"El Camino de las Estrellas" ✏️ Blogs de España

Como la etapa era más larga me levanté más temprano que el día anterior, tras untar bien los pies de vaselina baje a desayunar, ya que la tarifa del hotel me incluía el desayuno, además aproveche para hacerme un bocata y llevarme un par de piezas de fruta para el camino. Después de pagar la cuenta, y dejar la mochila en donde me indicó el recepcionista para que la recogiera Correos, abandoné mi alojamiento encontrándome con un precioso día de niebla en Galicia.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Tras dejar atrás la imponente iglesia, una de mis favoritas, descendí por la calle principal que ,tras cruzar el embalse sobre un puente distinto al que me había llevado hasta Portomarín, enlaza, casi inmediatamente, con un camino de tierra que se prolonga en una larga subida al monte San Antonio

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Que nos deja imágenes como estas.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Y también como estas.

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Sinceramente, entre esta imagen y la anterior me quedo con aquella, con la naturaleza tal cual. Son numerosos los "altares" improvisados llenos de todo tipo de exvotos que pueblan el camino, donde muchos peregrinos dejan sus aportaciones en forma de pos-it, tarjetas de visita, muñecos de tela o plástico, botellas, zapatos etc. Intento creer que de verdad lo hacen por una necesidad o motivo espiritual,pero no soy capaz de autoconvencerme y, la opinión que me merece, disculpará el lector que no la comparta en este diario. No obstante, esto no es nada en cuanto a decoración del camino, nos esperan "emociones más fuertes"

Aproximadamente a la mitad de la subida, prácticamente recién iniciada la etapa, empece a notar molestias en la parte de atrás de la pierna izquierda, justo encima de la corva, en un principio pensé que era porque estaba todavía frío, o por no haber estirado, además como era suave creí que pasarían en un rato. No fue así, persistieron el resto de la etapa, pero ni el dolor era insoportable ni me impedía caminar.

No es esta etapa, a pesar de su longitud de las más bonitas, incluso me atrevo a definirla como la menos interesante de las que compusieron mi recorrido.

Un poco después de rebasar una fábrica de ladrillos en estado ruinoso, nos encontramos, en Toxibo, uno de los más bonitos hórreos que he visto a lo largo del camino, de los cuales he fotografiado bastantes. Además, como se puede apreciar, ya había salido el sol que me acompañaría, calentando además de lo lindo, hasta el final de etapa en Palas de Rei.

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Unos kilómetros más adelante hice la primera parada del día en Castromaior, para revisar los pies, tomar café y el bocadillo que me había traído de la Posada de Portomarín. Tras esos minutos de descanso se reanuda la marcha, el camino sigue las indicaciones del castro prerrománico que se encuentra allí mismo en Castromaior, pero luego no hay una indicación clara, supuse que era por un camino a la derecha, pero al no estar señalizado, teniendo en cuenta que era la etapa más larga, y la molestia en la rodilla no me atreví a aventurarme por lo que parecía el desvío.

El camino continúa, buena parte por carretera al menos diez kilómetros, hasta llegar al cruceiro de Lameiros, aproximadamente en el km 16 de la etapa. La característica principal de este cruceiro, el camino está plagado de ellos, es que es de doble cara y también tiene una profusa decoración en la base, ojo, si no vas atento igual te lo pasas, porque está en un lado del camino, no se le ve desde lejos.


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Aproximadamente en el kilómetro 20, en la Parroquía de Santiago de Lestedo, y sentado en la valla de su modesta iglesia, hice otra parada para reponer fuerzas con una pieza de fruta que me quedaba y dejar descansar un poco a los pies sin la opresión de las botas, al fin y al cabo eran ya las dos de la tarde, y me quedaban apenas 5 kilómetros para terminar la etapa.

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Iglesia y Cruceiro de Santiago de Lestedo, en la Parroquía del mismo nombre

Unos cuatro kilómetros más adelante el camino llega a Palas de Rei, atravesando una "interminable zona recreativa", donde se encuentra el albergue municipal. Aproximadamente a las 3 de la tarde y con la ayuda del gps del móvil llegaba a destino, el Hotel Benilde, magnífico por cierto, en Palas de Rei.

Tras subir a la habitación y la consabida ducha, está vez más larga por el dolor en la pierna, tocó hacer la colada, fue un error, porque la hice en la habitación, mientras que, en el alojamiento del día siguiente, había un cómodo lavadero. Después salí a hacer algunas compras, en la farmacia una pomada para el dolor de la pierna y un cortauñas que había olvidado incluir en mi equipaje, y una camiseta de manga larga para sustituir el forro polar para el fresquito de la mañana, porque el tiempo estaba siendo muy caluroso y con ella sería más que suficiente. Un ratito de descanso en la habitación y a cenar muy cerquita del hotel, que la etapa había sido larga y estaba cansado, ahí cayó la primera *** Imagen borrada de Tinypic ***, unos espaguetis (no había comido ese día) y un flan casero constituyeron un excelente menú peregrino por 10¢.

