QUINTA ETAPA. KOS.
La menos conocida de las islas que toca el crucero, de hecho me resultó imposible obtener información previa de primera mano.
Amanece por babor, espectacular como siempre. El sol sale de detrás de una isla, en forma de disco rojo, como disimulando tras una nube. Atracamos en Kos, en donde se baja directamente a tierra.

Esta vez contratamos una excursión con Costa que parece prometer y no defrauda: "Medicina y tradición" o algo así. Primero se visita el Asklepeion, el primer hospital atendido por médicos tal como hoy les entendemos y no por sacerdotes, brujos, magos u otra subespecie de intermediarios. Aparte del interés que tiene su historia, muy bien contada por una excelente guía con nombre de diosa (Artemisa), el lugar es de una belleza formidable, ya que su ubicación, en lo alto de un monte que domina la isla y desde donde se ve hasta la costa turca, permite contemplar unos paisajes magníficos. Aquí ejercía Hipócrates y en este hospital se inventaron las urgencias y el historial clínico, amen de establecerse las reglas de la medicina moderna, basadas en el juramento hipocrático, que proponía la medicina para todos, se tenga o no dinero para pagarla (si Hipócrates levantara la cabeza y viera como entiende la medicina algún edil de esos que ejercen sin que ni siquiera les hayan votado...).
VISTA DESDE EL ASKLEPEIONDespués subimos a un pueblo llamado Zia encaramado en otra montaña con vistas espectaculares. Allí, después de disfrutar de las vistas puedes tomarte una de las mejores limonadas que yo he probado. Al bajar, se visita una bodega familiar, en la que te explican la elaboración del vino y te ofrecen una degustación de buenos caldos, lastima que los guardianes de nuestra seguridad aérea confundan el vino con la goma-2. ¿Cuántas botellas de pasajeros incautos se han bebido algunos aduaneros con el cuento de que no se pueden subir líquidos a bordo? En fin...la excursión termina en la capital visitando el árbol (o su nieto) bajo el que se supone que Hipócrates hablaba a sus alumnos.
Son las 13'30 y apetece comer algo y darse un baño. Desde el barco se ve, aparentemente muy cerca, una playa con buena pinta y muchos de los pasajeros enfilan hacia ella para pasar en remojo la media tarde que falta antes de zarpar. Error fatal, la playa está mucho más lejos de lo que parece y una vez en ella hay mas gente que en Éfeso pero en bañador y la música que emiten los chiringuitos, a todo trapo, no es precisamente relajante. Si quieres ir a la playa en Kos, este no es el plan.