Escapada a Picos de Europa ✏️ Blogs de España

En Septiembre disfrutamos de un fin de semana en Milán, nada mas volver ya comenzamos a preparar la siguiente aventurilla. Esta vez nos quedamos mucho mas cerca de casa, Asturias siempre es una buena opción, y los Picos de Europa, una auténtica pasada. Es la cuarta vez, que yo recuerde, que nos dejamos caer por la zona, pero nunca decepciona.

Es el puente del Pilar, disponemos de un largo fin de semana, desde el jueves 12 de octubre hasta el domingo 15, dormiremos las tres noches en el Hotel - Apartamentos Peña Santa, en Benia de Onis, cerca de Cangas de Onis y a tiro de piedra de Arenas de Cabrales, una de las principales puertas de acceso a los Picos. Alquilamos un apartamento confortable por poco mas de de 100 € la noche, buen precio, mas si tenemos en cuenta que tanto los desayunos, como la mayoría de las comidas las haremos allí, con el ahorro consiguiente.

Nuestro plan consiste en salir a una hora decente de A Coruña, y recorrer los casi 350 kms hasta Cangas de Onis del tirón. De esta forma en poco menos 3 horas y media estaremos en la localidad asturiana de la que parten los autobuses a los famosos Lagos de Covadonga, uno de los puntos mas populares de los Picos de Europa.

Tras una pequeña parada para tomar un café, llegamos a Cangas, aparcando en la propia estación de autobuses, en donde hay una gran explanada habilitada para aparcar. Tenemos los billetes de bus comprados de antemano en la web de Alsa. Como es temprano, nos da tiempo a dar un pequeño paseo por la animada localidad asturiana y acercarnos a una farmacia.



Como se puede apreciar, el tiempo es buenísimo y la temperatura cercana a los 28 grados, esto a mediados de octubre...... Volvemos a la estación y esperamos el bus, se retrasa un poco, alguno aprovecha para comer el bocata que traemos de casa.



Llega el bus, ya estamos camino de los lagos. En unos 45 minutos llegaremos. El bus va haciendo paradas en los parkings habilitados en la carretera que se dirige a los lagos. La última parada la hace a la altura de la famosa basílica de la Virgen de Covadonga. A patir de aquí, la carretera se empina, los coches particulares no pueden pasar y menos mal, curvas y mas curvas, nos cruzamos con un par de buses que van hacia abajo. La montaña comienza a mostrar su espectacularidad en un día precioso.





Una vez llegamos arriba el autobús nos deja en el parking de Buferrera. Allí, una de las técnicas del Parque Nacional te recibe y te explica sobre un mapa la ruta corta de los lagos. Esta es la opción más elegida, es bastante sencilla y se recorre en una hora, aunque hay que sumar el tiempo que paséis en cada parada. Comienza en el mismo parking.Todo el recorrido se hace por una acera de piedra, en algunos tramos hay escaleras y barandillas de madera, así que no tiene pérdida. No lo pensamos mal y disfrutamos cada minuto del recorrido. Es mi tercera vez aquí arriba y lo disfruto como si nunca hubiese estado, el día invita, no hace pizca de frío, el aire es apenas una ligera brisa. Las fotos no dan fe de la magia del lugar.















Terminamos el recorrido y descansamos un rato a orillas del lago Enol, es hora de volver y, entre vacas, nos dirigimos hacia el parking, en donde la cola para el autobús de vuelta ya está formándose. Se llenan dos autobuses en un santiamén, nosotros entramos en el segundo. Recogemos nuestro coche y recorremos los 15 kms que nos separán de nuestro alojamiento.

