Aunque mi idea es elaborar un diario sobre nuestra estancia en las Royal considero pertinente escribir antes una breve reseña ya que elaborar un diario requiere un trabajo y sobre todo un tiempo que va a dilatar demasiado la aportación de mi opinión, que sería resumidisimamente ésta:
Simplemente fantástico.
Me dan ganas de acabar ahí mi reseña. Es posiblemente la definición más ajustada a nuestra estancia, pero como sé que ello no aportaría gran cosa a los foreros interesados, me extenderé algo más.
El resort estaba completo a finales de julio y principios de agosto y según nos comentó personal del hotel, de momento seguirá así hasta casi finales de agosto. Verano no es temporada alta en Punta Cana y el hecho de que el hotel se encuentre a tope es más que significativo. Quienes lo conocemos, en una inmensa mayoría repetimos y quienen buscan un nuevo hotel escuchan en foros y agencias de viajes buena recomendaciones en torno a él. Y el resultado está a la vista. No hay mejor prueba de su buen funcionamiento que el alto nivel de ocupación.
El resort está inmerso en un continuo proceso de renovación y reestructuración. Desde nuestra última estancia hemos descubierto un montón de cosas nuevas para nosotros: piscina infantil del Behique, el Castillo del Pirata (club infantil), reformas en la piscina del Behique, nuevos restaurantes (Steak House y Trattoria), nuevo snack y barbacoa playera, el paellero en la playa….
Y actualmente hemos encontrado obras que, sin duda mejorarán aún más el resort: estaban cerrados por obra los temáticos mexicano, oriental y español, también el buffet la Catedral, varias villas del Bávaro estan siendo reformadas y se están construyendo nuevas swim ups para los miembros del Palladium Travel Club, obras también en el acceso al Hemingway, en uno de los teatros….
A decir verdad, salvo el pequeño rodeo que teníamos que dar para ir al Hemingway, las obras no nos han afectado en absoluto.
Oimos comentarios de huéspedes no alojados en la Royal y que hablaban de colas para acceder a los temáticos (problema motivado por la alta ocupación del hotel y por el comentado cierre de 3 temáticos). A nosotros no nos afectó esto en ningún momento ya que, al estar alojados en la Royal, podíamos hacer reservas previas para los diferentes restaurantes.
De todas formas, el hotel toma medidas para paliar estos inconvenientes y por la noche abren buffets como el Arrecife o el Bohío. Además, según nos comentaron trabajadores del Bohío, para compensar se ofrecía una noche de langosta gratis por habitación en el Bohío (de otro modo la langosta costaría 70 dólares por pareja la langosta con vino blanco).
Nosotros visitamos todos los temáticos y más de uno repetimos. Para nosotros eran nuevos la Trattoria Cher Raffaele (estuvo bien) y el Steak House, que nos encantó. Por recomendación de una estimada forera pedí rib eye (chuleta de costilla de res) y lo cierto es que estaba de chuparse los dedos. En mi siguiente visita volví a pedir lo mismo. Tanto este local como la Trattoria son francamente bonitos así como el bar que los antecede.
Nos gustó mucho la barbacoa playera, también nueva para nosotros. Se hace todos los días y requiere reserva previa (los no alojados en la Royal en su lobby). La comida es muy sencilla: un buffet y lo típico de barbacoa (chuletas de cerdo, de cordero, pinchos morunos, chorizos, pinchos de pescado y marisco…). Pero lo mejor es el entorno, junto a la playa, disfrutando de la brisa del mar y con las mesas situadas entre árboles bajos donde ramas y trocos casi forman un laberinto. Un disc jockey pone música muy animada y las dos veces que estuvimos, camareros y comensales acabaron bailando en el comedor.
El resto de restaurantes, muy bien también. Además, el hecho de poder cambiar cada noche de temático es todo un aliciente, es importante variar cada día para contribuir a una estancia más amena. Destacaría la langosta del Mare Nostrum, no tan grande como la del Steak House, pero realmente en su punto.
Las creppes de La Chanterelle (uno de los restaurantes exclusivos de la zona Royal) siguen siendo un espectáculo en su preparación y siguen tan buenas como siempre.
En nuestra anterior estancia en las Royal no desayunamos más que una sóla vez en el Gourmet. Esta vez lo hemos hecho casi todos los días…. ¡qué gozada! En la terracita, buscando una mesa a la sombra (a las 7:00 ya pega fuerte el sol en RD), con suave música de blues amenizando el ambiente, y con servicio a la carta. Una mimosa (zumo de naranja con champagne) para ayudar a pasar la tortilla no faltó casi ningún día.
