En
Trichy (o Tiruchipalli) nos esperaban dos hombres, el dueño del auto y nuestro nuevo chofer,
Karthik 
. Nos llevaron al hotel que yo había reservado por Agoda,
H Susee Park (US 18), sin AC, sólo con ventilador para economizar

. Esto le llamó la atención a Karthik quien se nos metió en la habitación creo que pensando refrescarse

. El hotel era céntrico, básico, como lo son en general en esa ciudad.
Trichy era un asentamiento de la gran cultura draviniana del sur de India, los Chola. Destacan los templos
Sri Ranganathaswamy dedicado a Vishnu y el Rock Fort compuesto por dos templos, uno venera a
Shiva y el otro a
Ganesh.
Quedamos en acomodarnos y que nos pasara a buscar para ir al
Rock Fort, un santuario ubicado en una roca de 83 metros de altura. Sus dos templos hindúes, el
Sri Thayumanaswamy a mitad de la ascensión, dedicado a Shiva, y el consagrado a Ganesh, en la cima de la roca.
Evidentemente el chofer era devoto del dios Shiva, como nos confirmó días después, pues insistía en que hiciésemos todo el
ritual como él, arrodillarnos en son de adoración y que pasáramos a partes del templo permitidas sólo para los hindúes como decían los carteles

. Pero distaba mucho de lograr convertirnos al hinduismo.

Sri Thayumanaswamy del Rock Fort, dedicado a Shiva (Trichy)
En el templo había mucha gente, calor, poca luz, al entrar hay que descalzarse y lavarse los pies en una pequeña piletita. Cabe aclarar que en el costado de la misma había excremento humano

. Hicimos ofrendas con flores, acompañamos los rezos del amplio grupo de devotos y le hicimos señas a Karthik de seguir el recorrido. Si era por él permanecíamos en el ritual. Comenzamos a subir una escalera interminable descalzos hasta la cúpula

. Los
344 escalones dan paso a una gran terraza al aire libre que hace de etapa intermedia entre el templo de Shiva y el de Ganesh. Desde la cima se tiene una
amplia vista de la ciudad, la i
glesia católica de
Lourdes (semejante a la de Francia) y la
isla de Srirangan donde se ubica el templo hindú
Sri Ranganathaswamy, es el templo más grande de India dedicado a Vishnu.
La idea era ver también éste último templo, pero el tiempo no nos alcanzaba para recorrerlo esa tarde ya que es inmenso. Como había leído que es del estilo del Meenashky de Madurai, y partíamos de Trichy al día siguiente, no lo conocimos

. Muchos considerarán esto imperdonable, pero se nos dio así. Siempre quedan cosas para ver. Infiero que al no ser Karthik devoto de Shiva, no le puso mucho interés en que lo viésemos, le hacía más propaganda al de Shiva

.
La ruta programada era de Trichy ir a Kumbakonam y hacer noche allí, ver sus templos, regresar pasando por Tanjore y hacer noche nuevamente en Trichy para seguir a Madurai. Pero ya estábamos cansadas de ver tantos templos religiosos

a Shiva, Ganesh, etc cuya arquitectura no era tan llamativa como me resultó la de los palacios y fuertes del norte de India.
Queríamos movernos solas por la ciudad y lugares a visitar

. Quizás un poco agobiadas de la curiosidad india, ya que en el sur no hay tantos turistas como en el norte y es constante el pedido de fotos y miradas

. Todo se disfruta y comprende pero queríamos un poco de tranquilidad, y no seguir pagando entradas para ver templos.
Cancelamos Kumbakonam pensando que sería más de lo mismo y consultamos a Karthik si esa tarde nos podía llevar a para ver el Templo Brihadisvara que era gratis

. Así podríamos quedarnos un día más en el lugar que nos gustase de los que nos faltaba visitar.
Almorzamos en el camino ya que Karthik dijo que tenía hambre

. Se sentó en la mesa con nosotras. Como no teníamos idea qué pedir, se me ocurrió unos lassis de los que guardaba muy buen recuerdo

. Él nos dijo “nada más?” y se pidió el almuerzo. En general los drivers comen aparte. Nos resultó chocante verlo comer con la mano y repetir cuando pasaban con los recipientes de arroz y guisos, se lo notaba sin modales o reparos

. Cuando trajeron la cuenta yo pagué nuestra parte y creo que él suponía yo pagaría todo, pero si empezábamos así, debía hacerlo el resto del viaje

.
Templo Brihadisvara (Tanjore)
Tanjore (o Tanjavour) está a 50 km de Trichy, se llega pronto. Karthik nos dejó en la entrada del
Templo Brihadisvara, uno de los más bonitos de India dedicado a Shiva. Nos sorprendió gratamente este lugar por su amplitud y tranquilidad

. Los curiosos que piden fotos son infaltables, pero pudimos sentarnos un buen rato tranquilas, solas, a la sombra y observar la arquitectura. No era agobiante como el ambiente del Rock Fort, seguramente porque éste está más apartado. Regresamos a Trichy con idea de pasar por el Sri Ranganathaswamy, pero ya era tarde