En el Hotel Apartamentos Peña Santa hemos alquilado un apartamento con cocina, baño, terraza y dos habitaciones. Desde la habitación podemos ver y oir (cencerros) de las vascas que pastan en los prados de enfrente.



www.hotelesenonis.com/

El apartamento es espacioso, cómodo y luminoso. Estamos en la última planta del edificio y la terraza es grande. Hacemos el check in y nos disponemos a descansar un rato antes de cenar, los niño se ponen a estudiar. En un rato estamos cenando nuestros espaguetis con atun y tomate. Despues de cenar me doy una vuelta por el pequeño pueblo que a estas horas está bastante animado con las cenas en los dos restaurantes que están a tope de comensales.

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Amanece en Benia de Onís, hemos dormido de maravilla. Después de desayunar nos asomamos a la terraza y vemos que durante la noche el tiempo a empeorado y la niebla esconde parte de los pequeños picos que rodean la localidad.



Nuestro plan de hoy consiste en realizar una ruta de senderismo que nos llevará hasta la pequeña población de Bulnes. Para ello debemos de tomar un autobús en Arenas de Cabrales. La ruta hasta Arenas nos lleva unos 20 minutos, la carretera pasa por uno de los miradores mas bonitos de los Picos, el mirador del Pozo de la Oración, desde donde se tiene una panorámica espectacular del Naranjo de Bulnes. El mirador está muy bien cuidado, tiene una amplia zona de aparcamiento.

Arenas es uno de los portales de entrada al Parque Nacional de los Picos de Europa, el pueblo tiene muchos servicios orientados al turista, tiendas, restaurantes, etc y una visita muy recomendable, la Cueva del Queso de Cabrales. Nosotros ya la visitamos en otra ocasión pero la recomendamos.

Aparcamos el coche en el gran aparcamiento que hay en la localidad maps.app.goo.gl/qGvAcQWEATKnwrwY7 desde el que salen los buses de Alsa que nos llevaran hasta el famoso Funicular de Bulnes. Los billetes los adquirimos por internet, y es algo importante sobre todo en épocas de gran afluencia de visitantes. A la salida del parking se encuentra la parada del bus en donde un cartel muestra recorridos y horarios.



Los buses salen a las horas y cuando llegamos al parking (menos diez) vemos que ya está en la parada. Nos cambiamos el calzado a las botas de treking, cojemos nuestras mochilas y vamos a la parada, llegamos y el bus ya no está, son menos 5. Nos quedamos con cara de tontos y afrontamos una hora de espera.

Cuando llega el siguiente bus ya hay bastante gente esperando con nosotros, protestamos al conductor y le decimos que no es normal que se marchen antes del horario por mucho que el bus esté lleno, mas cuando tenemos asientos comprados para esa hora, el sabe que faltan pasajeros y que tiene que no puede volver a vender esos asientos ya pagados. Curiosamente, volvemos a arrancar antes de la hora porque el bus ya está completo

Por una carretera sinuosa que se va adentrando entre montañas calizas, en 10 minutos llegamos al aparcamiento del Funicular de Bulnes, en Poncebos. Aquí empieza nuestra aventura. Los primeros 800 metros son de asfalto, atravesamos un precioso tunel en donde el viento arrecia y en unos minutos llegamos al desvio que nos introduce en la ruta a Bulnes.



Bulnes es uno de esos pueblos que están hechos para el deleite del turista. Cada rincón, cada detalle y su maravilloso enclave harán que disfrutes de una estupenda jornada de turismo rural. Esta pequeña localidad asturiana está aislada dentro del Parque Nacional de los Picos de Europa. No existe acceso por carretera pero, no te preocupes, tienes dos opciones estupendas: una ruta de senderismo preciosa o la subida en funicular, inaugurado en 2001.

La ruta se inicia desde Poncebos (al igual que la ruta del Cares que comienza a unos metros), el recorrido es lineal de dificultad media/baja (cuenta con desnivel, mucha piedra suelta y tramos expuestos), está muy bien señalizada y tiene una longitud de 8 kilómetros (ida y vuelta), el tiempo estimado es de 3 h 30´ y el desnivel acumulado de 500 metros. Vamos a comenzar.

