DIA 17 DE AGOSTO
Cuando sonó el despertador parecía que nos acabábamos de acostar, nos levantamos y vestimos rápidamente y bajamos al holl con las maletas. Allí nos estaban esperando, montamos en una furgoneta y nos llevaron al puerto. Al llegar no teníamos claro donde teníamos que coge el barco, pero preguntando y por señas no hubo mucho problema por encontrarlo. Cambiamos nuestras reservas de A-ferry, echas por Internet, por los billetes reales y después de un ratillo montamos en el ferry. Era un ferry rápido. No noté mucho el movimiento.. tomamos un par de croissanes en el barco y estuvimos leyendo, en poco más de dos horas y media llegamos a Milos.
Una vez en el puerto de Milos no teníamos mucha idea de cómo llegar al hotel, pero tuvimos una agradable sorpresa nos estaba esperando el dueño del hotel que nos llevó con su furgoneta…lo cual le agradecimos mogollón por que aunque el hotel estaba cercano al puerto el tener que subir la cuesta con las maletas habría sido un suplicio.
Como la habitación no estaba lista todavía ya que era muy temprano. Dejamos la maletas y fuimos a dar un paseo… Dimos una pequeña vuelta por el paseo marítimo y decidimos sentarnos en una terraza y tomar algo de desayuno/ aperitivo. Nos tomamos un par de cervezas, un batido, unas patatas con queso, un platito de tzatziki, unas croquetas y un helado de chocolate. No recuerdo el precio pero no fue muy alto sobre los 15 euros aproximadamente. Estuvimos disfrutando de la terraza y viendo la gente pasear… Nos llamaron del hotel avisándonos de que ya teníamos lista la habitación.
Subimos tranquilamente al hotel paseando. Vemos la habitación que es sencillita pero suficiente para lo que necesitamos. Da a un patio-terraza que podíamos disfrutar. Como estábamos agotados y habíamos decidido que el viaje sería también de relax, decidimos acostarnos y dormir un rato. Nos despertamos a las seis y algo, nos dimos una buena ducha, arreglamos y salimos a pasear.
Estuvimos paseando por Adamás, viendo el puerto, las callejuelas, entramos en algunas tiendas a curiosear y comprar cosas para el desayuno del día siguiente. Lo dejamos en el hotel y volvimos al puerto, donde paseamos por la otra punta y estuvimos cenando en un restaurante pasado el museo de la minería. El sitio no nos gustó mucho. No encuentro donde apuntamos el nombre. El servicio fue lentísimo, la carne del souvlaki estaba seca y nos pusieron un aperitivo que no pedimos y nos cobraron. Cenamos con medio litro de vino de la casa y la cuenta ascendió a unos 30 euros.
Seguimos paseando por el puerto y preguntamos para hacer el recorrido en barco por toda la isla pero nos dijeron que al día siguiente no zarpaban ya que haría un viento muy fuerte. Después de eso decidimos cambiar de planes para el día siguiente y seguimos paseando hasta que vimos una terraza que nos llamó la atención. Se llamaba Scala (coffe wine bubles +…) el sitio tenía buena música y vistas al mar… nos sentamos tranquilamente y pedimos unos mojitos (ambos 16 euros) Disfrutamos despidiéndonos de esa manera de la noche…
Volvimos andando al hotel…