Lo que he podido ver en 4 escapadas a Roma ✏️ Blogs de Italia

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ESTA ETAPA CONSTITUYE UNA SUGERENCIA DE ESCAPADA A ROMA. 3 DIAS Y DOS NOCHES.

En este viaje confluyeron diversas circunstancias para hacerlo gratamente especial. Era la primera vez…

… que iba a dejar mi coche durmiendo solo y triste en el aparcamiento de un aeropuerto (algo a lo que ha tenido que acostumbrarse),

… que hacía un viaje low cost, con Ryanair desde Valencia, y alojado en un albergue cercano a Termini,

… que había estado programando el viaje con meses de antelación, navegando horas y horas en la red para buscar, comparar, cotejar opiniones de otros viajeros, hacer mis propias comparativas, volar una y otra vez sobre el destino con googleearth… en fin toda esa dedicación que nos hace pasar el tiempo, como si fuera un suspiro, totalmente inmersos en un viaje que ¡todavía quedan meses para realizar!,

y por todo ello subí un sábado temprano por la mañana al avión con una gran sonrisa y dispuesto a cruzar mi propio Rubicón. Era un destino largamente anhelado, pero nunca sospeché cuánto me iba a deslumbrar.

Además, creo que tuve suerte con casi todo. El vuelo fue de los más tranquilo y puntual, y sin haberlo programado tomé un asiento junto a ventanilla en el lado derecho del avión. Fue un acierto, porque cuando hacíamos el descenso hacia el aeropuerto de Ciampino, sobrevolamos Roma y pude ver los grandes monumentos desde el aire.


El desembarco del avión, la recogida del equipaje, el autobús a Termini, el re-encuentro con una gran amiga, encontrar el alojamiento, soltar las maletas y volver a Termini… fueron como la seda y los he resumido en esta única frase. Dado que mi amiga estaba de estudiante erasmus en Italia y ya conocía la ciudad dejé en sus manos totalmente la elección de itinerarios. ¡Ahora empieza lo bueno!

1.- Piazza Popolo y trayecto hasta el Ara Pacis. Mausoleo de Augusto.

Tomamos el metro y emergimos de las profundidades terrestres en la Piazza del Popolo. Las emociones, ante el bullicio de gente, el obelisco, la geometría de la plaza, las dos iglesias gemelas… ¡estoy en Roma… y me agrada mucho! Después nos dirigimos a pie hasta el Mausoleo de Augusto y el Museo del Ara Pacis. Después de la experiencia del metro se agradece andar, porque vas viendo el ambiente de la gente por la calle, los comercios, escaparates, el desenvolverse de la gente… ya empiezas a empaparte de lo que te rodea. Al final del trayecto aparece el Mausoleo de Augusto, el monumento funerario del primer emperador romano. Casi nada.

2.- El Ara Pacis.

El museo del Ara Pacis estaba recién abierto al público. Una vez dentro primero aparece una maqueta que te ubica en el campo de Marte en tiempos de Augusto, algunas esculturas de la familia augusta y después… ¿Cómo han conseguido traer esto aquí desde mi libro de historia del arte? Les ha quedado igualito que en la foto. En fin, sientes que has llegado, que estas ahí, que no es una foto, no es un documental del canal historia… es simplemente el altar, tal cual fue erigido, en el lugar en que fue erigido.


3.- Paseo a la orilla del Tiber.

Después continuamos ruta paseando a la orilla del Tiber, en dirección al Castel Sant´Angelo. Mientras caminas y vas charlando, es inevitable fijarte en el caudal de las aguas. Viniendo de una región en permanente sequía, piensas en el agua como fuente de vida… como cuna de las civilizaciones… el Tigris, el Eúfrates… ahora se trata del Tiber, cuna de la civilización que llega hasta nuestros días.

4.- Ponte S. Angelo, Castel S. Angelo y via della Conziliacione.

En el puente y en las cercanías del castillo tuve mi primer encuentro con las grandes boutiques del top manta. Las mejores marcas de moda y todos los complementos fotográficos y turísticos imaginables se encuentran sobre unos lienzos de tela en el suelo. Y a unos precios increíbles y regateables! Después enfilamos por la via de la Conziliacione. No hacía mucho tiempo que esta calle estaba literalmente atestada por decenas de miles de personas que fueron a dar un último adiós a Juan Pablo II. Y serán innumerables las personas que han recorrido estos últimos pasos en una gran peregrinación.


5.- Piazza de San Pedro.

Bueno, bueno… increíble. Nada más poner el pie en esta plaza te abruma la cantidad de gente, la grandiosidad de la columnata de Bernini, el tamaño de la plaza… y favorecida por la pendiente del terreno, en lo alto, la Basílica de San Pedro del Vaticano. Una vez más te invade esa sensación de ser el protagonista de una película, casi crees ver a tu lado a Anthony Queen en Las sandalias del pescador. Resuenan en tus oídos tantas y tantas crónicas emitidas desde esta plaza.

6.- Tumbas papales.

Aprovechando que la cola para entrar en las tumbas papales era casi inexistente decidimos entrar. Sorprende la devoción que se respira en torno a la tumba de Juan Pablo II.

7.- Basílica del Vaticano.

Después subimos de nuevo para entrar a la basílica, ya sólo quedan unos pocos pasos, atravesamos el pórtico de entrada, cruzamos el umbral de la puerta y… uau! ¡Qué grande es esto! Rápidamente se suceden dos movimientos bruscos con el cuello, uno, para mirar hacia arriba, y ubicarte en el espacio-tiempo en relación con una bóveda tan alta, y otro inmediatamente después para girar la cabeza a la derecha y buscar la escultura de la piedad de Miguel Ángel. Si, está allí, tras ese montón de gente y de destellos de cámaras de fotos. Luego, un paseo por la basílica te hace enmudecer. Te abruma la grandiosidad del lugar, pero también la cantidad de detalles escultóricos, decorativos…



8.- Merienda en la Piazza de San Pedro.

A la salida de la Basílica, nuestros estómagos reclamaron nuestra atención y decidimos comer-merendar sentados bajo una columna de la plaza. Allí empezaron a caer las primeras gotas de agua, por lo que nos tomamos un café bajo un toldo y nos fuimos al metro.

9.- Lluvia, paraguas cutre, S. Giovanni Laterano.

En el metro compramos el paraguas más infame del mundo a un vendedor ambulante. Sucio, gastado y medio roto, además de pequeño. Por un par de euros, tampoco se podía pedir más. Con esa mínima protección nos dirijimos a S. Giovanni Laterano, y en el trayecto desde el metro hasta la basílica nos cayó encima un aguacero tremendo. El paraguas apenas sirvió para que no muriésemos ahogados. En la basílica pudimos disfrutar de un momento de descanso tras la carrera para refugiarnos de la lluvia.


10.- Termini, paraguas bueno, sol radiante (es un decir, ya empezaba a atardecer).

En una pequeña tregua de la lluvia alcanzamos el metro y nos fuimos a Termini, a esperar el fin del temporal. Al fin y al cabo, alli hay cafeterias, tiendas, kioscos, y queda cerca del alojamiento, por si la cosa no mejora. Tras un rato alli, maldiciendo la climatología, decidimos buscar un paraguas grande y nuevecito para intentar ver algo de Roma refugiados en él. Cuando subíamos del sótano de comprar uno en el supermercado, instantáneamente dejó de llover. ¿Esto es cachondeo o qué?

11.- Circo Máximo, Boca de la Veritá

Así que nos lanzamos de nuevo a la carrera, tomamos el metro y aparecimos en Circo Mássimo, recorrimos el lateral opuesto al palatino, ya anocheciendo. A mitad del trayecto, en el punto más alto entornas los ojos y ves a Mesala dándole latigazos a Judá Ben-Hur desde su cuádriga. Al otro extremo del Circo, rodeas la Iglesia y te paras delante de la verja. Está oscurísimo, no se ve nada más que la espesa negrura. Y una voz a tu lado dice “ahí esta la Boca de la Verdad”. Miras de reojo a tu amiga y asientes volviendo a clavar la vista en la negrura espesa. ¿No hay focos aquí?. Decides tomar una foto a tientas, que medio consigues al segundo o tercer intento, y así puedes ver la Boca de la Verdad en la pantalla de tu cámara dígital.