Tras cruzar el túnel ya comentado, recorridos unos 200 metros nos encontramos con las primeras señales, si seguimos de frente comenzamos la Ruta del Cares, tomando a la izquierda, comenzamos la ruta de Bulnes. Los primeros metros son descendiendo unos escalones y una cuesta que nos dejan en el precioso Puente de de la Jaya.



Cruzamos el puente y vemos frente a nosotros el conocido como Canal del Tejo, por donde transcurre la ruta y única forma de acceso al pueblo de Bulnes hace poco mas de 20 años . El paisaje es precioso, aprovechamos para hacernos una foto junto a una cabaña de pastoreo.





El primer tramo de la ruta es un contínuo sube y baja con el río siempre a nuestra izquierda. Un grupo de cabras pastan a los lados de la ruta, llegamos al segundo puente, el del zardo, tras cruzarlo el río Tejo nos acompañará, a partir de aquí, siempre a nuestra derecha (aunque la mayor parte del tiempo sólo se intuye al fondo del precipicio).





Este es el lugar perfecto para hacer un pequeño descanso y tomar energía para lo que viene. A partir de aquí la ruta se complica.



Recorremos unos pocos metros en terreno llano pero ante nosotros se abre el primer tramos de fuerte pendiente. En pocos metros subiremos un fuerte desnivel a través de un duro tramo de eses que se suceden. LLegamos arriba y resoplamos, tomando aire para continuar la ruta.

La ruta continúa, en continua subida, siempre rodeados de moles calcáreas. El río queda cada vez mas abajo y el precipicio que queda a nuestra izquierda impresiona por momentos. , por eso no recomiendo la ruta a personas que sufran de vértigo. Paso a paso llegamos a un nuevo tramo de fuerte subida a través de nuevas eses. Probablemente se trate del tramo más complicado y mas impresionante de toda la ruta. Llegados al final giramos la vista hacia lo que vamos dejando atrás.



Llevamos recorridos apenas 2 kilómetros desde la parada de bus del funicular, pero el fuerte desnivel se nota en las piernas. A partir de aquí, aunque el recorrido siga siendo siempre en subida, es mas suave. Continuamos caminando, este tramo es mas llevadero. El siguiente hito de nuestro recorrido es el lugar en el que se ve, allá arriba, el conocido como barrio del Castillo de Bulnes, lo descartamos porque la subida no nos apetece. Continuamos caminando, comienza a lloviznar. Aunque parece que no damos llegado en unos minutos alcanzamos la estación de destino del funicular. Como llueve mas fuerte nos refugiamos y aprovechamos para comer algo e ir al baño.

Tras el funicular, nos queda un último esfuerzo en forma de empinada cuesta. Decir que a partir de la estación del funicular la senda se ha ensanchado y el piso es mucho mas sencillo al convertirse en un pista bien conservada. Al fondo ya vemos el pueblo de Bulnes, hemos llegado.



El pueblo es una preciosidad entre montañas, como un regalo envuelto en piedra y verde. Superamos la ermita y cruzamos el puente que nos introduce en el corazón de Bulnes.





El pueblo Bulnes es en realidad una pequeña aldea de unas pocas decenas de habitantes que, hasta la construcción del funicular, se encontraba completamente aislada. Ha sido tradicionalmente lugar de paso para los montañeros que se proponían alcanzar la cima del Pico Urriellu. Rodeado de impresionantes montañas de roca caliza, en la actualidad el pueblo de Bulnes está volcado hacia el turismo. Todas sus casas están decoradas con flores y ofrecen desde bares donde degustar su preciada gastronomía, hasta alojamientos rurales y pequeñas tiendas de artesanía.





A dejado de llover, nos compramos unos refrescos en uno de los negocios que hay en el pueblo y nos sentamos en una mesa de madera con sus respectivos bancos para tomarnos los bocatas que habíamos comprado en Benia de Onís.



