En lugar de lanzarnos a la calle a conquistar la ciudad, nos hemos quedado en el apartamento gestionando y reservando el hotel para los últimos días en esta maravillosa ciudad, en esta República, y en este continente.Ya pasamos de víspera, por la tarde, a curiosearlo y, con la oferta de Hoteles.com hoy lo hemos dejado zanjado.
Con un día maravilloso, fresco, con un cielo azul imponente, nos hemos acercado hasta el Palacio de Justicia, hemos accedido a su interior, hemos visitado patios, escaleras, salas de justicia, etc. Luego hemos bajado por Paraná hasta la Plaza Lorea. Toda la calle atestada de tiendas con repuestos de electrónica. En los escaparates se muestran listas de precios con multitud de objetos electrónicos, desde altavoces, micrófonos, mesas de mezclas, equipos de HiFi, etc.
De camino hacia el Parlamento, hemos entrado en una tienda-clínica-centro de quiropraxia, donde tras una charla, ofrecen un masaje proporcionado por una máquina. Empresa Ceragem.
Dentro del Parlamento hemos disfrutado de una visita guiada muy interesante, de una hora de duración, mediante la que se nos ha explicado la composición de las dos Cámaras, materiales de la construcción del edificio y año, así como detalles sobre cómo y cuándo se estableció el voto femenino.
Luego, cuando pretendíamos encontrar un restaurante con nombre euskaldun, hemos encontrado otro de comida a peso, y sin pensarlo demasiado, nos hemos quedado ahí.
Continuamos la ruta hasta el Centro Vasco Francés Rte, en la calle Moreno. Hemos realizado varias fotos, junto a cuadros, listado de los fundadores en el siglo XIX, etc. Nostalgia de nuestra tierra, después de una semana. ¿Qué sucedería después de un año, o después de toda una vida?
Nos acercamos hasta el restaurante Iñaki, en la misma calle. Vemos unos paisanos que salen del mismo, y en sus caras se pueden reconocer caras de nuestra Euskadi.
Seguimos hasta la Avd. de Belgrano, donde se encuentran Euskal Tours y el Centro Vasco Laurak Bat.
Tomamos un café bajo la sombra del retoño de nuestro Gernikako Arbola. Un roble de unos 10 metros de alto, precioso, repleto de hojas, repleto de historia. Los escudos de las cuatro provincias, fotografías de hace muchos años, recuerdos de la nosalgia. Pero no hay nadie que nos pueda contar cómo se vive el sentirse Euskaldun desde la distancia. Cuatro hombres se sientan en una mesa contigua y, comienzan a jugar al mus. "Hor dago", "hamarreko". No sé si las han pronunciado, porque me había ido a ver un pequeño Trinkete que tienen en un patio interior. Ikurriñas por muchos rincones, banderas que te hacen entender que hay quien vive, a tanta distancia, ser Euskaldun.
Me siento como Iparragirre,cuando regresó desde estas tierras a Burdeaux, y con un nudo de tristeza en la garganta, entonó nuestras-sus palabras: Hara nun diran mendi maiteak! / Hara nun diran zelaiak! / Baserri eder zuri-zuriak, / iturri eta ibaiak.
Regreso hacia los apartamentos por Talcahuano, calle llena de tiendas de instrumentos musicales. Tan abarrotada como la que ya habíamos visto por la mañana.
A las 7:30 pm hemos ido al Teatro Colón. Nos esperaba La Traviata. Muy colorista y entretenida. El edificio es admirable: se pueden contar hasta 8 pisos de palcos, más el gallinero. La acústica es muy buena, por no decir que es perfecta. Parece ser que se oye mejor desde los pisos altos, que desde platea. La gente ha llegado en coches flamantes, vestidos con ropas de noche, muy elegantes. Nosotros también nos hemos esmerado, y nuestro coche de San Fernando nos ha llevado igualmente, pues hasta el teatro también hemos llegado. Elegantes, también hemos ido, elegantes de ilusión y de espíritu. Una belleza interior insuperable. Como dicen algunas mentes privilegiadas: "Con poco me lo monto", que es como decir que "con poco me conformo". La felicidad la llevamos dentro.
Y cómo no vamos a sentirnos felices si a las 7:00 de la mañana nos recoge un táxi rumbo al aeropuerto de Ezeiza, para trasladarnos a Santiago de Chile y, desde ahí, a Lima. Esperemos que ambos vuelos vayan bien. Pondremos el despertador.