Viaje al país del dragón ✏️ Blogs de BhutanViaje de 16 días a los reinos de Sikkim y Bután. Itinerario de viaje por Bhutan.Autor: Botswana Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.3 (10 Votos) Índice del Diario: Viaje al país del dragón
01: Llegada a Sikkim
02: pelling
03: Gangtok
04: Kalimpong
05: Inicio de Bután: de Phuntsholing a Thimpu
06: Thimpu
07: Punakha
08: Bhumtang: los templos más antiguos
09: Paro: la capital turística
10: Resumen de Bután
Etapas 1 a 3, total 10
Llegar hasta Sikkim no resulta fácil. La opción que elegimos fue volar hasta Delhi y allí hacer un cambio de terminal en el aeropuerto para volar hasta Bagdogra, ciudad aún del estado indio de Bengala Occidental. En Bagdogra nos recibió un calor húmedo aplastante por las lluvias del monzón de las últimas semanas que habían convertido los arrozales a los lados de la pista de aterrizaje en espejos de agua.
Las carreteras en Sikkim tampoco son buenas, hacen falta 2 ó 3 horas aún para llegar a Darjeeling. Para nosotros, que ya conocíamos Dharamsala, el paisaje verde y montañoso se nos hacía familiar. Ya de noche Darjeeling nos recibió en la víspera de la inauguración de los juegos olímpicos con decenas, y luego centenares, de tibetanos exiliados pidiendo el boicot de los juegos, con velas dentro de botellas de plástico, rezando y agitando banderas tibetanas. En el centro de refugiados tibetanos de Darjeeling hay ya tres generaciones, la última de las cuales ha nacido en territorio sikkinés. Los más ancianos no hablan más que tibetano pero me pregunto qué historias podrían contarnos de su huída de Tíbet. Mientras viva el actual Dalai Lama hay esperanza para ellos, el día que muera quizá tomen el relevo las facciones tibetanas más agresivas y el conflicto cambie de rumbo... En Darjeeling también hay otras consideraciones políticas: muchos de sus habitantes piden un estado independiente llamado Ghurkaland, la tierra de los ghurkas, descendientes de los nepaleses inmigrantes. Este territorio abarcaría parte de Sikkim y de Bengala. Aunque ha habido momentos más problemáticos ahora están en espera de unas elecciones. También hay plantaciones de té donde los trabajadores viven en una especie de semi esclavitud: cobran por kilos de hoja recogida y no tienen derecho a pensiones, médicos etc. Las escuelas son muy rudimentarias de forma que los hijos de estos trabajadores se ven abocados a la casi obligación del trabajo en la plantación, cerrando el círculo. Las tierras pertenecieron en su día a la Compañía de las Indias y actualmente son del gobierno indio. En un monasterio se encuentra un ejemplar del libro tibetano de los muertos, hecho de una pasta de pétalos de flor y arroz. Etapas 1 a 3, total 10
Desde Darjeeling nos trasladamos por carretera a Pelling bordeando el río Rangit. Antes de llegar visitamos el monasterio de Pema rodeados de niebla. Los murales con figuras tántricas representando la dualidad, que se simboliza por una figura masculina y otra femenina en pleno acto sexual, están tapadas con telas para no herir la sensibilidad de los niños indios que van de vacaciones con sus padres a visitar el templo.
Desde Pelling conseguimos ver el Kanchengdzonga, el cinco picos, con sus cumbres de nieve azul. Desde el siglo VII existe un monasterio en Sangacholeing, cerca de Pelling al que se puede llegar caminando o en jeep. En el siglo VIII fue atacado y destruido por los gurkhas, que quemaron libros budistas en una roca en la cual se puede ver, con imaginación, restos de dicha quema. En la sala del templo llamada Karmakala había un monje orando, al lado de una ventana abierta con vistas al Kanchengdzonga. Es una momento hipnótico, mágico, de esos que te quedan marcados en cada viaje: los ritmos repetitivos, el tambor, los platillos, las paredes con antiguas pinturas de deidades terroríficas defensoras del budismo y al fondo la blancura de los picos de la montaña. Etapas 1 a 3, total 10
Gangtok no es una ciudad bonita. Por mucho que un día formara parte de la ruta de la seda camino hacia Tíbet y que ahora sea la capital de Sikkim, tiene dos calles peatonales rodeadas de comercios, una de ellas aún en proceso de construcción por lo que el monzón anega los cruces. La ventaja que tiene es que es el punto de partida para hacer varias excursiones, nosotros las que hicimos fueron al lago Tsomgo y al monasterio de Rumtek.
No le recomendaría a nadie que fuera a visitar el lago Tsomgo en la época que fuimos: la niebla no nos dejó ver nada y además el aliciente de montar en yak tampoco está disponible en época de luvias. El camino es muy malo en estos meses por desprendimientos de tierras e inundaciones. Lo único que nos aportó el viaje fue ver las penosas condiciones en las que viven los cientos y miles de emigrantes de Bihar, Assam y Bangladesh que trabajan reparando la carretera. Viven en casas de hojalata y hay que tener en cuenta que nieva desde diciembre a mayo y casi puede decirse que el resto del tiempo llueve. Son gentes sin papeles, sin derechos, pero con nombre y caras. Esto también lo vimos en Bután, como comentaré más adelante. El monasterio de Rumtek, en cambio, sí merece la pena. Fue construido para alojar a los monjes de la orden karmapa cuando los chinos destruyeron su monasterio principal en el Tíbet. Está custodiado por el ejército indio debido a disputas entre varias facciones de la secta budista. PArece ser que el XVI Karmapa (líder de la secta) murió sin dar las cuatro claves a sus ayudantes (una a cada uno) para encontrar a su sucesor. Por eso la secta se ha dividido y ahora hay dos karmapas: uno en Dharamsala y otro en Kalimpong. En este monasterio se conserva escondido un sombrero negro tejido con cabellos de ángeles: el poseedor del sombrero es el verdadero karmapa y parece que esto justifica el despliegue del ejército para que nadie intente asaltar el monasterio y hacerse con el trofeo. Al salir de Gangtok visitamos un chorten construido para apaciguar a un demonio local que en la década de los 70 andaba propagando epidemias y desastres varios por la zona. Al lado se encuentra el interesante museo tibetano que muestra tangkas antiguos, piezas usadas en rituales de exorcismos y artilugios tántricos con calaveras y fémures humanos que recuerdan la inevitable muerte. Todas estas historias, a la luz de la modernidad, de los ordenadores, de las prisas, del asfalto, parecen cuentos imposibles pero viendo sus paisajes verdes y montañosos, uno entiende que Sikkim fue un reino con un rey con corona y sin zapatos que vivía en un palacio por debajo de los monjes, que lucharon con otros reinos tan importantes como Tíbet, Bután o Nepal, que controlaban parte de las rutas comerciales de la Edad Media que luego traían sedas a los palacios de Europa. El día que el rey decidió comprar un helicóptero y vestir a la europea una especie de maldición lo arrojó lejos de sus tierras y Sikkim fue anexionado a la India... Etapas 1 a 3, total 10
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