Este es año de vacas flacas y de recortes. Por tanto los viajes también se resienten. Aun así, tenemos que sentirnos afortunados quienes podemos salir de casa en estas fechas. En mejores momentos, la nochevieja se pasaba en mi París del alma, o en Roma. Esta vez ha sido Sevilla, no lejos de Murcia y a precios españoles, que a pesar de todo son inferiores a los de por ahí fuera. Y la verdad es que el viaje no desmerece ni mucho menos. No era la primera vez que iba a Sevilla y seguramente no será la última. El tópico es cierto, es una ciudad con embrujo. Y han sido tres días magníficos, profundizando en el conocimiento de la ciudad.
Una cuestión previa. Este diario pretende ser sobre todo visual de acuerdo con el dicho de que una imagen vale más que mil palabras. Por lo tanto los comentarios van a ser, fundamentalmente, un apoyo para las imágenes.
Salimos un viernes en un autobús de Alsa, porque Murcia solo se comunica en transporte público con Andalucía en autobús. Total más de 6 horas, porque te hacen una parada en mitad de trayecto de tres cuartos de hora. Y pensar que desde Madrid llegan con el AVE en dos horas y media…. El caso es que a media tarde llegamos a la estación de Armas. El hotel lo había elegido que estuviese cerca de la estación, y efectivamente en unos 5 minutos estábamos haciendo el check in.
El hotel fue el Montecarlo. Ya hablé de él en el foro pero para quien lea este diario decir que es un hotel entre 2 y 3 estrellas, aunque su calificación oficial es 3 estrellas. No es un hotel cutre ni mucho menos, pero no alcanza los estándares de un 3 estrellas en España. Si sería un excelente hotel en otras latitudes. Entre lo positivo la amplitud de la habitación, que no tiene moqueta sino parquet, una limpieza aceptable y un desayuno que, sin pasarse resulta correcto. De lo negativo destaca la mala insonorización que parece que los coches de la calle, que es adoquinada, te pasan por encima. Y que no tiene bidet.
Eran las siete de la tarde más o menos cuando apuntes en ristre, nos lanzamos a intentar disfrutar lo máximo posible de lo que Sevilla ofrece abundantemente. Apenas salimos del hotel tomamos la calle Reyes Católicos que te lleva hasta el puente de Triana. Poco más de cinco minutos. La verdad es que la situación del hotel era muy buena. Allí vimos el puente iluminado

Y al ladito una escultura de Chillida bastante aparente, sobre todo si la miras con el puente al fondo

Desde ahí nos dimos una vuelta por la orilla del río hasta llegar enseguida a la Plaza de toros de la Maestranza, con sus característicos colores. Solo saqué una foto y salió fatal, así que no la pongo
Nos metimos por el Arenal donde llegamos al Hospital de la Caridad, que a estas horas estaba cerrado

Más adelante vimos el Postigo del aceite, uno de los dos accesos, (el otro es la Puerta de la Macarena), que se conservan aun de los que tuvo la muralla de Sevilla. Es llamado así ya que era el lugar por donde entraba el aceite a la ciudad.

Caminando llegamos a la Plaza Nueva donde nos entretuvimos un rato con el tradicional mercado de artesanía, en el que cayeron algunas compras

Terminamos cenando en Enrique Becerra. Muy bien aunque algo carillo. Eso sí el gallo pedro que nos pusieron resultó memorable. Y también las berenjenas rellenas de gambas. Seguramente para tapear resulte más asequible. Pero a mí, lo del pelearme por un sitio para comer de pie, no me hace demasiada ilusión. En fin, los años que no perdonan
Con ello terminamos el día. Un breve paseo hasta el hotel y a descansar que el viaje en el autobús te deja un tanto molido.