Después de visitar la "Ruta de las Caras" nos venimos a ver esta maravilla de paisajes.El Guadiela forma aquí un magnífico cañón con unas vistas muy bonitas. Además la cubierta vegetal de pinar y con un variado sotobosque, hacen de este un recorrido muy recomendable. Otro atractivo más son los numerosos puntos idóneos para el baño.La mayoría de la gente deja el coche en el Embalse de Buendía y lo hacen andando, el recorrido son unos 20 km ida/vuelta, nosotros lo hicimos en coche e íbamos parando donde queríamos para hacer las fotos.Os dejo mapa cogido del blog "Cima a Cima".

Tomamos en dirección sur el Cañón del río Guadiela por su margen derecha, para realizar la ruta (PR-CU 47) que nos llevaría hasta la Ermita de la Virgen de los Desamparados, patrona de Buendía.Vistas de la Presa de Buendía.

Seguimos avanzando con el coche y parando por el camino, total vamos solos en el recorrido.

Llegamos a una plataforma con escaleras para acceder al río y bañarse.

Pasarela de madera por donde puedes pasar para acceder a la vertiente opuesta del río y hacer camino de regreso por el lado contrario y así tener otras panorámicas.


El río Guadiela ha excavado y erosionado durante el Cuaternario, formando este precioso cañón. Durante este agradable paseo en coche, nos deleitamos del paisaje en el silencio del entorno, pudiendo observar aves como la Garza Real.

Seguimos nuestro sendero, el cual a cada recodo nos iba sorprendiendo cada vez más.Preciosas paredes calizas dignas de un Jurásico.

Llegamos a una zona más alta donde las vistas de las dos orillas son magníficas.


El agua es espectacular, de color verdoso/azulado



Maravilla de paisaje donde pararse un rato para reflexionar y despejar la mente.

Tenemos que dejar el coche antes de la bajada a la Ermita, este tramo es peatonal. Llegamos al meandro del río Guadiela, donde fue construida la ermita al abrigo de las Dolomías del Cretácico Superior, que las aguas del río fueron excavando durante siglos.

Esta zona de recreo tiene barbacoas,zona de picnic con mesas, bar que sólo abre en época de verano y la Ermita de los Desamparados que también estaba cerrada, aquí nos encontramos con dos personas más, todo el recorrido de la ruta lo hicimos solos.


Al irnos pasamos por esta cueva excavada en la roca.

Sin duda un lugar muy recomendable con una ruta fácil de hacer para todas las edades

DIA-7-11-2015:
Cuatro años después volvemos para hacer esta maravillosa ruta, esta vez en compañía de mi hijo y nuestra perrita Samba. Son aproximadamente las 16:20h de la tarde, volvimos hacer la ruta en coche, estamos en plan vagos, jajajaja, a ratos mi hijo y mi marido van andando y yo en coche y a ratos se montan.


En nuestro paseo nos cruzamos con estos patitos que se estaban dando un chapuzón.

Según vamos avanzando, el paisaje se vuelve más increíble.


Llegamos a un punto de la ruta que era brutal, se veían todas las montañas y cortados reflejados en el agua como si fuera un espejo, que pasada de lugar, la primera vez me encantó, pero esta vez creo que me enamoró, jajajaja.


Llegamos a uno de los lugares más bonitos de la ruta, El Pontón, un pequeño puente de madera que cruza el río de orilla a orilla, y donde hay unas escaleras para acceder al agua y darte un chapuzón, aunque la zona no está nada bien acondicionada para el baño, ni para dejar las toallas y demás cosas, es un lugar minúsculo, es para ir fuera de temporada, porque si te juntas tres en la zona, ya hay aglomeración de gente, jajajaja.

Y si la anterior zona era espectacular, esta te deja sin sentido, se alzan ante ti unas paredes de rocas que te dejan sin aliento, y si encima se reflejan en el agua del río Guadiela, ya es para cantarle un fandango y hacerlo Patrimonio de la Humanidad, jajajaja.

Aunque no se distingue muy bien, encima de la roca se puede ver una grulla, que al escucharnos o vernos, alzó el vuelo y se fue.



Esta zona es bastante frecuentada por escaladores, pero ninguna de las dos veces que vinimos vimos a ninguno, ósea que muy frecuentada yo no diría, será más en verano.



Y para no variar, si hay agua en la zona donde estamos, Samba no se libra, pobrecita, encima dos veces, jajajaja.




Después cuando la veo venir con esa carita, me da pena, pero al rato ya se pone super contenta, eso sí, después cuesta más cogerla porque ya no se fía y piensa que la vamos a volver a tirar al agua, con toda la razón, porque ya nos conoce y seguro que cae otro chapuzón, jajajaja.


Después de los chapuzones, un poquito de sol y lista para continuar la ruta.


Llegamos hasta la barrera donde se prohíbe entrar con vehículos, el último tramo hasta la ermita hay que hacerlo a pie obligatoriamente, será como mucho 500 metros, eso sí, con una buena bajada y subida


Las vistas desde este punto son fantásticas, bueno y desde cualquier punto.



Descendemos hasta la esplanada donde se encuentra la Ermita de los Desamparados y las vistas desde aquí, siguen siendo de película, y sino que se lo pregunten a Samba, que parece estar embelesada mirando al horizonte, y no me extraña.

Los colores otoñales con los reflejos del sol, se tornan mágicos.




Aquí nos relajamos y disfrutamos del entorno paisajístico




Este viaje si encontramos la ermita abierta



Menos mal que aquí si tiene agua la fuente, porque en los pueblos de España, es casi misión imposible


Pues no, de nuevo Samba no se libró de otro bañito, esta vez fue mi hijo quien la tiró, ahora que ya estaba casi seca, pobre




Y a falta de un baño, pues toma otro, otra vez mi marido la manda al agua, no la dejamos descansar, jajajaja.


Como dicen en Costa Rica, esto es "Pura Vida"




Y apareció un pescador con su zodiac.


Nosotros vimos algunos pececillos y cangrejos de río.


Aquí vimos una preciosa Higuerilla o conocida como Higuerilla del Diablo, de la que se extrae el conocido aceite de ricino, es originario de Asia y África, pues mucho han andado para llegar a Cuenca



Visitar esta zona en otoño es una maravilla por el contraste de sus colores, a pesar de estar en pleno noviembre, nos hizo un precioso día primaveral.

Ya nos vamos de vuelta y nos espera la subida hasta el coche, que la hacemos tranquilamente para no ahogarnos.


A la vuelta seguimos disfrutando del entorno, no me canso de mirarlo y de hacerle fotos.



Finalizamos nuestra visita con estas bellas panorámicas de nuestro paseo al Cañón del Río Guadiela



