreu, románica de transición de los siglos XII y XIII. Tiene tres naves y tres ábsides (planta basilical) y en el muro de levante (en el lado contrario del campanario) se alza una espadaña. El campanario, muy alto como suele ser habitual en este tipo de iglesias (no en vano las campanadas, anunciando decesos, peligro, etc, tenían que ser escuchadas por todos), es de forma octogonal y se construyó en el siglo XV. Se accede a él por una pequeña puerta, separada de la iglesia. En el interior, además de las pinturas murales del siglo XVII, de importancia remarcable, resulta destacable el Cristo de Salardú, una talla románica del siglo XII- XIII de 65 centímetros. Se estima que también procede del taller de Erill la Vall.

En el exterior la iglesia está decorada con ménsulas y la portada, de cinco arcos de medio punto, está decorada con algunos motivos vegetales. Encima vemos un crismón esculpido.
En este mismo punto en la Edad media había un castillo, que hoy ha desaparecido casi por completo.
Es digna de mención también la Plaza mayor (solo tenemos que bajar de la iglesia en línea recta). Aunque el pueblo, a 1200 metros de altitud, apenas tiene habitantes (unos 590) cuenta con restaurantes, bancos, algunas tiendas y terrazas en la Plaza mayor. La plaza, donde está el ayuntamiento, se ve embellecida con maceteros llenos de flores así como por una fuente del siglo XVIII y una curiosa estatua de un jabalí, que ya se ha convertido en símbolo del municipio.

Salardú se encuentra a 8 km de Vielha y si no dispones de coche puedes acceder, al igual que a otros pueblos, con un autobús que cuenta con unos horarios bastante buenos.
Aunque nosotros no bajamos a visitarlo, en Salardú hay un molino musealizado. La Mola de Salardú se ha acondicionado para que los visitantes puedan ver su funcionamiento. Conserva buena parte de sus piezas originales. Es el prototipo de molino aranés que había en todos los pueblos. En algunos incluso había más de uno, como en Bausen o en Vielha. Las visitas son guiadas.