15 dias de ruta por Turquía ✏️ Blogs de Turquia

Este viaje comenzó el 19 de Septiembre de 2012. Consistió en una ruta en autobús por las ciudades más importantes de Turquía. Fui con mi pareja, Pelayo, y un amigo de él, Iñaki. Lo contratamos en una Agencia de viajes de Gijón que está en la Plazuela de San Miguel.

Nos levantamos a las 2:45 de la mañana, nos vestimos, nos despedimos de la madre y abuela de Pelayo y fuimos hasta casa de Iñaki en nuestro coche. Una vez allí, cuando Iñaki estuvo listo, salimos ya en su Kia y el nuestro quedó aparcado en su casa hasta la vuelta.

Pelayo condujo toda la noche, pues teníamos que ir hasta el aeropuerto de Barajas a coger el vuelo por la mañana. A las 8:00 llegamos al aeropuerto y nos dirigimos al Parking Low Cost que había reservado Iñaki a través de Internet (15 días: 86 euros). Al llegar resulta que no había plaza así que nos derivaron a otro que tiene la empresa en el mismo aeropuerto pero que es un poco más caro (111 euros), sin embargo nosotros no tuvimos que pagar más, cortesía de la casa. Un minibús de la empresa nos llevó hasta la T1.
En Barajas antes de embarcar

Aprovechamos para desayunar las viandas que llevábamos, pues el avión no salía hasta el mediodía (bocadillos, tortilla, etc.). A continuación facturamos y llegamos a la zona de embarque sobre las 10, tras pasar todos los controles pertinentes. Pelayo y yo aprovechamos para dar una vuelta y ver de paso las tiendas mientras Iñaki leía Juego de Tronos en su e-book, está enganchadísimo.

El avión se retrasó por lo que no salimos hasta las 13:15. Allí nos sirvieron la comida: 1º Ensalada de tomate, pepino, berenjena y feta, 2º Raviolis rellenos de queso y Postre: tarta de chocolate, té y/café. Como a Iñaki no le gustaba el primero me lo dio a mí y yo, que ya estaba llena le di mi tarta.

Llegamos a Estambul al cabo de 3 horas y cuarto. Como en Turquía es una hora más que en España allí eran las 17:30. Una guía muy joven, llamada Irem, nos recogió en el aeropuerto y nos llevó al hotel en minibús junto con 4 catalanes que habían llegado un poco antes que nosotros. El hotel se llama Orán y está muy cerca de la Mezquita de Shezade y no lejos de la de Solimán.

Nos han colocado en una suite con dos habitaciones así que Pelayo y yo cogimos el cuarto grande e Iñaki el otro. Como el botones nos subió las maletas, contra mi voluntad, hubo que darle la correspondiente propina…

Tras una ducha fuimos a dar una vuelta por el barrio. Vimos una mezquita muy pequeña y además la de Shezade, que es muy bonita. Finalmente encontramos una oficina de cambio así que ya nos hicimos con liras (1eur: 2.35 liras), pues en el aeropuerto y en los hoteles las comisiones son más altas.

Cenamos en la terraza ajardinada de un restaurante bastante turístico que había cerca del hotel. Iñaki y Pelayo pidieron el mismo plato de carne de ternera con champiñones y pimiento, acompañado con patatas y arroz y servido en unos platos muy bonitos que llevaban una vela abajo para que no se enfriase (parecido a una fondue). Yo pedí ternera con salsa de pistachos y tomate picante, servido con verdura y patatas fritas, estaba delicioso. Bebimos una cerveza cada uno y un café para Pelayo (total: 128 liras).
De vuelta al hotel encontramos una pastelería que vendía Baklava así que compramos varias piezas (8 liras) y nos las fuimos comiendo por el camino.

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Nos levantamos a las 5:50, nos vestimos y avisamos a Iñaki. Resulta que no se había acordado de cambiar la hora del reloj y todavía estaba durmiendo. Justo enfrente de nuestras habitaciones estaba el restaurante del hotel así que lo esperamos desayunando. Yo tomé una cucharada de revuelto, tres trozos de salchichas en salsa, un bollito de sésamo, una loncha de queso y pavo, un poco de ensalada de pepino, tomate y feta, un poco de yogur con miel…

A continuación nos dio tiempo justo a lavarnos los dientes, coger las maletas y bajar a recepción, en donde nos recogían a las 6:30. Finalmente el guía llegó 15 minutos tarde. Dimos varios vueltas por los hoteles para ir recogiendo a los otros 24 españoles que nos acompañarían durante la excursión.

