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Para los dos últimos días en Seúl (bueno, en realidad día y medio), habíamos dejado la visita a los palacios y es que, entre la destitución del presidente y el día que no paró de llover, hizo que lo tuviéramos que hacer así.
Como había mucho que ver, madrugamos un poco más de lo habitual (otra vez más) y a las 7h30 ya estábamos en la calle. Como el Palacio de Gyeongbokgung, cierra los martes, decidimos dejarlo para el día siguiente (antes de marchar al aeropuerto) y para hoy nos quedaba el resto de palacios y el Santuario de Jongmyo.
Para los cuatro palacios y el santuario hay una entrada conjunta que cuesta 6.000 krw (3,90 €). Como suele ocurrir en estos casos, hay que ver lo que se quiere ver para ver si sale rentable el pase o las entradas por separado. Nosotros, a pesar de que no sabíamos si nos iba a dar tiempo a ver todo, elegimos la opción del pase, porque además de ser más barato, te evita tener que hacer cola en cada palacio para sacar la entrada.
A las 8h45 llegamos al palacio y ya había gente haciendo cola pasar sacar la entrada. Teníamos claro que en los palacios de Seúl iba a haber mucha gente, pero no pensamos que madrugarían tanto, jejeje
En la cola para sacar las entradas, conocimos a una chica de Guatemala con la que estuvimos charlando e intercambiando experiencias de nuestros viajes. Estando esperando a nuestro turno, fue cuando vimos que había una visita opcional al “Jardín Secreto” y que sólo se puede hacer con visita guiada (realmente no es así, pero luego os explicamos). Para poder visitar el Jardín Secreto, hay que sacar una entrada adicional a la del palacio, cuyo coste es de 5.000 krw (3,25 €).
Lo “malo” es que las visitas al Jardín Secreto están limitadas a 100 personas por turno y encima se pueden reservar por internet por lo que, a pesar de haber ido pronto, no teníamos garantizada la entrada. Para más estrés, junto a las taquillas había una pantalla donde ponía las entradas que quedaban para cada turno. Los primeros turnos se llenaron muy rápido y el de las 11h30 que era el último que nos valía a nosotros, se fue llenando a medida que la cola iba avanzando.
Afortunadamente, cuando llegó nuestro turno, de las 50 entradas que se podían vender en taquilla (las otras 50 eran para las reservas on-line), aún queda 10, así que pudimos comprarlas.
Como había mucho que ver, madrugamos un poco más de lo habitual (otra vez más) y a las 7h30 ya estábamos en la calle. Como el Palacio de Gyeongbokgung, cierra los martes, decidimos dejarlo para el día siguiente (antes de marchar al aeropuerto) y para hoy nos quedaba el resto de palacios y el Santuario de Jongmyo.
Para los cuatro palacios y el santuario hay una entrada conjunta que cuesta 6.000 krw (3,90 €). Como suele ocurrir en estos casos, hay que ver lo que se quiere ver para ver si sale rentable el pase o las entradas por separado. Nosotros, a pesar de que no sabíamos si nos iba a dar tiempo a ver todo, elegimos la opción del pase, porque además de ser más barato, te evita tener que hacer cola en cada palacio para sacar la entrada.
A las 8h45 llegamos al palacio y ya había gente haciendo cola pasar sacar la entrada. Teníamos claro que en los palacios de Seúl iba a haber mucha gente, pero no pensamos que madrugarían tanto, jejeje
En la cola para sacar las entradas, conocimos a una chica de Guatemala con la que estuvimos charlando e intercambiando experiencias de nuestros viajes. Estando esperando a nuestro turno, fue cuando vimos que había una visita opcional al “Jardín Secreto” y que sólo se puede hacer con visita guiada (realmente no es así, pero luego os explicamos). Para poder visitar el Jardín Secreto, hay que sacar una entrada adicional a la del palacio, cuyo coste es de 5.000 krw (3,25 €).
Lo “malo” es que las visitas al Jardín Secreto están limitadas a 100 personas por turno y encima se pueden reservar por internet por lo que, a pesar de haber ido pronto, no teníamos garantizada la entrada. Para más estrés, junto a las taquillas había una pantalla donde ponía las entradas que quedaban para cada turno. Los primeros turnos se llenaron muy rápido y el de las 11h30 que era el último que nos valía a nosotros, se fue llenando a medida que la cola iba avanzando.
