Como seguía estando nubladillo, el día 15 decidimos dedicarlo a compras. Yo no tenía mucha intención de comprar porque normalmente me cuesta encontrar cosas que me gusten así que allí ya ni os cuento…
Empezamos por el Century 21, bien temprano. Yo no fui capaz de encontrar absolutamente nada, había tantas cosas que me horrorizaban que más bien me dediqué a reirme de algunas prendas esperpénticas, entre tanto espanto no fui capaz de encontrar algo decente. Mi novio, sin embargo, se compró dos camisas (una de Hugo Boss y otra de Calvin Klein), unos Levis y una cartera de Guess. El problema es que los chicos no pueden probarse las prendas, sólo los trajes, así que al día siguiente tuvimos que volver a devolver los vaqueros y una de las camisas porque no le quedaban bien, esto es un poco coñazo.
Después del Century fuimos a la calle 14 en metro (Union Square), allí hay un montón de tiendas como Shoe Mania, Diesel, Levis, OMG… y el outlet Filene's Basement (que nos gustó mucho más que el Century, todo más ordenado y no hay tanta morralla) donde me compré un bolso de Nine West muy chulo por 20$ y unas gafas de sol también de Nine West por 14$ (desgraciadamente no llegaron a España porque se me calleron al suelo dos días más tarde y se me rompió la montura, me dan ganas de llorar con lo que a mi me cuesta encontrar gafas…). Mi novio también se compró unas gafas de sol de Timberland por el mismo precio que también están muy bien.
Continuamos nuestra ruta de shoping andando hacia Greenwich Village (a reponer fuerzas de nuevo en Gray’s Papaya) y luego hasta el Soho. A media tarde estábamos más que muertos, desde luego ir de compras cansa muchísimo más que hacer turismo, así que nos fuimos al apartamento a descansar un buen rato.
Cogimos la cena en un asiático que teníamos cerca del apartamento y después de cenar nos arreglamos un poco para ir a tomar una copa al 230 fifth (que nos quedaba como a 10-15 minutos andando). Llegamos al sitio y en el portal nos recibió un señor mayor muy majete, que suponemos sería el portero del edificio, le preguntamos por la terraza y nos indicó los ascensores del fondo. A la entrada del local nos recibió una chica también muy sonriente pero no nos preguntó nada, la saludamos y subimos las escaleras que había justo detrás de ella, como si fuésemos allí todas las semanas jejej.
Al llegar arriba sólo puedes alucinar ¡qué vistas! Aunque no es una planta muy alta (creo recordar que veintialgo), como no hay nada que se interponga entre la terraza y el Empire, tienes unas vistas impresionantes…
Nos hicimos un millón de fotos y nos sentamos en una mesita alta, están debajo de un toldo y hay estufas, pero aún así venían ráfagas de viento frío y además el olor de las estufas era un poco desagradable. Así que decidimos bajar abajo ¡gran acierto! Teníamos unos sofás libres justo en el medio de los ventanales, con unas vistas también impresionantes, nos pedimos unos cócteles y pasamos uno de los ratos más agradables del viaje…
Después ya nos fuimos a dormir, para el día siguiente el Accuweather ya daba un sol radiante y muy buenas temperaturas.