Euria bada hitza edonork zerutik ur tantak erortzen direla uler dezake. Baina hori ez da izan gaurkoa, pitzerrez ura botako balute ez du horrenbeste erortzen edo jariotzen. Euritakoek ez dute ezertrako balio izan. belaunetatik behera, blai ibili gara.
Un día tan aciago no podíamos imaginar, pero no ha sido para menos. Hemos tratado de dedicar todo el tiempo que hemos podido a estar a cubierto. Para ello nos hemos desplazado hasta el Museo de Arte Hispanoamericano.
Desde la boca del metro hasta dicho museo, de poco nos han servido ni los paraguas, ni las botas de goretex. El agua venía tirada de costado y los pantalones se han mojado cuanto a la climatología se le ha antojado. Ya dentro del museo hemos visto y entendido parte de la historia de las diferentes culturas prehispánicas. En las vitrinas exponen mucha orfebrería de plata, procedente de las minas de Potosí.
No falta en dicha exposición, temática relacionada con la labor de los jesuitas en la expansión de la Iglesia en las regiones interiores, al principio en Perú y, posteriormente zonas del sur de Bolivia, así como de Argentina. Se puede decir que el museo es interesante.
Antes de salir del museo preguntamos para que nos recomienden algún restaurante cercano. La mayoría de los que hay por la zona se encuentran cerrados por ser domingo. Nos indican que en el Centro comercial Bullrich hay bastantes restaurantes. Hemos acertado en el Vía Verde.
Después de la comida hemos pretendido ir al Museo del Filete, de la calle Defensa. Pero cuando hemos llegado estaban cerrando. La alternativa ha sido acercarnos a la calle Perú. Una extensa explicación sobre cómo se fué reformando y modificando un edificio que tuvo entre otras, funciones como Universidad de múltiples especialidades, Patio de la Procuraduría, Sala de los Representantes, casas de alquiler, etc. Debido a las insignes actividades a las que fue dedicada dicha construcción, dicha edificaión, hoy en día se laconoce como Manzana de las Luces.
Y para ir dándole carpetazo al día, nos hemos acercado hasta el Café Tortoni. La suerte nos ha acompañado en esta ocasión y, nos han sentado en la mesa donde solía pasar sus ratos la poetisa Alfonsina Storni. No sé si sabría ella que hoy veníamos a éste su Café a sentarnos a su mesa, pero nos escribió un poema titulado "Viaje", aunque no fuese como el nuestro, sólo con el título nos está abriendo la puerta al que va a ser el nuestro. En su estilo puedo llegar a encontrar rasgos de la lírica de Lorca:
Hoy me mira la luna / blanca y desmesurada.
Es la misma de anoche, / la misma de mañana.
Pero es otra, que nunca /fue tan grande y tan pálida.
Tiemblo como las luces / tiemblan sobre las aguas.
Tiemblo como en los ojos / suelen temblar las lágrimas.
Tiemblo como en las carnes / sabe temblar el alma.
¡Oh! la luna ha movido / sus dos labios de plata.
¡Oh! la luna me ha dicho / las tres viejas palabras:
«Muerte, amor y misterio...» / ¡Oh, mis carnes se acaban!
Sobre las carnes muertas / alma mía se enarca.
¿Alma? ¿gato nocturno? / sobre la luna salta.
Va por los cielos largos / triste y acurrucada.
Va por los cielos largos / sobre la luna blanca.
Y como he citado su parecido y similitud con el Poema que escribiese García Lorca cuando hace referencia a la luna:
La luna vino a la fragua /con su polisón de nardos.
El niño la mira mira. / El niño la está mirando.
En el aire conmovido / mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura, / sus senos de duro estaño.
Huye luna, luna, luna. / Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón / collares y anillos blancos.
Niño déjame que baile. / Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque / con los ojillos cerrados.
Huye luna, luna, luna, / que ya siento sus caballos.
Niño déjame, no pises, / mi blancor almidonado.
El jinete se acercaba / tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño, / tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían, / bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas / y los ojos entornados.
¡Cómo canta la zumaya, / ay como canta en el árbol!
Por el cielo va la luna / con el niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran, / dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela. / el aire la está velando.
En un rincón del café, sentada ella, en compañia de Jorge Luis Borges, ambos platicando con Carlos Gardel. Un trío simpático y no menos histórico. Rincón al que unos y otros nos acercamos a curiosear y, si se puede, semejar vivir ese momento entre ellos.
Regreso a los apartamentos.