Los Megalitos de Carnac y las Orillas del Morbihan: Patrimonio Mundial de la UNESCO
Los Megalitos de Carnac y las orillas del golfo de Morbihan han sido oficialmente inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Este reconocimiento consagra un paisaje cultural único, modelado hace más de 7.000 años por sociedades neolíticas cuyo ingenio técnico y visión simbólica del territorio siguen sorprendiendo a arqueólogos y visitantes de todo el mundo. Los Megalitos de Carnac y de las orillas del Morbihan se unen así al selecto grupo de bienes de valor universal excepcional.
Se trata de la primera inscripción para la región de Bretaña, fruto de más de una década de trabajo local destinado a proteger, transmitir y dar a conocer un patrimonio profundamente arraigado en la identidad regional.
Un patrimonio esculpido por el ser humano y el mar
Los 550 sitios reconocidos destacan por su integración excepcional con el paisaje marítimo: alineamientos de menhires, túmulos y construcciones monumentales dialogan con mareas, rías e islas del golfo de Morbihan. Esta relación única con el entorno costero, sumada a la riqueza de los grabados y la monumentalidad de las estructuras, configura un conjunto paisajístico y cultural sin equivalente.
Las sociedades neolíticas que levantaron estos conjuntos demostraron una organización social avanzada, gran destreza técnica y una profunda dimensión simbólica del territorio. Por ello, hoy este paisaje es considerado patrimonio excepcional de la humanidad.
Un destino cultural de referencia internacional
Con este reconocimiento, los Megalitos de Carnac y las orillas del Morbihan se consolidan como un destino imprescindible dentro del patrimonio megalítico mundial, junto a sitios emblemáticos como Stonehenge o las Orcadas. La región asume esta distinción con responsabilidad, apostando por una gestión respetuosa y sostenible.
Las visitas a estos monumentos se plantean desde una perspectiva pausada y contemplativa, a través de itinerarios de senderismo y recorridos adaptados que preservan tanto la integridad de los monumentos como la tranquilidad del entorno.
Megalitos míticos: herencia de una civilización visionaria
Entre el V y el III milenio antes de nuestra era, el golfo de Morbihan y la bahía de Quiberon fueron escenario de innovaciones arquitectónicas que transformaron el paisaje de manera duradera. Las sociedades neolíticas del sur del Morbihan dejaron un conjunto monumental coherente cuya estructura ha perdurado hasta nuestros días.
En aquella época, el nivel del mar era cinco o seis metros más bajo que en la actualidad; el golfo era un estuario alimentado por tres ríos y las islas, las cimas de antiguas colinas. Los primeros habitantes prosperaron gracias a la explotación de la sal, utilizada como moneda de intercambio. Estas redes comerciales les permitieron importar jadeíta de los Alpes italianos para elaborar hachas ceremoniales, o variscita andaluza para confeccionar collares.
El Museo de Prehistoria de Carnac ofrece un recorrido imprescindible para comprender la riqueza arqueológica de la región, con más de 3.000 piezas dedicadas especialmente al Neolítico (4900–2200 a.C.), mostrando objetos relacionados con los monumentos megalíticos, el arte rupestre y la vida cotidiana.
Alineamientos, cromlechs y estelas: un conjunto monumental sin igual
La mayoría de los menhires se organizan en líneas paralelas, siguiendo la topografía y criterios simbólicos que aún hoy despiertan preguntas. Los alineamientos más extensos e imponentes se encuentran en Carnac, extendiéndose hasta La Trinité-sur-Mer. En total, más de 3.000 piedras se alinean a lo largo de 4 kilómetros, distribuidas en cuatro conjuntos principales: Le Ménec, Kermario, Kerlescan y Petit Ménec.
Algunas de estas alineaciones estaban delimitadas por cromlechs, recintos de piedra con función ceremonial. Las visitas guiadas y el centro de interpretación Maison des Mégalithes ayudan a descifrar el significado y valor de estas estructuras.
Entre los monumentos más destacados figura el gigante de Locmariaquer, un menhir de 20 metros de altura y 300 toneladas, hoy fragmentado en cuatro partes.
Junto a él, el dolmen de la Table des Marchands conserva en su interior grabados de animales y báculos rituales. Igualmente impresionante resulta el cairn de Gavrinis, situado en una isla del golfo y accesible en barco desde Larmor-Baden. En su interior se conservan 23 estelas decoradas con intrincados motivos entrelazados, lo que le ha valido el sobrenombre de capilla sixtina del Neolítico.
Un patrimonio para recorrer a pie, en bicicleta o en kayak
Existen múltiples formas de descubrir los megalitos, tan variadas como los propios monumentos. Para disfrutar de los alineamientos con mayor tranquilidad, se recomienda visitarlos fuera de temporada, en primavera u otoño, cuando el paisaje se comparte únicamente con algunas ovejas encargadas del mantenimiento natural de los prados.
El sendero GR34, conocido como el camino de los aduaneros, recorre todo el litoral bretón. Su paso por el golfo de Morbihan permite admirar playas de arena blanca, parques ostrícolas, salinas y, por supuesto, los megalitos ahora reconocidos por la UNESCO.
La isla de Gavrinis es fácilmente accesible en ferry desde Larmor-Baden o Port-Navalo, y en verano también desde Vannes, Locmariaquer o la vecina Île-aux-Moines. Los más deportistas pueden optar por una excursión guiada en kayak, una forma diferente y cercana de disfrutar del paisaje.
Información práctica
Toda la información actualizada sobre los sitios megalíticos del golfo de Morbihan está disponible en:
www.megalithes-morbihan.com/
Más información general: tourismebretagne.com