Hemos tenido ocasión de saludar a muchos viejos amigos (Gerardo, Margarita, Tiburón, René, Miladys, Joana, Álvaro, Mimosa….) y conocer a otros nuevos (Patricio, Carolina, Christian, Francis, Ramonita…). Ya hablaremos de sus andanzas y habilidades en el diario.
Del tema de barras húmedas, me va a resultar más complicado hablar. Esta vez apenas hemos salido de la pisci de la Royal. Los motivos son variados: la pisci del Bávaro nunca nos ha atraido demasiado, en la pisci del Punta Cana junto a la playa ya no está Gerardo (ahora está en un lobby) y nos daba pereza ir hasta allí. Al no ir hasta donde Gerardo no hacíamos la consabida etapa donde Tiburón (aún así, le visitamos bastante). Y sobre todas las cosas: en la pisci de las Royal hay bebidas premium y es la piscina más tranquila de todas por no admitirse niños. Los minutos en los jacuzzi o en las camas sumergidas de la Royal se pasan sin que uno se de cuenta.
Además, los continuos picoteos (brochetas de frutas, sandwiches, jamón, quesos, pizzas…) que van pasando por la barra de la Royal ayudan a sobrellevar mejor la ingesta de ron.
Aún así, siempre hay que dejar huecos para visitar a William, el Tiburón. Un artista dentro y fuera de la barra (en el Palace).
Al personal de animación le hemos dado bien poco trabajo. Practicamente no hemos tomado parte en ninguna actividad. Entre que estábamos vaguísimos y que los chicos y chicas de animación se acercan poco a la Royal pues casi no hemos hecho nada.
Sí que estuvimos un día a punto de probar el aqua spinning (bicicletas estáticas metidas en la piscina del Bávaro) pero nos pareción que el horario es pelín duro para este ejercicio. Lo hacen lunes, miércoles, viernes y sábados a las 16:00 horas (para nosotros, recién comidos, no es la mejor hora)
La habitación, un sueño. Una cabaña con swim up en la zona Royal. Un auténtico lujo
.
Hace dos años estuvimos en swim up también, otra maravilla, pero no era cabaña.
Las swim up ubicadas en bloque tienen logicamente delimitada su extensión a la anchura del balcón o terraza de la habitación, mientras que en las cabañas la terraza es enorme y practicamente al aire libre. Da una sensación de amplitud y libertad no comparables a ninguna habitación de las que he visitado (ni creo que visitaré en mi vida).
La cabaña tiene otras muchas virtudes que ya comentaré en el diario, pero sí que os digo desde ya que flipé con la ducha (con chorros con diferentes trayectorias, radio, vapor, luz…..)
En las cabañas, por su estructura, no hay mayordomo y nos correspondían los del bloque de enfrente. Amabilísimos y totalmente eficaces en las escasas gestiones que hicimos con ellos (reservas de cenas restaurantes y solicitud de ayuda una vez que olvidé la llave en la habitación). Alguna vez nos dirigimos a otro bloque por no estar en ese momento nuestro mayordomo y nos atendió también diligentemente. Incluso una vez que no estaba la mayordomo, dejó un cartel con un número al que llamar desde el teléfono de su mesa. Así lo hicimos y nos tomó las reservas por teléfono. A la tarde, nos había dejado ya los tickets de los restaurantes en la mesa de nuestra sala. De 10.
La última vez que estuvimos en la Royal (2011) no disponíamos de whatsaap. Esta vez sí y el hecho de tener wifi en todas las instalaciones de la Royal ha sido una maravilla para poder comunicarnos con familia y amigos (y chincharles enseñándoles las fotos con la piña colada
). En el gourmet y en la playa la señal en ocasiones llegaba con dificultad, en el resto del hotel, de maravilla. Yo solía conectarme en la habitación y sin ningún problema. Suele haber una clave y un usuario que cambia más o menos semanalmente y que te comunica el mayordomo o en el lobby (también hay carteles en los mostradores con clave y usuario).
Los cochecitos exclusivos de la Royal no funcionaban con la celeridad de la vez anterior (supongo que debido a la alta ocupación), pero siempre nos quedaban los trenecitos (funcionaban 3) o, en último recurso, el ameno paseito.
Y de momento no sé qué más contaros. Todo de maravilla. Por poner alguna pega podría comentar que alguna vez puntual el aire acondicionado a muy baja potencia nos hizo sudar más de lo debido en alguno de los restaurantes. Pero fué algo puntual de un par de noches.
Todo lo demás, en la linea habitual y que tanto me gusta del Palladium.
No me extraña que esté a tope aún fuera de temporada.
Ya os digo, cuando elabore el diario contaré todo con mucho más detalle y trataré otros puntos que aquí apenas he tocado.