COSTA RICA: PURA VIDA ✏️ Blogs de Costa Rica

El miércoles 18 de agosto de 2009 a las 11’00 partimos en vuelo de Amercan Airlines con destino a Nueva York donde teníamos que hacer el tránsito con el tiempo un poco justo. Aunque salimos con retraso el avión fue recuperando minutos y llegamos a JFK airport con tiempo suficiente para hacer los trámites aduaneros pero el hecho de que mi marido lleve uno de los apellidos más repetidos en el mundo hispano –y supongo que usado por todos los narcotraficantes convictos- hizo que la policía de NY lo retuviera hasta hacer todas las comprobaciones pertinentes pata comprobar que no era un delincuente antes de dejarlo entrar en EEUU. Empezamos mal!!

El resultado fue que perdimos el avión que debía llevarnos a San José y la compañía aérea se nos quería quitar de encima y nos quería enviar a Dallas para que desde allí intentáramos volar a la mañana siguiente hacia San Jose ( a esa hora solo estaba obligada a facilitar la llegada al destino y así cumplen y se desentienden). Pero como yo había estado hablando y avisando al personal de tierra de la compañía aérea mientras mi marido había estado retenido y no estaba dispuesta a dar vueltas por distintos aeropuertos americanos con las niñas buscándome la vida, dije que ya partiríamos al día siguiente en el mismo vuelo previsto y monté un pollo que acabaron dándome sin coste alguno una noche en un Sheraton en Nueva York para los cuatro y 40 dólares para desayunar. Así que fuimos directos al hotel dejamos las maletas y salimos a visitar Manhattan (se nos pasó rápido el disgusto). Ni que decir tiene que mis hijas estaban encantadas. Empezábamos el viaje a Costa Rica visitando Nueva York!!!

Al día siguiente cogimos finalmente nuestro vuelo y llegamos a San Jose a las 18’00 donde recogimos el coche que habíamos alquilado por Internet, un 4x4 Daihatsu Bego y salimos rápido hacia Jacó, nuestro primer destino a 96Km, por una carretera de muchas curvas y baches aunque habíamos leído que las carreteras estaban tan mal que esta no la encontramos mal del todo. Evidentemente, llovía y digo evidentemente porque nos llovió CADA DIA.

A las 10 de la noche llegamos a la casita que habíamos alquilado para pasar dos días en Jacó, donde ya habíamos avisado que llegaríamos un día más tarde y ni tan siquiera nos cobraron la noche que no nos presentamos. Conocimos a Marilú con la que en seguida congeniamos. Jacó es un pueblito venido a menos paraíso de los surferos, con las calles sin asfaltar pero algunos pequeños restaurantes y locales de ocio. Marilú nos indicó que colaboraba con una ong que se dedicaba al salvamento de los huevos de las tortugas y nos invitó a acompañarla. Cosa que en seguida aceptamos para la noche siguiente. Acababamos de llegar a Costa Rica y ya nos íbamos a ver tortugas!!!!!

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El día siguiente nos despertamos muy pronto, hacia las 6 de la mañana ya era de día y los pájaros sobrevolaban la casita en la que nos alojábamos, todo era tranquilidad y solo se oían los ruidos de los animales, nos pegamos un bañito matutino y luego desayunamos y nos dirigimos hasta el Parque Natural de Manuel Antonio a 76 Km. de Jacó por una carretera en bastante buen estado para lo que es el país. Cuando te acercas a la entrada del parque hay mucha gente que reclama a los turistas para hacer de guías con un telescopio para ver los animales (es uno de los destinos más visitados de Costa Rica) u ofrecer aparcamiento vigilado, pero si lo prefieres puedes ahorrártelo.

Una vez en el parque puedes tomar distintos senderos por los que puedes apreciar la flora y avistar la fauna típica de Costa Rica hasta llegar a las playas donde si te bañas tienes que ir con cuidado por las fuertes corrientes y oleajes y sobretodo vigilar que los mapaches y los monos no se te lleven la mochila, la camisa, la comida o cualquier cosa que dejes sin vigilancia.

La verdad es que vale la pena pasar todo el día en el parque a tu aire y pasear y bañarte. A cuando ya volvíamos un oso perezoso se nos cruzó en el camino y estuvimos largo rato observándolo en su trayecto hasta las copas de los árboles y hubiéramos podido cogerlo en brazos y llevárnoslo si hubiéramos querido, como pedían mis hijas.

De vuelta en la carretera se puede parar al restaurante “El Avión” que es un bar construido en una cabina de Fairchild C-123 de 1954 que fue comprado en los años 89 por el gobierno de EEUU para darlo a la contra nicaragüense pero que nunca llegó a salir del hangar de Costa Rica. Nosotros preferimos ir a otra playa virgen y recóndita alejada de la mirada de los turistas.

Por la noche, tal como habíamos quedado con Marilú, nos equipamos con linternas, ropa de manga larga (por los mosquitos y otros insectos voladores) y fuimos hasta una playa cercana a Jacó donde hay un centro de voluntarios para el rescate de tortugas al que nos costó llegar dadas las condiciones climáticas, llovía, y el estado de semiinundación de la maltrecha carretera.

