Hola, ya estamos de vuelta.
Os comento lo que me parece que pueda ser de interés.
De entrada, y como siempre, había elaborado una lista de restaurantes, pastelerías y cafeterías por zonas con los restaurantes recomendados (en líneas generales coincide en gran parte con el listado que dejó Longinos hace unos días, por eso ya no lo incluyo). Como siempre, también, sobre el terreno, descubrimos algunos nuevos y el resumen, fue como en la canción, “de todo un poco”. Estuvimos en algunos de los recomendados y en otros que no figuran entre los habituales que se citan en este hilo, porque se acomodaban mejor a nuestros horarios e itinerarios. Los restaurantes los elegimos por cuestiones funcionales y prácticas. Como este viaje fue improvisado, más corto de lo que para nosotros es habitual y además a la 16:20 ya había oscurecido, intentábamos que el tiempo empleado en comidas fuera el mínimo imprescindible. Por eso, tampoco nos planteamos ir a cenar a Spoon o restaurantes similares. Preferíamos apurar al máximo callejeando.
Importante, al menos para mí, fue que en ningún lugar, restaurante, cafetería o bar, tuve problemas. Me refiero sobre todo al tema de la cuenta, y más en concreto al tema de las propinas. Por lo que había leído y creo que comenté, no me esperaba ningún problema, y sólo me preocupaban algunos aspectos de la propina, pero no tanto porque creyera “a priori” que pudieran abusar, como sí pude comprobar varias veces en Praga, sino porque en asunto de propinas, parece ser que existen algunas costumbres que son diferentes a las nuestras y que de no conocerlas pueden dar lugar a equívocos por cualquiera de las partes y sin que ninguna actúe de mala fe.
Por sistema, cada vez pedía directa y expresamente, la cuenta, “The bill, please” acompañada del gesto universal, por si acaso. Con esto quería dejar claro que esperaba un ticket como mínimo, lo que me aseguraría que se especificara el detalle, sobre todo si incluía o no el servicio, en otras palabras, la propina. Porque al parecer (si estoy equivocado espero que me corrijan los nativos o los españoles que residen en Budapest) es una costumbre que casi es ley, salvo mal servicio, que se deje un mínimo del 10% de propina y se queda muy mal si no se da. Pues bien, la experiencia es que en la mayoría de los casos, el servicio ya estaba incluido con lo que no podía haber problema, y si me hubieran reclamado algo en ese sentido, me hubiera podido negar señalando en el ticket el detalle correspondiente. En cuanto a los tickets, pues también, “de todo un poco”: en húngaro, en inglés (los menos) o bilingües húngaro-inglés. En algunos casos cuando me quedaba duda porque no se especificaba o porque no entendía nada de lo que ponía en húngaro, preguntaba: service included? y si me decían que no, es que realmente no estaba incluido y entonces dejaba un 10% o algo más para redondear. Y nunca me dijeron nada que no se ajustase a la realidad.
Estoy repasando los tickets, y la casuística es variada en cuanto a tanto por ciento del servicio, desde un 10% en restaurantes a un 15% en bares de Váci Utca. En algunos casos especifican “service” y en otros lo que aparece es “Tip”, que como en inglés significa propina, supongo que quiere decir lo mismo. Vaya por adelantado que nadie se ha de preocupar, de inglés conozco lo básico. Por otro lado, siempre reteníamos en la memoria los precios de lo que habíamos pedido, (nada difícil, como máximo 6 diferentes en el caso de comidas, cuatro en el caso de bebidas calientes más pastelitos y dos en el caso de cocktáils), y si no, lo hubiéramos apuntado. Con esto, y como el IVA ya está incluido en el precio, ya puedes deducir cuando te traen la cuenta si te cobran el servicio, que ya he dicho sobre qué porcentajes oscila. Creo que no hace falta saber húngaro ni inglés. Si no me equivoco, el IVA es del 27%, o al menos yo, he visto ese porcentaje en muchos tickets.
