![]() ![]() Once días de julio en Galicia, sobre todo Rías Altas. ✏️ Blogs de España
Relato de los once días que pasamos en Galicia durante la segunda quincena del mes de julio pasado. Fuimos con nuestro coche, recorriendo sobre todo las Rías Altas y teniendo en cuenta que ya habíamos estado varias veces en Galicia con anterioridad por lo que faltan destinos de los que se consideran imprescindibles allí.Autor: Artemisa23 Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (4 Votos) Índice del Diario: Once días de julio en Galicia, sobre todo Rías Altas.
01: Preparativos e itinerario.
02: Silleda y Fervenza do Toxa (Pontevedra).
03: Cascada de Ézaro, Fisterra y primer intento fallido de llegar al Faro.
04: Muxía.
05: Faro de Finisterre, Faro Turiñán y Ponte do Porto,
06: Camariñas, Cabo Vilán, Castelo de Vimianzo y Laxe
07: A Coruña capital (I).
08: A Coruña capital (II)
09: Bahía y Castelo de Santa Cruz. Betanzos
10: Pazo de Mariñán y Faros de Mera.
11: Pontedeume.
12: As Fragas do Eume.
13: Estaca de Bares, Banco de Loiba y Ortigueira.
14: Cabo Ortegal. Ruta de los Miradores. San Andrés de Teixidó. Cedeira.
15: Porto do Espasante y sus hermosas panorámicas.
16: O Barqueiro, Playa Xiloi, Fuciño do Porco, Miradores Tixoso y S. Román.
17: Castelos Moeche y Naraío, Redes, Castillo S. Felipe (Ferrol) y Fervenza Belelle.
18: Mondoñedo.
19: Ermita y Fervenza de Santo Estevo de Ermo.
20: Foz.
21: Lugo capital (I).
22: Lugo capital (II).
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Etapas 7 a 9, total 22
![]() A Coruña capital (I).Primera parte del relato de nuestra visita a la ciudad de A Coruña. En esta etapa me voy a centrar sobre todo en el recorrido por el parque donde se encuentra la Torre de Hércules.
Llegada a A Coruña.
Nuestro alojamiento en A Coruña para las siguientes tres noches era en el Alda Hotel Coruñamar, establecimiento de dos estrellas muy bien situado al final de la Playa de Riazor, junto al estadio del Depor, con habitaciones no muy grandes pero funcionales y cómodas. Aparte de que conocía esa cadena de habernos alojado previamente y a plena satisfacción en Santiago de Compostela, lo elegí por su estupenda ubicación, frente al larguísimo Paseo Marítimo de A Coruña, que cuenta con varias avenidas y unos 13 kilómetros, y desde donde podíamos llegar a pie a todos los sitios de interés turístico de la capital coruñesa: veinte minutos a la Plaza de María Pita, treinta minutos a la Torre de Hércules, quince minutos al Monte San Pedro… Además, no es zona de parquímetros y encontramos bastantes huecos libres, así que pudimos dejar el coche muy cerca del hotel sin problemas ni pagos. Ideal para nosotros que nos gusta caminar. Nos costó 295 euros (solo alojamiento) las tres noches. Por cierto que tiene recepción virtual a partir de las dos de la tarde, así que hicimos el registro mediante una llamada online en el propio mostrador, durante la cual nos facilitaron los códigos de acceso para habitación y portal. Funcionó bien.
![]() Estábamos algo cansados de la larga jornada en el coche, así que cenamos unas cervezas y unas tapas en un bar cercano. Luego, fuimos a dar una vuelta por el Paseo Marítimo en sentido contrario al centro de la ciudad, contemplando la Ensenada de Orzán y con la presencia continua de la Torre de Hércules en lontananza.
![]() ![]() Pasamos la Playa de Lino y Cala de San Roque y llegamos al Obelisco del Millenium, monumento levantado para conmemorar el inicio del siglo XXI. Mide 46 metros de altura y se realizó en acero con 147 cristales de roca traídos de los Países Bajos. Por la noche se ilumina y ofrece diferentes imágenes de la historia de la ciudad. Me gustó más de noche, ya que con la luz del día se notan más algunos pintarrajos que lo deslucen.
