Perú por libre y en solitario menos de 15 días ✏️ Blogs de Peru

El primer día de viaje lo dediqué a llegar a Cuzco y no hice turismo.

Cogí un autobús desde mi ciudad natal que me dejaba en la T4 con unas 4 horas de antelación con respecto a la salida del vuelo.
Volé con Plus Ultra, todo bien, aunque la comida un poco escasa. El personal muy amable, y como sabéis, tienen un sistema de entretenimiento flojito (algo que no me importa, para nada).
El vuelo era Madrid-Lima.

A continuación y con una diferencia de cuatro horas tenía reservado un vuelo con LATAM dirección Cuzco. Muy bien el vuelo. Quizás podrían haber sido 3 horas entre vuelvo y vuelo, pero no me quería arriesgar.

Al llegar a Cuzco había reservado un taxi con booking para que me llevara al alojamiento.
Llevaba un día entero de viaje, y aunque no era muy tarde: me preparé una pequeña maleta para ir a Aguascalientes al día siguiente y dejar el macuto grande en el hostel.

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A decir verdad, el viaje apenas lo preparé. Tanto es así que ni si quiera había comprado entradas para MAPI, me confiaba a la suerte de que quedaran entradas para compra presencial.

Cogí una furgoneta a eso de las 6 de la mañana que me dejaría en hidroeléctrica a las 14.00 y de ahí, más de dos horas caminando hasta Aguascalientes.

Si bien la carretera fue un suplicio y los últimos 20 kilómetros están en obras, la caminata, aunque larga para quien no esté acostumbrado, es francamente agradable.

En hidroeléctrica, al llegar hay un restaurante, pero si caminas un poco encontrarás variedad de sitios para comer a precios contenidos.

Al llegar al pueblo, lo primero que hice fue acercarme a la oficina de turismo, y efectivamente había entrada para todos los circuitos.


En Aguascalientes hay poco que hacer, es cierto, comí algo y como no tenía nada que hacer me fui a darme un masaje.
Por cierto, todos los sitios donde dan masajes comparten a las masajistas, es decir cuando te meten en el local las comerciales envían un whatsapp a un grupo que tienen con las masajistas y acude la primera que esté dispuesta.

Por la noche me alejé de la zona más turística y comí en una pollería local, Bambino. Ahí descubrí algo que confirmaría más adelante, en Perú se cocina el pollo de muchas formas y todas bien.

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