. Le dijimos a Karthik que en la mañana siguiente salíamos hacia
Madurai.
Nos dejó en el hotel, que era austero, limpio y sin bichos y a gusto nos dimos un baño en la “cagaducha” con agua caliente

. La cama era matrimonial, sin sábana encimera, no es de extrañar en los hoteles 3 estrellas de India. Le dimos uso a nuestras toallas de viaje como sábanas y aprendimos a llevar papel higiénico en la cartera ya que no suele haber en los hoteles económicos

. En los negocios te ofrecen papel higiénico cuando te ven cara de “turista en duda de qué comprar”

. Decidimos no bajar a cenar y nos arreglamos con unas galletitas que teníamos

, al día siguiente disfrutaríamos del desayuno que estaba incluído

.

Dosa, típico desayuno tamil (Trichy- Tamil Nadu)
Comenzamos el día con el
desayuno, o mejor dicho comencé, ya que Itxi se negaba a comer la
dosa y acompañamientos. Sólo bebió el chai y en el camino galletitas

. El tan ansiado desayuno era el
típico de los tamiles, la dosa con varios potecitos y chai (el té indio con leche y especies, a mi me encanta)

. Mi hija miró la bandeja con decepción. No probaba los guisados y desconfiaba en general de todo por miedo a pescar un desarreglo intestinal

. Así fue que volvió con varios kilos menos dando la impresión que su madre no la había cuidado…

Yo me atreví a todo, por el hambre y menos exigencias para comer. Me gusta la comida india y el picantito

.
Respecto al
chai nos llevó varios días entender el por qué lo sirven en jarrito y parte en el platito que lo sostiene. Es para mezclarlo y que no resulte tan caliente. Pensábamos que siempre lo traían volcado

.
El driver nos estaba esperando y había cumplido el pedido de mi hija, que apareciesen los
cinturones de seguridad para nosotras en el asiento de atrás

. Comenzamos el recorrido a Madurai.
En ese viaje comenzamos a conocer (y odiar) a nuestro driver
Karthik. Durante los 160 km nos torturó con la
bocina y música india, ambos insoportables para oir todo el tiempo

. Sé que en India tienen amor por la bocina, pero nunca había viajado tanto tiempo con alguien que no pasa dos minutos sin tocarla.
Los parlantes estaban en la luneta trasera, por ende, los teníamos pegados a nuestros oídos y esa voz chillona femenina taladraba los tímpanos

. Como agregado, nuestro driver tarareaba las canciones

.
El inglés de Karthik era inentendible, pero él estaba convencido que hablaba bien e insistía en conversar, Itxi lograba entenderle algo

, yo desistí.
Hacía calor y el aire acondicionado brillaba por su ausencia, así los aromas se hacían más densos

. Cada tanto
paraba el auto, reconozco que pedía permiso, se fumaba un cigarrillo y se iba tras un árbol a vaciar su vejiga. Subía al coche con un insoportable olor a cigarrillo

. No amagó fumar dentro del auto, ni se lo hubiese permitido. En esas paradas aprovechábamos a bajar el volumen de la música

, no nos daba descanso ni cuando bajaba. Pero al rato él iba subiendo el volumen

.
Interior del coche y sus “conexiones”
Luego de muchos kms tomamos coraje y le dijimos si podía
apagar la radio 
. También debíamos recordarle a cada rato
“slow please” ya que le gustaba apretar el acelerador, y el auto, distaba de resistir mucho. Los
llamados al celular eran contínuos

, como imaginan, hablaba mientras manejaba. Tenía un sonido de llamada que despertaba a un batallón de ejército y por ende nos alteraba. No nos explicábamos quién o quienes lo llamaban tan seguido.
Entre esos llamados estaba el de
Prabhu para ver cómo iba todo

. Nos veíamos en el dilema de decirle la verdad ó, como hicimos, decirle que “ todo OK”. Ya estábamos en medio del camino, Prabhu muy lejos en Jaipur, qué solución nos podía da

r?
Los cinturones de seguridad nuestros aparecieron porque Itxi le insistió en Trichy, de entrada no tenía.
El coche del primer tramo había sido diez puntos

, fue el que vio Prabhu, pero éste nada que ver. En mi viaje del 2013 también había tenido un coche muy bueno, limpio, chofer excelente. Eso me permitía comparar y saber cómo debía ser el servicio.
Yo aprovechaba los trayectos para buscar alojamientos y ver qué podíamos ver, pero con esa música constante era imposible concentrarme

. Karthik insistía en saber dónde nos alojaríamos, a dónde iríamos, pero yo lo iba definiendo en el camino. Me irritaba su insistencia, creo que se daba cuenta porque al hablar se dirigía a Itxi y no a mí

.
Al llegar a las ciudades o poblaciones le íbamos indicando en base al
MapsMe dónde estaba el hotel o por dónde había que ir y él repetía continuamente
“right or left” en lugar de bajar la velocidad o parar el auto mientras nos orientábamos.
Finalmente llegamos a nuestro nuevo destino,
Madurai 
.