![]() Simplemente como dato anecdótico, señalar que había montones de bolsas de basura junto a los contenedores, ya que los operarios del servicio de recogida llevaban varios días en huelga. Por fortuna, pese al calor, la situación no resultaba demasiado molesta, pues no había desperdicios derramados por las aceras y las bolsas permanecían perfectamente cerradas y apiladas.
![]() Recorriendo A Coruña. La mañana siguiente amaneció con un sol espléndido que auguraba un día de bastante calor que teníamos pensado dedicar en exclusiva a la capital coruñesa. Tras desayunar en uno de los numerosos bares que hay frente al Estadio de Riazor, comenzamos nuestra caminata, que nos llevó a lo largo de las playas urbanas de Riazor y Orzán, por la Avenida de Pedro Barrié de la Maza, la rúa Matadoiro y el Paseo Marítimo hasta el parque donde se encuentra la Torre de Hércules, nuestro primer objetivo del día.
![]() ![]() Previamente, pasamos por varios lugares que nos llamaron la atención, como el Monumento a los Héroes del Orzán, la Fuente de los Surfistas y, sobre todo, el Museo Domus, de ciencias y dedicado al cuerpo humano, de cuyo interés y calidad no dudo, pero cuyo edificio me pareció bastante feo, sobre todo considerando el entorno. Aunque me hubiera gustado, no tuve tiempo de visitarlo.
![]() ![]() ![]() Enfilando el Paseo Marítimo, en el tramo dedicado al Alcalde Francisco Vázquez, con sus estilosas farolas rojas, tras superar el Acuario, llegamos a la Playa de las Lapas, una zona realmente bonita, sobre todo en una mañana tan luminosa, que le otorgaba unos colores sumamente brillantes. Así que me entretuve en tomar unas cuantas fotos desde varias perspectivas.
![]() ![]() ![]() Torre de Hércules y Parque Escultórico. Tengo una foto junto al faro milenario de hace casi cuarenta años. Afortunadamente, por la Torre parece que los años no pasan, mientras que servidora y el entorno (en la foto vintage se ven coches detrás) hemos cambiado bastante
![]() ![]() ![]() Esta visita lleva su tiempo, ya que no se trata solo de ver su principal monumento, sino también de recorrer el Parque Escultórico donde se encuentra, que es bastante extenso y cuyas obras aluden a los símbolos mitológicos y a las leyendas asociadas a la Torre. Una de ellas afirma que los ártabros, habitantes de estas tierras, vivían atemorizados por un gigante llamado Gerión hasta que llegó Hércules y lo mató, erigiendo la torre sobre su cadáver. Estuvimos allí unas tres horas, aunque se puede ir más rápido, claro está.
Vista parcial del parque desde lo alto de la Torre de Hércules.
![]() El Parque está situado en el Golfo Ártabro y ocupa la península de la Torre, Punta Herminia, O Acoroado y el Cabal de Pradeira. Hay numerosos senderos que se asoman al borde de los acantilados, desde los que se contemplan islotes, cuevas marinas, playas y calas. El cariz de la visita puede variar mucho según las condiciones meteorológicas que se den, pues no es lo mismo pasear con el día soleado y tranquilo que tuvimos que con lluvia o fuerte viento, si bien cada momento posee su propio encanto y las vistas siempre resultan atractivas para la cámara de fotos.
![]() El Parque tiene dos zonas bien delimitadas: una, la del saliente donde está la Torre, que es la más concurrida, y otra, algo más alejada, que va de Punta Herminia a la Playa de los Moros. El acceso es libre y gratuito; solo hay que pagar por visitar el interior del Faro. Importante: las entradas no se compran en la Torre, sino en el Centro de Interpretación y Atención al Visitante, que se halla en la entrada principal, en la Avenida Doctor Vázquez Iglesias, donde también proporcionan unos mapas muy útiles para no perderse ninguna escultura y conocer su significado. Igualmente, facilitan mapas para conocer la ciudad.
![]() ![]() En torno a la Torre, situada en lo alto del cerro, y que se distingue desde casi todos los puntos del parque, se han colocado diversas esculturas que se van descubriendo paulatinamente, dependiendo de por donde se acceda o se comience el paseo: las Puertas de Hércules, el Caronte, el Menhir pentacefálico, la Hidra de Lerna, el Combate entre Hércules y Gerión, la Guitarra de Hierro, los Ártabros, el Ara Solis, los Guardianes, etc. También hay una referencia a los pecios marinos que embarrancaron en estas costas a lo largo del tiempo.
![]() ![]() ![]() Al comienzo de la rampa por la que se accede a la Torre, aparece la escultura en granito de Breogán, el legendario caudillo celta, y junto a las escaleras que conducen a la terraza mirador que rodea el Faro, se encuentra la imagen del rey Carlos III.
![]() Personalmente, me gusta mucho subir a las torres y campanarios, así que no dejé pasar la oportunidad. Como no sabía la hora exacta a que llegaría, no hice reserva previa y cuando fui a la Oficina de Información (las doce menos diez), solo vendían entradas a partir de las cinco de la tarde. No es que me importase volver después, pero prefería “finiquitar” esta zona por la mañana, así que no lo dudé cuando me ofrecieron una única entrada que les quedaba para las 13:00 horas. Ese día el acceso era gratuito, pero incluso en ese caso hay que presentar el ticket, cuyo código escanean en la Torre. Entretanto, me dijeron que me daba tiempo a ver la parte norte del Parque, a la que no había ido todavía. Las panorámicas del mar eran muy bonitas desde allí.
![]() Y también encontré varias esculturas interesantes: la Copa de Sol, el Hércules en la nave de los argonautas, los Menhires, el monumento a los fusilados durante la dictadura o el antiguo cementerio musulmán de los magrebís muertos durante la Guerra Civil española.
![]() ![]() Igualmente, se pueden ver dos petroglifos en la Pedra do Altar, aunque se hallan en mal estado de conservación. Una de las esculturas más llamativas es la Caracola, recreación fantástica de la concha de un enorme molusco, que está ubicada en la Punta Herminia para captar todas las vibraciones del mar. Me gustó.
![]() ![]() Sin embargo, el punto donde se acumulan más personas es la Rosa de los Vientos, que se asienta sobre un mosaico circular de 25 metros de diámetro. Para apreciarla bien, es preferible contemplarla desde la terraza de la Torre o, mejor todavía, en lo alto de ella.
![]() El interior de la Torre de Hércules. Aunque desde el siglo V a.C. existen relatos de la existencia anterior de un faro en este lugar, la Torre de Hércules fue construida entre finales del siglo I y comienzos del siglo II d.C. Es el único faro romano y el más antiguo del mundo en funcionamiento. En 2009 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Mide 58 metros de altura, de los cuales 39 corresponden al primitivo edificio romano y 14 al proceso de restauración llevado a cabo en el siglo XVIII. Está hermanada con la Estatua de la Libertad de Nueva York.
![]() ![]() Una vez dentro, en la parte inferior se pasa por un pequeño museo arqueológico, con las estructuras más antiguas que sustentan el faro. Luego, se inicia la subida, que consta de 239 escalones. Arriba del todo, el espacio es pequeño y, evidentemente hay unas vistas estupendas, pero no tan espectaculares como me imaginaba, quizás porque el entorno ya se aprecia bastante bien desde la terraza de la base de la Torre y la mayor altura no proporciona demasiadas novedades. Cada turno de personas puede estar un máximo de media hora dentro del faro, aunque personalmente me sobró bastante tiempo.
![]() Cuando terminé, fui caminando hasta la Plaza de María Pita, donde había quedado con mi marido para almorzar. Pero eso lo cuento en la etapa siguiente. Etapas 7 a 9, total 22
![]() A Coruña capital (II)Segunda parte de nuestra visita a la ciudad de A Coruña. En esta etapa, me centro en el casco histórico y el Monte de San Pedro. Para comer, fuimos hasta la calle Galera, una zona donde hay muchas tabernas y restaurantes. Sin embargo, cometimos la torpeza de no investigar primero ni reservar previamente, así que cuando llegamos estaba todo a tope. Y las terrazas exteriores tampoco eran una opción apetecible por culpa del sol y el calor. Según nos comentaron, era el día más caluroso en lo que iba de verano.
Caminando por el centro de A Coruña.
![]() Al fin, vimos que se quedaba una mesa libre en un restaurante que anunciaba platos y menús interesantes. Fue un error clamoroso. Una vez dentro, ya con las bebidas servidas, no tenían nada de lo que anunciaban, dándonos solo una o dos alternativas siempre más caras (yo quería codillo y me ofrecieron entrecot, por ejemplo). Transigimos por no levantarnos y empezar a buscar de nuevo. Aun así, lo peor no fue el precio ni tener que tomar lo que no nos apetecía, sino el pésimo servicio en un comedor saturado: no nos trajeron el pan, se equivocaron en el entrante y en el postre… Un despropósito para olvidar. Eso sí, el segundo en tres días.
