![]() ![]() RUTA POR SUIZA, BAVIERA, AUSTRIA Y DOLOMITAS ✏️ Blogs de Europa Central
11 días entre Interlaken, Lucerna, castillos de Baviera, Salzburgo, Hallstatt y los Dolomitas en julio de 2010.Autor: Marsa34 Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (66 Votos) Índice del Diario: RUTA POR SUIZA, BAVIERA, AUSTRIA Y DOLOMITAS
01: Itinerario del viaje
02: Día 1: Sevilla – Interlaken
03: Día 2: Interlaken - Top of Europe o Jungfraujoch
04: Día 3: Interlaken - El valle de Lauterbrunnen y las cascadas Trummelbach
05: Día 4: Interlaken - Gargantas del Aare, lago Brienz y Museo Ballenberg
06: Día 5: Interlaken – Lucerna - Schwangau
07: Día 6: Schwangau – Castillos de Neuschwanstein, Hohenschwangau y Linderhof
08: Día 7: Schwangau - Salzburgo
09: Día 8: Salzburgo – Hallstatt – Juegos de Agua de Hellbrunn
10: Día 9: Salzburgo – Museo Swarovski – Santa Maddalena – Canazei
11: Día 10: Canazei – Grupo del Sella - Marmolada
12: Día 11: Canazei – Lago Carezza – Bolzano – Trento – Bérgamo
13: Datos prácticos del viaje
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Etapas 7 a 9, total 13
Sólo hizo mal tiempo un día en todas las vacaciones, y fue ése. Cuando nos despertamos llovía a cántaros y la cosa no tenía pinta de mejorar. Me hizo mucha ilusión ver a través de la ventana del salón donde servían el desayuno un par de vacas frisonas pastando alrededor del hotel tan tranquilas. No parecía importarles la lluvia, se ve que están acostumbradas...
Las entradas para entrar en el castillo de Neuschwanstein las habíamos reservado por internet un par de semanas antes y habíamos comprado también las de Hohenschwangau, el castillo de los padres del Rey Loco donde él pasó su infancia. Desde el hotel no tardamos ni 5 minutos hasta las taquillas de los castillos (están muy cerca uno del otro) con el coche. Entre que era pronto (las 9:15 más o menos) y que las teníamos reservadas, no tuvimos apenas que esperar cola. Os recomiendo de verdad que lo hagáis porque 2 horas más tarde la cola era tremenda. De las taquillas a la entrada del castillo de Hohenschwangau hay unos 10 minutos. Hay una buena cuesta, pero como el paisaje es precioso y las vistas de Neuschwanstein también, no se hace pesada. En la taquilla te dan la entrada para una hora en concreto, la gente se queja de que son muy estrictos, pero es la forma de evitar que haya aglomeraciones dentro de los castillos. Para los que vayáis de paso, en mi humilde opinión este castillo por dentro no es imprescindible, aunque tiene cosas curiosas. Cuando salimos eran las 10:30 y no teníamos la entrada en Neuschwanstein hasta las 11:50, así que nos dimos una vuelta para sacar unas fotillos. *** Imagen borrada de Tinypic ***
Sobre las 11 nos pusimos a la cola del autobús que te deja a unos 20 minutos de la entrada. Se puede subir andando, pero me imagino que más de una hora cuesta arriba no hay quién la quite. A unos 100 metros de donde te deja el autobús está el Marienbrücke, un puente que le regaló el padre de Luis II de Baviera a su madre. *** Imagen borrada de Tinypic ***
El puente tiene la mejor vista del castillo, a nosotros nos encantó, pero el que tenga un poco de vértigo se puede agobiar un poco. Había una señora a nuestro lado que no soltaba el brazo del marido ni para dejarle hacer una foto... *** Imagen borrada de Tinypic ***
Neuschwanstein de cerca no te desilusiona ¡es de cuento de hadas! *** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic *** A nosotros personalmente nos gustó mucho también por dentro, la decoración es preciosa, pero depende de lo que esperes encontrar. El rey estaría loco, pero soñaba con una fortaleza medieval, y era un hombre culto que intentó mantener esa estética. Eso sí, empleó en su construcción los medios y la tecnología más moderna de que pudo disponer. Las vistas desde el castillo también eran espectaculares. El castillo que se ve en la foto es el de Hohenschwangau *** Imagen borrada de Tinypic ***