12.- Templos. Paso del Tíber. Isla tiberina.

Frente a la Iglesia de la Boca de la Veritá se encuentran dos templos, uno rectangular, y otro circular, entre un grupo de pinos. Dejándolos a un lado caminamos frente al puente roto sobre el tiber y mas allá cruzamos el río para llegar al trastevere, superamos la isla tiberina, con sus piedras iluminadas en contraste con la oscuridad de las aguas.

13.- Trastevere, cena, helado.

Cenamos en una tratoria que me recomendó un romano afincado en Valencia que coincidió conmigo en el autobús de Terravisión. No la pongo aquí porque yo no la recomendaría a nadie. No estaba mal, pero comparado con lo que vimos después pro la zona, era el peor sitio del barrio sin duda. Después de la cena nos tomamos un helado mientras paseamos un poco por el entorno, aunque no nos extendimos mucho porque…

14.- Paso del Tíber. Campo dei Fiori.

… volvimos a cruzar el río callejeando para desembocar al Campo dei Fiori que empezaba a animarse de gente. Sugerí tomar algo allí, pero mi iniciativa fue contrarestada con otra consistente en seguir caminando.

15.- Piazza Navona.

Así que llegamos a la Piazza Navona. ¿Quién sería capaz de confesar que hace unos minutos quería detenerse a beber algo? ¿Para perderse esto? La Piazza en todo su esplendor, sin ningún elemento en restauración. Y la piedra de las fuentes ofreciendo un tono mágico, mezcla de la iluminación y del reflejo del agua. El sabor bohemio (perfectamente estudiado y explotado) de los pintores callejeros y vendedores de postales. Después de un rato de ir y venir, y volver a ir y venir por la plaza, nos alejamos por las calles, que tienen un brillo irreal con el suelo mojado reflejando las luces de los coches, las farolas…


16.- Panteón nocturno.

Iba yo caminando, acusando el cansancio de la jornada, por calles estrechas y por las que apenas transitaba gente, cuando de repente, al doblar una esquina, apareció. Allí estaba, sobrio, imponente, majestuoso, grandioso, sereno, plácido… el PANTEÓN. Bajo el manto de una noche de cielo negro y de humedad en el ambiente. Intencionadamente mi amiga me mantuvo charlando y distraído para que no supiera qué es lo que íbamos a ver ni cuándo aparecería. Y consiguió lo que buscaba, parar en seco mis pasos, dejarme con la boca abierta, entrecerrando los ojos para enfocar mejor y con la cara describiendo un círculo que sigue el movimiento de los ojos alrededor del edificio. Una mirada que es como la mano que se alarga para tentar una pieza de fruta, y sopesarla, calibrar su consistencia, textura… una mirada que te hace tocar con los ojos. Serían sobre las 2.00 de la madrugada, y había solamente unas cuantas personas en toda la plaza. Mucho silencio. Y una reflexión: ¿Qué sensaciones tendría aquel romano llegado de provincias que al doblar una esquina viese este edificio? Un romano que nunca hubiera pisado un estadio de fútbol o una catedral gótica, que lo más grande que hubiera visto fuese un pequeño teatro como el de Segóbriga. Realmente se encontraría en un Pan-Theon: El templo de todos los dioses.


17.- Autobús frente al altar de la patria.

Después de tantas emociones, el cansancio obligaba a tomar un autobús nocturno con destino Termini. Tomamos uno frente al altar de la patria, también muy solitario a esas horas. Es grande, pero tras ver el panteón, no es grandioso.

18.- S. M Maggiore.
Amanece un soleado domingo, 30 de abril. Y muy cerquita tenemos la basílica de S. María Maggiore. Visita obligada, y muy grata.

19.- Iglesia pequeñita: S. Prassede.

Me sorprendió tras la basílica la visita a esta iglesia, muy cerquita de la anterior, apenas a unos 150 metros. Lo que me resultó una pequeña joya, fue concretamente una pequeñísima nave lateral toda recubierta de mosaico. Según entras, por el lateral de la nave central, giras a tu izquierda y la (creo recordar) segunda nave lateral que aparece a tu izquierda es un micro-cosmos. Creo que hay algo telúrico en ese lugar.

20.- Termini para ir a S. P. fuori le mura.

De nuevo volvimos a Termini, encrucijada máxima de Roma, y tomamos el metro para ir a San Pablo extramuros. Con ésta, quedaba cerrada la visita a las cuatro grandes basílicas romanas. Dejando en un lugar aparte la de San Pedro del Vaticano, las otras tres me gustaron enormemente pero la que más me impresionó fue S. Pablo Extramuros. Quizás porque accedimos por el claustro, cuyo jardín estaba florido en plena primavera. Es posible que influya que la gran nave central estaba totalmente despoblada de mobiliario, y me transmitió una vez el concepto de que “la arquitectura es la conquista del espacio que nos rodea por el hombre”. O por la maqueta seccionada de la basílica que mostraba su esquema estructural, el puzzle que hace posible dicha conquista.


21.- Circo Máximo.

Regresamos a la parada de metro del Circo Máximo, esta vez era de día. Y era agradable ver que hoy la explanada del circo máximo sirve como lugar de esparcimiento para los romanos. Deporte, juegos con mascotas, o simplemente sentarse al sol son actividades la mar de sanas, y más en un sitio así.

22.- Los templos, la FOTO PERFECTA.

Dejando a la izquierda la iglesia de la Boca de la Veritá y continuando por la Vía del Teatro di Marcello nos hicieron una foto. Después la repetimos nosotros como ejemplo de lo que no se debe hacer al tomar una fotografía. Creo que en este montaje que hice posteriormente queda todo explicado:


Obsérvese la camiseta promocional de nuestra genuina Ñ.

23.- Teatro MARCELO.

Me llevé una gran sorpresa porque desconocía por completo la existencia de este lugar. Otra vez me invaden sensaciones placenteras relacionadas con mi oficio y trabajo (ocurre con frecuencia cuando estoy de viaje, pero no cuando estoy trabajando, jajaja). El caso es que en ese momento tenía delante de mí otro aspecto que me llama mucho la atención en el campo de la arquitectura. La reutilización de elementos antiguos en la arquitectura. Hay ocasiones en que simplemente se utilizan los restos de las edificaciones para descomponerlas y volverlas a emplear en otro lugar. Como el que toma una pieza en el desgüace para reparar o completar otro vehículo mucho más reciente. Pero en otras, la nueva arquitectura surge SOBRE, en vez de A COSTA DE, la anterior. Cuántas veces hemos leído en una guía “la actual catedral gótica se edificó en el lugar de una primitiva iglesia románica”. Con suerte, en una excavación aparecerán un par de vestigios de la iglesia románica. En cambio, se puede ampliar, cambiar el uso, re-utilizar… sin perder la identidad de lo primigenio y sin renunciar a la ventaja de lo nuevo. Porque quién me dirá a mi que no debe satisfacer vivir en un teatro romano.


24.- Altar de la Patria.

Pasando al pie de la escalinata del Ara Coeli y del Campidoglio (si, hay que dejarse algo para cuando vuelvas la próxima vez), llegamos al Altar de la Patria. Hay que evitar la tentación de dar un descanso a los pies sentándose en los escalones porque los cuidadores del entorno te invitan a levantarte en cuestión de segundos, casi antes de que hayas llegado a posar tu anatomía en el suelo.

25.- Columna y mercado de Trajano.

Sigues bordeando el altar de la patria, siguiendo la referencia de la columna de Trajano que ya queda al alcance de tu vista. La columna deja adivinar lo que quiere decir, la historia que nos relata ascendiendo en espiral hacia las alturas, pero es imposible apreciarla con toda la intensidad necesaria. Al lado queda, en un nivel inferior al de la calle, los restos del foro de Trajano y un poco mas allá el semicírculo de ladrillo del mercado del mismo nombre. Viendo los distintos niveles del mercado, el espacio abierto que queda abrazado por el edificio, todos los pequeños espacios previstos para los comerciantes… nadie podría decir que no se encuentra en el primer centro comercial de la historia.

26.- Via dei Forii Imperiale, vistas de los foros, acercarse al coliseo.

