Amaneceres hay menos. Y es que en estos días casi de verano da gusto prolongar la noche con copa y tertulia en la terraza de un cigarral.
Y, sin embargo, Toledo de buena mañana y sin gente tiene un atractivo especial.
Un lugar que me gustó para unas panorámicas matinales en clave de dorados: Desde el
paseo de la Virgen de Gracia, en plena judería, se tiene una vista frontal, plenamente iluminada del ábside de San Juan de los Reyes que parece que emerge de las sombras. Un fondo de cigarrales soleados y esos cielazos azules de Castilla ponen el marco perfecto.
Para una vista nocturna iluminada también debe estar muy bien.
El paseo-mirador es un espacio alargado, con jardín, zona infantil y sin tráfico. Hacia la derecha están, para mi gusto, las mejores vistas. Toledo y el Tajo se despiden y deshacen su abrazo: