Nos levantamos sobre las 8:30 (no podemos evitar madrugar cuando estamos en cama ajena
) y salimos a visitar el paseo marítimo y desayunar un noisette (cortado) con su pain aux chocolat (lo que aquí llamamos una caña de chocolate) en una boulangerie.

El paseo marítimo de Juan-Les-Pins

A las 10 ya habíamos hecho el check out y salimos hacia Vence. Vence es el típico pueblo de montaña, de casas de piedra y una iglesia, una fuente o un palacio en cada esquina. Paseamos un rato por las calles, tomamos algo en una terracita y volvimos al coche para seguir la ruta.
Vence


Decidimos hacer nuestra siguiente parada en Tourrettes sur Loup, y fue una decisión buenísima, porque aparte de que es un pueblo de cuento, justo ese fin de semana era “El Festival de la Violeta”, con lo que había un mercadillo centrado en todos los productos relacionados con esta flor, desde perfumes a pastelería o siropes. Probamos un helado de violetas bastante rico, y aprovechamos para comprar en una de las tiendas de productos de Provenza algo de vino y patés.
Vistas de Tourrettes-Sur-Loup

Como en Tourrettes sur Loup estuvimos más tiempo del que pensábamos, decidimos salir ya directamente hacia Grasse, famoso por la novela El Perfume, y aprovechar para comer allí. Hay solo 20 kilómetros, pero se tarda más de media hora porque es una carretera pequeña con muchas curvas, aunque en buen estado.
Grasse fue la única decepción del viaje. La verdad es que yo lo encontré bastante feo, sin nada especial y con un ambiente que no invita nada a pasear por sus calles. Lo único interesante (siempre bajo mi punto de vista) es el Museo del Perfume, donde se pueden ver herramientas de todas las épocas y una idea de los procesos para la creación de perfumes. El museo es de la familia Fragonard, que a su vez tienen muchísimas perfumerías por el pueblo y la región. De hecho, el museo es gratuito, pero la visita acaba obligatoriamente en una macro tienda donde no pude evitar comprar alguna cremita…
Grasse fue la única decepción del viaje. La verdad es que yo lo encontré bastante feo, sin nada especial y con un ambiente que no invita nada a pasear por sus calles. Lo único interesante (siempre bajo mi punto de vista) es el Museo del Perfume, donde se pueden ver herramientas de todas las épocas y una idea de los procesos para la creación de perfumes. El museo es de la familia Fragonard, que a su vez tienen muchísimas perfumerías por el pueblo y la región. De hecho, el museo es gratuito, pero la visita acaba obligatoriamente en una macro tienda donde no pude evitar comprar alguna cremita…
Iglesia de Grasse

A la hora de comer, fue bastante complicado encontrar un restaurante, porque todos los veíamos cerrados o eran muy, muy “cutres”. Al final conseguimos dar con una plaza donde hay dos o tres terrazas con menú y comimos bastante bien en una de ellas (Place aux Aires).
Después de comer salimos para Aix-En-Provence. Decidimos parar en el hotel a dejar las cosas antes de visitar nada más. El hotel reservado para esta noche era Le Mas des Écureuils*** , una casita en medio de la montaña, casi una casa rural, donde también tenían una oferta por reserva en internet de casi el 40%. Fueron 59€, esta vez sí con el parking incluido.
Después de comer salimos para Aix-En-Provence. Decidimos parar en el hotel a dejar las cosas antes de visitar nada más. El hotel reservado para esta noche era Le Mas des Écureuils*** , una casita en medio de la montaña, casi una casa rural, donde también tenían una oferta por reserva en internet de casi el 40%. Fueron 59€, esta vez sí con el parking incluido.
Página de reserva: Mas Des Ecureuils
Y la foto de la habitación:

El hotel estaba bastante bien, aunque un poco viejo, y la única pega es que el colchón era muy blando para nuestro gusto
, de esos que duermes un poco de lado porque inevitablemente te vas para el centro de la cama, con lo que acabamos durmiendo incluso menos que el día anterior.
Yo creo que un sitio así vale la pena, pero para ir más de un día y quizás en verano, y así disfrutar del entorno, la piscina… para una noche de paso igual tendríamos que haber cogido algún hotel en el centro de Aix-En-Provence. Aunque en realidad el hotel está solo a 10 minutos del pueblo.
Ya con la llave de la habitación, salimos hacia el Etang de Berre, un lago a media hora de allí que prácticamente se junta con el mar. Paramos en Martigues a dar un paseo por la orilla y volvimos a Aix-en-Provence.
Pasamos la tarde recorriendo las bonitas calles del pueblo, un poco laberínticas, y cuando nuestros pies ya no podían más nos sentamos en la terraza de un boulevard a cenar prontito.

Yo creo que un sitio así vale la pena, pero para ir más de un día y quizás en verano, y así disfrutar del entorno, la piscina… para una noche de paso igual tendríamos que haber cogido algún hotel en el centro de Aix-En-Provence. Aunque en realidad el hotel está solo a 10 minutos del pueblo.
Ya con la llave de la habitación, salimos hacia el Etang de Berre, un lago a media hora de allí que prácticamente se junta con el mar. Paramos en Martigues a dar un paseo por la orilla y volvimos a Aix-en-Provence.
Pasamos la tarde recorriendo las bonitas calles del pueblo, un poco laberínticas, y cuando nuestros pies ya no podían más nos sentamos en la terraza de un boulevard a cenar prontito.
Calles de Aix-en-Provence

Y ya solo nos quedaba volver a dormir al hotel.