El último día completo que íbamos a pasar en la isla lo dedicamos a la playa. Desde que leímos sobre la Playa de El Cabrón y su fondo marino, decidimos que íbamos a ir a intentar a ver animalitos. Y es que es uno de los mejores lugares de buceo de las Canarias, además de Reserva Marina. Nosotros no buceamos, pero según leímos también se pueden ver cosas interesantes con gafas y tubo. Y además nos pillaba muy cerca de Arinaga.
Fuimos hasta el faro de Arinaga, nos detuvimos un rato allí, y seguimos por un camino sin asfaltar hasta la playa. Dejamos el coche a un lado del camino, junto a unas casas que hay allí. La playa estaba muy tranquila, además de nosotros, solo estaba un pescador, otra pareja y un chico haciendo deporte. A pesar de que en Arinaga hacía viento, la playa está bastante resguardada y apenas se notaba.
Nos pusimos las gafas y el tubo y nos adentramos en el agua para hacer un poco de snorkel. Nos gustó mucho, estuvimos una hora y vimos muchos peces, además de sepias, erizos, … De los peces no me sé el nombre. Los había desde grandes (sé que algunos eran viejas) hasta muy pequeños que se movían en bancos muy numerosos. Y de todos los colores. Unos a rayas naranjas y azules eran muy bonitos y otros negros con una franja azul brillante, y además eran muy numerosos.
Dejo unas fotos, pidiendo disculpas por la calidad, ya que somos novatos en esto de la fotografía submarina, y son capturas de los vídeos que grabamos.
Después de descansar y entrar en calor nos metimos media hora más, no nos cansábamos de ver peces.
A la una nos fuimos al apartamento, nos duchamos y salimos a comer. Antes nos apetecía una cervecita y entramos en un bar de "autóctonos", fuera del paseo marítimo. Nos toamos unas cervezas bien frías con un pincho de tortilla y después fuimos a comer al Ca Miguel, aprovechando que solo estaba abierto de jueves a domingo. Este restaurante tiene buenas críticas en Tripadvisor, pero a mí me quedó sabor agridulce. Pedimos pulpo, que es la especialidad, y estaba de lujo, el mejor que probamos en la isla. Pero pedimos también pescado frito y estaba muy seco. Con 4 cervezas nos costó 25 euros. A mediodía sirven menú, pero preferimos comer a la carta porque no nos llamó la atención lo que había de menú.
Después de descansa un rato nos fuimos a Maspalomas, a la Playa del Inglés. Hacía bastante viento y había bandera amarilla o roja según el tramo de playa. De todas formas, no íbamos con mucha intención de bañarnos, que ya habíamos tenido bastante. Dimos un paseo bastante largo, y para eso esta playa es ideal, muy larga y con la arena fina.
A la vuelta caminamos un rato por las dunas. Era un bonito atardecer y había mucha gente sentada viendo la puesta de sol sobre Maspalomas.
A la vuelta pasamos por un supermercado para comprar ronmiel y quesos canarios. Nuestro viaje tocaba a su fin y ya era hora de comprar recuerdos del viaje. De quesos nos llevamos el de Valsequillo y de Guía.
De nuevo cenamos en el apartamento. Después salimos a tomar un helado y dar un paseo junto al mar, pero hacía mucho viento.