El día amaneció con niebla, pero despejó en seguida. Desayunamos en la cafetería de la estación de autobuses, pues no habíamos contratado desayuno en el hotel. Nos dirigimos al centro y tras callejear un rato (¡qué fácil es desorientarse en Toledo con tanta callejuela!) llegamos a nuestro primer objetivo del día: El Museo de los Concilios y de la Cultura Visigoda, en la Iglesia de San Román. Este museo es gratuito y me pareció una visita muy interesante, ya no tanto por las piezas expuestas, de las que destacan las reproducciones de las coronas de los reyes visigodos, sino por el interior de la iglesia. Es de estilo mudéjar y los frescos de las paredes son dignos de ver.
Después nos fuimos al Alcázar, que alberga el Museo del Ejército y los domingos es gratuito. Este museo se inauguró en 2010, con colecciones de otros museos del ejército de España, haciendo de este la sede única. Es una visita que merece la pena, sobre todo si te interesa el tema militar. Si no, es posible que se te haga aburrida, pues el museo es enorme. Por eso mismo recomiendo entrar en la web de museo y ver qué es lo que más interesa de todo lo expuesto, porque hay tantas piezas expuestas que puede llegar a abrumar. Nosotros estuvimos casi 3 horas sin recrearnos demasiado y no lo vimos entero. Nada más entrar, en el edificio nuevo, había una exposición temporal, “Los ejércitos antes del Ejército”, que mostraba las armas y sistemas de lucha de los diversos pueblos que habitaron la Península Ibérica, hasta que se formó un ejército oficial. En el edificio antiguo se encuentra la exposición permanente. En la planta más baja hay una colección de armas de fuego portátiles (fusiles, bayonetas, cañones de todos los tamaños,…) y armas blancas: puñales, espadas, lanzas,… En la siguiente (que es por donde se entra), se cuenta la historia del museo, hay una colección de miniaturas, de condecoraciones y uniformes, además de una curiosa colección de armas de diversas partes del mundo. Y las dos plantas superiores son una exposición cronológica, desde la monarquía hispánica hasta la actualidad. La última planta no llegamos a verla. Lo último que vimos fue una tienda de campaña de Carlos V, que llevaba poco en el museo, que era realmente bonita.
Después del museo, fuimos a comer al Mesón Palacios, en una de las calles que suben desde la catedral, y me decepcionó, la verdad. Viendo las buenas críticas esperaba algo más. Tienen menús a 3 precios (8,50 - 13,50 - 18,90), en los que los primeros son comunes y lo que cambia son los segundos. Pedimos el de precio intermedio. De primero potaje, que estaba bueno, y sopa castellana, que parecía hecha del día anterior. De segundo perdiz y codillo. No estaban mal, pero la guarnición eran patatas con el mismo guiso para los dos platos. Se ve que las hacen aparte y no tienen nada que ver con el guiso de la carne que ponen. Y los postres "caseros" eran natillas y tarta de queso de las de sobre.
Tras la comida fuimos a visitar la catedral, que es gratuita los domingos por la tarde. Hay que entrar en la oficina que está frente a la puerta, presentar el DNI y te dan la entrada. Su interior es realmente impresionante. El tesoro de la catedral te deja con la boca abierta (y te pone un poco de mala leche al ver tanto lujo y riqueza, pero ese es otro tema…). La Capilla Mayor es preciosa, con el colorido retablo, la reja, y los dos muros, el de la derecha gótico, y el de la izquierda, renacentista, donde está enterrado el Cardenal Mendoza.
Pero sin duda lo más impresionante es la sillería del coro, la más bonita que yo he visto. Tiene dos alturas. El coro bajo, tallado en madera, cuenta la conquista del reino de Granada por los Reyes Católicos, y en cada silla se representa una ciudad. El coro alto, unido al bajo por columnas de mármol rojo, haciendo una curiosa degradación de color, está formado por una serie de arcos y estatuas, en color blanco. Esa combinación de colores y estilos es una delicia para la vista. Los dos órganos que hay en el coro son impresionantes. Y la figura de la Virgen Blanca nos pareció muy bonita. También se la conoce como la “Virgen de la Sonrisa” por la tierna sonrisa que le dedica a su hijo, que también se ríe.
No describo más, que la Wikipedia ya lo hace de maravilla, solo comentar que nos gustó mucho la catedral y que, en mi opinión, es imprescindible si se visita Toledo.
Después de la catedral, fuimos hasta la Iglesia de Santo Tomé a ver el cuadro de “El Entierro del Conde Orgaz”, de El Greco, considerada una de las mejores y más admiradas obras del autor. La visita a la iglesia es gratuita, pero para ver el cuadro sí que se paga entrada, y está incluida en la pulsera turística. Había mucha gente, pero conseguimos ponernos en primera fila, abrimos el artículo de la Wikipedia sobre el cuadro en la tablet, y lo estuvimos disfrutando, mientras leíamos las explicaciones, un buen rato, recreándonos en los detalles. Dejo aquí una imagen del cuadro, sacada de la Wikipedia, por si alguien no sabe de qué cuadro se trata.
Como todavía quedaba algo de tiempo hasta el cierre de los monumentos, que en invierno suele ser sobre las 6, nos fuimos a visitar la Iglesia de El Salvador, cuya entrada también está incluida en la pulsera. El principal interés de esta iglesia, edificada sobre una antigua mezquita, son los restos arqueológicos que conserva, así como una pilastra visigoda con escenas sobre la vida de Jesús. Se puede subir a la torre, aunque las vistas no son delas mejores de Toledo. Es interesante, pero si se dispone de poco tiempo, es una visita prescindible.
Cuando salimos de allí ya la noche estaba cayendo y los monumentos estaban cerrados, salvo la catedral, así que entramos a echar “un último vistazo”. Y nos dedicamos a pasear y callejear un rato por la ciudad, hasta que llegamos a la Mezquita del Cristo de la Luz. Justo al lado está el Restaurante árabe "Cristo de la Luz", donde nos estuvimos tomando unos tés y unos dulces árabes, deliciosos. El restaurante es atípico, por llamarlo de alguna manera, con mesas todas diferentes y una decoración poco uniforme. Nos gustó la pinta que tenían los platos y decidimos quedarnos a cenar. A mediodía sirven un menú a 10 euros, pero por la noche no existe esa posibilidad, así que pedimos a la carta, pero no salió caro. Tienen una carta reducida, pero buena. Pedimos humus, croquetas de garbanzo y cuscús, todo muy rico.