Afortunadamente, cuando llegó nuestro turno, de las 50 entradas que se podían vender en taquilla (las otras 50 eran para las reservas on-line), aún queda 10, así que pudimos comprarlas.
El palacio Changdeokgung, fue construido en 1405, durante la Dinastía Joseon (1392-1910), y fue el segundo palacio real, después del palacio Gyeongbokgung.
Sirvió como el palacio principal para muchos reyes de la Dinastía Joseon durante aproximadamente 270 años, convirtiéndose en la residencia real principal y sede política a partir del siglo XVII. Aunque sufrió daños muy importantes durante la invasión japonesa en 1592, fue reconstruido y es el palacio real de Joseon mejor conservado de los cinco que quedan. Fue el hogar de los últimos descendientes de la familia real coreana, incluyendo a la Emperatriz Sunjeong (la segunda reina del Emperador Sunjong), la Princesa Heredera Yi Bangja y la Princesa Deokhye, quienes vivieron y murieron aquí.
Después de este breve viaje por la historia del palacio, volvemos a nuestra visita y es que, en cuanto tuvimos las entradas, fuimos “casi corriendo” para ver si podíamos fotografiarlo sin gente (o con no mucha, por lo menos) y la verdad es que tuvimos mucha suerte porque cuando llegamos a edificio principal, no había nadie todavía.
El Injeongjeon Hall o sala del trono, era donde se llevaban a cabo ceremonias estatales y audiencias oficiales. Es el edificio más grande y alto del palacio.
A los que veis k-dramas históricos, ¿cuántas veces habéis visto a las “damas de la corte” o a los “eunucos reales” correr por esos pasillos?
Sirvió como el palacio principal para muchos reyes de la Dinastía Joseon durante aproximadamente 270 años, convirtiéndose en la residencia real principal y sede política a partir del siglo XVII. Aunque sufrió daños muy importantes durante la invasión japonesa en 1592, fue reconstruido y es el palacio real de Joseon mejor conservado de los cinco que quedan. Fue el hogar de los últimos descendientes de la familia real coreana, incluyendo a la Emperatriz Sunjeong (la segunda reina del Emperador Sunjong), la Princesa Heredera Yi Bangja y la Princesa Deokhye, quienes vivieron y murieron aquí.
Después de este breve viaje por la historia del palacio, volvemos a nuestra visita y es que, en cuanto tuvimos las entradas, fuimos “casi corriendo” para ver si podíamos fotografiarlo sin gente (o con no mucha, por lo menos) y la verdad es que tuvimos mucha suerte porque cuando llegamos a edificio principal, no había nadie todavía.
El Injeongjeon Hall o sala del trono, era donde se llevaban a cabo ceremonias estatales y audiencias oficiales. Es el edificio más grande y alto del palacio.
A los que veis k-dramas históricos, ¿cuántas veces habéis visto a las “damas de la corte” o a los “eunucos reales” correr por esos pasillos?
Además del edificio principal, otros edificios importantes del palacio son el Seonjeongjeon Hall, utilizada como la oficina del rey y Daejojeon Hall, la residencia de la reina.
Mientras esperábamos a que llegara la hora del tour por el Jardín Secreto, fuimos recorriendo el resto de edificios del complejo. Aunque ya había más gente, con un poco de paciencia, pudimos sacar unas bonitas fotos, sin que pareciera la “Gran vía” en hora punta.
Mientras esperábamos a que llegara la hora del tour por el Jardín Secreto, fuimos recorriendo el resto de edificios del complejo. Aunque ya había más gente, con un poco de paciencia, pudimos sacar unas bonitas fotos, sin que pareciera la “Gran vía” en hora punta.
Sobre las 11h hicimos una parada técnica y nos tomamos (o lo intentamos) unos cafés fríos en una cafetería que había dentro del palacio. Y es puesto entre paréntesis que lo intentamos porque detrás de una preciosa lata con la imagen del palacio, había café a “palo seco”. Para alguien que sigue dependiendo del edulcorante, fue demasiado. Eso sí, la lata se vino con nosotros para España.
