La gente en Islandia es encantadora.
Una vez más, después de dejar un alojamiento salgo pensando en lo agradables y amables que son los islandeses. No tienen esa frialdad nórdica que me esperaba. Todo lo contrario. Al principio parecen introvertidos pero no lo son para nada.
Y en mi caso es algo que se agradece mucho, porque viajando de aquí para allá paso mucho tiempo sin hablar con nadie y, entonces, cuando veo a un turista o a un islandés le abordo con todo tipo de preguntas para que me cuenten las cosas más interesantes del lugar.
Esta mañana he visitado el lago que hay en Egilsstadir y me ha llamado la atención una casa entera de madera roja, que resulta que es un hotel bueno Guesthouse. Tiene un toque muy romántico. ¡Parejas del mundo, éste es vuestro lugar ideal!
Después tomo rumbo al norte, por las tierras altas. Por aquí la carretera se mete en el interior y ya no se ve el mar. El paisaje se torna muy volcánico. Aquí hicieron prácticas los astronautas antes de aterrizar en la Luna.


Luego he conducido hasta Húsavík.