Despues de comer nos tomamos unos cafés en uno de los restaurantes, allí nos encontramos a un vecino del pueblo de Coruña en donde nació mi padre y al que vamos con frecuencia. Despues de un rato de parloteo, invitamos a los café y nos vamos a dar una vuelta por el resto del pueblo. Caminamos hasta las últimas casas, después de ellas, las vacas pastan libres por el monte.



Cruzamos el río Tejo pero no por el puente, nos va mas la aventura.





Todavía nos queda una cosa por hacer en el pueblo, no estaría mal quedarnos a dormir aquí, por desgracia no tenemos reservado y si pagado nuestro apartamento Pero sabemos que muy cerca del pueblo hay habilitado un mirador desde el que se puede ver el Pico Uriellu. Hacia allá nos vamos, la perspectiva de Bulnes desde aquí es maravillosa, como un pequeño tesoro enterrado entre montañas.



Subimos un tramo de escalones y llegamos a una plataforma desde la que se obtiene una curiosa vista del pico mas emblemático de Picos de Europa.



Ahora ya podemos regresas, con calma y visto que no parece que vaya a volver a llover, decidimos volver caminando, en lugar de en el funicular como teníamos previsto. En parte por el precio, muy elevado para mi parecer del trayecto 17,61 por cabeza. Si tenemos en cuentao que los niños ya tienen mas de 12 y pagarían precio de adulto, serían 75 eurillos. Los vamos a sustituir por hora y media de paseo entre verdes montañas y aun encima cuesta abajo ;)

Al poco de salir del pueblo hacemos una paradita en donde se puede acceder a la orilla, nos refrescamos los pies entre los enormes bloques calcáreos, es una costumbre de nuestras rutas de montaña.



El camino se disfruta el doble que en sentido subida, primero porque el esfuerzo es menor, segundo, porque las vistas son mucho mas espectaculares en sentido Poncebos. Lo que si que hay que tener cuidado es en las zonas mas empinadas y pedregosas, aunque el piso está seco, al ir hacia abajo los precipicios producen mas sensación de exposición al vacío.





El camino se hace muy ameno y disfrutón, al fondo ya vemos el puente de la Jaya.



Cuando llegamos al puente el peque y yo no podemos resistirnos a bajar hasta la orilla, el río lleva poca agua porque estamos en pleno otoño y las lluvias todavía no han llegado. El paraje, con el agua turquesa del río Cares, es espectacular.



Volvemos a subir al camino, en unos metros estamos en al carretera, ya solo queda volver a la parada de autobus para volver a buscar nuestro coche. De ahí al apartamento.



Ya en el apartamento toca descansar. Los niño a estudiar un poco y tras la cena, todos a descansar. Para mañana dan un día de lluvias continuas y copiosas. Pensamos que, aunque tengamos que pasar un tiempo en el coche, podemos acercarnos hasta la vecina comunidad autónoma de Cantabria porque parece que allí la lluvia no será tan copiosa.

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Nuestro plan para el día de hoy consistía en acercarnos en coche hasta la vertiente cántabra de Picos de Europa. Concretamente cruzando el desfiladero de La Hermida hasta llegar a Fuente De y subir en el teleférico, visitar Liébana y Potes. Pero el tiempo no acompañará en la montaña. Por eso cambiamos el plan, nos moveremos igualmente por Cantabria, pero por la zona costera, mas concretamente visitaremos Santillana del Mar y Comillas.

Después de desayunar tranquilamente, dedicamos un par de horas a dejar volar el tiempo y nos preparamos para salir, sacamos el coche del aparcamiento (gratuito) anexo al hotel y nos disponemos a conducir los 94 kms (1 hora y 10 minutos) que nos separan de la localidad cántabra de las tres mentiras.

