En julio 2015 visitamos el PAZO QUIÑONES DE LEÓN, que se encuentra dentro del bonito PARQUE DE CASTRELOS de VIGO (declarado Bien de Interés Cultural, incluyendo el Pazo, su colección y los jardines). Desde hace un tiempo nos propusimos ver todos los Pazos que forman parte de la RUTA DE LA CAMELIA en Galicia, y la verdad es que ya nos quedan muy pocos; os los recomiendo vivamente, pues todos son preciosos y diferentes.
En este caso la entrada es gratis (imagino que será porque es un museo municipal). La pena es que no hay visitas guiadas, pues a mí siempre me gusta apuntarme para conocer un poco más sobre el lugar.
Me pareció que además de ser un museo muy hermoso, a la vez es muy completo, una auténtica joya en medio de la ciudad, pues tiene gran variedad de objetos expuestos de muy variadas épocas (pinturas, libros, cerámicas, vajillas, esculturas, restos humanos, etc.).
El pazo fue donado en 1924 a la ciudad de Vigo por Fernando Quiñones de León, el Marqués de Alcedo, quien carecía de descendencia al haber fallecido su hijo, con el requisito de transformarlo en un museo y un parque público.
El edificio había pasado antes de unas familias a otras, tan conocidas como los Tavares, los Montenegro o los Valladares. Tras una larga serie de acontecimientos que podéis leer en su web (www.museodevigo.org), estaba previsto inaugurar el museo en 1936 pero estalló la Guerra Civil, así que tuvo que retrasarse un año.
La entrada del pazo es impresionante, con un amplio patio cerrado por una imponente verja. El museo consta de varias partes, la primera que vimos fue la de ARQUEOLOGÍA, que está en la planta más baja. Allí podréis ver útiles de varias épocas, restos humanos, estelas romanas, monedas, etc.
También hay una sala con una bonita maqueta del Pazo. A continuación realizamos la visita marcada por las distintas estancias del Pazo, recibidor, biblioteca, despacho, etc., con numerosos objetos de la época.
Algunas de las pinturas fueron donadas por el Museo del Prado, por Policarpo Sanz (figura ilustre de la ciudad), etc., y otras compradas. Hay cuadros de pintores gallegos de la talla de Laxeiro, Colmeiro, Maside, etc., pero también pintura europea (Lucca Giordano, Peter Brueghel II, Goya, etc.).
El mobiliario no es original, pues fue vendido en su momento, sino que proviene tamibén de donaciones y sucesivas compras del Ayuntamiento de Vigo. Veréis bonitos espejos, mesas, alfombras, vajillas, lámparas, etc. Por cierto que la única pieza que pertenecía al mobiliario original de la época de los marqueses es una impresionante lámpara de Murano que hay en el Salón comedor.
El jardín, muy cuidado, consta de varias partes, mezclando zonas de estilo francés y otras inglés, con bonitos rincones donde podréis disfrutar de la naturaleza en plena ciudad. Allí se encuentra además el magnolio más grande de Galicia.
Es un precioso lugar, estoy segura que os encantará, no dejéis de visitarlo. Si queréis ver fotos de la jornada podéis visitar mi blog, aparece en la última entrada del diario.
En este caso la entrada es gratis (imagino que será porque es un museo municipal). La pena es que no hay visitas guiadas, pues a mí siempre me gusta apuntarme para conocer un poco más sobre el lugar.
Me pareció que además de ser un museo muy hermoso, a la vez es muy completo, una auténtica joya en medio de la ciudad, pues tiene gran variedad de objetos expuestos de muy variadas épocas (pinturas, libros, cerámicas, vajillas, esculturas, restos humanos, etc.).
El pazo fue donado en 1924 a la ciudad de Vigo por Fernando Quiñones de León, el Marqués de Alcedo, quien carecía de descendencia al haber fallecido su hijo, con el requisito de transformarlo en un museo y un parque público.
El edificio había pasado antes de unas familias a otras, tan conocidas como los Tavares, los Montenegro o los Valladares. Tras una larga serie de acontecimientos que podéis leer en su web (www.museodevigo.org), estaba previsto inaugurar el museo en 1936 pero estalló la Guerra Civil, así que tuvo que retrasarse un año.
La entrada del pazo es impresionante, con un amplio patio cerrado por una imponente verja. El museo consta de varias partes, la primera que vimos fue la de ARQUEOLOGÍA, que está en la planta más baja. Allí podréis ver útiles de varias épocas, restos humanos, estelas romanas, monedas, etc.
También hay una sala con una bonita maqueta del Pazo. A continuación realizamos la visita marcada por las distintas estancias del Pazo, recibidor, biblioteca, despacho, etc., con numerosos objetos de la época.
Algunas de las pinturas fueron donadas por el Museo del Prado, por Policarpo Sanz (figura ilustre de la ciudad), etc., y otras compradas. Hay cuadros de pintores gallegos de la talla de Laxeiro, Colmeiro, Maside, etc., pero también pintura europea (Lucca Giordano, Peter Brueghel II, Goya, etc.).
El mobiliario no es original, pues fue vendido en su momento, sino que proviene tamibén de donaciones y sucesivas compras del Ayuntamiento de Vigo. Veréis bonitos espejos, mesas, alfombras, vajillas, lámparas, etc. Por cierto que la única pieza que pertenecía al mobiliario original de la época de los marqueses es una impresionante lámpara de Murano que hay en el Salón comedor.
El jardín, muy cuidado, consta de varias partes, mezclando zonas de estilo francés y otras inglés, con bonitos rincones donde podréis disfrutar de la naturaleza en plena ciudad. Allí se encuentra además el magnolio más grande de Galicia.
Es un precioso lugar, estoy segura que os encantará, no dejéis de visitarlo. Si queréis ver fotos de la jornada podéis visitar mi blog, aparece en la última entrada del diario.