Paseo por el casco histórico de A Coruña. Aunque hacía mucho calor, decidí dar una vuelta por la Cidade Vella (ciudad vieja), que se articula en torno a la Plaza de María Pita, en cuyo centro hay una estatua dedicada a la heroína local, que en 1589 luchó en defensa de la ciudad contra la armada inglesa dirigida por Fracis Drake. La Plaza está rodeada por casas porticadas con hermosas galerías. Además, está presidida por el Ayuntamiento, un magnífico edificio modernista, construido entre 1908 y 1912. Casi tuve que hacer malabares para hacer alguna foto decente porque, además de los reflejos del sol, se estaban instalando carpas para las festividades locales.
![]() ![]() ![]() Por un lateral del Ayuntamiento, subí hasta la Plaza del Marqués de San Martín, desde la que tuve una buena perspectiva de la Iglesia de San Xurxo, del siglo XVIII y estilo barroco. Lamentablemente, estaba cerrada, igual que todas las que vi después. Asignatura pendiente para otra vez. Muy cerca, en la parte posterior, está el Mercado de San Agustín.
![]() A la izquierda de la Plaza, mirando hacia el Ayuntamiento, salen un entramado de calles tradicionales, más anchas las longitudinales y muy estrechas las trasversales, con multitud de comercios, bares y restaurantes, que conforman el antiguo Barrio de la Pescadería. Resultan muy fotogénicas las casas con esas galerías de madera pintadas de blanco y acristaladas que siempre me han llamado mucho la atención.
![]() Entre las calles, destaca la Rúa Real, la que tiene más sabor comercial y cuyo origen se remonta a la época romana. Cuenta con varios edificios históricos, como el Café Moderno y la Farmacia Villar, la más antigua de Galicia.
![]() Pero hablando de galerías acristaladas, las más famosas de A Coruña son, sin duda, las de la Avenida de la Marina, junto a la Dársena y el puerto.
![]() ![]() ![]() ![]() Volví a la Plaza de María Pita y salí hacia el lado contrario, por la calle Marqués de Cerralbo, que me introdujo en el meollo del casco viejo, muy adornado con banderolas y estandartes por las fiestas que estaban a punto de empezar y que suponían un plus para las fotos por el colorido que aportaban a las callejuelas y a las fachadas de las casas.
![]() ![]() ![]() Metiéndome por aquí y por allá, llegué a la arbolada Plaza del General Azcárraga, punto de reunión típico de los coruñeses. Sin embargo, apenas me entretuve allí, pues estaban instalando las casetas para la feria y había un sinfín de andamios y parapetos que casi impedían moverse. En el centro, la Fuente del Deseo que fue fundida en los talleres Dungem de París en 1870.
![]() Muy cerca, está la Iglesia de Santiago, de estilo románico, la más antigua de la ciudad, ya que su origen se remonta al siglo XII. Este templo también es famoso por ser el inicio de la variante del Camino Inglés de Santiago que parte de A Coruña. En los alrededores, está la casa natal de Emilia Pardo Bazán, sede actual de la Real Academia Galega. En las inmediaciones, se halla la Plaza de la Constitución, con una fuente y dos edificios destacados, la Capitanía General y la Casa de las Enredaderas.
Entorno de la iglesia de Santiago y Pazo de Cornide.
![]() ![]() Callejeando, salí junto al Pazo de Cornide, que está frente a la Colegiata de Santa María del Campo, iglesia románica de los siglos XII y XIII, que cuenta con tres bellas portadas. También estaba cerrada. ![]() ![]() ![]() Me pareció muy agradable la pequeña Plaza de Santa Bárbara, con el Convento de Clarisas. Muy cerca, me tomé unos minutos de relax en la ajardinada Plaza de Santo Domingo, con su fuente y sus banquitos bajo la sombra de los árboles y con vistas a la Iglesia y el Convento de Santo Domingo, cuyo su origen se remonta al siglo XII. Fue reconstruido en el siglo XVII en estilo barroco, si bien sería a finales del siglo XVIII cuando adquirió su aspecto actual.