En el lado opuesto de la calle hay un mirador hacia la zona del foro romano. Algunas estatuas … ¡si, es Julio César! Un montón de gente que viene y va… y poco a poco avanzas por la calle un trecho. Y entonces llega el momento. Bueno, en realidad, no puede decirse que sea la primera vez que aparezca la silueta del coliseo en tu campo visual. En este peregrinar lo vi la noche anterior a lo lejos cuando salimos del metro en Circo máximo camino de la Boca de la Veritá y el Trastevere. Y desde que saliste del altar de la patria hacia la columna de Trajano lo estás viendo con el rabillo del ojo. Algo me hizo no fijarme en él, como el que aparta algún ingrediente predilecto en el plato reservándolo para dedicarle los mejores bocados. Así que ya tocaba empezar a degustar, para lo cual hay que irse al centro de la calle. Se me pasó por la cabeza la idea de continuar el camino de rodillas humildemente, pero la deseché con una sonrisa y me quedé allí unos instantes. Ahí ante ti está la postal. Tengo una especial relación con las postales. Es decir, me producen una emoción singular. En la mayoría de las ocasiones es inevitable asentir con la cabeza, confirmando que la realidad supera a la ficción. Recuerdo que en la película Stargate, descifran los códigos del portal dimensional, lo ponen en marcha y unos cuantos se disponen a atravesarlo enfrentándose a lo desconocido. El efecto visual con el que nos transmiten ese traspaso dimensional, ese viaje en el espacio-tiempo, es como un efecto de succión, la materia se estira, se lanza y al final cuando aterrizas todo rebota durante unos instantes como una masa de gelatina que se queda en reposo después de agitarla. En fin, es la mejor forma de describir el paso de las dos dimensiones que tiene una postal, una fotografía, a cuando te sitúas en el punto exacto y esa imagen tan nítida en tu propio disco duro empieza a dotarse de la tercera dimensión. Como cuando mirabas esos cuadros que eran unos manchurrones de colores y a fuerza de relajar la vista sobre ellos de repente … halehop! ¡Ante usted un cuadro de Goya estilo naif en una perfecta perspectiva 3D.


27.- COLISEO. Comida frente al coliseo, arco de Constantino…

Ahora mismo estoy trabajando en una obra que cuenta con cuatro grúas. Emplearemos cantidad ingente de medios auxiliares, maquinaria ligera y pesada, herramientas de todo tipo… y cuando terminemos el edificio, y nos vayamos con la música a otra parte, dudo que mucha gente alce la cabeza cuando pase cerca de él. Y mucho menos le haga fotos, le de un paseo rodeándolo por completo, estudie el efecto de las luces y las sombras sobre él… y decida comer sentado en el césped para verlo mejor y con todo detalle. Está casi todo dicho ya ¿no? Además los bocatas de jamón ibérico con queso curado (licencia por ir a visitar a una española residente en el extranjero) saben mejor allí que en el bar que hay cerca de la obra.

28.- Arco de Constantino, Foro Romano.

Abandonando el “restaurante”, nos disponemos a visitar el foro romano. Hagamos un pequeño paréntesis para situarnos. Estamos entre el Coliseo y el Arco de Constantino. Vale, si, hay miles y miles de personas pululando de un lado otro, hay parejas de novios japoneses (literal, con chaqué y vestido de novia) haciéndose fotos por allí, grupos enormes que siguen dócilmente a sus guías como rebaños. Hasta tú tienes una pinta de turista de libro, mochila al hombro, cámara al cuello, ropa cómoda y calzado trotón. Pero merece la pena hacer un pequeño ejercicio: Un viaje en el tiempo. Escuché hace muy poco a un conferenciante decir que lo que conmueve no son las cosas, sino lo que éstas representan. Siempre he sido de esa misma opinión sin saberlo expresar tan sencillamente. Has dejado atrás el Coliseo, y toda la turba de gente es la misma que debía congregarse en un día de espectáculos circenses. Piensa en el foro romano como lo que era hace dos mil años, como el centro geo-político del mundo occidental. El lugar desde el que se regían los designios de toda una civilización (y de algunas de las vecinas). Un lugar que debía rebosar de bullicio, y en el que la diversidad social, cultural, racial… debía ser el paisaje cotidiano. Un acaudalado tracio, un plebeyo romano, o un esclavo germano. Un noble del medio oriente o un comerciante norte-africano. Cualquiera de esos o de otros muchos personajes más podían perfectamente podían confluir en el mismo momento y lugar. Y ahora mira la gente que tienes a tu alrededor. Gente de todo tipo y condición, de los más diversos orígenes, confluyendo al mismo lugar. En esa pequeña vaguada permanece algo más que las piedras después de tanto tiempo. ¿Verdad?

29.- Umbilicus mundi.

Hay tres mil detalles y rincones en el foro que cautivarán a los muy aficionados al imperio romano, pero hay uno que me parece especialmente curioso. El umbilicus mundi, el ombligo del mundo. Un nombre muy descriptivo. Y no deja de llamar la atención que el altar de divus Julius, el altar del dios Julio César (divinizado a su muerte por su sobrino y heredero Octavio Augusto… si, el del mausoleo y el Ara Pacis) esté cubierto de flores que hasta estos días, sus fieles devotos depositan fervientemente como ofrenda. Hay gente que pertenece a los “maradonianos”, secta que idolatra a Diego Armando Maradona (y esto, además de cierto es verídico). Hay otros que idolatran a Julio César, aunque no se le haya atribuido aún ningún milagro. Lo poco que queda del altar está mas o menos en el centro del foro, debajo de un tejadillo que han hecho para protegerlo.

30.- S. Pietro in carcere.

En cambio, para ir saliendo del foro, porque podría estar horas escribiendo sobre él, comentaré la visita a esta capilla edificada en el lugar donde S. Pedro, al igual que otros muchos presos en Roma, estuvo prisionero en vísperas de su ejecución. Este buen señor, le sacudió un testarazo a la pared de roca, con el sano fin de hacer brotar el agua y poder bautizar a sus compañeros de celda.

31.- Area Sacra Argentina.

Seguidamente y al trote nos fuimos hacia el área sacra argentina, a ver los restos de varios templos y la multitud de gatos que pueblan ese recinto. Es probable que alguien haya caido en la cuenta en anteriores lugares (foro de Trajano, por ejemplo) en un hecho urbanísticamente curioso. Las ciudades crecen. No solo crecen en superficie, aumentando su extensión con el paso de los años, sino que crecen en altura. Al igual que podemos seguir el aumento de la estatura de un niño haciendo muescas en el marco de la puerta, vemos que con el tiempo las ciudades van aumentando su nivel. El foro de trajano queda muy pr debajo de la via dei forii imperiali. El área sacra argentina nos vuelve a mostrar este fenómeno. Incluso cuando veníamos andando del teatro Marcello hacia el altar de la patria, cerca de la escalera del Ara Coeli hay unos restos al lado de la acera en los que se puede comprobar que el nivel de la acera está en lo que sería un 3º piso de una insulae romana.

32..- Chiesa del Gesú.

A continuación, penetramos en la iglesia de la compañía de Jesús, y me quedé atónito. Mi amiga disfrutaba viendo las caras que yo iba poniendo en cada nueva visita, porque ella ya conocía casi todos los lugares. La bóveda de esta iglesia es sencillamente magistral.

33.- Pasquino.

Seguimos la ruta a pié, hasta llegar a la piazza del pasquino. Es curioso que siendo estas esculturas el lugar donde se ponían los anuncios varios se haya derivado hasta el término “pasquín” para definir los cartelotes que se pegan por la calle.

34.- Panteón cerrado.

Bueno, un objetivo principal de esta tarde era conseguir visitar el interior del Panteón de Agripa. Por el título de esta escala ya sabemos lo que ocurrió. Asi que aviso a todos los navegantes: El Panteón cierra temprano, creo que a las 18.30, no estoy seguro del todo. Yo me quedé mas petrificado que las columnas que soportan su frontispicio cuando llegué y ví las pesadas puertas cerradas a cal y canto y una cola de unas 25 o 30 personas haciendo turno para asomarse al interior por la pequeña rendija que queda entre las dos hojas. ¡Me había quedado sin entrar al sanctasantórum de la ingeniería constructiva romana! ¡Oh cuanta desgracia! En fin, después de unos momentos de resignación continuamos ruta. No hay que dejar que el sol te impida ver las estrellas.

