Buenos días a todos, en este pequeño y primer diario en el foro, me he decidido a contaros la experiencia que hemos vivido durante 10 días mi chica y yo en esta fantástica, fabulosa y amada isla, porque sí, Ibiza tiene algo que engancha, y a nosotros nos a enganchado para el resto de nuestras vidas.
La decisión de ir fue en el 2012, pero por unas cosas y otras, hemos retrasado nuestra visita un año, hasta Junio de este 2013. En cuanto a los preparativos para visitar la isla, se redujeron única y exclusivamente al foro, a los diarios de otros compañeros y al Foro de viajes de la isla. Nuestro viaje fue el siguiente. Volamos desde Madrid con Air Europa un domingo y regresamos el martes de la semana siguiente. El coche lo alquilamos con Hiperrentacar, y la experiencia fue excepcional tanto de servicio como de precio. Por lo que respecta al Hotel nos alojamos en el Gran Sol de San Antonio de 3 estrellas, y tenemos que decir lo mismo tanto del precio como del servicio que nos prestaron.
Bien, pues dicho esto, nuestra llegada a la isla fue el 23 de Junio, al anochecer aterrizabamos en el Aeropuerto ibicenco, observando las formas de la isla bajo la luz de la luna de la noche de San Juan. Una vez en el Aeropuerto llamamos a nuestra empresa de alquiler y nos estaban esperando al fondo del parking del aeropuerto. Nos recibieron, nos montamos en una furgoneta y nos llevaron a dos minutos del parking a recoger nuestro coche fuera del aeropuerto. Todo correcto, y todo como lo habiamos reservado por internet, genial.
Ya montados en nuestro Aigo rojo, nos dirijimos hacia San Antonio para dejar todo en el hotel apresuradamente, y salir a pasear y comenzar a disfrutar de la isla. La carretera es toda con dos carriles, por lo que no nos llevó ni 25 minutos hasta nuestro destino. Bajamos las maletas y dejamos todo en la habitación y salimos a pasear por San Antonio, y la verdad, es que fue lo peor de todo el viaje. Recorrimos el paseo de Cafe Del Mar y Mambo (precioso) hasta llegar al puerto, y el ambiente que vimos al llegar allí no nos gustó nada, nada, nada. Solo había extranjeros disfrazados (la gente con el cuerpo pintado de purpurina, o sin ropa, o con muy poca ropa) y muy borrachos, y solo eran las 11 de la noche. Con lo que atravesamos aquellas calles del centro un poco




