Nuestro vuelo de vuelta salía a las 13:30 horas. Podríamos habernos tomado la mañana de relax y recoger con calma antes de ir al aeropuerto. Pero en lugar de eso, después de desayunar y dejar las maletas medio preparadas nos fuimos de nuevo a la Playa de El Cabrón.
Había menos gente incluso que el día anterior, a pesar de ser sábado. Y en esa tranquilidad nos adentramos de nuevo a nadar con peces y otros bichos acuáticos. Además de lo que ya habíamos visto el día anterior, pude ver un pulpo muy escurridizo, cangrejos y un pepino de mar. Y otras tantas cosas que no identifiqué, porque aquel trocito de mar tiene una gran biodiversidad. No es casualidad que la Playa de El Cabrón sea Reserva Natural.
Después de esta bonita despedida, nos fuimos al apartamento para ducharnos y terminar de recoger. Al final fuimos un poco más apurados de lo que nos hubiese gustado y eso que estábamos muy cerca del aeropuerto. Pero llegamos sin problema y de los primeros a la puerta de embarque.
Y con el aterrizaje en Sevilla acababa esta semana de vacaciones en Gran Canaria, una isla con muchos encantos y que nos ha sorprendido para bien.