Después del paréntesis del camino continuamos conociendo Galicia. Este día nos fuimos hasta la Ribeira Sacra, sitio del que todo el mundo hablaba muy bien. Cogimos carretera dirección Orense y una vez pasada la ciudad nos dirigimos a Loureiro, una pequeña población desde donde salían los barcos que surcaban los cañones del río Sil. Teníamos previsto llegar y hacer el paseo en barco pero estaba lleno con lo que reservamos para la salida de las cuatro de la tarde. Eran alrededor de las 12 y decidimos ir dirección Paradas de Sil y sinceramente creo que fue la decisión más acertada. La carretera es preciosa, rodeada de bosques, muy tranquila, pero típica de montaña. Por el camino te encuentras con varios miradores con vistas estupendas al cañón. Al llegar al pueblo de Paradas de Sil nos dirigimos a un mirador llamado popularmente Balcón de Madrid, con unas bonitas vistas. Después del paseo andando llegamos a un restaurante que nos habían recomendado O Curteiño, y la verdad que tanto el sitio como la comida están genial, de lo mejor de la parada según mi novia, la cual disfrutó con unos pimientos rellenos de gambas y el flan de café, yo sobretodo con una dorada tan grande que solo te traen la mitad y te dicen que si quieres mas te traen la otra media. La verdad toda la comida exquisita y el precio aún mejor. Después del restaurante nos fuimos hacia el monasterio de Santa Cristina un lugar escondido y tranquilo. La entrada costaba un euro y el sito se ve en poco tiempo pero bajo mi punto de vista, merece la visita.
Fuera del monasterio había varios árboles con forma rara que venían bien para hacer algunas fotos curiosas. Dentro del monasterio destacaba un rosetón sin cristales con forma de orejas de Mickey, su claustro y su buena conservación en algunas partes.
Desde el monasterio y ya de regreso al embarcadero nos detuvimos en el camping Cañones do Sil, que tiene un helipuerto y un mirador con buenas vistas del cañón.
Una vez en el embarcadero cogimos el barco y durante el paseo se aprecian los viñedos famosos de esta zona, colocados en la falda de la montaña, en lugares poco accesibles. Se ven bastantes aves de gran tamaño y algunos paisajes de gran belleza mientras una guía te cuenta la historia de la zona.
Ese día antes de embarcar se produjo un incendio en la montaña de enfrente que empezó de forma casi inapreciable pero que cuando el barco ya regresaba era bastante grande y había varios helicópteros cogiendo agua del rio para sofocar el incendio, fue una curiosidad del viaje, pero algo trágico por la cantidad de arboleda y viñedos que ardieron, el fuego se divisaba desde kms.
En nuestra opinión mereció la pena mucho más las carreteras, los miradores, el contacto con la naturaleza y el restaurante que el propio viaje en barco. Pero gracias a este día conocimos un poco la famoso Ribeira Sacra. Al llegar a Santiago nos aseamos, descansamos un rato y nos fuimos a conocer un poco más de la ciudad. Dimos un paseo al atardecer por un gran parque, que como dato curioso tenía una representación de dos hermanas muy feas y que se quedaron solteras, famosas en esta ciudad. Luego dimos un paseo por las calles que rodeaban la catedral, todas con mucho encanto y terminamos en la plaza del Obradoiro, donde había mucha gente disfrutando de la noche.
La verdad es que estar junto a la catedral iluminada es un recuerdo imborrable y más después de haber terminado el camino el día anterior donde habíamos entrado en la catedral y visto el botafumeiro en movimiento, el pórtico de la gloria, la puerta del perdón, y le dimos el abrazo al santo, pero esta noche ya como turistas disfrutamos de la tranquilidad en la plaza. Luego cenamos algo ligero y para la habitación dando un largo paseo antes de dormir.

Fuera del monasterio había varios árboles con forma rara que venían bien para hacer algunas fotos curiosas. Dentro del monasterio destacaba un rosetón sin cristales con forma de orejas de Mickey, su claustro y su buena conservación en algunas partes.

Desde el monasterio y ya de regreso al embarcadero nos detuvimos en el camping Cañones do Sil, que tiene un helipuerto y un mirador con buenas vistas del cañón.

Una vez en el embarcadero cogimos el barco y durante el paseo se aprecian los viñedos famosos de esta zona, colocados en la falda de la montaña, en lugares poco accesibles. Se ven bastantes aves de gran tamaño y algunos paisajes de gran belleza mientras una guía te cuenta la historia de la zona.

Ese día antes de embarcar se produjo un incendio en la montaña de enfrente que empezó de forma casi inapreciable pero que cuando el barco ya regresaba era bastante grande y había varios helicópteros cogiendo agua del rio para sofocar el incendio, fue una curiosidad del viaje, pero algo trágico por la cantidad de arboleda y viñedos que ardieron, el fuego se divisaba desde kms.

En nuestra opinión mereció la pena mucho más las carreteras, los miradores, el contacto con la naturaleza y el restaurante que el propio viaje en barco. Pero gracias a este día conocimos un poco la famoso Ribeira Sacra. Al llegar a Santiago nos aseamos, descansamos un rato y nos fuimos a conocer un poco más de la ciudad. Dimos un paseo al atardecer por un gran parque, que como dato curioso tenía una representación de dos hermanas muy feas y que se quedaron solteras, famosas en esta ciudad. Luego dimos un paseo por las calles que rodeaban la catedral, todas con mucho encanto y terminamos en la plaza del Obradoiro, donde había mucha gente disfrutando de la noche.

La verdad es que estar junto a la catedral iluminada es un recuerdo imborrable y más después de haber terminado el camino el día anterior donde habíamos entrado en la catedral y visto el botafumeiro en movimiento, el pórtico de la gloria, la puerta del perdón, y le dimos el abrazo al santo, pero esta noche ya como turistas disfrutamos de la tranquilidad en la plaza. Luego cenamos algo ligero y para la habitación dando un largo paseo antes de dormir.