En Trichy (o Tiruchipalli) nos esperaban dos hombres, el dueño del auto y nuestro nuevo chofer, Karthik
Trichy era un asentamiento de la gran cultura draviniana del sur de India, los Chola. Destacan los templos Sri Ranganathaswamy dedicado a Vishnu y el Rock Fort compuesto por dos templos, uno venera a Shiva y el otro a Ganesh.
Quedamos en acomodarnos y que nos pasara a buscar para ir al Rock Fort, un santuario ubicado en una roca de 83 metros de altura. Sus dos templos hindúes, el Sri Thayumanaswamy a mitad de la ascensión, dedicado a Shiva, y el consagrado a Ganesh, en la cima de la roca.
Evidentemente el chofer era devoto del dios Shiva, como nos confirmó días después, pues insistía en que hiciésemos todo el ritual como él, arrodillarnos en son de adoración y que pasáramos a partes del templo permitidas sólo para los hindúes como decían los carteles
Sri Thayumanaswamy del Rock Fort, dedicado a Shiva (Trichy)En el templo había mucha gente, calor, poca luz, al entrar hay que descalzarse y lavarse los pies en una pequeña piletita. Cabe aclarar que en el costado de la misma había excremento humano
La idea era ver también éste último templo, pero el tiempo no nos alcanzaba para recorrerlo esa tarde ya que es inmenso. Como había leído que es del estilo del Meenashky de Madurai, y partíamos de Trichy al día siguiente, no lo conocimos
La ruta programada era de Trichy ir a Kumbakonam y hacer noche allí, ver sus templos, regresar pasando por Tanjore y hacer noche nuevamente en Trichy para seguir a Madurai. Pero ya estábamos cansadas de ver tantos templos religiosos
Queríamos movernos solas por la ciudad y lugares a visitar
. Quizás un poco agobiadas de la curiosidad india, ya que en el sur no hay tantos turistas como en el norte y es constante el pedido de fotos y miradas Cancelamos Kumbakonam pensando que sería más de lo mismo y consultamos a Karthik si esa tarde nos podía llevar a para ver el Templo Brihadisvara que era gratis

Tanjore (o Tanjavour) está a 50 km de Trichy, se llega pronto. Karthik nos dejó en la entrada del Templo Brihadisvara, uno de los más bonitos de India dedicado a Shiva. Nos sorprendió gratamente este lugar por su amplitud y tranquilidad
. Los curiosos que piden fotos son infaltables, pero pudimos sentarnos un buen rato tranquilas, solas, a la sombra y observar la arquitectura. No era agobiante como el ambiente del Rock Fort, seguramente porque éste está más apartado. Regresamos a Trichy con idea de pasar por el Sri Ranganathaswamy, pero ya era tarde Nos dejó en el hotel, que era austero, limpio y sin bichos y a gusto nos dimos un baño en la “cagaducha” con agua caliente
. La cama era matrimonial, sin sábana encimera, no es de extrañar en los hoteles 3 estrellas de India. Le dimos uso a nuestras toallas de viaje como sábanas y aprendimos a llevar papel higiénico en la cartera ya que no suele haber en los hoteles económicos
Dosa, típico desayuno tamil (Trichy- Tamil Nadu)Comenzamos el día con el desayuno, o mejor dicho comencé, ya que Itxi se negaba a comer la dosa y acompañamientos. Sólo bebió el chai y en el camino galletitas
Respecto al chai nos llevó varios días entender el por qué lo sirven en jarrito y parte en el platito que lo sostiene. Es para mezclarlo y que no resulte tan caliente. Pensábamos que siempre lo traían volcado
El driver nos estaba esperando y había cumplido el pedido de mi hija, que apareciesen los cinturones de seguridad para nosotras en el asiento de atrás
. Comenzamos el recorrido a Madurai. En ese viaje comenzamos a conocer (y odiar) a nuestro driver Karthik. Durante los 160 km nos torturó con la bocina y música india, ambos insoportables para oir todo el tiempo
Los parlantes estaban en la luneta trasera, por ende, los teníamos pegados a nuestros oídos y esa voz chillona femenina taladraba los tímpanos
El inglés de Karthik era inentendible, pero él estaba convencido que hablaba bien e insistía en conversar, Itxi lograba entenderle algo
Hacía calor y el aire acondicionado brillaba por su ausencia, así los aromas se hacían más densos
, no nos daba descanso ni cuando bajaba. Pero al rato él iba subiendo el volumen 
Luego de muchos kms tomamos coraje y le dijimos si podía apagar la radio
. También debíamos recordarle a cada rato “slow please” ya que le gustaba apretar el acelerador, y el auto, distaba de resistir mucho. Los llamados al celular eran contínuos Entre esos llamados estaba el de Prabhu para ver cómo iba todo
Los cinturones de seguridad nuestros aparecieron porque Itxi le insistió en Trichy, de entrada no tenía.
El coche del primer tramo había sido diez puntos
, fue el que vio Prabhu, pero éste nada que ver. En mi viaje del 2013 también había tenido un coche muy bueno, limpio, chofer excelente. Eso me permitía comparar y saber cómo debía ser el servicio. Yo aprovechaba los trayectos para buscar alojamientos y ver qué podíamos ver, pero con esa música constante era imposible concentrarme
Al llegar a las ciudades o poblaciones le íbamos indicando en base al MapsMe dónde estaba el hotel o por dónde había que ir y él repetía continuamente “right or left” en lugar de bajar la velocidad o parar el auto mientras nos orientábamos.
Finalmente llegamos a nuestro nuevo destino, Madurai
.