La iniciativa daba sus primeros pasos en 2002. Por aquel entonces, San Cebrián y sus pedanías (San Martín de Perapertú, Perapertú, Valle de Santullán y Vergaño) llevaban varios años sufriendo el cierre de las explotaciones mineras, que habían sido durante el siglo XX el motor de la economía local.
Aunque los primeros animales llegaban a la reserva en junio de 2010, el centro no abría sus puertas hasta el mes de diciembre de ese año.
Es un espacio de 20 hectáreas de robledal y praderas, con observatorios donde poder ver la vida de estos animales en semilibertad.
El proyecto pretende la recuperación de este animal histórico, al que no se puede ver libre en el mundo desde 1927, y que está seriamente amenazado.
La visita tiene dos partes
- en San Cebrián de Muda, donde se encuentra el Centro de Recepción de visitantes.
- y luego la visita propiamente dicha que se puede realizar de varias maneras: a pie, en bicicleta, en vehículo todoterreno o en carro de caballos.
En invierno se puede hacer la excursión con raquetas de nieve.
Las visitas solo se pueden realizar con guía y reserva.
Además de bisontes pueden observarse ejemplares de Caballo de Przewalski o caballo salvaje mongol, única subespecie salvaje de caballo que existe en la actualidad y Caballos Losinos.
Cómo hay un mínimo de personas para que salga la excursión decidimos hacerla en fin de semana por aquello de aumentar probabilidades y hablamos de pagar las 4 plazas si era necesario para poder hacerla fijo...al final la hicimos 3 personas ...y han sido de las 4 horas más llenas de contenidos de mi vida!
Nos hizo de guía el alcalde de San Cebrián y creador del proyecto, un jovenzuelo nacido en el 56... Que había sido antes minero...además de sobre bisontes, hablamos de despoblación y envejecimiento rural, de cómo quedó la zona tras el cierre de minas, de las batallas entre agricultores y ganaderos de toda la vida, de botánica y geología (no había visto nunca una veta de carbón sobre el terreno...de veterinaria (en esto ayudó la compañera que de dedicaba a ello) así que ahora ya sé que es "la enfermedad de la garrapata" en los caballos, de la transhumancia, de los transgénicos...
Y seguramente me dejo cosas...
Así que me parece una visita absolutamente recomendable y que no se hizo para nada pesada!...me parecieron gente entusiasta y comprometida con lo que hacen...
Siempre son interesantes conocer estos lugares que proporcionan un plus a nuestros viajes y que contribuyen al desarrollo de la zona.
Curiosamente, este verano estuvimos muy cerquita, en Riaño, y en uno de sus valles, el de Anciles, también cuenta con unos bisontes europeos además de búfalos y el caballo impronunciable (además de la fauna ibérica típica de la zona)
Curiosamente, este verano estuvimos muy cerquita, en Riaño, y en uno de sus valles, el de Anciles, también cuenta con unos bisontes europeos además de búfalos y el caballo impronunciable (además de la fauna ibérica típica de la zona)
Sí he visto que había varias
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Entre los emplazamientos españoles se cuentan zoos o similares (Barcelona, Cabárceno, Santillana del Mar, Jerez de la Frontera y Estepona) y diversos proyectos en semilibertad como San Cebrián de Mudá (Palencia), Lacuniacha (Piedrafita de Jaca, Huesca), Boñar (León), Valdeserrillas (Valencia), Malpartida de Plasencia (Cáceres), Paleolítico Vivo (Burgos) y Teverga y Les Folgueres (Asturias). Hay también un ejemplar solitario en el Hotel El Jou, en Guardiola de Berguedà, y dos en la reserva natural de Urdaibai, cerca de Zarautz (Guipúzcoa).
Acabo de visitar Bison Bonasus en el contexto de un viaje de arte y naturaleza por la montaña palentina. La experiencia es estupenda para familias con críos, si los padres tienen la sensibilidad de instruirlos en observar sin molestar. La cosa fue así: Se puede elegir entra visita a pie, en 4 x 4, en bicicleta...no cambia mucho pues se refiere al modo de llegar desde la sede en San Cebrián de Mudá hasta la reserva (algo menos de 2 Km). Escogí ir a pie por si nos acompañaba algún guía y nos iba mostrando cosas pero no resultó así: Recibimos indicaciones para llegar por nuestra cuenta caminado por pista mientras los guías conducían los coches. Tampoco hay diferencia en duración de la visita pues esta comienza cuando estamos todos: pasajeros, caminantes y ciclistas. Un buen detalle fue recogernos a los caminantes en coche al terminar, pues la lluvia arreciaba.
Avistamos a los bisontes desde un puesto de observación donde yo pensaba que nuestra presencia debía ser lo más discreta posible para no importunarlos pero qué va, en cuanto se percataron de ella y para mi sorpresa, comenzaron a caminar parsimoniosamente hasta nosotros. El cuidador nos ofreció darles de comer y ya todo se explica. Nos rodearon por los dos flancos y esto tiene también su razón de ser, pues si el macho dominante va por un lado, los jóvenes de su sexo escogen el contrario, no vayamos a tonterías. Tuvimos a los animales frente a frente, con una casi imperceptible alambrada de por medio- y eso impresiona. A pesar de la envergadura, en la distancia corta se aprecia una mirada mansa y confiada, como quien reconoce a sus salvadores (¿Será por eso lo de bonasus?)
