Nos levantamos a las 4:40, nos vestimos y bajamos al hall, en donde estaba ya todo el mundo listo para el vuelo en globo. Nos apuntamos todos excepto Iñaki, Juana (que le daba miedo), Amparo y Javi, el hermano de Silvia y alguno más que se me olvida.
La empresa nos dio a firmar una lista y nos entregaron la acreditación. Éramos 22 así que nos vinieron a recoger en un minibús. Mustafá nos acompañó también. Como faltaba un asiento colocaron una banqueta dentro de la furgoneta con el fin d que fuera todo el mundo sentado…
Cuando llegamos a la oficina nos metieron en una sala en la que había café, té, bollos, palos de pan con sésamo, etc. Al rato nos llamaron y nos volvieron a trasladar en otro minibús, esta vez ya al terreno desde el que parten los globos. Había infinidad de globos, todos hinchándose. Aún era de noche por lo que las llamaradas eran aún más llamativas.
A mí al principio me dio un poco de canguelo al ver la barqueta en la que íbamos a ir 22 personas más el capitán (por cierto, muy bien vestidito como de comunión), parecía de mimbre y que se iba a desfondar…Nos pusieron una mini escalera y fuimos subiendo uno a uno, ayudados por los trabajadores de la empresa. La barqueta estaba dividida en cinco partes, en el centro iba el capitán controlando la llamarada.
Nuestro globo estuvo listo enseguida por lo que zarpamos los primeros. Al principio iba muy bajo, casi podíamos tocar los árboles y las piedras de las casas, pero luego subió hasta un poco más de 1000 metros.
Las vistas eran impresionantes y el día clareaba poco a poco. Los demás globos empezaban también a volar y a seguir nuestra estela. Vimos el valle del Río Verde, el Valle de las Palomas, el Valle del Amor, el Valle de los Cazadores, el Valle Rojo, las chimeneas de hadas, Göreme, un pueblín precioso en lo alto de una montaña que contaba con una fortaleza llamado Uchisar, etc. La erosión de las rocas es impresionantemente caprichosa, digno de ver. Me di cuenta que el dinero había estado bien empleado, fue una experiencia maravillosa.
El sol salió finalmente y el día se volvió azul, muy despejado, lo que favorecía la visibilidad. Íbamos abrigados pero entre el sol y el calor de la llamarada del globo acabé poniéndome en manga corta. En el aire hubo un momento que había más de 100 globos volando, lo cual era espectacularmente bonito y colorido. Los capitanes chocan entre ellos a propósito para gastar una broma a los turistas, y el nuestro no fue menos.
A la hora más o menos iniciamos el descenso, muy poco a poco. En tierra nos esperaba un coche con un remolque, Mustafá y gente de la empresa. El globo aterrizó perfectamente en el remolque del coche, ayudado levemente de los trabajadores. Yo no me imaginaba que el aterrizaje iba a ser tan suave y preciso.
Cuando ya bajamos todos de la barqueta nos ofrecieron allí mismo, en el medio del monte, cava y zumo de naranja. Además nos dieron un diploma a cada uno con nuestro nombre e hicimos miles de fotos de los globos que aún estaban en suspensión, antes de abandonar el lugar en minibús.
El minibús nos dejó en nuestro hotel sobre las 7:45 así que acudimos al comedor con el fin de desayunar. Iñaki ya estaba allí y se encontraba mal, tenía un trancazo de aúpa. Desayuné: salchichas, revuelto, tomate, pepino, feta, zumo, etc. Luego subimos al cuarto a dejar las cosas, lavarnos los dientes y volvimos a marchar para visitar la zona central de Anatolia, la Capadocia.
La piedra de la zona es toba calcárea que, tras millones de años de erosión, ha adquirido caprichosas formas que a menudo se describen como paisajes lunares. Esta piedra además permite al humano la excavación por lo que se han construido numerosas moradas en la misma, en lugar de erigir edificios.
La situación geográfica de Capadocia la hizo paso de rutas comerciales durante siglos pero también de numerosas invasiones. Por ello sus habitantes construyeron refugios subterráneos, muchos con varios niveles, equipados con respiraderos, caballerizas, panaderías, pozos de agua, etc. Al parecer algunas podían incluso alojar a 20.000 personas.
Capadocia significa Tierra de bellos caballos, pues los de esta zona tenían mucha fama y a menudo eran ofrecidos como regalo a los reyes.