Establecimos una rutina que era la siguiente: el desayuno ya estaba incluido con el alojamiento, comíamos sobre la marcha en algún restaurante para aprovechar al máximo las horas de luz, a media tarde volvíamos al hotel, ducha, piscina, sauna, ducha y otra vez a la calle. En esta segunda salida, siempre íbamos a alguna de las cafeterías centenarias (nos encantan esos cafés del siglo XIX, con decoración de la época y que han sido testigos de la Historia con mayúsculas) tomarnos un capuccino y un pastelito, cenar según el hambre que tuviéramos-algunas veces el pastelito te dejaba completamente saciado- bien en un restaurante, o en alguno de los puestos callejeros, y a última hora, ir a tomar un cocktáil.
En cuanto a cafeterías, excepto la última que mencionaré, las visitamos por las mañanas. A la última, Librería Alexandra, fuimos todos los días menos uno, a media tarde. 18-19 horas
Gerbaud: nos alojábamos en Pest, en un hotel situado frente al Puente de las Cadenas, da a una plaza y dos calles, pues bien, siguiendo por una de las fachadas del hotel en unos cien metros dimos con una de las fachadas de Gerbaud. Eran las 10 de la noche y estaba cerrado al público, pero iluminado el interior, así que hicimos fotos filmamos desde el exterior. Casi cada día pasábamos por delante, pero nunca entramos.
Nueva York: Por aquí pasamos un día, poco después de desayunar, fuimos expresamente, por lo que sólo nos tomamos un capuccino y un expresso: 1.250, 950 y 220 Florines de servicio, respectivamente, total 2.420 Florines. Empleando una expresión coloquial, “hay que verla sí o sí”
Café Central (Céntral Kávéház) Vistas las otras, parece la hermana menor, una “cenicienta”, no es tan espectacular, pero también tiene su encanto. 2 capucccinos 1.040 + 104 tip = 1.144 Florines
Librería Alexandra: Mi pareja no encuentra los tickets, en esta cafetería siempre me invitaba ella y era la que los guardaba, así que os pongo el enlace. Fuimos casi cada tarde. Ojo, cierra, con puntualidad británica a las 10 de la noche. Lo digo por experiencia, no pudimos entrar el primer día. Y eran las diez y dos o tres minutos de la noche.
www.alexandra.hu/ ...SrcOrder=o
Está en Andrassy, Ut, 39., pasado el edificio de la Ópera, en el lado opuesto de la calle, y muy cerquita de Liszt Ferenc y de la plaza Oktogon. Es todo un edificio en el que en la planta comercial y primer piso, hay una librería, la segunda es la cafetería propiamente dicha y también tiene una especie de galería de arte-museo. Para acceder de una planta a otra, tiene escaleras mecánicas. Tal como dijo alguno de los foreros, los precios son más baratos que las otras cafeterías que he mencionado, los de los pasteles (variado surtido, sabrosísimos y generosas raciones) también. La decoración nos encantó y está en línea con las anteriores. Repito que fuimos casi a diario. A veces tuvimos que esperar más de diez minutos para poder sentarnos. La recomiendo vivamente.
En cuanto a la Pastelería Ruszwurm, decir que es pequeña, quiero decir que se llena enseguida. Aquií, un capuccino, un expresso y un pastel de frutos del bosque una “túrótorta”, 1.800 + 180 correspondientes al” service, según el ticket bilingüe, total 1.980, en realidad, 2.000 Florines.
