Amanecemos SIN GOTA DE VIENTO!! Increíblemente, en nuestro último día, vamos a poder comprobar lo que es estar sin viento en esta isla. Por la tarde tenemos reservado el barco para las playas del sur, Gletfiko y Gerontas, y por la mañana nos vamos a la playa de Próvatas, muy cercana al lugar de donde sale el barco. Nuestra primera intención era quedarnos en la bahía de Archivadolimni, pero cuando llegamos y la vemos nos llevamos una grandísima decepción, ya que estaba sucia y sin ningún encanto. Menos mal que decidimos irnos a Próvatas, donde pudimos disfrutar de una fantástica mañana de playa. Además, tiene unas casitas de pescadores donde comimos tan ricamente unos bocatas a la sombra.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Tras la comida nos vamos al embarcadero para la excursión en barco. Nosotros cogimos una excursión de 4 horas, de 3 a 7 de la tarde, ya que la opción de pasar el día entero en el barco nos pareció pesado y además carísimo, ya que costaba 80 euros.
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La excursión es muy bonita, porque vamos viendo toda la costa sur llena de cuevas y rocas de colores y donde se pueden ver los restos de lava volcánica que parece que van a caer al mar. Primero para en la playa de Gerontas.
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Después paramos en Gletfiko, una de las zonas más famosas y fotografiadas de Milos, donde el barco para un buen rato ya que te llevan por turnos en una pequeña barquita para ir visitando las cuevas.
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Después te dejan un buen rato para bañarte en esas maravillosas aguas y te puedas meter por las cuevas, donde el azul es increíble. La verdad es que a nosotros nos encantó este baño, y aunque fue cansadísimo y casi no conseguimos llegar de vuelta al barco, la experiencia es inolvidable.
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Tras la excursión volvemos al hotel a hacer las maletas y nos vamos a cenar a un restaurante precioso que estaba en frente del hotel famoso por los platos de carne, pero que a nosotros no nos gustó nada

Al día siguiente madrugón para coger el vuelo a Atenas, así que tras el desayuno nos vamos a dejar el coche y nos acercan al "aeropuerto" de Milos, que más bien resulta ser un pequeño aeródromo donde apenas hay vuelos. Yo tengo miedo a volar y estaba un poco cagada de miedo, ya que el avión es pequeñísimo y con pequeños motores de hélices. Menos mal que no había nada de viento!! porque ese aspecto me tenía quitado el sueño.
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A pesar de las apariencias, el vuelo fue de lo más apacible, y en apenas media hora aterrizábamos en Atenas, donde tras una larga escala descansando en el aeropuerto cogimos nuestro vuelo a Madrid.
Hasta la vista Grecia!! seguro que repetimos en alguna ocasión, es un país maravilloso en el que siempre se disfruta.