Al terminar la visita la lluvia nos dio una tregua, y pudimos sacar fotos con tranquilidad y comer en una explanada que hay a los pies del castillo, ¡otro día que no echamos de menos un restaurante para comer! *** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic *** Una horita duraría el descanso que nos dio la lluvia, porque empezó otra vez a diluviar cuando íbamos a coger el bus de vuelta. Nos vino bien que el hostal estuviese tan cerca, porque pudimos pasar a cambiarnos de ropa, que estábamos chorreando. Por la tarde, fuimos a ver otro castillo que visita menos gente y es alucinante: Linderhof. Está a 40 kilómetros de Neuschwanstein, y vaya si merece la pena el paseo. Los jardines son preciosos aunque el interior impresiona más. Es un palacio rococó en el que el rey vivió varios años, y decir que es lujoso es quedarse cortísimo, el interior te deja con la boca abierta. Qué pena que estuviera prohibido sacar fotos. Os pongo las fotos de los jardines y una postal del interior. *** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** Vimos varios ejemplos de las excentricidades del rey; al parecer le molestaba la presencia de los criados hasta para servirle la comida, así que mandó construir una mesa con un mecanismo especial que hacía que subiera y bajara desde la cocina al salón y al revés, para que no tuviese que verlos. Eso sí, parece que la sopa la tomaba un poco fría, porque el mecanismo no era muy rápido que digamos. En los jardines vimos una gruta artificial que construyó y tiene dentro un escenario, un lago, una barca, unas cascadas artificiales y una máquina de olas y otra de arco iris...lo normal, vamos. *** Imagen borrada de Tinypic ***
No llegamos a ver el pabellón morisco donde nos dijeron en la visita guiada que se disfrazaba de sultán y hacía disfrazarse a sus escasos invitados porque ¡sorpresa! empezó a llover otra vez. ¡Pero me quedé con ganas! Nos volvimos a dar un paseo y cenar en Füssen, un pueblo bastante bonito donde se queda a dormir la mayoría de la gente cuando va a Neuschwanstein. *** Imagen borrada de Tinypic ***
La cena estuvo genial. Entramos en el restaurante del Hotel zum Hechten (Ritterstrasse, 6). El sitio no parecía muy turístico y sólo tenía la carta en alemán, pero nos entendimos bien en inglés con el camarero, que era húngaro y además prefería que ganara España en el partido del día siguiente. Un litro de cerveza y una carne con una montaña de chucrut (col cocida con vino blanco) y un buen plato de bratwusrt con patatas que estaban para chuparse los dedos por 31 €. Además, estuvo muy animado el comedor porque al lado teníamos un grupo de lugareños achispados con sus sombreros típicos cantando canciones bávaras. ¡Que viva Baviera! *** Imagen borrada de Tinypic *** Etapas 7 a 9, total 13
Adiós a la lluvia y a Alemania. Salimos pronto para Salzburgo, y no tuvimos que parar en la frontera porque ya habíamos comprado la viñeta para el coche. Nada más llegar a las afueras vimos una oficina de turismo y paramos para preguntar un par de cosas.
Nos dijo una muchacha muy simpática que, además de la vuelta típica en torno a la Catedral y a Getreidegasse, fuéramos al palacio de Hellbrunn a ver los Juegos de Agua y que si teníamos poco tiempo para ver las casas de Mozart, que nos quedáramos con la casa natal. Compramos la Salzburg Card, aunque esta vez no la rentabilizamos tanto como las que hemos comprado en otros viajes. En Salzburgo habíamos conseguido una buena oferta en un hotel muy céntrico, al lado de los jardines de Mirabell, el hotel Austrotel Salzburg am Mirabellplatz. La habitación era enorme y tenemos muy buen recuerdo de la muchacha de recepción, que se ofreció a guardarnos los bombones suizos en una nevera (en el minibar no cabía todo eso) y fue siempre muy amable. El desayuno no lo teníamos incluido pero había justo al lado del hotel una pastelería con unos dulces buenísimos. En cuanto soltamos los bártulos en la recepción, nos fuimos a la conquista de Salzburgo. Dimos un paseo por los jardines de Mirabell, entramos en un par de iglesias y nos pateamos la Getreidegasse, la principal calle comercial del centro, y aledaños. Es una de las calles con más encanto que he visto, con las montañas de fondo y las fachadas de color pastel con sus artísticos letreros, me recordaba a Innsbrück en el Tirol. *** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** A la hora de comer fuimos al Sternbräu, un restaurante muy céntrico en Griesgasse que recomendaban en el foro. Era muy agradable y comimos muy bien por 45 € los dos, con litro de cerveza incluido. Estrenamos la Salzburg Card en la casa natal de Mozart. Cogimos la audioguía en español y fue un acierto porque la mayoría de lo que está expuesto son instrumentos musicales y si, como nosotros, no entendéis mucho del tema os vais a enterar de poca cosa. Si váis, fijaos en las