Como somos “asquerosamente puntuales”, cuando quedaban unos minutos para las 11h30 (hora del comienzo del tour por el Jardín Secreto), nos acercamos al punto que nos habían indicado. La guía saludó al grupo e hizo una breve introducción a la historia del jardín.
También nos dijo que, una vez empezara el tour, no era obligatorio seguir el itinerario del grupo, sino que se podía ir por libre. Aunque Anna sí que estuvo casi todo el tiempo con el grupo, como mi inglés no daba como para seguir las explicaciones, me dediqué al reportaje fotográfico.
El Jardín Secreto, también conocido como Huwon o Biwon, es la parte más emblemática del palacio Changdeokgung. Fue diseñado como un espacio privado para la realeza coreana, donde podían relajarse, celebrar banquetes o practicar tiro con arco. El jardín abarca una extensión de 30 hectáreas (unos 42 campos de futbol) y tiene más de 25.000 árboles, algunos con más de 300 años. El edificio más importante dentro del jardín es el pabellón Juhamnu, que fue usado como biblioteca. Junto a él, está el estanque Buyongi, uno de los sitios más bonitos del recinto.
Como somos “asquerosamente puntuales”, cuando quedaban unos minutos para las 11h30 (hora del comienzo del tour por el Jardín Secreto), nos acercamos al punto que nos habían indicado. La guía saludó al grupo e hizo una breve introducción a la historia del jardín.
También nos dijo que, una vez empezara el tour, no era obligatorio seguir el itinerario del grupo, sino que se podía ir por libre. Aunque Anna sí que estuvo casi todo el tiempo con el grupo, como mi inglés no daba como para seguir las explicaciones, me dediqué al reportaje fotográfico.
El Jardín Secreto, también conocido como Huwon o Biwon, es la parte más emblemática del palacio Changdeokgung. Fue diseñado como un espacio privado para la realeza coreana, donde podían relajarse, celebrar banquetes o practicar tiro con arco. El jardín abarca una extensión de 30 hectáreas (unos 42 campos de futbol) y tiene más de 25.000 árboles, algunos con más de 300 años. El edificio más importante dentro del jardín es el pabellón Juhamnu, que fue usado como biblioteca. Junto a él, está el estanque Buyongi, uno de los sitios más bonitos del recinto.
Tal y como estaba programado, el tour duró aproximadamente una hora y ahí nos despedimos de un amigo mexicano que conocimos al principio del tour. Nosotros seguimos nuestra visita y fuimos al palacio Changgyeonggung, aunque primero pasamos por el estanque Chundangji y la Changgyeonggung Greenhouse, que por fuera nos recordó (salvando las distancias), al palacio de cristal del Parque del Retiro en Madrid.
Originalmente, el sitio donde se encuentra el palacio Changgyeonggung fue ocupado por el palacio Suganggung, construido en 1418 por el Rey Sejong para su padre, el Rey Taejong, cuando éste abdicó. En 1483, el Rey Seongjong amplió considerablemente y lo renombró como Changgyeonggung. Su principal propósito era servir como residencia para las mujeres mayores de la familia real, incluyendo a la Reina Jeonghui (consorte del Rey Sejo), la Reina Sohye y la Reina Ansun.
El palacio Changgyeonggung estaba conectado con el palacio Changdeokgung y se les conocía como "Donggwol" (Palacio del Este). Mientras que el Changdeokgung se utilizaba principalmente para asuntos políticos, el Changgyeonggung era más un espacio para la vida diaria.
El palacio Changgyeonggung estaba conectado con el palacio Changdeokgung y se les conocía como "Donggwol" (Palacio del Este). Mientras que el Changdeokgung se utilizaba principalmente para asuntos políticos, el Changgyeonggung era más un espacio para la vida diaria.
En 1592, durante la invasión japonesa de Joseon, el palacio fue incendiado y quedó destruido. Fue reconstruido durante el reinado de Gwanghaegun, y el Salón Myeongjeongjeon, el salón principal para rituales y eventos reales, es la estructura más antigua que se conserva de los cinco palacios principales de Seúl.
En 1830, un gran incendio consumió la mayoría de los edificios, que fueron reconstruidos cuatro años después, en 1834, durante el reinado del Rey Sunjo.
