DIA 16 DE AGOSTO
Nos levantamos al día siguiente y al salir a la terraza y ver las vistas, nos despedimos del cansancio y nos preparamos para salir. Una buena ducha y listos para tomar el desayuno. La idea era tomar el desayuno rápido y salir corriendo para ver los monasterios. Pero cuando llegamos al comedor y vimos la buena pinta del desayuno y las maravillosas vistas de la terraza no pudimos más que aplazar los planes y tomar el desayuno tranquilamente. Que buenos estaban los dulces, los zumos, el queso… Todo delicioso… y las vistas alimentaban que da gusto.


Una vez bien desayunados cogimos la maleta y pagamos la cuenta ( 50 euros por una noche con desayuno incluido) y nos dirigimos al primer monasterio que habíamos planeado. Decidimos no visitar todos… ya que entonces tendríamos que ir a la carrera y lo que nos apetecía era disfrutar del lugar, de las vistas, del entorno… que era maravilloso. La idea era relajarnos no hacer un sprint para verlos todos. Y aún así vimos varios: monasterio de Varlaám, monasterio Agia Roussánou, monasterio Agia Triada y llegamos al monasterio de Agios Stefanos, aunque decidimos no entrar en él disfrutamos de sus vistas.
Cada monasterio es diferente. Si no recuerdo mal el de agia Roussánou esta llevado por mujeres y es muy pequeñito. Tiene dos posibilidades de acceso. Nosotros subimos desde la carretera y al salir seguimos el camino que sale del monasterio para arriba y pudimos ver el monasterio y el entorno desde otro ángulo, además por el camino nos encontramos con un gatito súper cariñoso.
El de Varlaám es casi tan grande como el gran meteora y puedes ver varias cosas curiosas entre ellas la cesta por donde subían antiguamente los monjes o la inmensa bodega. El Agia Triada tiene un camino muy largo pero desde él se disfruta de una maravillosa vista panorámica de todo el lugar. También se puede ver un funicular muy rudimentario que todavía funciona y permite acceder al monasterio sin tener que hacer todo el camino, eso si sólo lo puede utilizar el personal del monasterio.
Finalmente decidimos no entrar en el Agios Stefanos por que se nos hacía tarde, nos habíamos entretenido en los largos caminos de los diferentes monasterios, y en las pausas para hacer fotos y disfrutar del entorno. Además de una pausa que hicimos ya que nos encontramos con unos gallegos majísimos y estuvimos hablando con ellos del foro e intercambiando opiniones sobre el destino.
Así que a las tres y media decidimos coger el coche y volvimos camino de Atenas para devolverlo ya que teníamos hasta las ocho y no nos queríamos retrasar. Dejamos el coche en el aeropuerto bien de tiempo y cogimos el autobús camino al puerto (Pireo) ya que al día siguiente cogíamos el ferry rumbo a las islas.
Llegamos al Pireo al hotel que habíamos reservado, realmente no esperábamos nada bueno ya que nos salio sumamente barato. Sólo pensábamos pasar una noche y no muy larga ya que llegaríamos tarde y había que madrugar muchísimo. Pero el hotel fue una gran sorpresa. Elegimos pasar la noche en el Phidias Piraeus Hotel (30 euros la noche) y resulto ser un hotel precioso, muy moderno y con todo lo necesario para hacernos sentir a gusto. Lo recomendamos fervientemente. Estaba decorado súper bonito. Tenían wifi gratuito, ordenadores con Internet en el holl donde se podía imprimir gratuitamente, también nos incluía el traslado hasta el ferry a la mañana siguiente.
Subimos a la habitación que nos pareció preciosa, nos adecentamos un poco y nos bajamos para cenar. La chica de la recepción, que era majísima, nos aconsejó un sitio del que ahora no recuerdo el nombre pero que estuvo bastante bien y fue económico. Comimos por unos 22 euros: mi chico un soulavki (le encanto) y yo un rissoto Además de un pequeño aperitivo, una cerveza y agua..
Después de cenar nos fuimos rápidamente al hotel, ya que estábamos agotados y al día siguiente el despertador sonaba a las 5 y media de la mañana.