La primera visita del día fue el Museo al aire libre de Göreme, que es impresionante. En realidad Göreme es el nombre de una región que cuenta con varios valles y está rodeada por dos volcanes ya extintos, el Erciyes (3916m) y el Hasan (3253m). En ella se encuentra el Parque Nacional, conocido también como Museo al aire libre. Es el más famoso de toda la Capadocia y de hecho es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1985. Es una visita que no debéis de perder.
Los asentamientos en la zona comenzaron en el siglo III, cuando los cristianos fundaron varios monasterios durante el período romano. Se trata de cuevas trogloditas excavadas directamente en la roca. Aún quedan restos de capillas, almacenes, monumentos, etc. Posteriormente se excavaron numerosas Iglesias, muchas de ellas con frescos bizantinos. Fuera del Parque Nacional algunas de las cuevas permanecen habitadas, incluso alguna ha sido transformada en pequeños hoteles.
Visitamos varias iglesias/capillas que utilizaban los monjes, con Dios siempre reflejado en el altar, entre ellas la Capilla de la sandalia (llamada así por las cavidades del suelo que parecen huellas de pies, con el fresco de la traición de Judas), la de la manzana (sujetada por un santo, con columnas y ábsides), la de la serpiente (con los frescos de San Jorge y el dragón, además de San Onofre con tetas y barba), la de Santa Catalina, etc.
También se distinguían las estancias en las que hacían vida los monjes, con mesas y sillas de piedra, hornos, etc. Además estaba el monasterio de monjas, con varios niveles e iglesias en su interior.
Tras sacar un millón de fotos visitamos una fábrica de joyas, especialistas en varios objetos:
-turquesas: las jóvenes son de azul claro y oscuro y las envejecidas van clareando, resaltando más las vetas.
-Pulseras de hilo de plata tejido.
-Anillo de Hurrem: el Sultán otomano Solimán tenía como esclava-concubina preferida a Roxelana, una mujer de origen ruso. Por cada hijo varón que el sultán tenía con sus concubinas les regalaba un anillo. Con Roxelana tuvo 4 hijos varones (el mayor de ellos, Selim, acabó como sultán tras la muerte de Solimán). Al final el sultán acabó dándole la libertad, sin embargo tiempo después Solimán quiso disfrutar de sus favores así que ella sólo aceptó si se casaba con ella. Al final él accedió y ella mandó fundir los 4 anillos, así es como nace el típico anillo que llevan las mujeres casadas en Turquía. Hurrem era el nombre turco que se le dio a Roxelana.
-Réplicas de joyas antiguas de hititas, Troya, Grecia, Bizancio, etc., que se exponen en los museos arqueológicos.
Tras la explicación de una guía que hablaba español perfectamente pasamos a la sala de muestras, en donde nos invitaron a té, café, vino tinto y blanco (el blanco estaba bueno pero el tinto no). Pelayo me regaló unos pendientes de turquesa muy bonitos por nuestro aniversario. Al principio le pidieron 80€, luego bajó a 75 y finalmente, gracias a Mustafá, nos los dejaron en 60eur. Vienen con certificado y todo.
Al salir hicimos fotos del Valle de las Palomas, que estaba justo enfrente de la tienda, pues es impresionantemente bonita. También tuvimos que regatear en uno de los puestos para conseguirle a Iñaki un ojo con unas inscripciones del Corán en árabe.
A continuación visitamos la ciudad de Derinkuyu, que es espectacular. Tiene capacidad para 10.000 personas, pues alberga 20 niveles, puertas hidráulicas y aire acondicionado. En la actualidad se pueden visitar 8 niveles, pero a nosotros sólo nos dio tiempo a ver la superficie. Derinkuyu significa “pozo profundo” y fue descubierta de casualidad, pues un granjero derrumbó un muro y encontró una de las entradas a la ciudad subterránea. No se sabe porqué fueron abandonadas por los cristianos, que fueron sus últimos habitantes.
Al parecer existen niveles dedicados a tiendas artesanales, escuelas y zonas de ocio (como los bares actuales). Además hay una iglesia con capacidad para 500 personas. Un río subterráneo proporcionaba agua, por lo que se construyeron distintas canalizaciones que repartían por la ciudad. Un túnel de 8 km comunica esta ciudad con la de Kaymakli.
Visitamos todos los recovecos hasta la fortaleza. Había casas típicas excavadas en la falda del monte. Entramos en una antigua posada que en la actualidad es hotel. Allí estuvimos en una sala llena de antigüedades donde estuvimos tumbados un rato descansando.
