Ya me he referido en otro capítulo a la muerte de la gallina de los huevos de oro. Hoy no sólo nos han más que duplicado los precios por el acceso al parque, sino que por la condición de ser extranjeros, -como si fuésemos unos indeseables, unos apestados-, también nos han cobrado por llevar un coche de alquiler o coche no propio.
Después de hacer o recorrer más de 120 km. Por la Península, desde mi humilde punto de vista, NO aconsejo visitarla. Es una pérdida de tiempo, para no ver nada, salvo pampa. De vez en cuando alguna ave, algún guanaco y poco más. En un acantilado se divusan lobos marinos y, en otro lugar, pero a bastante distancia, otros más. Algún pingüio y muchos kilómetros de ripio.
Caro, poco para ver, y pelugroso. Bastante pelugroso.
Si se va con agencia, ¡peor!. Carísimo. Exageradamente abusivo. Hay otros destinos en Argentina mucho más interesantes.