![]() ![]() A continuación, pasé por la puerta del Museo Histórico Militar. Leí después que es gratuito y muy interesante. De haberlo sabido, hubiera entrado a echar un vistazo. Iba en busca de los Jardines de San Carlos, que se hallan en un antiguo castillo defensivo del siglo XIV, donde también ese encuentra el mausoleo de Sir George Moore, el general inglés que murió defendiendo la ciudad del ataque de los franceses en 1809. En su lápida hay un poema que le dedicó Rosalía de Castro. También ofrecen buenas vistas hacia el Castillo de San Antón. Sin embargo, solo pude ver el exterior, ya que el acceso a los jardines estaba cerrado por obras de rehabilitación.
![]() ![]() Ya bastante cansada de tanto caminar bajo el sol, me senté en una cafetería a tomar un granizado. Luego, volví tranquilamente al hotel para descansar un rato, aprovechando para conocer algunas de las zonas céntricas pero más modernas de A Coruña mientras recorría la estrecha franja que separa la Ensenada de Orzán del Puerto.
![]() ![]() De paso por los bonitos Jardines de Méndez Núñez, vi, entre otros, el Monumento a Curros Enríquez y los edificios modernistas del Kiosko de Alfonso y La Terraza. Enfrente, cruzando la calle Cantón Grande, se encuentra el Obelisco, columna construida en 1895 al estilo egipcio, coronada por un reloj, y que se ha convertido en punto de encuentro y símbolo de la ciudad. Muy curioso.
![]() Al salir a la Playa de Riazor me fijé con asombro en la enorme cantidad de gente allí congregada. Pero, aunque lo parecía, no estaba en Benidorm sino en A Coruña
![]() ![]() Monte de San Pedro. Más tarde, cuando pasó un poco la canícula, salimos a dar un paseo, en esta ocasión hacia el Monte de San Pedro, que nos quedaba a unos veinte minutos caminando desde el hotel. Los carteles todavía anuncian el ascensor panorámico (un funicular en forma de bola totalmente acristalada) que asciende hasta la colina desde el Paseo Marítimo. No es cierto, ya no funciona. La estructura sigue allí, pero abandonada a su suerte. Supongo que fracasó económicamente, al igual que parte de la infraestructura turística situada arriba y que veríamos después.
![]() ![]() Tras hacer una foto al simpático "banco del pulpo”, iniciamos la subida a pie por uno de los senderos que conducen al parque del Monte San Pedro. No es muy larga, pero tiene bastante pendiente en algunos puntos. Al principio, el jardín parece estar algo descuidado, con abundante maleza. El panorama cambia ya en el aparcamiento, pues al traspasar la verja todo está verde y muy cuidado. Sí, sí: se puede llegar en coche, lo que explica el fracaso del ascensor. ¿Para qué gastarte una “pasta” para subir en un funicular a un lugar al que se puede ir gratis y cómodamente en coche o, incluso, caminando? Además, la tarifa no era barata, precisamente. El parque se cierra por la noche, así que mejor comprobar antes el horario, que varía según la época del año.
![]() Según parece la previsión era hacer aquí un parque muy ambicioso, con todo tipo de instalaciones para mayores y pequeños, incluyendo juegos infantiles, un enorme restaurante, zona deportiva, miradores y museos. Ahora, unas partes se mantienen y otras, no. Están cerrados el ascensor, el restaurante y el sorprendente edificio de la Cúpula Atlántica, cuyo propósito inicial desconozco. Se mantienen, sin embargo, la zona de juegos infantiles, que incluyen un laberinto. También hay varias baterías y cañones procedentes de la Fábrica de Barrow-in-Furness, en Inglaterra, y que fueron trasladadas por mar a La Coruñá en 1929 para su instalación en el antiguo baluarte militar de Monte San Pedro. Son enormes y solo han realizado 19 disparos, el último en octubre de 1977.
![]() En cualquier caso, lo más interesante de este rincón poco conocido por los turistas que acuden a la capital coruñesa son sus fantásticas vistas panorámicas que alcanzan prácticamente a toda la ciudad y sus alrededores, y que al atardecer alcanzan su mejor versión con la Torre de Hércules de estrella indiscutible.
![]() Lástima que el perfil de las casas que se asoman al mar por el lado opuesto no sea demasiado fotogénico, al menos en mi opinión.