35.- Templo de Adriano.

Asi que me pude recuperar viendo los restos del templo de Adriano. Qué ciudad tan maravillosa. Después del teatro Marcello, aquí tenemos un edificio entero cuyo lateral es el lateral de un templo romano. Me encanta el reciclado arquitectónico.

36.- Fontana de Trevi.

El camino entre el templo de Adriano y la fontana de Trevi pasa por unos completísimos puestos callejeros de curiosidades, carteles de cine, postales, guías, postres … a los que merece la pena dedicar unos minutillos. Y llegamos a la abarrotada plaza de la fontana de Trevi. ¡Otro momento-postal! Es difícil abstraerse del bullicio, algarabía y marabunta que te rodea. Pero bueno, encuentras un rinconcito en el que poder relajarte mientras controlas tus pertenencias y metes las manos en los bolsillos en previsión del ataque de los carteristas. Ahora toca disfrutar. Neptuno, los tritones, el agua que fluye en formas capichosas… Y tres monedas a la fuente: Para volver a Roma y para encontrar el amor… y otra, por si acaso falla alguna de las otras dos.



37.- Piazza de Espagna.

Llegar a la plaza de España desde Trevi se consigue con un par de calles y media. No diré nada de postales para no repetirme y ser cansino.

38.- Cena frente al Panteón.

Volviendo por la via condotti, la de las tiendas de lujo, ves algunos escaparates de impresión, y luego torcemos a la izquierda para cenar frente al Panteón. Ya que no he podido entrar, me voy a dar el gusto de cenar delante suyo. Y después de la cena, ya que mañana hay que estar descansado para coger el bus de Terravisión a las 9.00, nos vamos a por un autobús en el área sacra argentina con dirección a Termini y el alojamiento.

39.- Perdida del avión.

Bueno, estas cosas pasan a veces. No hay mal que por bien no venga. Dias antes de hacer el viaje, Ryanair me comunicó el adelanto de la hora de salida y de regreso. Por alguna extraña razón mi mente siguió trabajando con la hora de salida obsoleta hasta que, mientras esperaba los últimos preparativos de mi amiga que me iba a despedir a Termini y yo estaba recogiendo las cosas en el albergue para irme a coger el bus de Terravisión, se encendió una lucecita roja en mi interior y vi un pantallazo azul tipo error del Windows. Lentamente saqué mi billete electrónico, miré la hora del vuelo y detrás la hoja impresa con el cambio de horario. Asi que, según esto, mi avión estaba rodando en ese momento por la pista buscando su turno para despegar… sale dentro de 3 minutos!!! En fin y yo que pensaba que tenía dos horas y media para ir con calma. Qué le vamos a hacer. A ver, son las 7 de la mañana, es preciso buscar un cibercafé para buscar cuanto antes un billete con rumbo a España. Resumiendo, de perdidos al río, así que puestos a irme con retraso, pues me voy por la tarde y gano algo de visita a Roma. La única combinación posible, es con Iberia, via Barcelona o Madrid. Ah, ¿Qué solo quedan billetes en bussines? Ok, sin problema, lo que usted mande oiga.

40.- Ostia Antica.

Recuperado de la tensión por la pérdida del avión y de algunas divisas, nos introducimos en la máquina del tiempo, es decir, un tren con destino a Ostia Antica. Una vez allí, cada paso que damos a partir de la entrada del yacimiento nos lleva un poco más hacia el pasado. Es un marco incomparable para recrear cómo debía ser la vida del un romano cualquiera. Iría a las termas, al teatro, haría sus compras en el foro, visitaría las letrinas públicas, y para descansar un poco se iría al bar. Y tras visitar a un amigo, recorrería de vuelta el entramado de calles para llegar a su casa. Y todo bajo el mismo sol que ahora está brillando. En esta visita perdí a mi amiga varias veces, para volverla a encontrar en esta casa o aquel templo. Es tal el embrujo del lugar que vas caminando y ves un rincón que te gusta, y vas hacia allí, luego a otro… y no te das cuenta de que te has perdido. Pero en seguida ves otra cosa que te impacta y descubres que no eres el único. Que tu amiga también está acudiendo hacia allí desde otro lugar, siguiendo su propio canto de las sirenas.


41.- Panteón.

Después de estar toda la mañana pateando por Ostia Antica, volvemos al tren, en el que aprovechamos para comer unos bocadillos ligeros. Y al llegar a Roma, tenemos la ocasión magnífica para visitar el Panteón por dentro. Nos toca trotar entre la gente, porque el minutero avanza deprisa y no quiero perder dos aviones en el mismo día. Al final, llegamos a la atestada plaza del Panteón para encontrar la puerta cerrada y la misma cola de gente asomada a la rendija de la puerta que en el día anterior. ¿Cómo es posible si hemos llegado pronto? El cartel con el horario, indica que solo se cierra tres días al año: Navidad, Año Nuevo y el 1º de Mayo. Sí, es cierto, no estoy soñando.

42.- Palacio del Quirinale.

Decidimos volver andando para ver el palacio del quirinal. Esto supuso subir a toda marcha una empinada cuesta, pero bueno, vimos el palacio. Luego transitamos con todas las velas desplegadas hacia el alojamiento y recogimos el equipaje.

43.- Leonardo Expréss, Fiumicino, Iberia bussines, Madrid T4, Valencia Manises, Autopista A-7, Murcia.

La odisea no terminaba ahí. Ahora tenía que tomar un avión a la T4 de Madrid. Luego, tras una hora y pico de escala otro de Madrid a Valencia que llegaba pasadas las doce de la noche. Y finalmente, conducir de Valencia a Murcia. Este último trayecto con tres paradas intermedias a echar unas cabezadas en áreas de servicio. Al final, llegué a casa, cansado, muy cansado, pero muy contento.

Bueno, hasta aquí la sucesión de lugares que pude visitar. Es lo que fue, y fue inmejorable. Puede haber debate sobre si son muchas cosas en poco tiempo, sobre si los itinerarios se pueden optimizar mejor, sobre si se quedaron cosas fuera de programa que se podrían haber visto con apenas unas zancadas más…


YA NO SUBIRÉ MAS FOTOS. AHORA TOCAN LAS SIGUIENTES ETAPAS. Si quieres ver alguna foto más de este viaje, visita www.travelpod.com/ .../tpod.html

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2ª ETAPA COMPLETADA AL FIN -- MÁS AVENTURAS EN LA CIUDAD ETERNA

ESTA ETAPA CONSTITUYE UN CAPRICHO FUGAZ POR ROMA. TÁN SOLO UN DÍA Y MEDIO. NO VALE PARA TRAZAR RUTAS. EL PRIMER DÍA FUE UN IR Y VENIR, MUY DIVERTIDO, PERO NO RECOMENDABLE COMO ITINERARIO. EL MEDIO DÍA SIGUIENTE, MUSEOS Y BASILICA VATICANA.

Básicamente tenía una cuenta pendiente con Roma. El Panteón me había mostrado su cara más cruel, permitiendo vislumbrar su magia, pero sin dejar saborearla. Asi que tenía que volver. La excusa perfecta me vino sólo tres semanas después. El hermano de mi amiga, que no habia podido acompañarme en el puente de mayo, iba a aprovechar el sevillano puente de san Fernando. Nos reunimos en Roma, una desde Lecce, otro desde Sevilla y yo, desde Murcia. Y a trotar por Roma otra vez!!!

En este viaje tenía claro que el tiempo disponible era muy escaso. Además era obvio que me tocaría repetir muchas cosas. El caso es que ni lo uno ni lo otro me supuso ningún problema. El tiempo es el que es, y si no hay más, hay que concentrarse en disfrutar del que se dispone. Y repetir cosas en Roma… la verdad, es una gozada. Únicamente con cambiar la hora del día en que se hace la visita, cambia la luz, cambia el color, cambia todo el espacio-tiempo, y solo por eso merece la pena.

Al igual que en el viaje anterior, dejé en manos ajenas las decisiones sobre dónde ir y cuándo ir. Mi única premisa es que había que encajar en el programa un pequeño paseo por el interior del Panteón. Así que fuimos por estos derroteros:

1.- Fiumicino, Termini, alojamiento, Termini.

