Hoy os comento una ruta corta, salpicada de posibilidades para el baño, ahora que el calor aprieta
DEL FARO DE CABO DE GATA A CALA RAJÁ
Nos encontramos en la porción de parque más cercana a la ciudad de Almería. El
Centro de Interpretación "Las Amoladeras" nos invita a captar información y a un paseo por un denso bosque de pitas. La iglesia y las salinas constituyen una estampa clásica a la que, ahora en mayo, se une una inusitada pradera en la que despuntan heroicas florecillas.
Ascendemos por la breve carretera del faro -en buen estado, se divisa al fondo en la fotografía- pudiendo dejar el vehículo aparcado al final de la misma o en una amplia explanada frente al restaurante. El aparcamiento del faro suele estar concurrido pero con buena rotación: La mayoría viene a ver las vistas.
Desde el mirador se abarca una buena poción de litoral y, a nuestros pies, lo que todos han venido a ver: El mítico
Arrecife de las Sirenas. Una danza petrificada de la lava con el mar confiere imán a este lugar y es origen de numerosas leyendas de pescadores. Hoy disfrutaremos de variadas perspectivas de las chimeneas, pero ninguna tan completa como esta
Unos paneles indican el comienzo de la ruta. Hay también una caseta de información o bien de venta de refrescos o un poco de todo, no sé bien. La encargada nos aconseja ir a Cala Rajá por la pista de tierra, pero yo te voy a contar una posibilidad mejor
Arrancamos en sentido este hacia una vivienda particular. Nada más rebasarla, un ramal nos invita a descender hacia un diminuto y viejo
embarcadero que es una estampa en sí mismo, con los pitones de lava al fondo. Los más impacientes tienen aquí la primera, sugestiva oportunidad de baño.
Retomamos la senda que se dirige hacia la pista de tierra pero la dejamos pronto atajando hacia otra casa, esta muy reconocible por un porche con numerosos arcos. Rodeamos la finca por la parte que encara el mar descendiendo a continuación por una escalera de cemento. A media altura, reencontramos el sendero que nos aúpa loma arriba hasta una tercera vivienda. La rebasamos y enfilamos hacia
Punta Génova o Punta Baja: Un compendio de disyunción columnar. Para entender lo que estamos viendo, hay que considerar que todas estas tierras estaban sumergidas bajo un mar: Volcanes submarinos tallaron estos paisajes. Los materiales expulsados se enfriaron bruscamente en contacto con el agua cristalizando en conjuntos de columnas hexagonales que forman pavimentos como de caparazón de tortuga, abundantes derrubios poliédricos como desechos de escultor y caprichosos abanicos en las laderas del domo. También crean piscinas en la cara oeste y con la marea alta. No es el caso ahora, pero gracias a la bajamar pudimos contemplar hace un rato el Arrecife de las Sirenas en todo su esplendor. El mar es un paisaje vivo: unas veces muestra unas cosas y otras veces, otras.
El capricho de caprichos en el parque solo es visible desde el mar o, parcialmente, desde este lugar. Se trata de la
Vela Blanca un deslumbrante, enorme retal de roca blanca engastado en un oscuro acantilado al que da su nombre al asemejar la vela de un barco. El conjunto está coronado por una torre vigía que no se lo ponía fácil a cuanto pirata buscara el abrigo de estas ensenadas. En la imagen, el Arrecife del Dedo, cerca de nuestra meta del día. Dedo y Vela se superponen en contraste. Hoy tendremos un festín de blancos, negros, rojizos y azules.
Abandonamos Punta Génova y
Cala Arena nos hace guiños de destellos marinos invitando a la siguiente oportunidad de baño.
Vamos enlazando sendas a lo largo de una cornisa que bordea la línea de mar con buenas vistas en altura. A favor de algún barranco cabe buscar el baño tranquilo en una cala sin nombre.
Nuestro destino,
Cala Rajá, se destaca por su media lunita perfecta y abrigada en un receptáculo de tonos nacarados que le da en la lejanía aspecto de concha. La sinfonía de tonos tierra enmarca muy bien unas aguas turquesa que son toda una provocación.
Descendemos por el Barranco del Negro cuyo lecho, curiosamente, es blanco en atractivo contraste con las colonias de palmitos. Para el regreso, nos aupamos al cerrillo del fondo y bordeamos la playa en altura disfrutando de nuevas perspectivas.
Volvemos por el mismo camino aunque de manera más directa, dejando de lado Punta Génova. En total son unos 5 Km, ida y vuelta, que bien pueden ocupar media jornada por la gran concentración de atractivos de los cuales el baño no es uno menor, desde luego.
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Sendero del Faro de Cabo de Gata a Cala Rajá - Almería 0
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Sendero del Faro de Cabo de Gata a Cala Rajá - Almería 1
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Sendero del Faro de Cabo de Gata a Cala Rajá - Almería 2
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Sendero del Faro de Cabo de Gata a Cala Rajá - Almería 3
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