Al llegar al centro de rescate salimos con un algunos voluntarios más a recorrer la playa y señalizábamos con un palo cualquier nido de tortuga que encontráramos en la noche. El paseo nocturno lo hacíamos en silencio y con cuidado para no espantar a las tortugas que iban saliendo de la playa para depositar sus huevos. Es importante ir en silencio, vestir con ropa oscura y utilizar linternas de luz roja puesto que si una tortuga se asusta cuando va a desovar ya no volverá a poner los huevos en la misma playa. Si veíamos una tortuga saliendo o depositando los huevos en ese momento la dejábamos tranquila con su labor y seguíamos localizando los nidos con huevos recién depositados.

Cuando llegamos al final de la playa donde se une la arena al manglar procedimos a dar media vuelta y fuimos rescatando los huevos depositados en los nidos marcados. Los desenterrábamos con sumo cuidado, y hacíamos recuento, los fechabamos y los reenterrábamos en una zona destinada para ello a salvo de los depredadores –animales y humanos-, vigilada por los miembros del centro de rescate.

No puedo explicaros con palabras, pues no sería justa, la cara que ponían mis hijas mientras colaboraban en estas labores, recogiendo los huevos con sumo cuidado como si se tratara de las tortuguitas recién nacidas, escuchando y siguiendo las instrucciones de los voluntarios, llevando los huevos al nuevo nido,… en fin no se me olvidará nunca y estoy segura que la experiencia quedará para siempre en su memoria. Ellas se sienten las salvadoras de los más de 400 huevos que trasladamos esa noche.

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A la mañana siguiente, otra vez el gran madrugón –como todos los días que estuvimos recorriendo el país- y nos dirigimos a nuestro siguiente destino: el Volcán Miravalles y las Hormillas, a 180 Km. De subida hacia Cañas paramos en el puente sobre el río Tárcoles ya que está lleno de cocodrilos.

Por la carretera paramos a desayunar nuestro primer pinto (luego vendrán muchísimos más) en una soda o chiringuito de carretera donde por 4 duros comimos arroz con frijoles, verduras, pollo, carne en salsa, queso, salchichón, y cafes, vamos que ya íbamos comidos

Continuamos hasta Las Hormillas pasando por Bagaces donde cogemos una carretera de lastre sin asfaltar y para variar empieza a llover. Cuesta llegar ya que la carretera es bastante mala. La verdad es que por aquí no se ve ni un turista excepto tres ticos que llegaron también para visitar el volcán. La visita la hacemos acompañados de Fernando (es obligatorio) que con su tractor nos llevó por el cráter del volcán y con peligro de caídas hasta el bosque lluvioso –y en este caso muy pero que muy lluvioso pues no paró de llover- a ver varias cascadas preciosas y puentes colgantes adentrándonos en la selva. Después visitamos el cráter del volcán hoy activo, por supuesto, donde se pueden ver fumarolas, y paillas y piscinas naturales con aguas sulfurosas calientes.

El Volcán Miravalles es un volcán activo pero pacífico de 2.028 m. de altura. Se le conocen explosiones del año 1046 y en su cráter se han formado pailas i fumarolas. Son agujeros con barro de arcilla y agua a diferentes temperaturas 80ºC, 100ºC, i 200ºC. Hay barros de tres colores: gris, rojo, amarillo en función de la profundidad d ela piscina natural (gris =1 m, rojo = 2m i amarillo = superficie llena de azufre). La pailas son piscinas verdes de 2 m. De profundidad y 100 ºC. La fumarolas son aberturas por donde salen los gases volcánicos normalmente situadas en las superficies de flujos de lava y con mucho, mucho olor a azufre.

En el cráter se han formado piscinas naturales de aguas termales y aprovechando las salidas de las fumarolas y de calor han creado como saunas, con lo que acabamos el día tomando baños de barro y agua caliente, pero no os imaginéis un balneario puesto que os estoy hablando de tomar baños directamente en la roca del cráter del volcán. También han hecho un resbalín o tobogán larguísimo por la ladera del volcán por el que te puedes lanzar hasta llegar a una de las pozas de agua natural. Es una experiencia muy buena y divertida, nos reímos mucho eso si el olor a azufre y barro no nos lo quitamos en tres días.

El paseo por el cráter del volcán con los tonos grises y amarillos del suelo y saliendo humaradas recuerdan un paisaje lunar misterioso. Toda la visita es como kafkiana: abundante lluvia, el tractor que va dando tumbos y parece que va a volcar, siete personas subidas en él con varios perros, agua chorreando del techo, diversos animales que nos van acompañando, los ticos que no paran de gritar, en fin…. Cosas de ticos!!! Eso si, si os gusta la aventura y os hacéis a todo……….. ideal!

Finalmente nos despedimos de todos (acabamos muy amigos entre todos) y nos fuimos hacia otra zona volcánica: la del Volcán Tenorio, cerca de Bijagua en Upala, donde tampoco se ve ni un turista y donde tenemos previsto dormir, en casa de Daniel un alemán afincado desde hace años en la zona que nos esperaba con los brazos abiertos.

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