¡Hola!
Acabamos de llegar de Amorgos y me paso para hablar de nuestra experiencia.
Como he contado en el post de punto de encuentro de viajeros a Grecia, la isla es un remanso de paz, incluso en agosto. Creo que en parte se debe a la lejanía de Atenas comparada con las otras cícladas, y también a la geografía: la isla es alargada y muy montañosa, e ir de un lugar a otro cuesta más que en otro tipo de islas. La gente es amabilísima y el turismo muy tranquilo, nos hemos encontrado muy a gusto. Una isla para recomendar.
De playas casi no hablaré porque no era nuestro motivo principal para viajar allí y casi no nos bañamos, sólo en
Maltezi, de la que habla Aiakolarri un poco más arriba (nos gustó mucho ese ratito casi a solas), y en Katápola una mañana después de haber visitado el
Monasterio de Panagia Hozioviotissa: hay que subir unos 300 escalones bastante incómodos, y para bajarlos casi es peor, pero las vistas y la visita al mismo valen la pena. La parte que puede visitarse es pequeña, pero el lugar es muy especial. Y los locales dicen que si lo visitas te dará suerte en tu vida. No sé si es para animar a la gente a hacerlo, pero me parece bien
Después queríamos ir a
Agia Anna, la playa donde se rodó parte de la película
El gran azul, de Luc Besson, donde hay unas formaciones rocosas que dan al agua que la rodea de diferentes tonos de azul, muy bonitos; pero como ya estábamos cansados de la subida al monasterio no bajamos a la playa y acabamos en una playa sencillita del puerto. Tenía ganas de ir a
Gramvoussa, una isla al sur a la que se accede en kaiki y que parece que es muy bonita, pero lo dejaré para la próxima vez.
En cuanto al coche, alquilamos con
FM Rent a Car. Lo cogimos en su oficina de Aegiali, después de llegar en ferry, y lo dejamos en Katápola, donde tomamos el ferry para volver. Creo que el precio de nuestro modelo partía de 55 euros por día, pero añadimos otro conductor y seguro a todo riesgo, y acabamos pagando 70. Éramos 4, así que no nos importó. Pero hay modelos y fórmulas más baratos. Nos pareció correcto, no tuvimos ningún problema.
Del hotel sí quiero hablar porque volvimos enamorados: Se llama
Minoa Hotel y está en Katápola. Nos dieron dos habitaciones con vistas al puerto muy bonitas, y aunque en el puerto hay algo de ruido, si cerrabas las ventanas no se oía nada. También tienen habitaciones que dan al jardín, en la parte trasera. La sensación que da, más que de estar en un hotel, es como si estuvieras en una casa de veraneo, muy acogedor y relajado, me encantó. Lo lleva un matrimonio encantador que también tiene una pastelería (de hecho, la recepción del hotel está en la pastelería) que es un pecado: cada tarde mientras nos esperábamos atacábamos alguno de los deliciosos pastelitos que tienen. En el hotel el desayuno está incluido en el precio, y está muy bien. Nos encantó alojarnos en Katápola porque casi cada noche íbamos a cenar andando a alguna de las tabernas del puerto, dando un agradable paseo.
Y ahora voy con mis tabernas preferidas de la isla:
Capitán Dimos, en Katápola: según la dueña de nuestro hotel tiene la mejor moussaka de la isla, y según yo, la mejor moussaka de mi vida. Comimos 2 moussakas, un pescado local a la brasa con patatas y una ensalada griega, cervezas y agua, todo por unos 40 euros.
Mouragio, en Katápola: un plato de pescadito frito, un pulpo hervido en aceite y vinagre, una ensalada griega, tzatziki, croquetas de calabacín y menta, cervezas, vino y agua, por unos 50 euros. En esta taberna tienen pescado que pescan cada día y te dejan verlo y escogerlo si te apetece: la pinta era genial y está recomendado por las guías.
Mourou, en Mourou Beach: Aiakolarri ha hablado de él más arriba, y suscribo lo que dice: las vistas son geniales y comimos muy bien. Bolitas de queso, bolitas de tomate, pastelitos de queso, pastelitos de espinacas y dos raciones de calamares fritos con patatas por unos 40 euros.
Mythos (sí, como la cerveza
), en Katápola: en el hotel me dijeron que tenían la mejor ensalada griega de la isla, pero no la pedimos. Sí comimos las famosas bolitas de calabacín (nos pirraban), un pasticcio, un pez espada y dos calamares a la brasa, todo por unos 40 euros. Nos regalaron sandía de postre.
Tranzistoraki, en Chora, tal vez mi preferido. Era más caro que el resto, pero lo valía, y además en esta ocasión pedimos postre y vino. Es cierto que comes en unas mesas en la calle, y por la noche hay mucha gente, pero no nos molestó en absoluto una vez sentados a la mesa y disfrutando de la comida y la conversación. Comimos anchoas, queso frito con miel, dos raciones de... Glups, ¿cómo se llama en castellano? En catalán es "cansalada del coll", algo como "panceta del cuello", una carne del cerdo entre la piel y la carne que si se guisa bastante rato y al final se le da un toque en el horno es deliciosa, se deshace. Pues de eso dos raciones con patatas, estaba para morirse, también una ración de unas alubias estofadas y un risotto de remolacha y feta a las hierbas, todo riquísimo. Estábamos a tope, pero nos gustaba tanto que pedimos 3 panacottas con mermelada. Y todo regado con un vino local blanco muy bueno. Ah, y como tuvimos que esperar un rato para tener mesa, mientras tanto bebimos 3 copas de vino tinto y un refresco. Al final regalan un chupito de licor. Nos costó unos 70 euros, y salimos contentísimos.
Si consigo encontrar tiempo, haré un diario del viaje y colgaré fotos. De momento he preferido hacer algunas recomendaciones por si acaso.
Yassas!