El punto de encuentro era la estación Termini. Yo llegué en un vuelo muy tempranero de vueling desde Madrid y tuve que esperar a los demás. Por este motivo no me molestó perder el tren Leonardo da Vinci que va del aeropuerto a la estación Termini. Mi consejo es que saques el billete en la ventanilla porque yo quise adelantar en una maquina expendedora automática, y me salió el tiro por la culata, ya que me lié y perdí el tren que estaba en el andén cuando yo llegué. Me dio tiempo a dejar las maletas, y darme una ducha porque había tenido que ir desde Murcia a Madrid de madrugada y maldormí un par de horas en el aeropuerto. Después de dejadas todas las maletas, nos fuimos corriendo a por el metro. Y de allí, directos a

2.- La fontana de Trevi.

Hace un día soleado y luce resplandeciente. Y toca echar moneditas. Al menos la de volver a Roma ha funcionado, asi que no podemos decir que sea una tonta tradición.



3.- De camino al Panteón, pasamos por el templo de Adriano.

Está en plena ruta, y es digno de ver.


4.- El más grande.

Y por fin llegamos al Panteón. Bueno, el viaje empieza bien. Porque sabiendo mis compañeros la frustración que arrastraba de mi excursión anterior han decidido que lo primero sea venir aquí por si acaso. En fin, el momento ha llegado. Nos entretenemos un ratito en hacernos diversas fotos desde la plaza, lo cual contribuye a aumentar aun más la expectación. Conscientemente retardo un par de minutos más el instante de comenzar a caminar hacia el frontispicio. Las puertas están abiertas de par en par, invitando a entrar. Hay remolinos de gente que entra, sale y se detiene en corro entre las columnas. Y poco a poco te vas acercando, y mientras rebasas las primeras columnas, te sitúas frente a la puerta y vas caminando. Sientes que el espacio crece sobre tu cabeza, y tienes que elevar la mirada. No se puede entrar mirando al suelo. Copio aquí lo que he puesto en un post explicando porqué he elegido mi avatar.

Es preciso contextualizarse: Es el año 150 d.c. (por ejemplo) y tenemos a un ciudadano del imperio que acude por primera vez a Roma, por algún negocio que trae entre manos, desde la remota Segóbriga, en la meseta de Iberia. Ha visto las comedias de moda en el teatro de su ciudad natal, asi como ha disfrutado con los juegos circenses en el anfiteatro que hay a escasos metros del teatro. Ha presentado ofrendas a Diana en el templo que hay en el monte cercano a su ciudad. Y de repente... llega al Panteón. Al templo de todos los dioses del firmamento. Y se encuentra este espacio enorme, con un techo abovedado con una forma que no ha visto nunca antes, y ese enorme torrente de luz que le envuelve de forma cegadora. ¿Cómo se debía sentir?

Bueno, respondiendo a tu pregunta, la foto creo que está elegida por un motivo especial... sencillamente estoy enamorado de este edificio. He estudiado su construcción, su funcionamiento estructural, su diseño... y me he examinado de ello... pero nada de lo que había leído o visto en imágenes se puede comparar a lo que sentí... cuando lo ví por primera vez, de noche. O cuando lo ví por segunda vez, de día... pero con la puerta cerrada, negándose a mostrarme su corazón. O cuando lo ví por tercera vez que, burlón, me volvió a mostrar sus puertas cerradas. Y por supuesto, cuando por fin cedió a mi cortejo, me abrió su corazón, y pude entrar en él... para que una parte de mi alma se quedase allí para siempre.

Después de esto, ya me puedo volver a casa, pero tengo la suerte de que aun me queda saldo de tiempo para disfrutar en Roma!!!





5.- Elefante. Santa María Supra Minerva.

Mirando el Panteón de frente, salimos por la calle de la izquierda y vemos en seguida una plaza, con el obelisco sobre el elefante, creo que de Bernini o de un discípulo suyo. La iglesia que da a esa plaza, S. M. S. Minerva es, como todas las que te encuentras en Roma, preciosa. Deambulando por su interior, de repente me fijé en una escultura. Pensé que me gustaba mucho, y eso que todas las iglesias están repletas de esculturas. Pero aquella me llamo especialmente la atención. Claro, me fijé en el autor, que estaba escrito al pié, y es que era de Miguel Ángel. Hela aquí:



6.- Área Sacra Argentina.

En la que se pueden encontrar los restos de tres templos romanos alineados y su población de gatos.

7.-. Chiesa del Gesú.

La Iglesia del Gesú es otro lugar que no te importa en absoluto repetir. Eran más o menos las cinco de la tarde a final de mayo y el sol hacía un efecto en el interior de gran belleza. Y esta bóveda es una maravilla:



8.- De allí nos fuimos a la Piazza Navona.

La verdad, ahora que lo pienso dimos unas pocas vueltas, pero como la conversación era animada, y las cosas tan bonitas no le dimos mucha importancia. La Piazza estaba de noche cuando la visité, asi que ahora cambiaba totalmente su aspecto. Mucho más animada, los colores más vivos, y la iglesia de Sant'Agnese in Agone. Así se puede ver esta obra de Borromini y contrastarla con la fuente de los cuatro ríos de Bernini que está enfrente. Ambas son una maravilla. Y sonríes pensando en la leyenda que dice que los dos ríos que están el lateral hacia la iglesia vuelven sus rostros para no mirarla. El aspaviento de uno de ellos, es como si le hubiese dado repugnancia:



9.- Batiburrillo. Moisés.

Luego fuimos a ver la columna de Adriano y luego en autobús, hasta la Piazza República, al lado de Termini, y desde allí bajamos hasta San Pietro in Vincoli, a ver el Moisés. Menudo jaleo ¿no? Viendo la hora en que tomé las fotos, dedicamos una hora desde que salimos de P. Navona hasta llegar a ver al Moisés.



10.- Coliseo y via dei fori imperiali, altar de la Patria.

Desde allí, la bajada al coliseo es muy rápida. Puedes rodearlo y derrochar un poco de la memoria de tu cámara digital con él. Decidimos merendar en el mismo sitio que habíamos comido en el viaje anterior, sentados en el césped frente al coliseo. El sol se ponía por detrás del Arco de Constantino y el monte Palatino.

Después como ya cerraban el foro a las visitas, recorrimos la via de los foros imperiales, con sus vistas a izquierda (foro republicano, S. P. in Carcere) y a derecha (foros imperiales).


11.- Trastevere.

De alguna manera, llegamos a cruzar el tíber y a pasear y cenar en el Trastevere. Aquí fue cuando decidí que tenía que comprar una batería suplementaria para la cámara de fotos. Y luego, nos fuimos a dormir con un autobús nocturno directo a Termini.

12.- A los museos vaticanos.

Nos levantamos relativamente temprano, y llegamos sobre las ocho y media a LA COLA de los museos vaticanos. Solo tuvimos que esperar una horita y media. Pero al fin pudimos entrar. Aquí se puede emplear todo el tiempo que se quiera, dado que es apabullante la cantidad de piezas que se exponen aquí. Todo es digno de admiración, el contenido y también el continente. Además de las piezas mostradas, se recorren multitud de salas, espacios abovedados, corredores, … en resumen, todo un paseo arquitectónico, en el que incluso los suelos atrapan alguna de tus miradas.




13.- Plaza y basílica de San Pedro.

La continuación natural de la visita a los museos discurre por la plaza de San Pedro, que a pleno sol, es hollada por multitud de peregrinos de todo el planeta. Incluidos aquellos que pasan y te fastidian la foto, después de arrastrarte por el suelo para colcoar la cámara.



Tras la cola de rigor, accedemos a la Basílica. Es curioso, porque en cada visita hay zonas que puedes recorrer y otras que están acordonadas para la celebración de oficios religiosos. Como cambian un poco de una vez a la siguiente, puedes aprovechar para acercarte a esa parte que no vistes bien la última vez.



14.- Y la vuelta a casa.

Todo lo bueno se acaba y esta vez la visita era muy breve. Así que me volví contento por las cosas nuevas vistas, las cosas repetidas con gusto y pensando en todas las que me faltan por ver en próximas ocasiones.