dos dianas para jugar a los dardos que hay colgadas en el salón. Los que están dibujados con el culo en pompa eran amigos del padre de Mozart y supongo que os imagináis donde había que clavar el dardo... Volvimos a cruzar el puente sobre el río Salzach y nos paramos de nuevo para disfrutar de la vista de las torres barrocas de la catedral con las montañas de fondo, es muy bonita. Vimos la catedral por dentro y decidimos que era el momento de tomarnos un buen trozo de tarta Sacher en una terraza. Espectacular. *** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic *** Cerca de la catedral hay está la abadía de San Peter que nos gustó muchísimo. Está excavada en la roca, (se da un aire a la de San Juan de la Peña en el pirineo) y tiene un cementerio precioso. *** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** A dos minutos andando está el funicular que sube a la fortaleza Hohensalzburg. Merece la pena subir sólo por las vistas, aunque de la fortaleza por dentro no os puedo decir nada porque no entramos. En el funicular nos dimos cuenta de que estábamos en territorio comanche por como miraban la camiseta de España que llevaba mi marido puesta (Salzburgo está prácticamente en la frontera con Alemania).¡Ja, ja, les quedaban menos de tres horas para quedarse fuera de la final! *** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic *** En el mirador estuvimos intercambiando impresiones con una pareja muy simpática de Valencia, nos deseamos suerte para el partido. Ellos iban a verlo en su hotel y nosotros habíamos quedado para cenar y ver el partido con dos amigos nuestros que estaban en Austria de viaje de novios y coincidíamos en Salzburgo esa noche. Durante el día habíamos visto varias terrazas con carteles que decían que sacarían una pantalla grande para la hora del partido. Recogimos a nuestros amigos y nos sentamos en una de ellas. Del partido de aquella noche no os habéis olvidado ninguno, ¿verdad? ¡Nos tomamos un buen par de jarras de cerveza para celebrar el triunfo y la cara de acelga que se les puso a nuestros vecinos de mesa! Etapas 7 a 9, total 13
Me levanté especialmente contenta porque ese día íbamos a Hallstatt y esa era una de las excursiones que más me apetecían. Hallstatt es un pueblo a unos 75 km de Salzburgo en Salzkammergut, la región de los lagos. Es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1997, posiblemente por la combinación tan fascinante entre historia, arquitectura y paisaje.
Tardamos una hora en llegar en coche desde Salzburgo. Durante los meses de verano el pueblo está cerrado al tráfico rodado y hay que aparcar a las afueras en alguno de los aparcamientos habilitados (a menos que tengas alojamiento reservado). Nada más llegar entiendes porque se ha dicho de Hallstatt que es el pueblo más bonito del mundo a orillas de un lago... *** Imagen borrada de Tinypic ***
Por la mañana estuvimos paseando por el pueblo, cada rincón era más bonito que el anterior. Fuimos a ver el famoso osario que está al lado de la iglesia católica, el cementerio y la Markplatz y nos gustaron mucho, pero lo mejor es callejear sin rumbo fijo, el sitio es una auténtica preciosidad. *** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** En este sitio nos hubiera gustado comer, ¿a quién no? *** Imagen borrada de Tinypic ***
Pero comimos en este otro en el paseo del lago, que también era bonito y nos entraba en los 40€ de presupuesto. Probamos el pescado después de una semana, un tipo de pescado típico del lago. De postre otra vez tarta Sacher, que me supo a gloria bendita. *** Imagen borrada de Tinypic ***
Nos fuimos al embarcadero a coger el barquito que da la vuelta por el lago. La vista del pueblo desde el barco, otra de las que se te graban en la retina. En la otra orilla había un castillo que ya era lo único que le faltaba a este escenario de cuento. *** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** De vuelta en Hallstatt fuimos a coger el funicular para subir a las minas de sal. Son las más antiguas del mundo con más de 7.000 años de antigüedad y ya se explotaban cuando todavía no existía Roma. Antes de entrar en la mina propiamente dicha, había paneles en los que te enterabas de muchas cosas de interés sobre la vida en la mina y sobre la que se ha llamado “la cultura de Hallstatt”, perteneciente a la Edad del Hierro. En las tumbas de Hallstatt se encontraron algunas de las primeras espadas de hierro fabricadas en Europa y ajuares con objetos muy valiosos de ámbar, oro, etc.... *** Imagen borrada de Tinypic ***