En 1830, un gran incendio consumió la mayoría de los edificios, que fueron reconstruidos cuatro años después, en 1834, durante el reinado del Rey Sunjo.
A partir de 1907, durante la ocupación japonesa, el palacio sufrió una grave degradación. La mayoría de sus edificios fueron demolidos y en su lugar hicieron un zoológico y un jardín botánico. En 1911, su nombre fue cambiado a "Changgyeongwon", quitándole el estatus de palacio.
No fue hasta 1983 que el palacio recuperó su nombre original, Changgyeonggung, y se inició un proyecto de restauración a gran escala para devolverle su apariencia original.
A las 14h dimos por finalizada la visita (llevábamos desde las 9 de la mañana sin parar) y buscamos un sitio para comer. Pedimos dos raciones de bulgogi y yo, además, unos fideos instantáneos para acompañar, que por cierto, dejé casi enteros porque picaban un horror. La comida nos salió por 21.500 krw (14,15 €).
No fue hasta 1983 que el palacio recuperó su nombre original, Changgyeonggung, y se inició un proyecto de restauración a gran escala para devolverle su apariencia original.
A las 14h dimos por finalizada la visita (llevábamos desde las 9 de la mañana sin parar) y buscamos un sitio para comer. Pedimos dos raciones de bulgogi y yo, además, unos fideos instantáneos para acompañar, que por cierto, dejé casi enteros porque picaban un horror. La comida nos salió por 21.500 krw (14,15 €).
La prisión de Seodaemun de Inaugurada en 1908 como la prisión de Gyeongseong, esta prisión colonial de la era moderna fue utilizada para encarcelar a independentistas hasta la liberación de Corea en 1945. Este lugar conserva los oscuros recuerdos de la historia moderna de Corea, ya que siguió utilizándose incluso después de la liberación y hasta 1987 para encarcelar a activistas democráticos.
En 1987, el Centro de Detención de Seúl fue trasladado a Uiwang-si, en Gyeonggi-do. En 1998 se inauguró el Museo Histórico de la Prisión de Seodaemun como parte del proyecto de consagración del distrito de Seodaemun. Actualmente, sirve como espacio para conmemorar los ideales de paz y libertad que promovieron los activistas independentistas y democráticos.
En las salas denominadas de la Resistencia Nacional se exhiben reliquias relacionadas con los activistas de la independencia anti-japonesa que fueron encarcelados en la prisión de Seodaemun. Entre los objetos expuestos puedes encontrar artículos personales, documentos, fotografías y herramientas utilizadas por quienes lucharon por liberar Corea del dominio colonial japonés.
En las salas denominadas de la Resistencia Nacional se exhiben reliquias relacionadas con los activistas de la independencia anti-japonesa que fueron encarcelados en la prisión de Seodaemun. Entre los objetos expuestos puedes encontrar artículos personales, documentos, fotografías y herramientas utilizadas por quienes lucharon por liberar Corea del dominio colonial japonés.
La sala de la resistencia Nacional II está dedicada a la memoria de 4,857 prisioneros políticos que fueron encarcelados en la prisión de Seodaemun. En ella se exhiben registros documentales de su encarcelamiento, como archivos, fotografías y testimonios, que reflejan las luchas y sufrimientos de quienes resistieron a la opresión política durante diferentes épocas.
Una de las activistas más conocidas encarceladas en esta prisión, fue Yu Gwan-sun, una joven que, estando estudiando en la Universidad de Mujeres Ewha en Seúl, se involucró en el movimiento por la independencia de Corea del dominio japonés.
A los 16 años, organizó una protesta masiva en el mercado de Aunae, donde participaron unas 3.000 personas gritando “¡Viva la independencia de Corea!”. Durante esa protesta, sus padres fueron asesinados por la policía japonesa, y ella fue arrestada.
Fue encarcelada en la prisión de Seodaemun, donde sufrió torturas brutales por negarse a delatar a otros activistas. A pesar del dolor, lideró protestas dentro de la prisión, incluso en el aniversario del Movimiento del 1 de marzo. Murió el 28 de septiembre de 1920, con solo 17 años, a causa de las torturas y es conocida como la “Juana de Arco de Corea”, símbolo de resistencia y libertad.