Conocimos a un par de jóvenes ejemplares ya palentinos de nacimiento. Entendí que el gran problema es la falta de variabilidad genética, pues los bisontes europeos de los que tenemos registro descienden de tan solo doce individuos. Así de achuchada llegó a estar la cosa.
Con Bison Bonasus el bisonte vuelve a las montañas cántabras, se beneficia y beneficia.
De camino hay que detenerse a visitar la iglesia románica de San Cornelio y San Cipriano en San Cebrián de Mudá, muy flamenca en su colina y casi a pie de carretera.
Dr. Livingstone Registrado: 21-10-2008 Mensajes: 6457
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El pasado día 1 aprovechando la festividad hicimos una visita a la reserva.
Reservé unos días antes desde la web la visita completa en 4x4, que incluye además de los bisontes y caballos de Pzrewalsky, una ruta por el interior de la reserva donde se ve otra manada de ocho bisontes y los caballos Losino.
Esta visita está condicionada a un mínimo de 4 personas, y para mi disgusto, el día antes me avisan de que si no sale nadie más, no la podríamos hacer, y nos dan la opción de hacer la visita corta.
Como íbamos a ir pues el hotel de Aguilar de Campoo (un pueblo encantador, por otra parte) ya no era reembolsable, quedamos en que iríamos a las 11 al centro igualmente y allí ya se vería si había suertecilla.
Para mi desgracia, no la hubo . Solo apareció una parejita que quería hacer la corta, así que esa fue la que hicimos. Aún así merece absolutamente la pena.
Primero un chico nos dio una serie de explicaciones sobre los bisontes en el centro y te pasan un corto documental. Hay un montón de paneles con diferentes informaciones también sobra la diversidad animal de la zona, y la montaña palentina da para mucho.
Después, nos subimos al todoterreno los cuatro con una guía y nos llevó a la zona donde tienen a los animales en semilibertad, pues allí tienen los comederos y una especie de refugios. Se baja a la caseta de avistamiento, pero estuvimos más tiempo fuera que dentro, ya que los bisontes empezaron a subir por las laderas y los pudimos contemplar a placer. A mí lo que más me interesaban eran los caballos de Pzrewalsky pues me parecen adorables y obviamente nunca había visto uno, y bisontes sí, aunque claro, ni de coña tan de cerca . Los caballos se acercaron también pero se nota que son menos amigos de los humanos. Ya nos lo advirtieron, y parece ser que con el tiempo (y la costumbre) se van acercando más, porque antes se veían con suerte en la pradera.
La guía empezó a tirarles pienso mientras nos iba contando las vivencias que habían ido teniendo (se murió hace poco el macho más grande de la manada y menudo disgusto se llevaron; no tenían bebés en ese momento (me hubiera encantado ver uno)...etc)
Como éramos solo cuatro mas la guía, estuvimos fenomenal. Luego pasamos a la caseta y allí mi marido le dio de comer al bisonte más grande y vimos cómo mantienen la distancia caballos-bisontes pues la hembra de Pzrewalsky en cuanto los notaba cerca tiraba coces...
Fue alucinante. Estuvimos un montón de tiempo, eran ya las 13:30 cuando nos fuimos, y porque le dijimos a la guía que habría que ir a comer y esas cosas. No había nadie más y fue una visita casi personalizada. Los animales se movían por donde les daba la gana y nosotros detrás de ellos como bobos.
Se puede ir andando (o en bici) desde el centro de recepción pero por 3€ más tuvimos claro el ir en todoterreno (la otra pareja también); el camino estaba regulero con tantas lluvias y aunque tuvimos suerte pues esa mañana el tiempo nos dio una tregua, rasquilla hacía; y al final el camino ida y vuelta se acaba haciendo largo.
Me quedé con las ganas de ver al caballo Losino, y algún bebé bisonte. Me iré informando y en cuanto haya, volveremos. También les dije que me avisaran cuando nevase porque ver al bisonte en ese entorno, con la escarcha que se le forma en el pelo, tiene que ser una estampa magnífica.
Te dan un vale para un pincho si consumes algo en el bar que hay un poco más abajo, pero no lo utilizamos porque era ya tarde, queríamos ir a tapear a Aguilar y luego había que volver a casa.
Pese a lo lluvioso del día, los bisontes y los caballos de Przewalski, se dejaron ver. Aparte de observarlos pudimos conocer algunos de sus problemas para sobrevivir y reproducirse.
Visita adecuada también para familias, aunque una pena que los niños que iban en mi horario de visita, no estuvieran adecuadamente "instruidos" por sus padres en el arte de observar sin molestar a los demás.