Empezamos el día atravesando el sandur hacia Kirkjubaejarklaustur, donde teníamos pensado parar para comprar víveres(al final no hizo falta porque aún teníamos reservas) y ver las columnas de basalto. Se tarda poco en llegar a las columnas, pero tampoco nos parecieron gran cosa. Está bien para estirar un poco las piernas.
Después de la pequeña parada, seguimos el camino hacia Skaftafell, el parque nacional desde cuyo centro se hacen las caminatas hacia Svartifoss y el glaciar Svinafellsjokull, entre otras.
Por el camino vimos la cascada de Foss a Sidu.


Poco a poco, atravesando la inmensidad del sandur, van apareciendo los primeros glaciares.
Antes de llegar al parque natural de Skaftafell, hacemos una pequeña parada junto a los restos de un puente arrasado por las riadas del glaciar.
Llegamos al aparcamiento de Skaftafjell, con la idea de ver la Svartifoss y opcionalmente llegar al pie del glaciar, aunque al final nos saltamos la caminata del glaciar.

Hacemos una caminata de unos 45 minutos, para casi todos los públicos hasta llegar a la cascada negra(Svartifoss), nos comemos un bocadillo allí mismo, y bajamos de vuelta al parking para seguir con la ruta.

La próxima parada era Hof, que según la guia tiene una iglesia de turba y un templo de Thor. La iglesia la vimos, el templo de Thor no tengo yo claro si será el mismo edificio, pero echamos algo en falta. Pequeña vuelta por el "pueblo" curioseando y seguimos hacia Baer, que nos pasamos de largo.
Puestos a pasarnos de largo, ibamos buscando la salida hacia Breidarlon, cuando aparcamos y me pareció ver la laguna de Jokulsarlon. Como la de Breidarlon es más pequeña, preferí desandar el camino hasta la otra y verlas en el orden que había pensado; por lo que tuvimos que retroceder unos cinco kilometros hasta la pista de tierra que lleva a Breidarlon.
En la guía explicaba que había que pararse en un parking justo al salir de la carretera 1 para evitar quedarse atrapado con el coche. Fuimos avanzando por la pista de tierra sin ver parking ninguno y acabamos llegando a un parking con unos cuantos turismos y ahí se acababa la carretera y ya estaba la laguna de Breidarlon. No es para ir corriendo, pero tampoco es una carretera terrible, y sobre todo, no debe ser más de un kilómetro.



De aquí, volvemos hasta Jokulsarlon, una laguna bastante más grande que no para de soltar bloques de hielo en la playa de arena negra cercana. Es más turística, con los barcos anfibios dando vueltas por ahí y mucha más gente, pero también es espectacular.
Además tiene una tienda con pasteles y café, que si el sol acompaña, entran de miedo en la terraza del local.



Después de esto, seguimos hasta Hofn, donde nos quedamos a dormir en el hotel Hofn. Algo caro, pero muy cómodo, con espectaculares vistas a las lenguas de glaciar al otro lado de la bahía y un restaurante decente y caro donde probar las langostas-cigalas típicas de la zona.
Viendo que la noche estaba despejada, me bajé una aplicación para ver la predicción de la aurora boreal, pero parecía tener poca intensidad. Después de casi una hora pasando frio, me rendí y a la cama.