Cuando ya estábamos todos se presentó el guía, que era turco y se llamaba Mustafá. Nos contó un poco del país. Tiene una posición estratégica, pues se encuentra entre Europa y Asia y está bañada por tres mares (Egeo, Mediterráneo y Negro). Es por ello que ha sido el hogar de numerosas civilizaciones y donde se han desatado numerosas batallas a lo largo de la historia.

Se trata de una república democrática y constitucional, sistema político establecido en 1923 por Kemal Atatürk, a quien la población turca adora. Actualmente cuenta con un poco más de 70 millones de habitantes.

Tomamos rumbo hacia la ciudad de Edirne, antigua Adrianópolis, llegando sobre las 10:00 a nuestro destino tras recorrer alrededor de 240 km. Tuvimos que hacer una parada técnica por el camino, pues los autobuses están obligados a parar cada 2-3 horas para hacer un pequeño descanso.

Esta ciudad está muy cerca de Grecia y Bulgaria y cuenta con más de 135.000 habitantes. Fue la capital otomana hasta la conquista de Constantinopla en 1453. Visitamos la Mezquita de Selim II, nombre del sultán que la mandó construir. Es famosa porque posee los minaretes más altos de toda Turquía con 71 metros. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2011.

Esta mezquita fue construida a mediados del siglo XVI por Sinan. Este arquitecto nació a finales del siglo XV por lo que fue contemporáneo de Miguel Ángel o Juan de Herrera. Se considera el arquitecto más prolífico de la historia, pues se le atribuye el diseño de 81 mezquitas y numerosas construcciones de otro tipo (palacios, escuelas, puentes, acueductos, edificios, etc.). Otras obras conocidas de él son las Mezquitas de Shezade y de Solimán.

Mustafá nos explicó dentro de la misma algunas costumbres musulmanas: rezan orientados hacia el nicho, el púlpito o mihrab desde donde dirige el rezo el Imán, las alfombras que no se pueden pisar con zapatos, parte de atrás para las mujeres, los 8 nombres en árabe de Alá, las luces, las fuentes para las abluciones, etc. Las mujeres tenemos que cubrirnos para entrar, para ello hay pañuelos en la entrada de todas las mezquitas. Si lleváis uno vuestro mejor, pues no suelen estar demasiado limpios...

Luego nos llevó a un antiguo Karavan sarai que en la actualidad está restaurado y funciona como hotel. Tras ello tuvimos 1 hora libre así que aprovechamos para pasear por las calles de la ciudad. Luego nos sentamos en una terraza para tomar una cerveza local (Efes) y yo un Ayran (bebida láctea salada), que estaba buenísimo.

Luego fuimos al punto de encuentro y vimos el Ayuntamiento. Nos enseñaron la sala de plenos y una habitación en la que se había alojado Atatürk, que guardaban como un tesoro. De camino al autobús casi atropella un coche a Iñaki, quien cogió un cabreo de la leche y quiso pegar al conductor. Si no está allí Pelayo para contenerlo creo que le hubiera arreado un puñetazo…

El bus nos llevó a un restaurante situado al borde del río, en un sitio muy bonito. El menú fue: ensalada, alubias pintas con patatas y zanahoria, hojaldre relleno de queso, carne con arroz y patatas (un trozo de pollo a la plancha y 2 albóndigas muy especiadas que me repitieron toda la tarde), sandía de postre. Al volver al bus no pude evitar dormir la siesta hasta que hicimos una parada técnica en un outlet que, sin embargo, tenía unos precios carísimos así que nadie compró nada.

Llegamos sobre las 17:00 al estrecho de Dardanelos, en donde esperamos para embarcar comiendo pistachos que vendían los vendedores ambulantes por 5 liras. Creo que nunca los he comido tan buenos.

Este estrecho, que comunica el Mar Egeo con el mar de Mármara, mide 71 km de largo y entre 1’5-6’5km de ancho. Separa Europa (la península de Galípoli) de Asia. El estrecho fue el foco de la guerra de Troya, escenario de la historia griega de Hero y Leandro, Jerjes y Alejandro Magno lo cruzaron en sentidos opuestos para sus respectivas invasiones, allí tuvo lugar la batalla de de Galípoli durante la I Guerra Mundial,…

Una vez que embarcamos, incluido nuestro bus y varios coches, tardamos 20 minutos en llegar a la otra orilla. En el barco venía un grupo de gitanos cantando y bailando, pues celebraban que los más jóvenes de la familia se iban a la mili, pues habían cumplido 20 años. Fue un bonito espectáculo de danza y canto.

Tras 45 minutos de viaje en autobús llegamos a nuestro hotel en Çanakkale, que era más lujoso que el de Estambul. Se llamaba Kolin, tenía 5 estrellas y unas piscinas espectaculares.

Este día recorrimos un total de 475 km (Estambul-Edirne 240 km, Edirne-Çanakkale 235).