![]() Volvimos caminando al hotel. Después de un día tan movido, no nos apetecía regresar al centro y nos quedamos a cenar en la terraza de... un restaurante italiano. Se había levantado una brisa bastante fresca y, al ponerse el sol, la temperatura (32 grados en el centro del día) había bajado hasta los 20. Perfecto. Al fin, tenían lo que ofrecían en la carta y pudimos cenar a satisfacción y con buen precio: pasta con tinta de calamar y ensalada de pasta marinera.
![]() A Coruña de noche. El día siguiente lo pasamos de excursión fuera de A Coruña, pero al regresar, por la noche, volvimos al centro para cenar. Así que, para no dispersar la información, lo cuento en esta etapa.
![]() Habíamos comido bien y no teníamos mucha hambre, así que tomamos unas tapas en una terraza de la Plaza de María Pita, donde se estaba divinamente, pues soplaba una brisa muy fresquita después de otra jornada con sol y mucho calor.
![]() Después, dimos una vuelta por el casco viejo y aproveché para tomar algunas fotos nocturnas de lugares en los que ha habíamos estado el día anterior.
![]() ![]() No es que me queden muy bien las fotos de noche, pero me gustó captar la luz del faro más antiguo que continúa funcionando en la actualidad.
![]() Como resumen, decir que lo pasamos bien en A Coruña y nos gustó la ciudad y su ambiente, aunque nos faltaron muchas cosas por ver, pues en un día no se puede abarcar todo. En cualquier caso, quedamos satisfechos. En otra ocasión, veremos más. Etapas 7 a 9, total 22
![]() Bahía y Castelo de Santa Cruz. BetanzosPrimera parte del recorrido de la jornada, en esta etapa por el Castelo de Santa Cruz (municipio de Oleiros) y la población de Betanzos. Aunque contaba con varios destinos interesantes, el recorrido de esta jornada era corto, ya que en total sumaba unos 73 kilómetros, con el siguiente perfil según Google Maps:
![]() Bahía y Castelo de Santa Cruz (Oleiros). Después de desayunar un par de cafés con churros y zumo de naranja en una de las cafeterías que hay en torno al hotel, salimos hacia la Bahía de Santa Cruz (Concello de Oleiros) para ver su Castelo, situado en un islote al que se llega por una pasarela.
![]() Afrontábamos otro día soleado y caluroso, con lo cual las playas volverían a estar a tope. Como era temprano, no tuvimos problemas para aparcar en el casco urbano del Porto de Santa Cruz, desde donde tardamos apenas tres minutos en llegar frente a su fotogénico Castelo. El lugar nos pareció muy bonito, aunque la marea baja le quitaba un pelín del encanto que hubiese tenido con la pasarela sobre el agua.
![]() Después de fijarnos en la playa, muy chula, llegamos al islote, donde se encuentra esta antigua fortaleza, que se empezó a construir en 1594 con el propósito de defender las costas de A Coruña, cuyo puerto se divisa perfectamente desde su ubicación. Según las crónicas, las piezas de artillería del castillo tuvieron mucha utilidad durante el ataque franco-holandés a La Coruña en 1639.
![]() A mediados del siglo XVIII, tras perder su valor estratégico defensivo, fue sacado a subasta y puesto a la venta. Lo adquirió el marido de Emilia Pardo Bazán para convertirlo en residencia estival. En 1938, su hija lo donó al Colegio de Huérfanos de Caballería para colonias de verano de huérfanos de guerra. Quedó desocupado en 1978.
![]() ![]() En 1989, lo adquirió el Ayuntamiento de Oleiros. Fue declarado Bien de Interés Cultural y Monumento en 1984. Actualmente, el edificio se utiliza como museo y para exposiciones temporales que pueden visitarse gratuitamente. No obstante, lo mejor es perderse por el islote en que se ubica y disfrutar de la paz y tranquilidad que transmite el entorno, poco masificado pese a estar en pleno mes de julio.
![]() Las vistas son preciosas desde todos los miradores y la visibilidad perfecta hacia La Coruña en un día tan luminoso como era aquel. Muy recomendable este sitio, que se encuentra apenas a 30 kilómetros de la capital coruñesa.
![]() ![]() Luego, paseamos un rato por la playa y llegamos hasta algunos de sus miradores. Pensamos en volver por la tarde para contemplar el panorama con marea alta, lo que le daría un aire muy diferente, pero ya no fue posible.
