SEXTA ETAPA. RODAS.
De nuevo amanece por babor y es un regalo para los madrugadores que, puesto que el barco atraca en tierra, podemos bajar temprano y asaltar la amurallada ciudad antes incluso de que muchos de los vendedores de recuerdos abran sus negocios. Son las 9 de la mañana y aún se puede caminar y fotografiar las calles de la preciosa Rodas. A las 10,30, tras salir del castillo del Gran Maestre, la multitud de turistas es ya tal que de hacer fotos olvídate e incluso andar empieza a ser problemático. Aunque no pensábamos hacerlo, pues los testimonios de otros cruceristras nos habían hecho desistir, al final decidimos coger el bus de las 12 a Lindos, pues en Rodas estaba vendido el bacalao...
Tras 1 hora de viaje, el autobús (5€) nos deja en la carretera. Desde allí, el pueblo se adivina precioso y la acrópolis imponente, sobre todo porque no se ve una sombra y el sol, por primera vez en el viaje, pasa los 35º.
Lindos es un bonito pueblo de casitas blancas que por encima de él tiene una importante acrópolis, a la que se sube andando o en burro, ambos métodos peligrosos, el primero por el calor y el segundo...ejem, ejem.
A los pies del pueblo se divisa una playa con muy buena pinta, Pero yo no bajé a comprobar su calidad.
Al entrar en el pueblo y después de bajar una larga cuesta (horror: luego habrá que subirla) advertimos con sorpresa que todo el pueblo es una tienda, así, como suena. Las estrechas callejuelas están entoldadas, las tiendas exponen en la calle sus artículos y no conseguí ver ni una calle "limpia" de tenderetes, supongo que alguna habrá, pero yo no la encontré. Como mi objetivo es tirar fotos, nos metemos en un restaurante que tiene pinta de no clavar demasiado (algunos te ofrecen entrar con el martillo en una mano y los clavos en la otra) y hacemos la parada técnica a base de greek salade y otras cosillas de la tierra. Tras repostar, seguimos buscando una calle o un rincón donde hacer una fotillo, pero nada: esto parece el C.I., ante lo cual, (y dado que subir a la acrópolis está complicado por el calor, que ya toca los 40º ) emprendemos una retirada estratégica, esta vez en taxi por 55€ pactados. El taxista, un duro del volante, conduce como si nos llevara al paritorio y nos deja delante del barco, con las piernas temblando. Yo le miento piadosamente, le despido con un "very good driver" y él se va tan contento. Es tan fácil hacer feliz a la gente...
Resumiendo: en Rodas (se puede aplicar a todo el viaje) lo que quieras ver bien, hazlo a primera hora, después es tal el número de turistas que llenan las calles que mejor te dedicas a comprar regalitos o a tomarte algo fresco en una terraza, viendo pasar a las hordas invasoras (no, yo no me considero turista, yo soy un viajero abducido), lo cual es un espectáculo en si mismo. Lindos, para mi gusto, no vale la pena a no ser que lo que quieras es ir de tiendas...caras (un utensilio de madera que mi mujer compró en Zia por 10€ costaba aquí 14€, por ejemplo). Una hora de ida y otra de vuelta no se justifican por muy bonito que sea el plano general del pueblo.
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