Hoy por fin llegó el gran día de conocer una de las siete maravillas del mundo, iremos a Chichén Itzá a primera hora para después continuar con el recorrido que teníamos programado. La idea era llegar antes de las 8:30, hora a la que abre el parque, pero el transporte en Valladolid es muy escaso, el primer bus sale a las 9:30, por lo que no era opción. Intentamos coger la camioneta pero llegamos sobre las 7 y ya estaba llena, esperamos un rato para ver si salía la siguiente, pero pasó más de media hora y nada. Mientras esperábamos vino un chico que nos preguntó cuanto cobraba la camioneta por llevarnos y se fue, al rato nos tocó la pita desde un taxi y resulta que era un conocido suyo y nos cobraba lo mismo que la camioneta (40 pesos) a cada uno, por lo que no nos lo pensamos y fuimos con él, nos dejaron en la puerta misma y llegamos bastante rápido.
Antes de las 9 estabamos en la entrada, había bastante cola para comprar el ticket, pero iba bastante rápido. La entrada cuesta 530 pesos y hay muchisimos guías ofreciendo sus servicios que cobran 1000, me parece un poco cara la visita guiada, aunque me quedé con pena de no hacerlo con guía porque es un lugar increíble, con mucha historia.
Lo primero que te encuentras al entrar es la pirámide de Kukulcán, también comúnmente conocida como El Castillo, es el edificio más impresionante del sitio arqueológico de Chichén Itzá, y una de las más altas de toda la arquitectura Maya.
Su estructura pone de manifiesto los conocimientos de los mayas sobre matemáticas, astronomía, geometría y acústica. Su perfecta simetría representa el calendario maya: 18 cuerpos (el número de meses, de 20 días cada uno) y 365 peldaños (días del año).
Cabezas de serpiente al pie de la escalinata de la pirámide de Kukulcán, que significa serpiente emplumada, una deidad maya.
Luego de quedarnos un buen rato hipnotizadas observando los detalles de la gran pirámide, probar la acústica aplaudiendo y escuchando el eco en la parte superior, sacamos muchas fotos intentando que saliera poca gente, misión casi imposible jeje.
Continuamos el recorrido por el templo de los guerreros, con el impresionante grupo de las mil columnas, el observatorio, también llamado el Caracol, la cancha del Juego de pelota y el Tzompantli, una plataforma donde se clavaban las cabezas de los enemigos.
No teníamos demasiado tiempo para recorrer Chichén porque el único bus que había directo desde Valladolid a Holbox era a las 11 y queríamos intentar cogerlo porque si no teníamos que ir a Cancún primero y tardariamos mucho más. Nuestra visita tuvo que ser más rápida de lo que nos hubiera gustado, sobre las 10 estábamos fuera para coger el bus que nos llevara de vuelta a Valladolid. Tuvimos suerte que había un bus de Oriente justo a la salida del Parque y llegamos a tiempo a la terminal.
El bus de Valladolid a Chiquilá, puerto desde donde salen los barcos a Holbox tardo 3 horas y media aproximadamente y costó 140 pesos.
Una vez en el puerto compramos el ticket para el barco que sale cada media hora y cuesta 220 pesos (bastante caro para el corto trayecto que hace), hay dos compañias (Holbox Express y 9 Hermanos) que hacen este recorrido y se organizan muy bien, una sale a las en punto y la otra a las y media, los precios son iguales en cualquiera de las dos.
Compramos unas empanadas en una tiendita que había en Chiquilá, muy buenas por cierto, y las comimos en el barco.
En menos de media hora estabamos en Holbox, uno de los sitios que nos hacia mucha ilusión de este viaje.
La isla es muy rústica, las calles de tierra o arena y en teoría no circulan coches, pero si hay muchísimos carritos de golf que alquilan a los turistas y algunos camiones porque hay muchas construcciones por toda la isla. Cuando llueve se forman charcos que impiden el paso en algunas calles, por suerte no nos tocó que lloviera los días que estuvimos ahí, pero si había algunos charcos de días anteriores.
Es bastante pequeña la isla por lo que en principio la recorreremos caminando o en bici algún día.
Lo primero que hicimos fue dejar las mochilas en el Hostel e ir a la playa más cercana, que es la que está en el centro. Las calles del centro son muy bonitas, llenas de tienditas, restaurantes y graffitis por todos lados.
Al llegar a la playa nos encontramos las famosas letras de Holbox de colores y paramos para hacer las fotos de rigor. Si bien, el ambiente relajado y hippie nos encantó, la playa no es tan bonita como esperábamos, el agua apenas nos llegaba a la cintura y la arena dentro es blandita como si se te enterraran los pies.
Igual disfrutamos de unos cuantos baños y del sol, con la música de los restaurantes detrás.
Esperamos anciosas la hora del atardecer, que tienen muy buena fama en Holbox, es algo espectacular sobre todo para los que somos amantes de los atardeceres, compensa lo menos bonito que pueda tener la playa totalmente, lo vimos con la playa y el puente de madera en medio y era de postal.
Compramos algo para comer en el Super y volvimos al Hostel, que estábamos cansadas de todo el día de hoy.
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