YA NO SUBIRÉ MAS FOTOS. AHORA TOCAN LAS SIGUIENTES ETAPAS. Si quieres ver alguna foto más de este viaje, visita www.travelpod.com/ .../tpod.html

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3ª ETAPA. ESTA ETAPA ES LA MÁS COMPLETA DE LAS CUATRO. LA PUEDO RECOMENDAR COMO ITINERARIO, PRINCIPALMENTE EL 2º DÍA (UN POCO DIFERENTE A LO ACOSTUMBRADO), CON LAS MATIZACIONES QUE INCLUYO EN EL PROPIO TEXTO. VAMOS; QUE SIEMPRE SE PUEDE MEJORAR.

¿Cómo empezar a describir la tercera etapa? Veamos, mi hermana me dijo que la llevara a “una de esas escapadas tan chulas que haces de fin de semana… ¿por qué no aprovechamos el puente de San José?”. Y claro, sus deseos (por coincidir con los míos) fueron órdenes para mí. Se enroló en la tripulación un amigo que también se había unido al club de los que me dicen “oye, avisa cuando organices escapadas por si me puedo apuntar”. Estuve cotejando posibles destinos, tarifas de vuelos y combinaciones horarias que nos permitieran aprovechar el máximo de tiempo posible. Finalmente pensé que no pasaba nada por repetir Roma, aun teniendo en cuenta que por aquel entonces yo ya tenía en el bolsillo comprados los billetes para otra visita a Roma (la cuarta etapa de este diario) que sería un fin de semana de mayo, es decir, dos meses después.

Al fin y al cabo, a cualquiera que me pregunte si me quiero ir a Roma, le responderé: “¿Roma? ¡Claro que sí! Está aquí al lado y tiene algunos de los mejores restaurantes al aire libre del mundo! Es para ir una y otra vez”.

En el último momento a mis padres les anularon un compromiso para esas fechas y mi hermana y yo decidimos alistarlos. Dicho todo esto, con nuevas compañías y nuevos objetivos que iremos viendo, teníamos motivo suficiente para repetir destino, para ver la Roma de las postales y otras cosas que habitualmente no se ven. El primer consejo: Llevar el calzado más cómodo posible.

1.- Iglesia de Santa Maria Della Vittoria. Fuente de Moisés

Al llegar al alojamiento nos tuvieron que guardar las maletas mientras terminaban de preparar las habitaciones, así que decidimos hacer algunas visitas durante ese tiempo para no estar sentados en recepción. Tocaba elegir sitios cerca de Termini. Lo tenía clarísimo, quería ver el éxtasis de Santa Teresa, que en cierto modo, era mi “deuda pendiente” del viaje anterior. Pero… leñe! Otra vez cerrada! Y eso que pensaba que íbamos a buena hora. ¡Empezamos bien! Como se suele decir, “la primera en la frente!” ¿no? Aunque al lado hay una fuente con un Moisés en pleno apogeo. Para abrir boca, no es un mal aperitivo.

2.- Le Quatre Fontane.

En fin, decidí llevar nuestros pasos hacia el cruce de Le Quatre Fontane, siguiendo la calle en línea recta, para seguir degustando un delicioso picoteo de entrantes. Cuatro esquinas con una fuente en piedra cada una. Un cruce curioso y digno de ver.

3.- Santa María Maggiore.

Entonces viramos el rumbo para no alejarnos de Termini, en dirección a S. M. Maggiore. Llegamos por la espalda de la basílica con una perspectiva que normalmente no se ve con una plaza en forma de vaguada con su obelisco en medio. Estuvimos un buen rato haciendo pruebas con las cámaras de fotos, felices por haber llegado a uno de los grandes platos del menú. Buscando la proyección solar en los diferentes lucernarios de la basílica se pueden conseguir algunas fotos bonitas.


4.-Iglesia de S. Maria in Prassede.

En un par de zancadas vimos esta iglesia preciosa, con sus mosaicos de filigrana. Recuerda querido lector, que al entrar debes girar a la izquierda y buscar la capillita lateral recubierta por completo de mosaico. Gasta una monedita en iluminarla. Y luego espera a que quede con luz natural que también merece la pena así. Si tienes la suerte de que no haya nadie dentro, puedes sentir algo en ese lugar.

5.- Vuelta al alojamiento para tomar posesión de las habitaciones que no estaban listas cuando llegamos. Aunque lo apropiado es bajar andando hasta San Pietro in Vincole, ver el moisés y después continuar hasta el Coliseo.

¿Hay algo más que decir? Esta etapa no forma parte de las recomendaciones, fue impuesta por las circunstancias.

6.- Coliseo.

Nos atacó un poco el hambre y tomamos algo ligero alrededor de Termini, no recuerdo ni dónde, y subimos al metro para bajarnos en el Coliseo, que es por donde retomamos el itinerario “oficial”. La idea era llegar al foro antes de que cerraran el acceso, pero no llegamos a tiempo.

7.- Monte palatino (exterior del recinto arqueológico).

En fin, este día venía a estar un poco “gafado”. No hemos visto el éxtasis de Santa Teresa por los pelos. Hemos tenido que variar nuestro plan porque las habitaciones no estaban listas. Nos hemos encontrado con que no dejan acceder al foro… y enfilamos la subida al monte palatino que está abierta al público. Arriba del todo hay una iglesia pequeñita que para mí no tuvo mayor interés. Habrá quien sepa que esconde algun tesoro pictórico o escultórico pero yo lo desconozco. Además, te quedas con las ganas de entrar al recinto arqueológico del que percibes algo pero no ves nada. Hay algunas vistas sobre el foro pero que no te satisfacen en plenitud.

8.- Via dei Forii Imperiali. Columna trajana. Altar de la patria.

Volviendo por donde habíamos venido, que es un camino sin salida, nos alejamos del coliseo por la avenida de los foros imperiales, Con vistas a izquierda y derecha. La luz ya indica que comenzaba a atardecer, lo cual justifica el cierre del foro, pero no consuela en absoluto. Además, para que no se me olvide el trabajo ni estando en Roma, una grúa traviesa aparece entre las columnas.


Pero… leñe! Estamos paseando por la VIA DEI FORII IMPERIALI, casi nada. Y como todos vamos gozando de lo que vemos y lo que adivinamos, de lo que decimos y escuchamos, en definitiva de estar ALLI, a nadie se le escapa ningún quejido.

9.- Plaza del Campidoglio. Loba capitolina. Foro de noche.

Ahora sí. Ha llegado el momento de subir a la plaza del Campidoglio, que lo venía aplazando en mis viajes anteriores. Las guías lo definen como uno de los más bellos espacios urbanos del mundo. Y creo que no se equivocan. Ha anochecido rápido. La loba capitolina se recorta contra la negrura de la noche. A su espalda se puede uno asomar de nuevo al foro y distinguir figuras entre las sombras. El foro duerme, una noche más.


10.- Teatro Marcelo. Casa reciclada. Templos de la foto famosa.

El teatro Marcelo es visita obligada. Esta noche luce espléndido. Siguiendo por esta calle en dirección hacia el circo máximo, a nuestra derecha antes de los templos romanos hay una casita en la que me había fijado otras veces, desde la cera opuesta. Esta noche, al pasar de cerca… veo que toda ella es el arte del reciclaje arquitectónico en su mayor expresión!

El teatro Marcelo:


La “Casa reciclada”:


Uno de los templos de la foto famosa (ver la primera etapa de este diario). Al fondo la iglesia de la Boca de la Verita, con su campanario cuadrado y los arcos iluminados (asi se puede ver la Boca).


11.- Boca de la veritá.

Pues la verdad, ahora se ve mucho mejor que la primera vez que estuve aquí, y es que se notan unos buenos faroles encendidos. Y me queda ir en horario de apertura a meter la mano dentro. Un día de estos me lío la manta a la cabeza y…

12.- Ponte roto. Isola tiberina.

Tornando a la derecha, aunque en realidad se trata más bien casi de retroceder, por la espalda de los templos romanos, seguimos el curso del tiber, pasando por delante del ponte roto, llegando a la altura de la isla tiberina y cruzándola para llegar al trastevere. Que es un sitio estupendo para localizar una mesa de restaurante y cenar para dar reposo a los pies.

