Qué bien, qué de facilidades...qué pronto dejará de ser ese sitio idílico al que fui en 2016.
Efectivamente entramos y salimos por Kangerlussuaq en el vuelo largo desde/hacia Copenhague porque los demás aeropuertos son de chichinabo y no podían recibir aviones tan grandes.
Al aeropuerto de Ilulissat llegamos en un autobús con alas, y cuando bajamos al sur, a Narsarsuaq, hicimos escala en Nuuk pero todo con aviones enanos de hélices.
Los aeropuertos una gozada, entrabas a facturar y de ahí a la puerta de embarque, sin pasar controles ni gaitas. Si te aburrías, salías de la terminal a dar una vuelta y volvías a la puerta de embarque como si fuera una terminal de autobuses. Los lugareños que iban llegando se saludaban, prácticamente se conocían todos.
En el único que hubo que pasar control (y no fue muy exhaustivo) fue en la zona internacional de Kangerlussuaq.