Por último, un gin-tonic en una terraza enfrente del ayuntamiento, creo que ni me lo terminé de lo cansado que estaba, así que, vuelta al hotel y a dormir.

En reposo el dolor había remitido, además como la etapa del día siguiente hasta Melide era solo de 14 km me sentía optimista,y esa noche descansé bastante bien.

Datos de actividad

Kilómetros caminados: 25,76.
Pulsaciones medias por minuto : 105
Pulsaciones máximas alcanzadas: 155
Tiempo invertido incluyendo descansos: 7 horas y 53 minutos.
Ritmo medio por kilómetro : 18' 21''.
Pasos totales :35.795.
Calorías quemadas: 3.930

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Al despertar ese día, además de untar los pies bien de vaselina, como todos los días, apliqué también la pomada que me habían dado en la farmacia, dejé la mochila en recepción, me despedí de los amabilísimos gerentes del hotel y desayune una tostada leyendo el periódico en un bar cercano.

Decidí caminar despacio al menos dos kilómetros para calentar bien los músculos, por si esa era la causa del dolor, y comencé a atravesar las calles del pueblo en busca del camino, topándome con estampas como esta, que parecen ser unos peregrinos bailando y que se encuentra a la salida de Palas de Rei

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O este estraño monolito, que establece una determinada relación entre la notas musicales y la tabla periódica de los elementos químicos

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A mi juicio esta también es una de las etapas más bonitas, aunque luego la entrada en Melide por una pista asfaltada en medio de un secarral no le haga justicia, pero si hay bastantes tramos a través de esos maravillosos bosques, sobre todo cuando no son de bárbaros eucaliptos, y nos permiten disfrutar de los olores, los colores y también de sus maravillosos sonidos, esos que, los que vivimos en la ciudad, o prácticamente no conocemos, o tenemos casi olvidados.

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Atravesando estos paisajes, y también la carretera, llegamos hasta San Julián do Camiño, donde se encuentra esta preciosa iglesia románica del siglo XII con este bonito ábside, y como no, con su cementerio anexo, algo muy habitual en Galicia.

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Unos cuantos kilómetros más adelante llegamos a Leboeiro, una pequeña aldea donde encontramos el famoso "cabazo" de Leboeiro .

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Y junto al cabazo, la Iglesia románica de Santa María, bonita por fuera, pero que en su interior guarda verdaderos tesoros:

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(Exterior de la Iglesia de Santa María)

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(Altar de la Iglesia de Santa María)

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( Fresco de la Iglesia de Santa María)

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(Talla románica en la Iglesia de Santa María)

En esta iglesia también decoré mi credencial con otro bonito sello, en general los sellos de las Iglesias del Camino suelen ser los más bonitos.

Me sorprendió que, en el rato que estuve disfrutando de esta iglesia, pasaron bastantes peregrinos y muchos de ellos no se pararon, ni para ver la iglesia, ni siquiera el llamativo cabazo. A este respecto, también pude comprobar que son muchos los peregrinos que sellan las credenciales en las iglesias, algunos, como unos italianos que me precedieron en la Iglesia de S. Nicolás de Portomarín ,portaban un gran número de credenciales de distintos tipos, pues bien, no son muchos los que dejan siquiera unos céntimos en el cepillo. Creo que si disfrutamos de estos lugares, además todos en un estado de conservación perfectos y, como se puede ver preciosos, deberíamos en la medida de lo posible corresponder a la amabilidad de quién nos pone el sello, y contribuir a que se mantengan en este magnifico estado.

El camino continúa por una zona bastante fea, el polígono industrial de Melide, pero luego cambia al llegar a las estimaciones del propio pueblo, a donde llegamos pasando antes por San Xoán de Furelos atravesando un puente medieval. Nada más cruzarlo podemos obtener otro bonito sello, en la inmediata iglesia que lleva el mismo nombre del pequeño pueblo, y que cuenta con un bonito retablo.

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Creia que ya había llegado a Melide, pero que va, aún me quedaba atravesar el secarral que ya he mencionado por pista asfaltada. Además, en esta ocasión, el alojamiento elegido estaba en el lado opuesto al del acceso al pueblo.

De nuevo me molestaba bastante la pierna izquierda y tenia los gemelos muy cargados, así que, con el móvil, busqué en internet fisioterapeutas en Melide y por suerte me dieron cita para las siete y media de la tarde.