13.- Trastevere.

Este barrio ruge de animación, de puestos callejeros y ambulantes de venta de todo tipo de artículos (Artesanales, falsificaciones, …). Unos cuantos artistas callejeros contribuyen a crear un ambiente de jovialidad. No hace falta decir que la multi-etnicidad está presente por todas partes. Y riadas de gente que va de un lado a otro.

14.- Campo dei fiori. Piazza navona.

Plagiando la ruta que trazó mi amiga en la primera visita a Roma, retornamos a “nuestro” lado del Tíber, llegando al Campo dei Fiori, concurrido por juventud con ganas de pasarlo bien, y un poco más allá, a la piazza Navona, con sus fuentes.

15.- Panteón. Área sacra Argentina. Fin de la primera jornada.

Y bueno, como colofón y fin de fiesta, forzando un poquito las plantas de los pies, se llega al Panteón. Sigue allí, esperando que vengas a verlo siempre que quieras, cuando te apetezca, cuando necesites cobijarte bajo su frontispicio.

Desde allí, aún propuse ir a ver la Fontana de Trevi, pero mis compinches suplicaron llegar a un medio de transporte que nos llevase a Termini y a dormir. Lo cual no fue ningún problema, estando a tres pasos del Área Sacra Argentina, intercambiador de tranvía y autobús. Uno de éstos últimos nos llevó a Termini en un santiamén.

16.- EUR. El Diedri.

Hacia el suroeste, por la línea azul de metro, llegáis a parada EUR MAGLIANA. Ese fue el punto de partida de nuestra primera jornada. Os copio aquí el comentario que tengo sobre el mismo lugar en mi foto-blog de travelpod.com, porque no tengo otra forma mejor de explicarlo:

Este día nos fuimos de mañanita a ver el Museo de la Civilización Romana. Esta en una zona llamada EUR, que viene de Exposizione Universale Romana. Se iba a celebrar en 1942, pero se suspendió por la II G.M. Algunos edificios estaban ya construidos o a medio en el 39, y después de la guerra se terminaron. Es una zona muy curiosa, con arquitectura y urbanismo fascistas. Son grandes avenidas, con amplias zonas verdes. Los edificios imponentes, enormes y monumentales. Grandes columnatas, pórticos, el obelisco central... Todo en una escala que deja al hombre como una minúscula partícula. Geometrías contundentes y volúmenes repetidos... El edificio que más me llamó la atención fue este. La fachada es un neo-coliseo cuadrado y totalmente inmaculado (blanco y sin relieves). Aqui se repite el concepto de "doble piel" que vimos en Bangkok. El volumen útil del edificio se retranquea respecto del plano exterior, y queda envuelto por esta especie de membrana que es la carta de presentación. Es más hueco que macizo, y siendo de un tamaño considerable, parece "liviano". No recuerdo a nadie que me haya hablado de esta zona... queda hacia el sur y tiene un par de paradas de metro. No es para ir en el típico viaje de fin de semana o puente de tres días, porque hay mil cosas para ver antes que esto. Pero merece la pena... y también lo que veremos mas adelante...


Se trata de un concepto que los clásicos conocían muy bien. No solo es importante el edificio... sino cómo te acercas al edificio. Este edificio monumental y ligero a la vez... esta encumbrado de modo que aún te haces mas pequeño cuando te encuentras al pie de la escalinata. Se queda recortado con el cielo de telón de fondo (ver foto anterior). Para subir es necesario mirar bastante hacia el suelo (como siempre que se va por una escalera) de modo que una vez arriba, ya estas al lado del edificio y aunque no es demasiado alto no puedes percibirlo. Prueba a ponerte pegado a la fachada de tu edificio y mirar hacia arriba ¿Sabrías decir que altura tiene? Es difícil. Por otra parte, es una de las escaleras más cómodas que he subido, tiene perfectamente estudiada la proporción entre la huella, la tabica y la zancada, de modo que llegas arriba sin cansancio.


No quiero saturar de fotos, asi que el que quiera ver algunas más de aquel paraje para decidir si le merece la pena ir o no, que visite este enlace:

www.travelpod.com/ .../tpod.html

Puedo facilitar a quien le interese un mapa de la zona, porque normalmente se queda justo fuera de los límites de los planos turísticos.

Por último comentar que al pie del DIedri había un mercadillo callejero la mar de variopinto, que no es el de Portobello o el de Candem en Londres, pero si que era muy curioso de ver, como cualquier mercadillo al aire libre. En ninguna guía he visto referencia alguna a este mercadillo. Ojo, era domingo, creo que debe ser semanal.

17.- Museo de la Civilización Romana.

Para mí, esta visita es recomendable al cien por cien. Es un museo en el que se nota que los fondos del estado están destinados a conservar los monumentos históricos, antes que a la limpieza de las salas, lo cual es perfectamente comprensible con tanto monumento que tienen allí por conservar, pero es muy ilustrativo sobre el modus vivendi de la sociedad romana.

Y por supuesto, el motivo principal de que estuviéramos allí, es la maqueta de la roma imperial, a la que le calculo más de 200 metros cuadrados de superficie. Es una gozada. Te da una idea de la magnitud que tenía la Urbe. Te sitúas respecto a las siete colinas, y respecto a los restos que quedan hoy día. Es el poster que venden por todos los puestos callejeros de Roma, pero puedes verlo desde todos los lados y regodearte en la vista. Perdonad que chupe cámara, es para hacer idea de la magnitud de la maquetita.


18.- Coliseo/Circo Máximo.

Llegamos en metro al coliseo, con la intención de pasear en torno suyo y comer sentaditos en el césped frente a él, repitiendo uno de mis “restaurantes” favoritos, pero nos encontramos que se estaba celebrando la maratón de roma y era imposible deambular por allí. Volvimos al metro y salimos en Circo Máximo, porque de otro modo hubieramos tenido que dar un rodeo demasiado largo a pie.

Aquí comimos sentaditos a la sombra, con vistas sobre la explanada del circo, el monte palatino y sus ruinas y el coliseo de fondo. También el goteo incesante de corredores de la maratón que pasaba entre el circo y el palatino. Incluso uno que corría y hablaba por el móvil al mismo tiempo.

19.- Arco de Constantino y coliseo..

Desde esta parte, como el recorrido de la maratón no estaba vallado se podia atravesar y llegar caminando hasta el Arco de Constantino, las inmediaciones del coliseo y el acceso al foro por la Vía Sacra.

20.- Foro Romano.

Accediendo al foro por la Vía Sacra, atraviesas el arco de ¿Tito? y llegas hasta los restos de la basílica de Majencio que quedan a mano derecha. Es impresionante la altura que alcanzan esas bóvedas teniendo en cuenta que son las naves laterales correspondientes a una nave principal de mayor altura que hoy está desaparecida. En la foto se puede ver abajo el tamaño de la barandilla (a novel de la cintura), y podemos apreciar la altura de la bóveda. En la parte de arriba se ve un macizo de ladrillo que indica el arranque de uno de los grandes arcos que sostenían esa nave central, que cubriría toda la zona que está con gravilla en el suelo. En la parte opuesta habría otras tantas bóvedas gemelas a las que se conservan.


Hice una foto que muestra el ir y venir de gente de hoy día, que debe diferir poco de lo que fue hace dos mil años. Estando en aquel paraje recibimos la llamada de mi hermano, desde un lugar del océano pacífico, para comunicarnos su compromiso matrimonial. En esos momentos hice entre otras esta foto, y el vuelo del ave hubiera sido para los augures romanos signo inequívoco de la eterna felicidad de la pareja.


Mucho podemos decir de este recinto. Para los especialmente aficionados a la historia de Roma, en cada pisada, en cada golpe de vista, en cada rincón, hay motivos para la emoción, para rememorar personajes y acontecimientos. La tribuna de los rostra, desde la que se pronunciaron discursos famosos, o en la que se mostraron ensartadas en lanzas las cabezas de los opositores a Sila tras su victoria en la guerra civil.

La Curia Hostilia, sede del senado, en la que se regían los designios del mundo en tiempos de la república.

Y tantos otros lugares que con una buena guía se pueden repasar, dedicándole cada cual el tiempo que su afición y disponibilidad determinen.