En cuanto a bares, pubs, etc., no guardamos todos los tickets, pero para que os hagáis una idea, en la cadena Café Paris,
-en el que está en la plaza Vörösmarty tér, la plaza de la cafetería Gerbaud y donde estos días hay un mercado navideño, dos cocktails, un Strawberry Colada y un Aku Aku, 1900 Florines cada uno, más 15% (570)de “service”, total, 4.370 Florines 1.900+1.900+570
-en el que está al final de la calle Váci utca, frente al Buda bar, dos capuccinos, 1040, más 15% (156), de “service”, total, 1.196 Florines, es decir, 2.000
Sí recomiendo un café terraza que está justo al final de la Avenida Andrássy út, es el número 130, frente al monumento a los héroes, monumento al “milenio”. Lo descubrimos por azar. El único día que tuvimos sol fue el miércoles. Habíamos madrugado para filmar y hacer fotos en Andrássy. Eran las diez de la mañana y ya estábamos un poco cansados de patear. Nos sentamos en la terracita, tomando el sol como abuelitos. Éramos los únicos clientes porque acababan de abrir y estaban terminando de arreglar las mesas de la terraza. Al final, cuando nos íbamos a ir, mi pareja fue a los servicios y cuando volvió, me dijo “ve al servicio”. Le pregunté por qué e insistió, “baja”. Eso quiere decir que hay algo que hay que ver. Cuando bajé al bar entendí. Es un pub con una decoración que es una delicia, pero es que la música que sonaba en ese momento, me transportó, hasta el punto de que fui incapaz de preguntar qué era lo que estaba escuchando. Cuando algo me interesa, no me corto, pregunto eso sí, con educación. Pero me quedé cortado. Estaba seguro que debía ser música turca. He estado varias veces en Turquía, no sólo en Estambul, y entre otras muchas cosas, me encanta, me apasiona, la música turca, o una parte de esa música, especialmente las canciones lánguidas, melancólicas, que a mí no me entristecen, sino me relajan y me evocan sensaciones muy agradables. Lo único que se me ocurrió, al pagar la cuenta, fue pedir una tarjeta, y entonces entendí y supe que no me había equivocado. El café se llama Café Kara (en turco, Kara, quiere decir negro, el color) y también Keleti Kávézó. Kávézó, creo que en húngaro es café o cafetería ¿Keleti es negro?. La tarjeta tiene difuminadas la Basílica de Santa Sofía y una fuente muy famosa, y sobreimpresionados el nombre comercial (doble) y la dirección. No tuve capacidad de reacción. Me sigo arrepintiendo y mucho. Nunca entenderé por qué me fui sin preguntar.
Os adjunto la página web. Por lo que he visto ahora, hay una parte que yo no vi y en donde parece que se hagan espectáculos de la danza del vientre. Yo sólo vi la parte de la barra desde que bajas las escaleras desde el exterior hasta donde están los servicios. Por eso, mejor ir por la mañana, a primera hora. Y si alguien me quiere hacer un enorme favor, si va y escucha música que sea relajada, que pregunte de quien es y me envíe el nombre del grupo o solista. Aunque no sea el que yo escuché, seguro que estará muy bien.
www.cafekara.hu/
Por cierto, me olvidaba que nos cobraron por dos capuccinos, 1.000 florines. Con un detalle simpático. El ticket especificaba “SERVICE NOT IN” y con bolígrafo, habían subrayado NOT, y encima, habían dibujado una caricatura con bolígrafo, imagino que para que los ojos se fueran al NOT, porque estaba justo encima.
No os martirizo más, así que resumo el tema restaurantes.
El día que estuvimos en Café Kara, era el que destinábamos a la zona de Városliget:y pensábamos comer en Paprika Vendeglo. Sobre las doce, pasamos por delante, pero nos pareció que era pronto. Y sobre la una y media, estábamos recorriendo la calle Hermina por los que nos dio pereza volver hacia atrás, además de que sobre las tres como máximo queríamos estar visitando el Museo de Bellas Artes que además de las exposiciones permanentes, ofrecía una temporal, excepcional, sobre Cézanne. Del listado que llevábamos el que más cerca nos pareció era uno de la cadena Trófea Grill, en concreto, el que está en Erzsébet Kyrályné útja, 5, al norte de la calle Hermina. Es un self service, pero cuidado, no cualquier cosa. Lo recomiendo si se va con prisas y salvo el hecho de que te tengas que servir tú mismo (a veces puede ser una ventaja) lo encontré muy bien en relación con el precio. Si se tienen dudas entre restaurants que no sea selectos o coquetos y viene de paso un restaurante de esta cadena, yo, volvería a ir. El único inconveniente es que tiene tres precios según el día y la hora y entonces ya no resulta tan bien de precio, aunque sí en cuanto a los platos, siempre hay algo que nos gustará. Nosotros fuimos en miércoles y entre 12 del mediodía y 5 de la tarde de lunes a viernes el precio por persona es de 3.899 Florines, 6398 la pareja. En el ticket, no está incluido el servicio, nosotros dejamos 700, algo más de un 10% porque comimos muy a gusto y el personal es atento, aunque sólo te sirve las bebidas, pero te da todo tipo de explicaciones. Y un detalle para mí muy, muy importante: al entrar nos preguntaron en inglés si ya conocíamos el sistema de funcionamiento de la cadena, dijimos que no y añadieron que se trataba de un self service y que el precio era el de 3.899 Florines, por persona. Es decir, avisaban previamente para que no te llevaras sorpresa y pudieras elegir quedarte o no.