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Nos levantamos a las 6:45 y bajamos a desayunar después de una ducha rápida. El comedor estaba lleno de orientales y ancianos argentinos que habían expoliado las bandejas del buffet así que cogimos lo que pudimos…

A las 7:30 salimos en autobús hasta Troya y como fuimos el primer grupo de turistas en llegar estuvimos muy tranquilos. Vimos los 9-10 estratos de la ciudad (sobre 2900 años A.C. hasta el siglo XV), pues unos se fueron superponiendo a otros. Se veían restos de la muralla, del templo de Atenea, casas de nobles, etc. Además está la reproducción del famoso caballo de Troya, que supuestamente fue utilizado en la película de Brad Pitt. En un caballo como ese habrían entrado los griegos en la ciudad de Troya. La Odisea de Homero es el escrito más antiguo que nombra al caballo, pero también aparece en la Eneida de Virgilio.

Tengo que decir que Troya está situada estratégicamente en la entrada del Mar Negro y además fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998 por su importancia en la evolución de la civilización europea.

Luego paramos en la antigua Pérgamo a comer (actualmente la ciudad se llama Bergama), en un buffet con comida muy sana: verdura, ensaladas y algo de carne. Yo comí una berenjena rellena de carne y tomate, calabacín relleno de arroz, bolas fritas que llevaban dentro arroz, carne, perejil y comino, albóndigas, ensalada de tomate y pepino. De postre sandía. Las bebidas se pagaban aparte. En la entrada del restaurante había una pequeña tienda de souvenirs (se las saben todas…) y allí compramos 3 platos pintados a manos preciosos (20 liras).

A continuación visitamos las ruinas de la antigua Pérgamo. En lo alto de una colina se veía una Acrópolis, en ella hay una biblioteca (la segunda en importancia después de la de Alejandría,pues llegó a tener 200.000 ejemplares), un teatro con capacidad de 10.000 espectadores, el altar de Zeus y varios palacios, pero no lo visitamos.

Lo que sí vimos fue el Asclepión, especie de ciudad hospital o templo curativo (dedicado al dios Asclepio), a donde iban los adinerados que estaban enfermos para curarse por los sacerdotes-médicos, quienes sólo utilizaban su voz. Había una avenida de columnas para entrar en la ciudad cuyos bajos estaban llenos de negocios. En ellos los enfermos compraban pulseras, collares, pendientes y distintas joyas que se ponían en la zona dolorida para que los médicos supieran dónde centrarse. También fue escuela de medicina y de hecho Galeno, el gran médico griego, nació muy cerca de este lugar.

Además contaban con un teatro y muchas fuentes en las que purificarse. Varios túneles comunicaban con las habitaciones, siempre con un regato de agua en el suelo que purificaba.

Tras hora y media de viaje llegamos a Izmir/Esmirna, que con más de 4 millones de habitantes se trata de la tercera ciudad más grande de Turquía (tras Estambul, con 15 millones, y Ankara, con 6) y cuenta con el segundo puerto más importante del país (después de Estambul). Se le llama también “la perla del Mar Egeo” y se dice que es la más occidentalizada. Nuestro hotel se llamaba Blanca y se encontraba a 15 minutos a pie del centro.

Hicimos el check-in, dejamos las maletas en el cuarto y salimos a dar una vuelta por la ciudad. Nos encontramos en la recepción con Luisa y Eva, madre e hija que venían en el bus con nosotros, así que fuimos todos juntos. Llegamos al paseo marítimo y dimos una vuelta bien larga, lugar que yo recordaba de la otra vez que había visitado Turquía, siendo universitaria, con AEGEE (qué recuerdos...).

Tras el paseo nos sentamos en una terraza y pedimos un zumo para Eva y un metro de cerveza para los demás. Nos quisieron cobrar 25L por la cerveza, 5L por el zumo y 7L por un plato de cacahuetes que nos pusieron sin pedir. Eva discutió con el camarero diciendo que no le iba a pagar los cacahuetes porque no los habíamos pedido y él se excusaba en que nos los habíamos comido.

De casualidad apareció por allí Mustafá, nuestro guía y nos echó una mano. Al final no nos cobraron los cacahuetes y nos marchamos de allí rápidamente porque nos empezaban ya a rodear y mirar mal, además Mustafá dijo que eran gitanos y que siempre cobraban de más, que hay que tener mucho cuidado.

Caminamos de vuelta al hotel, pues a las 21h servían la cena, esta vez con menú cerrado: ensalada, cheese pie, pechuga de pollo con patatas y arroz. De postre sandía y melón. Tras una larga sobremesa con Eva, Iñaki y Luisa nos fuimos a dormir.

El trayecto que hicimos hoy, desde Çanakkale hasta Izmir, fue de 315 km.

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