Paramos unos minutos para ver la vista panorámica del valle de los cazadores. Allí Pelayo compró una cerveza (2 euros) y yo un estuche de Turquía (1lira).
Comimos en un Karavansaray, esta vez más grande que el del otro día. El menú fue ensalada de primero, un plato variado de segundo (con tortilla de patatas, pan con tomate y ajo, hojaldre de feta y carne de ternera), de tercero era a elegir, Pela carne de ternera en salsa de berenjena y yo brocheta de pollo, todo acompañado de arroz y puré de patata con eneldo y tomate fresco. De postre fruta con una bola de helado. Nos comentaron que por esta zona abundan los melocotones, calabazas y vides.
Después de comer visitamos el llamado Karavansaray Amarillo (Saruhan), construido en 1249, que constaba de un patio central rodeado de habitaciones, baños, etc., además de un salón de reuniones en donde Pelayo y otro de la excursión se pusieron a tocar unos tambores que había allí mientras otros bailaban (los españoles siempre dando la nota...). Las paredes eran fuertes y altas para prevenirse de ladrones, de piedra labrada.
Posteriormente nos llevaron a una fábrica de alfombras. Nos hicieron una visita guiada (un trabajador de la fábrica que hablaba en perfecto español) en la que explicaron el proceso de fabricación. Vimos a las mujeres cómo las tejían. Yo me acerqué a una para ver la técnica y me hizo sitio para que me sentara con ella. Me intentó enseñar pero iba rapidísima, eso sí, era muy simpática. Vimos el proceso de cría de gusanos de seda y las máquinas para obtener la misma, que eran iguales que los que vimos en China. La ruta de la seda partía de China y llegaba a Turquía (a Bursa y a Estambul). De ahí continuaba hasta Venecia. Las alfombras eran de lana, algodón y seda. Nos mostraron numerosas alfombras mientras nos ofrecían un té de manzana frío. Nadie compró nada.
La última parada fueron las chimeneas de hadas. Son columnas naturales cuya base es de material sedimentario, más débil, y la parte superior es de roca más resistente y por tanto más difícil de erosionar. A veces cambian de color según la altura, lo que se debe a los distintos minerales depositados. Son preciosas.
Pelayo y yo marchamos hacia una colina muy empinada para sacar fotos, que quedaron muy bonitas. Luego volvimos con el resto de la gente, en donde había moradas. Sobre las 17:30 volvimos para el hotel, en donde nos duchamos y dormimos un poco de siesta. A las 20 bajamos a cenar con Iñaki. Yo tomé: espaguetis, mezcladillo de tomate con pimiento picante, tomate feta y pepino, quiso de verduras, ensalada de fiambre con queso y yogur, etc.
A las 20:40 salimos rumbo a una sala de espectáculos en donde vimos varias danzas tradicionales (35eur/persona). A esta actividad me invitó Pelayo, por haber pagado yo lo del globo. El sitio era bastante turístico, pues había muchos buses fuera y todo guiris dentro. La sala era como una especie de flor, en el centro estaba la pista de baile y en los pétalos los salones para sentarse con largas mesas corridas.
Pelayo y yo nos sentamos hacia el final así que veíamos poco. La barra libre estaba incluida: rakis, vino blanco (horroroso) y tinto, cerveza, refrescos, vodka, fruta y frutos secos. Los espectáculos fueron los siguientes:
-derviches
-12 bailarines (6 de cada sexo), que hicieron varias danzas típicas, el grueso del espectáculo
-una chica bailó la danza del vientre, muy bonito
-baile para participar los guiris, y no sé por qué razón, de entre toda la pandilla de guiris que estábamos allí, me escogieron a mí. En realidad se trataba de un baile de cortejo y yo tenía que elegir a un hombre, empezaba a pintar bien ;p.
Me sentaron en una banqueta en medio de la sala, me taparon con un velo y me fueron trayendo a varios paisanos (un viejo y un chino muy gracioso) pero yo los rechacé, señalé a Pelayo y entonces me lo trajeron y lo acepté. Entiendo que ahora estamos casados por el rito turco ;p. La verdad es que estuvo muy gracioso.
Luego hicimos varias ruedas y bailamos danzas turcas tradicionales con los bailarines para acabar ya con música más comercial todos en la pista juntos. Acabó sobre las 23:30, hora en la que subimos en autobús para el hotel. Antes compramos algunas de las fotos que nos hicieron durante el espectáculo.
Total de km: 60 (ida y vuelta a Derinkuyu)+48 (ida y vuelta a Göreme)=108