TERCERA ETAPA. ESMIRNA.
La única escala no isleña. La entrada en puerto Interesante pero, lo mejor, el amanecer tras una isla que no tengo identificada. Vale la pena el madrugón. El sol sale a las 6 y cuarto, pero es recomendable asistir al despliegue de colores previo a su aparición. Espectacular y si vas a babor lo ves desde la habitación.

La ciudad es grande y moderna así que optamos por la excursión a Éfeso, esta vez con Costa, por comodidad. Yo recordaba Éfeso como el lugar donde mas calor he pasado en mi vida y tomé mis precauciones: autobús desde el barco, guía y a otra cosa. No estuvo mal, no hacía demasiado calor, aunque si había demasiada gente, parece la calle Preciados en vísperas de Reyes...pero eso es lo que hay. Las ruinas son espectaculares y vale la pena, esta no es sólo para historiadores. El guía bueno y se lo curra. En la excursión te endosan una visita a un peletero que, después de obsequiarte con un excelente té frío, te castiga con un desfile de ¿modelos? surrealista y te intenta vender una chaqueta de fina piel por un módico precio. Va en el programa y te lo avisan, así que paciencia. Y hay mucha gente que compra...Turquía ya se sabe...barato, barato.
Algunos cruceristas contrataron por 90€ (después de duro regateo) un taxi que les llevó a Éfeso y les dio una vuelta por Esmirna. Opción a tener en cuenta.
Después, queda un rato para darte una vuelta sin alejarte mucho porque el barco zarpa a las 16, o a disfrutar del bufet libre directamente. Me cuentan que el bazar es flojo, pero yo no estuve. Tarde de siesta y piscina.