21.- Monte Tarpeo.

Dejamos el foro atrás por un lugar que no es el acostumbrado, buscando la Via di Monte Tarpeo, tratando de adivinar desde qué peñasco eran lanzados los traidores a Roma condenados a muerte. Podemos comentar que en Roma la pena de muerte no era usual en tiempos de la república (Con Mario, Sila, y Julio Cesar). Lo más normal eran las sanciones económicas, confiscación del patrimonio y/o el destierro. Pero la traición a roma, poner en peligro la patria, era penado irremediablemente con la muerte, siendo arrojado desde aquí.

22.- Teatro Marcelo desde lo alto.

Esta ruta inusual nos permitió vislumbrar el teatro Marcelo desde una perspectiva elevada, apareciendo entre la masa vegetal, realzando si cabe la belleza de esa construcción. En las cercanías del teatro Marcelo aprovechamos para tomar unos cafés y helados y reponer fuerzas porque habíamos estado un buen rato paseando desde la comida hasta aquí.

23.- Área Sacra.

Pasamos por delante de la escalinata del Ara Coeli (que nunca tengo fuerzas para acometer y la tengo pendiente) y de la insulae romana al pie del campidoglio. Dejando a mano derecha el Altar de la Patria, callejamos un poco para llegar al Área Sacra Argentina. Como ya he dicho, es un buen punto de referencia. Queda cerca de los foros, del panteón, del Gesú… en definitiva, muy céntrica y es un trampolín para coger un transporte hacia múltiples direcciones (incluso la vuelta a Termini tras terminar la jornada, por ejemplo).

Nosotros tomamos un autobús en dirección al Vaticano. El viaje fue muy ameno, sobre todo en el momento en que mi madre descubrió a un muchacho con la mano metida dentro de su bolso. Como el autobús iba repleto de gente, cada cual nos pusimos donde pudimos, y mi madre y mi hermana notaron que dicho muchacho las empujaba más de lo necesario a pesar de estar apretados. Eso las puso alerta y de repente se escuchó el grito de mi madre “pero qué haces!!” que soltó cuando vió la mano del ratero dentro del bolso. Tras el grito sacó la mano al instante, vacía por suerte. Mientras ellas cotejaban que no faltaba nada, mi padre, mi amigo y yo fuimos tomando posiciones cada vez mas cerca del ratero (tendría unos 30 años aproximadamente), por si había que reclamar algún objeto perdido, y en la siguiente parada el tipejo tardó un nanosegundo en salir del autobús. Nos dimos cuenta de que otro tipo que había pasado totalmente desapercibido bajó con él y se fueron andando juntos. Todo esta parrafada es para recordar, que nunca viene mal, que en las aglomeraciones (buses, fontana de trevi, colas del Vaticano o los museos, etc…) no hay que dejar de prestar atención a nuestras pertenencias. El modus operandi es sencillo. Primero dos o tres empellones que te hacen perder la noción del contacto ajeno (que siempre despierta los sentidos), luego un rápido ataque de una mano furtiva e inmediatamente después le pasa el botín a un compinche de modo que aun notando el movimiento, para cuando te das la vuelta el tipo no tiene nada encima y no puedes hacer nada.

Felizmente, como he dicho, no faltaba nada y enseguida llegamos al Vaticano comentando la vivencia y viendo el Castel Sant´Angelo al pasar.

24.- Piazza de San Pedro y Basílica del Vaticano.

No nos entretuvimos mucho en la plaza porque es pública y la podíamos ver después. Lo primero era entrar a la Basílica antes de cerrar. Yo ya era la tercera vez que entraba, pero en tan grata compañía fue tan placentero como la primera vez. Al salir, el juego de luces del atardecer me regaló un fondo incomparable para fotografíar la basílica, o la columnata con los aposentos papales al fondo y arriba iluminados.


25.- Elefante frente a S. Maria supra Minerva. Panteón nocturno.

Nuestra intención era disfrutar de la Fontana de Trevi, así que volvimos desde el Vaticano en otro autobús al Area Sacra Argentina, y desde allí, andando, pasando por delante de Santa María Supra Minerva, y del Panteón, girando hacia la derecha fuimos dirigiéndonos hasta la…

26.- Columna de Adriano.

Suponía desviarnos un poco, muy muy poco de la ruta hacia la Fontana, y no está de más echarle un vistazo.

27.- Fontana de Trevi de noche.

Al fin llegamos a la siguiente etapa de nuestro periplo. Mientras me acercaba me aseguré que tenía monedas de poco valor en el bolsillo, porque llevo un capital arrojado sobre mis hombros en esa fuente. Pero claro, hasta ahora la moneda de volver a Roma ha ido funcionando, por lo que no es una mala inversión. No te cansas de estar allí. Cuando estuve la primera vez me dejó alucinado, y fue también de noche. Me entretuve en ver las formas caprichosas que dibuja el agua al discurrir por la piedra y los reflejos de las luces. La segunda vez la ví de día, siendo la misma fuente pero distinta a la vez. En esta tercera ocasión, me volvía a impresionar. Una de las claves está en los distintos compañeros que tenía en cada ocasión. Con todos he disfrutado haciendo diversos viajes, a destinos muy variados, en condiciones muy diversas. En aquel momento meditaba acerca de la importancia de la gente que te acompaña en cada viaje. ¿Cuántas veces nos hemos descubierto haciendo una lista mental (o escrita) de los sitios a los que nos gustaría ir? Con el tiempo, la lista, lejos de reducirse, va aumentando. Eso nos puede hacer pensar que repetir un destino puede ser dejar de ver otro. Ya lo he ido comentando varias veces, pero quisiera remarcar que mi experiencia me ha demostrado que ir al mismo sitio con gente distinta es hacer un viaje diferente. Uf! En estos tiempos en que el tiempo libre se cotiza cada vez más caro, esto es un verdadero problema claro, porque la lista de lugares por visitar crece exponencialmente si incluyes aquellos sitios que ya conoces y que te gustaría ir con tales o cuales personas. Creo que me voy a hacer devoto de la teoría de la re-encarnación para poder llegar a todos!!

28.- Cena cerca de la fontana.

Encontramos un restaurante cerca de la Fontana de Trevi que estuvo muy bien. Lamentablemente, el jaleo que tengo de papeles, folletos, tarjetas de visitas, mapas, tarjetas de embarque, notas, postales, … y mi mala memoria me impiden deciros con exactitud cual era, porque además de estar todo muy rico, fue ajustado de precio.

29.- Piazza de Espagna de noche. Fin de la segunda jornada.

Para bajar un poquito la cena llegamos hasta la plaza de España que está a un tiro de piedra.

30 .- El último día apenas teníamos un rato para aprovechar.

Como no podíamos alejarnos mucho de Termini, decidimos ir a San Pietro in vincole, a ver a nuestro amigo Moisés (al que no habíamos podido visitar antes por el tema de las habitaciones), y regresar para ver el Éxtasis de Santa Teresa que fue nuestra primera intención del viaje y no pudimos al primer intento. Después de eso, ya llegó al hora de despedirse de Roma y partir en el Leonardo Express con dirección al aeropuerto de Fiumicino.

Es preciso comentar que si hubiéramos suprimido la excursión matutina a EUR y al museo de la civilización romana, y sin la casualidad de que se estuviera corriendo la maratón de roma, habríamos visto los foros y el coliseo por la mañana sobradamente y cogiendo el autobús hacia el Vaticano se hubiera podido intentar ver los museos y la basílica por la tarde. Si, es una buena galopada, pero esto es una guía para una “escapada” a roma, no para un viaje de 5 o más días. Por lo tanto quisimos aprovechar en la medida de lo posible el tiempo. Otra opción que puede ser válida sería llegar al Área Sacra Argentina, ver la iglesia del Gesú que está al lado, y desde ahí volver hasta S.M. Supra Minerva y el Panteón, para llegar en horario de apertura (todos nosotros lo conocíamos ya y no fue prioritario entrar) y retomar nuestro itinerario desde el punto 26.- Columna de Adriano de mi esquema.

NO SUBIRÉ MAS FOTOS. Si quieres ver alguna foto más de este viaje, visita www.travelpod.com/ .../tpod.html

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