![]() Betanzos. Nuestra primera idea era pasarnos por el Pazo de Mariñán antes de ir a Betanzos, pero nos dimos cuenta de que cierra a medio día, así que invertimos las visitas, lo que no era ningún problema pues ambos lugares se encuentran a unos cinco kilómetros de distancia.
![]() El problema esa mañana era, sin embargo, el calor casi asfixiante que limitó nuestros movimientos, incluso los patos y las ocas buscaban la poca sombra que les proporcionaban las barcas. Aparcamos en el Paseo de la Tolerancia, a orillas del río Mandeo, muy cerca del Puente Viejo, donde ya pudimos ver los anuncios de sus famosas tortillas.
![]() ![]() Betanzos se ubica en una península formada por los ríos Mandeo y Mendo, que se unen en la ciudad para formar la Ría de Betanzos. Según la leyenda, la fundó Breogán, el mítico caudillo celta, y fue la histórica Betanzos de los Caballeros, capital de una de las siete provincias que formaban el antiguo Reino de Galicia. Su casco viejo, situado en lo alto de una colina, está catalogado como Conjunto Histórico Artístico. Confieso que no llevaba bien preparada la visita y luego me arrepentí, pues, entre otros lugares, me quedé sin ver el Parque do Pasatempo, del que oí hablar después.
![]() Era hora de almorzar y, antes de nada, fuimos en busca de un restaurante: queríamos, por fin, saborear una buena comida en la provincia de A Coruña. Pasamos por alto la Porta de Ponte Vella, "aterrorizados" por la descomunal cuesta que vislumbramos al fondo
![]() ![]() Rodeando el casco antiguo no tuvimos suerte, así que, finalmente, nos resignamos a trepar por otra de las calles, que nos llevó directamente hasta la Iglesia de Santiago, del siglo XI, aunque fue reedificada en el XIV. Estaba abierta, pero con lo del restaurante, dejé la visita para después. Y, claro, cuando acabamos de almorzar, la iglesia ya estaba cerrada. Una pena. Sin embargo, el exterior también merece mucho la pena, en especial algunas de las esculturas de sus portadas.
![]() ![]() Esta iglesia se encuentra en la Plaza de la Constitución, que ofrece un conjunto realmente bonito gracias a edificios como el Pazo de Bendaña (siglo XV), la Torre Municipal o del Reloj (siglo XVI) y las casas porticadas y con galerías acristaladas; y también el Ayuntamiento, del siglo XVIII.
![]() ![]() ![]() Nos acomodamos en el restaurante del Hostal Pórtico, en cuyo comedor con aire acondicionado estuvimos muy a gusto. Tomamos la típica tortilla de Betanzos (poco hecha, derramando huevo y sin cebolla, como manda la tradición), unos mejillones tigre, una ensalada ilustrada y flanes de postre. Aunque parecía poco, el camarero nos aconsejó no pedir más de momento, pues la tortilla se sirve entera y con el resto quedaríamos satisfechos. Y así fue.
![]() Después, continuamos visitando la ciudad, aunque no era el mejor momento, pues, tal como suponía, las iglesias estaban cerradas. De todas formas, mereció la pena ver los exteriores de la Iglesia de Santa María de Azoque y de la Iglesia de San Francisco, ambas góticas y del siglo XIV, que forman un conjunto espectacular, completado por una fuente y un crucero. Están al lado la una de la otra y las dos están catalogadas como Monumentos Nacionales y Bienes de Interés Cultural.
![]() ![]() ![]() Al lado, divisé también el pintoresco Mercado de Abastos, pero está cerrado, pues se halla en pleno proceso de restauración, con andamios y operarios en pleno trabajo. Pese a las cuestas, merece la pena fijarse con atención en las casas, sobre todo algunas góticas que hay en la rúa de la Cerca y en las de colores que bajan hasta las puertas de entrada.
![]() ![]() También bajamos hasta la zona más moderna de la Plaza de los Hermanos García Naveira, con la Fuente de Diana Cazadora, e igualmente recorrimos un corto tramo del paseo que bordea la ría. Lástima que hiciera tanto calor.
![]() ![]() Me gustó Betanzos y no me importaría volver para visitar los interiores de las iglesias y otros sitios interesantes con más tranquilidad.
![]() ![]() Etapas 7 a 9, total 22
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