Tras pasar por la famosa pulpería Ezequiel llegué al Albergue Pereiro, donde ya esperaba mi mochila, que sería el alojamiento para esa noche, también es recomendable. El Albergue como su propio nombre indica es eso, pero también tiene habitaciones independientes con baño propio que fue donde yo dormí. Si bien probablemente fue la habitación con las peores vistas que me dieron en todo el camino, lo cierto es que eran completamente nuevas, no tenían más de un mes de uso y están muy bien, una enorme cama y una estupenda ducha, la mejor de todo el camino. Si alquilas habitación independiente el acceso es por otra puerta ,que da a otra calle de manera directa y no tienes que pasar por la recepción del Albergue para nada.

Tras dejar las cosas y volver a hacer colada, para terminar ya el viaje, aprovechando el estupendo lavadero, salí a la calle, ahora sí a la pulpería Ezequiel a comer el archifamoso pulpo. La pulpería suele estar abarrotada de gente, te sientas en mesas largas, compartidas con otros parroquianos, yo coincidí con un hombre de Santiago que estaba allí por trabajo que me dijo dos cosas importantes: la primera que el mejor pulpo se como en el interior, no en la costa y creo recordar que es por el agua de cocción, la segunda, que en Santiago de Compostela obviara los bares y restaurantes del centro histórico y fuera a cualquiera de los situados en la calle Nueva, donde al parecer, por menor precio, se disfruta de muy buena comida.

Como no podía ser de otra forma la comida consistió en una ración de:

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por cierto sin cachelos, que verdaderamente estaba riquísimo, pero que ya sería de premio nacional de gastronomía con el aceite de oliva virgen que trae mi amigo Paco, de Bailén, todo acompañado de un Ribeiro y rematado con un café
de "pota" (puchero).

Una vez fuera, un orujito en una terraza cercana, porque la comida merecía ese final y al albergue a descansar un poco hasta la hora de ir al fisio.

De vuelta aproveché para hacer la consabida foto del pórtico que ilustra los billetes de diez euros, y el que dicen es el cruceiro más antiguo de Galicia.

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Aproveché el rato de descanso para "operar" una ampolla que me había salido. Entre el dolor en la pierna y la ampolla, la verdad es que ese día andaba un poco bajo de moral.

La visita al fisio, que era una chica muy agradable de nombre Marta, me vino muy bien y noté alguna mejoria, lo que contribuyó a animarme.
Tras un paseo por Melide, más corto de lo que me hubiera gustado por causa de haber ido al fisio, y comprar un poco de fruta, cené una ensalada sin pena ni gloria en una pizzería, donde además tardaron un mundo en atenderme.

De nuevo en el Albergue,recoger y dejar todo preparado para la mañana siguiente, porque ahora, entre hacer los estiramientos que me había recomendado la fisio, curar la ampolla con betadine y poner la vaselina en los pies, se me iba mucho tiempo.




Datos de actividad:
Kilómetros caminados: 16,41.
Pulsaciones medias por minuto : 103
Pulsaciones máximas alcanzadas: 160
Tiempo invertido incluyendo descansos: 4horas y 45 minutos.
Ritmo medio por kilómetro : 17' 23''.
Pasos totales : 21.783
Calorías quemadas: 2.185

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Aunque esta etapa también era corta, de hecho la más corta de todas las que compusieron mi viaje, empecé temprano, a las 7:59, porque luego el calor apretaba bastante.

Paré a desayunar en un bar a la salida del pueblo, un buen desayuno, como en prácticamente todos los bares de los distintos pueblos en los que dormí.

A la salida de Melide nos encontramos con alguna imagen curiosa:

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Algún bonito hórreo donde se reflejan los primeros rayos de sol del día.

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La iglesia de Santa María de Melide

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Este pequeño hórreo, buzón y panera, en uno de los chalets que se concentran en los primeros kilómetros desde Melide.

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Y construcciones ya casi olvidas como este lavadero público, aunque a lo largo del camino vi varios y en buen uso, lo que hace pensar que en esta parte de la Galicia rural siguen siendo de utilidad.

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Continuamos nuestra ruta atravesando un bosque precioso, en el que nos topamos con el mojón que nos indica que quedan 50 km para Santiago, o eso suponemos, porque, como en tantos otros, algún cretino ha arrancado la placa indicativa y debemos confiar en la buena fe de quién ha escrito a mano esta cifra.

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El camino discurre por un tupido bosque, que parece mágico al filtrarse los rayos del sol entre las copas de los árboles.

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Lamentablemente, a algunas personas parece ser que la belleza de la naturaleza no les es suficiente, y se empeñan en mejorarla ocasionando resultados como este, que ponen de manifiesto la debilidad mental y pobreza moral de quién los lleva a cabo.