En la zona de Buda, no llevábamos una lista muy amplia, pero descubrimos un auténtico “chollo”, al menos, para nosotros. Hasta el punto de que cuando otro día volvimos a Buda para ir de propio a la Galería Nacional de Hungría (los amantes de la pintura no se lo pueden perder) fuimos otra vez. Se trata de un hotel de cinco estrellas, que se llama St. George Residence, en la Fortuna utca, 4. Al pasar por delante, mi pareja vio un cartel que decía “menú, 10 euros”, tal cual. A mí no me acababa de convencer, me parecía que habría gato encerrado, pero al final, optamos por entrar a preguntar. El interior no se correspondía con un restaurante de un hotel de cinco estrellas, parecía más bien un café restaurant parisino de los años 60, sencillo. Además, nos dijeron que era menú único: sopa de goulash, paprika de ternera (en otros sitios, ha sido de pollo y lo hemos pagado más caro) y postre, tartas y helados muy, muy buenos. No nos arrepentimos, comimos muy bien. Pues bien, los dos menús más dos cervezas, muy buenas, de 690 cl. Cada una, nos costó, con servicio incluido, 7.650 Florines. Dejamos las dos veces, 8.000 Florines.
Para no cansaros más, os comentaré también otro restaurante que no llevaba anotado y al que también fuimos dos veces. Había leído que algún forero nativo o español residente, no sé si Bazsimano o Kocurkovo, habían escrito, de pasada, que en la calle Hajos, había restaurantes al que acudían los locales, sin citar ninguno en concreto. Esa referencia me la había guardado porque esa calle es una perpendicular a Andrássy út, y justo el edifico de la Ópera, tiene un lado que da a esa calle. Como tuvimos que cambiar de planes sobre la marcha e improvisar más de una vez, el segundo día de nuestra estancia estábamos a mediodía enfrente de la Ópera, así que fuimos a ver qué tal. Anduvimos un rato y sólo veíamos pequeños chiringuitos de comida rápida, algunos, no tenían ni mesas ni sillas, sino que vendían directamente desde una ventana mostrador. Cuando ya nos íbamos, vimos un restaurante en el número 14 de la Hajos utca, que hace esquina con otra calle y que tenía unos carteles ofreciendo menú para turistas con fotos, tres primeros, tres segundos y tres postres diferentes a elegir. 6.600 más 1.100 por dos cervezas Paulaner, de 0,3dl., servicio no incluido. Los segundos platos eran enormes y los postres estaban muy buenos y saciaban. Total sin propina, 7.700. Tomamos dos goulash de primero, una paprika (que era de pollo) y un Wiener sch…, no sé como se escribe, pero es una especie de escalope gigante, y los postres. La segunda vez que volvimos, nos cobraron 600 Florines más,, en total, 8.300 Florines sin incluir servicio. Luego vimos que la diferencia obedecía la hecho de que las cervezas eran de 0,5dl., pero nunca nos preguntaron por el tamaño de la cerveza.
Y, finalmente, no repetiría en uno de los chiringuitos de comida del mercadillo de la calle Vigado, calle que da a la parada de Metro de Vörösmarty utca, aunque en el ticket pone Váci ut, 60-62. 4.500 Florines, sin incluir el servicio, por un chorizo, un pincho moruno, dos medias rebanadas de pan y dos vasos de cerveza imbebible.
Espero que a alguien le sea útil este “misal”.
Un cordial saludo.
P.D. Gracias a todos los que me han precedido. Sus informaciones me han sido muy útiles.