Empezamos la última etapa de nuestras vacaciones y la primera alegría es ¡El desayuno del hotel! Exprimidor para hacerte zumo de naranja, bizcochos riquísimos, pan tostado con aceite, huevos, bacon...
*** Imagen borrada de Tinypic ***
En Milos estaremos 6 días, y en función del viento iremos descubriendo sus playas. Los dueños del hotel son una pareja encantadora que nos ayudan a decidir el recorrido de cada día, y según las previsiones vamos decidiendo qué playas visitar. El primer día nos decidimos por Paliochori, una playa grande y resguardada, con un agua transparente pero que no fue la que más nos gustó.
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Comemos bocatas y a media tarde un estupendo frapé y descanso y lectura en el hotel. Por la noche nos vamos a cenar a Adamas, el pueblo donde está el puerto, que no tiene mucho encanto pero está muy animado. Nos sentamos en el restaurante Flasvos muy buen pescado, con nuestra jarrita de vino blanco y a buen precio y nos vamos tan contentos al hotel.
El segundo día amanece sin viento. Qué gusto, primer día que podemos disfrutar sin la molestia que supone esto. Aprovechando la coyuntura, nos vamos a conocer las playas del norte, aunque más que playas son zonas de rocas de colores, muy bonitas de ver pero donde le baño no se disfruta demasiado. Primero paramos en Papafragas, muy cerquita de nuestro hotel.
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Esta zona no tiene fácil acceso al baño, así que continuamos camino y un poco más adelante llegamos a Sarakiniko, una de las playas más famosas de la isla y que sale en todas las imágenes de Milos.
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Hay que reconocer que esta playa es espectacular, y tiene una zona donde se puede acceder al agua más fácilmente que en la anterior, así que decidimos quedarnos un rato en las rocas y probar el agua.
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Exploramos un poco las vistas y nos damos algún baño, pero no lo disfrutamos demasiado. Hay mucha gente y la entrada no es agradable, y para colmo descubrimos medusas.
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Después de un rato decidimos irnos para otra playa, y nos acercamos a ver Mandrikía, un pequeño pueblecito donde encontramos el mejor restaurante de la isla, el Medusa. Antes de comer nos damos un baño en una zona de casitas muy agradable, donde hay una entrada con escaleras y disfrutamos bastante más que en Sarakiniko.
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Después del baño comemos en el Medusa, donde milagrosamente conseguimos dos mesas para las 11, y nos comemos un souvlaki de pez espada increíble, la mejor comida de la isla.
Después de comer nos vamos a visitar Klima, otra de las postales típicas de Milos, famoso por sus casitas de colores al borde del mar. Allí me escurrí y me caí al suelo, haciéndome sangre y bastante daño en la rodilla, y bajó un chico con rastas a curarme y a ayudarme mientras los demás se partían de risa.
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Después visitamos las catacumbas, situadas muy cerca de Klima, y tras la visita nos fuimos a descansar a la piscina. Por la noche nos quedamos en Pollonia cenando unos kebabs y unos crepes tranquilitos, que el día había sido muy intenso.
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