Durante el trayecto llueve de lindo, a veces arroya, esperemos que en nuestro destino la lluvia nos respete un poquillo. Llegamos a Santillana sobre la 1 y media. Aunque sigue lloviendo es imposible encontrar aparcamiento en Santillana, siguiendo los carteles llegamos a un aparcamiento privado en una finca particular habilitada, pagamos los 3 eurillos que vale el día de aparcamiento y nos dirigimos caminando hacia la localidad medieval, ya no llueve.

maps.app.goo.gl/HkVcxdpnrHxwUKWT9

Como ya es hora de comer decidimos parar en uno de los restaurantes de la Plaza del Rey, es un italiano, se llama Pizzería bitinia y resulta ser una elección espectacular. Las camareras muy agradables, el servicio rápido y la comida, ESPECTACULAR.



Después de comer, nos dirigimos hacia el casco histórico de Santillana del Mar, llueve. Subimos hacia la parte alta del pueblo por las calles Carrera, Cantón y Rio, repletas de casonas y palacios. La lluvia gana en intensidad y pese a ello la localidad está repleta de turistas.







Llegamos a uno de los puntos mas conocidos de la localidad, la Colegiata de Santa Juliana, situada en la parte alta de la villa.



Tomamos ahora por la calle Racial, hasta llegar a la Plaza Mayor. La lluvia arrecia en este momento y decidimos meternos en la Torre del Merino, considerada como una de las construcciones más antiguas de la villa ya que se cree que data del siglo XIV. Su nombre es debido a que esta torre era la vivienda del Merino Mayor de las Asturias de Santillana, es decir, el representante del rey y administrador de la zona.

La torre muestra diversas exposiciones y desde el piso superior se disfruta de una buen panorámica de la Pza. Mayor en donde destacan también la Torre de los Borja y el Ayuntamiento.





Sigue lloviendo en Santillana y poco a poco vamos caminando por la calle de Juan Infante.



Tras hacer unas compras nos volvemos al coche para dirigirnos hacia nuestro segundo destino del día, la preciosa localidad de Comillas. En apenas 20 minutos estamos aparcando en la zona residencial que se situa bajo la Universidad Pontificia. Bajamos caminando hasta el centro histórico y en unos minutos estamos caminando por la calle Marques de Comillas, uno de los puntos de acceso al casco histórico.



Por la Pza. Corro de Campios llegamos a la plaza más popular de la localidad, la Pza. de la Constitución, en donde destaca la iglesia de S. Cristobal y el Ayuntamiento antiguo de Comillas.







Después de darnos un paseo por esta zona del casco histórico nos dirigimos hacia uno de los iconos de la localidad. Comillas es una localidad costera y vacacional en la que destacan distintas construcciones de estilo modernista, y entre todas ellas, la mas famosa es el Capricho del arquitecto catalán Antonio Gaudí.

Buscamos el acceso al monumento que se situa en el medio de una extensa finca ajardinada, rodeada de otras construcciones palaciegas. En el acceso nos informan de los precios y de que para el próximo acceso tendremos que esperar hora y media. Nos parece mucho porque tenemos que volver al apartamento y saldríamos de Comillas ya de noche. Decidimos dejar la visita para otra ocasión y caminar hasta el cercano Palacio del Marqués de Sobrellano, el palacio se situa en el medio de un parque municipal, en lo alto de una colina.





Damos una vuelta alrededor del Palacio y vemos una señal que nos indica la presencia del Capricho. Si pasamos por la fachada del palacio y continuamos unos 100 metros podemos tener una buena vista de la construcción de Gaudí, si no podemos verlo por dentro por lo menos podemos admirarlo por el exterior.



Con nuestras ansias "Gaudidianas" parcialmente satisfechas volvemos sobre nuestros pasos. Cuando llegamos a la puerta de entrada del parque un trabajador está cerrando el acceso, hemos tenido suerte porque el horario de apertura acaba de terminar. Volvemos al coche, nos queda una hora de conducción hasta el apartamento.

Despues de cenar toca hacer las maletas para poder aprovechar bien nuestro último día de escapada. Mañana dejamos el apartamento pero reservamos un par de paraditas antes de volver a casa

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