A los 16 años, organizó una protesta masiva en el mercado de Aunae, donde participaron unas 3.000 personas gritando “¡Viva la independencia de Corea!”. Durante esa protesta, sus padres fueron asesinados por la policía japonesa, y ella fue arrestada.
Fue encarcelada en la prisión de Seodaemun, donde sufrió torturas brutales por negarse a delatar a otros activistas. A pesar del dolor, lideró protestas dentro de la prisión, incluso en el aniversario del Movimiento del 1 de marzo. Murió el 28 de septiembre de 1920, con solo 17 años, a causa de las torturas y es conocida como la “Juana de Arco de Corea”, símbolo de resistencia y libertad.
A continuación, pudimos ver otras salas donde se muestran los calabozos, salas de interrogatorio y algunos artilugios de tortura, lo que demuestra las penurias que tuvieron que pasar los prisioneros.
Ya en el exterior vimos varios edificios como el denominado Nº9, que es un edificio de dos pisos construido en la década de 1920. Es el único edificio penitenciario independiente, sin conexión directa con la oficina central de guardias, y se utilizaba para encerrar a los llamados “delincuentes políticos”, personas que fueron capturadas por oponerse a la colonización japonesa y participar en actividades de resistencia. Este lugar fue diseñado para vigilarlos y controlarlos de manera especial, reflejando el tratamiento severo que recibían quienes desafiaban al Imperio Japonés. En la actualidad, en sus muros exteriores todavía se pueden ver las marcas de bala provocadas por el ataque del ejército norcoreano durante la Guerra de Corea, lo que añade otra capa trágica a su historia.
El patio de ejercicio (Gyeokbyeokjang), fue construido en la década de 1920 como una instalación donde los prisioneros podían hacer ejercicio y recibir luz solar. Para evitar que conversaran o intentaran escapar durante las actividades al aire libre, se instalaron tabiques que los separaban individualmente, permitiendo una vigilancia estricta. El diseño del lugar tiene forma de abanico y cuenta con una torre de observación elevada desde la cual los guardias podían vigilar constantemente a los internos.
Tras la Liberación de Corea, el patio fue demolido, pero en 2011 fue restaurado aproximadamente 20 metros más lejos de su ubicación original, como parte del proyecto de recuperación histórica del recinto.
Tras la Liberación de Corea, el patio fue demolido, pero en 2011 fue restaurado aproximadamente 20 metros más lejos de su ubicación original, como parte del proyecto de recuperación histórica del recinto.
Junto a uno de los muros interiores, vimos la entrada a un pasadizo utilizado para sacar los cuerpos tras las ejecuciones y llevarlos a una fosa común situada fuera de la prisión. Se estima que tenía originalmente unos 200 metros de longitud, pero fue redescubierta en 1992 durante las obras del Parque de la Independencia. Actualmente, se ha restaurado un tramo de 40 metros, que puede visitarse como parte del recorrido histórico.
El espacio que se ve en la fotografía de la izquierda, es llamado "Reverence Space” y está dedicado a la memoria de los activistas de la independencia anti-colonial que dieron su vida en la lucha por la libertad.
El espacio que se ve en la fotografía de la izquierda, es llamado "Reverence Space” y está dedicado a la memoria de los activistas de la independencia anti-colonial que dieron su vida en la lucha por la libertad.
Por último, visitamos el pabellón donde encarcelaban a las mujeres acusadas que esperaban juicio. Fue construido alrededor de 1916, demolido en 1976 y restaurado en 2011. El espacio expone reliquias relacionadas con las actividades independentistas lideradas por mujeres, muchas de las cuales sufrieron grandes penurias durante la era colonial japonesa.
Este edificio también contenía un espacio subterráneo inusual, lo que llevó a surgir la teoría de que Yu Gwan-sun fue encarcelada allí. Tras la Liberación de Corea, dicho espacio se habría utilizado como almacén de suministros.
Este edificio también contenía un espacio subterráneo inusual, lo que llevó a surgir la teoría de que Yu Gwan-sun fue encarcelada allí. Tras la Liberación de Corea, dicho espacio se habría utilizado como almacén de suministros.