Al llegar a la mina nos pusieron un pijama de minero a cada uno y esperamos con una familia americana, otra australiana, varias parejas más y 20 coreanos a que nos tocara entrar. Entramos por los túneles en las entrañas de la mina y si no recuerdo mal estuvimos a unos 100 metros bajo tierra. La visita es interesante, pero sobre todo divertidísima. Lo que más recordamos, por supuesto, son los toboganes de madera (big slides) que utilizaban los mineros para desplazarse por el interior de la mina cuando aún se explotaba. Por el primero hay que tirarse a la fuerza, pero no da miedo. Pero cuando te asomas al segundo se te ponen los pelos de punta. Normal si tenemos en cuenta que es el tobogán de madera más largo de Europa y que tiene más de 60 metros de desnivel. Hay unas escaleras para bajar si a alguien le a miedo de verdad. Estuve gritando como una posesa toda la bajada pero me lo pase genial, claro. Mi marido debía estar abochornado arriba, como si lo viera, él bajo muy dignamente, ya había gritado yo por los dos. Al final del tobogán hay unas pantallas que marcan a que velocidad has bajado, en mi caso 23 km/h, ¡no estuvo nada mal! Por supuesto, me compré la foto de la hazaña más tarde en la entrada, no faltaba más. Debajo del segundo tobogán había un lago subterráneo en el que ponían un espectáculo audiovisual muy currado diferente de todos los que habíamos visto hasta entonces. Volvimos a Salzburgo después de salir de la mina porque queríamos ver los Juegos de Agua del Palacio de Hellbrunn (Wasserspiele). Como estábamos en julio pudimos aprovechar uno de las visitas guiadas “nocturnas” que comenzaba a las 8 de la tarde. El palacio lo construyó en 1612 el arzobispo Markus Sittikus, que tenía un sentido del humor muy peculiar. En los jardines del palacio mandó construir grutas, esculturas y estatuas que recreaban temas mitológicos y lanzaban chorros traicioneros de agua para mojar a sus ilustres invitados mediante ingeniosos surtidores automáticos ocultos. Lo primero que te encuentras en el recorrido es la mesa del príncipe. La mesa está rodeada de unos bancos de piedra y tiene una curiosa pila de agua dentro en la que se enfriaba el vino que se consumiría durante la cena. Cuando estaban allí sentados los invitados, el arzobispo accionaba el mecanismo para que los surtidores que están escondidos en los bancos de piedra empezaran a echar agua y les dieran una ducha. *** Imagen borrada de Tinypic ***
Jacob Poul Skoubo Del resto del recorrido no entro en detalles para no estropearos las sorpresas, ni privaros de las duchas, pero os pasaréis unos 45 minutos muy emocionantes escuchando las explicaciones. Hay grutas que son una auténtica pasada y cuando estéis embobados viendo los artilugios que inventó el arzobispo el guía aprovecha para darle al mecanismo...Cuando ya crees que le has pillado el tranquillo te llueve desde otro lado, merece mucho la pena la visita, es muy original y se disfruta mucho. *** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic *** Volvimos al hotel a cambiarnos pero todavía nos quedaba algo que hacer en Salzburgo. No podíamos marcharnos sin ir al famoso Augustiner Bräu a cenar. Fuimos andando, desde el hotel tardamos unos 20 minutos, y de camino sacamos algunas fotos de Salzburgo de noche. *** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic *** Aquello es tal y como lo cuentan en el foro. Cuando llegas y entras por Augustinergasse, crees que te has equivocado, que no tiene ninguna pinta de convento y que no hay un alma. A medida que atraviesas pasillos y bajas escaleras, empiezas a oír gente y a oler comida, y al final aparecen los puestecillos de comida y las estanterías con las jarras de cerveza de todos los tamaños. Habría estado muy bien cenar en el antiguo comedor de los monjes, pero esa noche hacía calor y preferimos cenar en el jardín nuestra última salchicha del viaje. Si pasáis por allí no dejéis de ir. La cerveza muy buena, el sitio original de verdad y los precios estupendos. 1 litro de cerveza y 2 bratwurst enormes no nos costaron ni 15 €. Llegamos al hotel reventadísimos, pero felices porque el día había sido increíble. *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** Etapas 7 a 9, total 13
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