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Por si eso fuera poco, unos metros más adelante " reinciden"

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Por ser suaves vamos simplemente a decir, como mi abuela y seguro que muchas otras, que esto es falta de urbanidad, pero una falta enorme.

Más adelante cruzamos el río Catasol por este paso empedrado, que facilita que no nos mojemos los pies.



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Junto al río, se sitúa una de las curiosidades del camino, en una mesa plegable, donde también te sellan la credencial, hay distribuida fruta y bebida para los peregrinos que ofrece un hombre extranjero a cambio de un donativo. Pero la curiosidad radica en que ,junto a los plátanos y manzanas, también hay zanahorias para dar de comer a este curioso personaje, de nombre Rocinante, como el rocín del Ingenioso Hidalgo.

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Tras pasar cruzar el cauce, comienza una empinadísima cuesta todavía por el bosque.

Después de aproximadamente una hora más de camino entramos en Boente, donde en la Parroquia de Santiago conseguimos otro sello para la credencial y hacemos algunas fotografías de su altar, donde destacan varias esculturas, entre ellas una de Santiago representado como "Santiago Matamoros".

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Cinco kilómetros después llegamos a Ribadixo de abajo, tras cruzar el puente medieval se encuentran varios albergues, uno incluso con acceso al río donde poder bañarse.

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Tres kilómetros más adelante llegamos a Arzúa. En esta ocasión, también el alojamiento elegido estaba a la salida del pueblo, lo que retrasa la llegada, pero también son metros que descontamos de la etapa del día siguiente.

La última parte del camino tenía una cuesta abajo tremenda que me fastidió aún más las maltrechas piernas, especialmente la izquierda, dejándome los gemelos a punto de reventar. Realmente estaba en peor estado que el día anterior, a pesar de que la etapa había sido la más corta, por cierto, también muy bonita.

Tras encontrar la pensión Begoña donde me iba a alojar, muy buena. Me dieron una habitación espaciosa con cama grande y un baño también estupendo. Por poner un pero, deberían ser más generosos con el gel de baño y además poner un jabón en el lavabo. Otro detalle es que no les funcionaba el datáfono para pagar con tarjeta, lo que añadido a que no te dan factura despierta alguna sospecha, y en este caso me ocasionó perjuicios porque tuve que ir al cajero y, para colmo de males, no se si por la caida de tensión que sufría el pueblo, se iba la luz, al parecer por el calor, lo que me obligó a un peregrinaje de cajero en cajero y encima a pagar comisión en el que funcionaba. A pesar de estos detalles, la comodidad y limpieza del establecimiento me hace recomendarlo.

Ese día correos no había entregado todavía la mochila a mi llegada, pero llegó mientras me tomaban los datos de registro, así que pude cambiarme de ropa antes de ir a comer a donde me recomendaron en la pensión, en casa Teodora, (deben ser familiares o algo) donde se come francamente bien, puedo decir que, siendo en general muy buenos, este fue el mejor menú peregrino que tomé. Empanada, Merluza a la gallega, flan casero y vino a discreción por 10¢.

Después de comer me senté en la misma terraza del restaurante a tomar un café, evalué el estado de mis piernas y me resigne a ver si encontraba otro fisio que me diera un repaso, porque sinceramente los gemelos parecía que me iban a estallar, tras dos llamadas infructuosas me dieron hora para unos minutos mas tarde en la clínica Quercus, donde me atendió fenomenalmente y justo es que lo diga Ángel (realmente Angelo porque es italiano) que además de ser muy simpático me parece un gran profesional, me dio un buen tute de más de una hora que, sinceramente opino, fue determinante para que pudiera terminar las dos etapas que me quedaban.

Después de salir de la clínica vino el peregrinaje ya comentado por todos los cajeros de Arzúa y finalmente un rato de descanso en la habitación.

A la caída de la tarde salí a tomar algo y buscar un sitio donde cenar un sandwich o algo ligero porque la comida había sido abundante, y lo hice en el café-bar Manolo, donde la amabilísima camarera me permitió pedir solo media ración del famoso queso de Arzúa (que me temía no iba a poder probar) que, junto con el sandwich vegetal y un poleo, fueron mi cena, terminada la cual de nuevo a la pensión, dejar todo preparado para el día siguiente y dormir.

Datos de actividad:
Kilómetros caminados: 14,57.
Pulsaciones medias por minuto : 98
Pulsaciones máximas alcanzadas: 136
Tiempo invertido incluyendo descansos: 4horas y 17 minutos.
Ritmo medio por kilómetro : 19' 32''.
Pasos totales : 21.382
Calorías quemadas: 2.094

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