Tras la visita a la cárcel, nos quedamos con el "cuerpo un poco flojo”, así que, qué mejor forma de recuperar el ánimo, que merendar unos cafés y unos donuts en forma de corazón. Lo compramos en un Dunkin Donuts que nos encontramos de camino a nuestro siguiente destino del día y nos costaron 8.500 krw (5,52 €).
Como era el palacio que cerraba más tarde, dejamos la visita de Deoksugung para el final del día. Llegamos pasadas las 18h30.
El palacio Deoksugung fue utilizado por primera vez por el Rey Seonjo, el 14º monarca de la dinastía Joseon, cuando regresó a Hanyang (la actual Seúl), tras haberse refugiado durante la invasión japonesa de Corea en 1592. Se alojó en una residencia que había pertenecido a los descendientes del Príncipe Wolsan, y ese lugar fue transformado en un palacio temporal, conocido como Jeongneungdong. Cuando el Príncipe Gwanghae se trasladó al Palacio, Changdeokgung recuperó su nombre original y el palacio temporal pasó a llamarse Gyeongungung.
El palacio Deoksugung fue utilizado por primera vez por el Rey Seonjo, el 14º monarca de la dinastía Joseon, cuando regresó a Hanyang (la actual Seúl), tras haberse refugiado durante la invasión japonesa de Corea en 1592. Se alojó en una residencia que había pertenecido a los descendientes del Príncipe Wolsan, y ese lugar fue transformado en un palacio temporal, conocido como Jeongneungdong. Cuando el Príncipe Gwanghae se trasladó al Palacio, Changdeokgung recuperó su nombre original y el palacio temporal pasó a llamarse Gyeongungung.
A diferencia de otros palacios, el palacio Deoksugung no incluía la alcoba de la Reina porque el Emperador Gojong no volvió a casarse después de la muerte de la Emperatriz Myeongseong. En su lugar, se construyó el Gyeonghyojeon Hall y en él se consagró la tablilla mortuoria de la Reina, aunque fue destruido por un gran incendio en 1904 y fue reemplazado por el Deokhongjeon Hall, que se usaba para recibir a enviados extranjeros. Su exterior tenía la forma de una estructura tradicional hanok, pero el interior estaba decorado al estilo occidental. El pabellón Jeonggwanheon ejemplifica la combinación única entre formas arquitectónicas coreanas y occidentales.
Estando allí, vimos a un grupo con un guía que entraba en el edificio, así que suponemos que se puede visitar, pero con reserva previa. Lo malo de estas cosas es que para hacer las reservas, normalmente piden un nº de teléfono nacional, así que los que estamos de paso, lo tenemos muy complicado. Una pena ya que nos habría gustado mucho ver la decoración interior y compararla, por ejemplo, con la de los edificios británicos o irlandeses de esa época.
Cuando la luz cayó y el cielo, se tiño de azul, aprovechamos para hacer nuestras últimas tomas nocturnas de este viaje…
Cuando la luz cayó y el cielo, se tiño de azul, aprovechamos para hacer nuestras últimas tomas nocturnas de este viaje…
De camino al hotel, nos dimos cuenta de que, al final, no le habíamos comprado el termo de Starbucks a Raquel, así que Naver en mano, nos recorrimos parte de la ciudad y es que, en los dos primeros que entramos, no lo tenían. Afortunadamente, y como dice la frase: “a la tercera va la vencida”, en el tercer Starbucks que entramos, tenían el termo que queríamos. Menos mal…
Para cenar, no nos complicamos mucho la vida y entramos en el primer restaurante que vimos. Pedimos “tonkatsu” , tortilla rellena de arroz frito y unas giozas. Todo acompañado con kimchi y rábano encurtido. La cena nos costó 26.000 krw (16,88 €).
Para cenar, no nos complicamos mucho la vida y entramos en el primer restaurante que vimos. Pedimos “tonkatsu” , tortilla rellena de arroz frito y unas giozas. Todo acompañado con kimchi y rábano encurtido. La cena nos costó 26.000 krw (16,88 €).
Después de comprar el desayuno para el día siguiente, nos retiramos “prontito” al hotel porque teníamos que dejar hechas las maletas para el día siguiente. Esa tarea que a nadie le gusta hacer ¿verdad?
*** final del día 19 ***
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