El Viernes 17 de abril de 2015 visitamos este pazo que se encuentra en Meis y pertenece a la Ruta de la Camelia. Todos estos pazos de la ruta son diferentes y preciosos.
A mediados del siglo XX el terreno en el que se encuentra el Pazo (que es más bien una casa de labranza típica gallega construida en el siglo XVIII) fue comprado por una pareja de ingleses que se habían enamorado de Galicia, Margaret y Robert Gimson. Se dedicaron al jardín pero no a las construcciones que en ella había así que éstas llegaron a estar en gran estado de abandono.
Crearon un jardín de estilo inglés con especies traídas de todo el mundo. Por lo que nos contó la guía los jardines ingleses son más casuales, al contrario que los franceses, en donde está todo perfectamente podado y colocado en un sitio estratégico.
Tras la muerte de Robert ella no se podía hacer cargo así que repartió la finca en varios trozos y los vendió. Una de las fincas la compró una familia, dueña del actual pazo, que accede a enseñarlo, hecho que es de agradecer. Ellos se encargaron en su momento de la restauración de las construcciones, de su mantenimiento, correcta clasificación de especies y ampliación de la colección, entre otras.
Al parecer la Unesco ha reconocido al Jardín de la Saleta como una de las colecciones botánicas privadas más importantes de España. Aconsejan visitarlo en todas las estaciones del año para ver cómo va cambiando la vegetación (pero yo imagino que lo más bonito es verlo cuando las camelias están en floración). Nosotros fuimos en abril, cuando aún quedaban algunas de estas flores.
Sólo podréis visitarlo con guía, y para ello tendríais que llamar al teléfono 609.330.056 o escribir un mail a jardinsaleta@hotmail.com. Yo les escribí un mail y enseguida se pusieron en contacto conmigo. La visita dura alrededor de dos horas y cuesta 10€/persona. A nosotros nos ejercieron de guías Silvia y su madre Blanca, herederas del Pazo de la Saleta.
Fue una visita amena y todo aquél que quiso profundizar más en especies, orígenes, cuidados, etc., de alguna planta en concreto fueron atendidos amablemente por las guías, grandes conocedoras de las especies que alberga el recinto.
La visita comienza en el patio principal, en donde relatan la historia de la finca y luego continúa dando un agradable paseo por entre la vegetación. Vimos además el hórreo y el palomar, cuyo interior es precioso.
Al final de la visita muestran diversos objetos que venden en una pequeña tienda (joyas, vino, jabones, etc.). A continuación todo el que quiera puede entrar en la capilla pero nosotros teníamos prisa así que, con mucha rabia, nos perdimos la explicación de la misma. Según el folleto que nos dieron en la entrada, la capilla está dedicada a la Virgen de la Saleta, que dio nombre por tanto a la finca, y cuenta con un retablo de 1870 (hecho por un taller compostelano).
Al parecer también puede solicitarse el uso de la finca para picnics, bodas, fotos, exposiciones, reuniones, presentaciones, etc. Si queréis ver fotos de la jornada podéis visitar mi blog, aparece en la última entrada del diario.
A mediados del siglo XX el terreno en el que se encuentra el Pazo (que es más bien una casa de labranza típica gallega construida en el siglo XVIII) fue comprado por una pareja de ingleses que se habían enamorado de Galicia, Margaret y Robert Gimson. Se dedicaron al jardín pero no a las construcciones que en ella había así que éstas llegaron a estar en gran estado de abandono.
Crearon un jardín de estilo inglés con especies traídas de todo el mundo. Por lo que nos contó la guía los jardines ingleses son más casuales, al contrario que los franceses, en donde está todo perfectamente podado y colocado en un sitio estratégico.
Tras la muerte de Robert ella no se podía hacer cargo así que repartió la finca en varios trozos y los vendió. Una de las fincas la compró una familia, dueña del actual pazo, que accede a enseñarlo, hecho que es de agradecer. Ellos se encargaron en su momento de la restauración de las construcciones, de su mantenimiento, correcta clasificación de especies y ampliación de la colección, entre otras.
Al parecer la Unesco ha reconocido al Jardín de la Saleta como una de las colecciones botánicas privadas más importantes de España. Aconsejan visitarlo en todas las estaciones del año para ver cómo va cambiando la vegetación (pero yo imagino que lo más bonito es verlo cuando las camelias están en floración). Nosotros fuimos en abril, cuando aún quedaban algunas de estas flores.
Sólo podréis visitarlo con guía, y para ello tendríais que llamar al teléfono 609.330.056 o escribir un mail a jardinsaleta@hotmail.com. Yo les escribí un mail y enseguida se pusieron en contacto conmigo. La visita dura alrededor de dos horas y cuesta 10€/persona. A nosotros nos ejercieron de guías Silvia y su madre Blanca, herederas del Pazo de la Saleta.
Fue una visita amena y todo aquél que quiso profundizar más en especies, orígenes, cuidados, etc., de alguna planta en concreto fueron atendidos amablemente por las guías, grandes conocedoras de las especies que alberga el recinto.
La visita comienza en el patio principal, en donde relatan la historia de la finca y luego continúa dando un agradable paseo por entre la vegetación. Vimos además el hórreo y el palomar, cuyo interior es precioso.
Al final de la visita muestran diversos objetos que venden en una pequeña tienda (joyas, vino, jabones, etc.). A continuación todo el que quiera puede entrar en la capilla pero nosotros teníamos prisa así que, con mucha rabia, nos perdimos la explicación de la misma. Según el folleto que nos dieron en la entrada, la capilla está dedicada a la Virgen de la Saleta, que dio nombre por tanto a la finca, y cuenta con un retablo de 1870 (hecho por un taller compostelano).
Al parecer también puede solicitarse el uso de la finca para picnics, bodas, fotos, exposiciones, reuniones, presentaciones, etc. Si queréis ver fotos de la jornada podéis visitar mi blog, aparece en la última entrada del diario.